domingo, 5 de agosto de 2018

"Carta Abierta a Los Catolicos Perplejos" 1981

Publicado el 30 jul. 2018
PROFETICO TEXTO DE LEFEBVRE: "Bien se comprende que ante semejante cambio de situación los católicos estén perplejos. ¡Pero tienen tantos otros motivos para estarlo! A medida que transcurrían los años los católicos vieron cómo se transformaban el fondo y la forma de las prácticas religiosas que los adultos habían conocido en la primera parte de su vida. En las iglesias los altares fueron retirados y sustituidos por una mesa, con frecuencia móvil y susceptible de ser escamoteada. El tabernáculo ya no ocupa el lugar de honor y la mayoría de las veces se lo ha disimulado en un pilar, a un costado: en los casos en que todavía permanece en el centro, el sacerdote al decir la misa le vuelve la espalda. El celebrante y los fieles están frente a frente y dialogan. Cualquiera puede tocar los vasos sagrados, frecuentemente reemplazados por cestos, bandejas, vasijas de cerámica; laicos, incluso mujeres, distribuyen la comunión que se recibe en la mano. El cuerpo de Cristo es tratado con una falta de reverencia que suscita dudas sobre la realidad de la transubstanciación. Los sacramentos son administrados de una manera que varía según los lugares; citaré como ejemplos la edad en que se recibe el bautismo y la confirmación, el desarrollo de la ceremonia y bendición nupciales, amenizadas con cantos y lecturas que nada tienen que ver con la liturgia, pues están tomados de otras religiones o de una literatura resueltamente profana, cuando no expresa sencillamente ideas políticas. El latín, lengua universal de la Iglesia, y el canto gregoriano desaparecieron de una manera casi general. La totalidad de los cánticos fue reemplazada por cantilenas modernas en la que no es raro encontrar los mismos ritmos que en las de los lugares de placer. Los católicos se vieron también sorprendidos por la brusca desaparición del hábito eclesiástico como si sacerdotes y religiosas tuvieran vergüenza de mostrarse como son. Los padres que envían a sus hijos al catecismo comprueban que ya no les enseñan las verdades de la fe, ni siquiera las más elementales-, la Santísima Trinidad, el misterio de la Encarnación, la Redención, el pecado original, la Inmaculada Concepción". *Monseñor Lefebvre responde a estas preguntas con un criterio personal de la Iglesia, que no pertenece al pasado ni está perimida, porque “la Verdad es de todos los tiempos, es eterna”. Éste es un libro polémico, pero también honesto y sincero, sobre un problema siempre actual, universal. http://syllabus-errorum.blogspot.com/...