Diez años de “matrimonio igualitario” en Argentina - Alejandro Sosa Laprida
Miles Christi - 24/07/2020
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El 15 de julio se cumplieron diez años de
la aprobación en Argentina del engendro jurídico denominado “matrimonio
igualitario” en la neo lengua orwelliana que practican los ideólogos del
“progresismo”. Aniversario infausto si los hay, de un evento en el que se
pretendió redefinir las nociones de matrimonio, familia, paternidad y
filiación. Casi nada. Y que le valió a nuestro país el muy dudoso privilegio de
haber sido el primer país latinoamericano en cometer este atropello a la razón.
El segundo en América, detrás de Canadá, y nada menos que el décimo en el
mundo. Lo que se llama ser un país de “vanguardia”[1], siempre pronto para
subirse al tren sin rumbo de la decadencia postmoderna.
Para “celebrar” el infausto evento, varios
edificios y monumentos emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires se revistieron
de los colores de la “diversidad sexual”, entre otros, el Congreso de la Nación,
la Casa Rosada, el Planetario y la Torre de los Ingleses. Decisión surrealista
es poco decir, puesto que, mientras la gente lleva ya más de cuatro meses de una
prisión domiciliaria arbitraria e intolerable, con las libertades de trabajo y de
movimiento suprimidas, los enfermos a la buena de Dios con la excusa de una
“pandemia” imaginaria[2], los niños
desescolarizados y los ancianos aislados de sus seres queridos, los iluminados
que nos gobiernan celebran orgullosamente el fatídico aniversario. No solo no
se ruborizan sino que se vanaglorian del supuesto “progreso”: uno queda atónito
ante tamaña insensatez.
Repasemos un poco los pormenores históricos
de este mamarracho legislativo. Para remontarnos a su origen inmediato,
escuchemos al activista Bruno Bimbi[3], un actor muy importante
en el proceso previo que condujo a la sanción de la ley. Sepan disculpar la
extensa cita que hago de su libro “El fin del armario”, pero es realmente
esclarecedora y permite comprender acabadamente la naturaleza corrosiva de este
proyecto “igualitario”:
“Cuando la Federación
Argentina LGBT decidió lanzar, en 2007, una campaña nacional por el matrimonio
igualitario, lo hizo no sólo por la importancia de los derechos materiales que
el matrimonio reconoce (…) sino fundamentalmente porque el debate social que
traería la posibilidad de ruptura de la exclusividad heterosexual del
matrimonio era fundamental para derrotar la hegemonía del discurso homofóbico.
Lo que se puso sobre la mesa no era sólo una disputa por el derecho a casarnos,
sino la oportunidad de producir un cambio radical en la percepción social sobre
la homosexualidad y otras diversidades de índole sexual. (…) El debate de la
ley fue más importante que la ley. Y la estrategia política y comunicacional de
la Federación sirvió para que fuese así. Desde el primer día, cuando fuimos con
María y Claudia al registro civil de la calle Montevideo para que les dijeran
que no se podían casar y poder llevar el reclamo a los tribunales con un
recurso de amparo, con el que esperábamos llegar a la Corte Suprema, todo fue
pensado para instalar el debate en la sociedad. Elegimos el día (14 de febrero -de
2007-, día de los enamorados), la forma de hacerlo (teatralizando en el propio
registro civil una escena nunca antes pensada en Argentina, que mostraba la
posibilidad del casamiento entre dos mujeres), las protagonistas (no fue casual
que las primeras fueran dos mujeres y no dos hombres, y que fueran ellas,
porque hacía falta que se tratara de activistas con formación, bien preparadas
para representarnos en los medios), y elegimos ir simultáneamente a la
justicia, al Congreso y al poder ejecutivo, presionando a la vez a los tres
poderes del Estado, aprovechando el contexto político que el kirchnerismo había
instalado y buscando a los medios de comunicación y los referentes públicos,
sobre todo del arte y la cultura, como aliados. Todo tenía una razón de ser.
(…) Hubo que decirle al gobierno y a la oposición (yo recuerdo habérselo dicho
al entonces ministro Aníbal Fernández, que siempre fue uno de nuestros aliados,
en una reunión en la Casa Rosada), que, si el Congreso aprobaba una ley de
unión civil, nosotros la impugnaríamos judicialmente y llegaríamos hasta la
Corte Suprema para declararla inconstitucional por segregacionista y
discriminatoria. No había plan B. Y para que no lo hubiera, era necesario que
estuviera claro que no era sólo una disputa por el derecho a casarnos, sino la
oportunidad de producir un cambio radical en la percepción social sobre la
homosexualidad, es decir, disputar valores, derrotar la hegemonía del discurso
homofóbico.”[4]
Luego
del primer intento fallido, con el dúo lésbico citado, Bimbi volvió a la carga,
esta vez con uno “gay”, integrado por Ernesto Larresse y Alejandro Vannelli. Fue
el primer dúo homosexual que “se casó” en el país tras la aprobación de la ley,
en la ciudad de Buenos Aires, el 30 de julio de 2010. Veamos lo que ellos narran
al respecto:
“Estábamos a fines de
mayo y en la charla con Bimbi salió que el 13 de junio cumpliríamos con Ernesto
31 años juntos, que tenemos hijos, nietos y nos cuenta que en febrero María
Rachid y Claudia Castro se había presentado en el Registro Civil a pedir turno
para casarse y se lo habían negado, por lo que ahora necesitaban a una pareja
de hombres para que los dos casos pasen a la Corte Suprema. (…) Decidimos
hacerlo con el gran terror de que nos casaran porque nosotros éramos enemigos
del casamiento como institución, ¡y lo seguimos siendo! Yo abomino la
institución matrimonio que tiene que ver más que nada con el patrimonio. Todo
esto es por política porque queremos que salga la ley para que todos los
homosexuales seamos ciudadanos de primera como lo son los heterosexuales. Fue
por militancia no porque me divierta mucho entrar en la institución matrimonio
-comentó Ernesto-”[5]
A
confesión de parte, relevo de prueba: desprecio total de la institución del
matrimonio, motivación odiosamente caprichosa y de carácter puramente
ideológico, con la única finalidad de que se reconozca su “normalidad” y la
sociedad otorgue derechos fantasiosos a los homosexuales para que puedan
tranquilizar sus conciencias.
Pero el primer “casamiento” homosexual en
Argentina tuvo lugar antes de la sanción de la ley, el 28 de diciembre de 2009,
en Ushuaia, capital de Tierra del Fuego, gracias al decreto emitido por la
gobernadora de la provincia, Fabiana Ríos[6], que acató el fallo de
inconstitucionalidad de los artículos 172 y 188 del Código Civil, emitido por
la jueza Gabriela Seijas, que el 13 de noviembre de 2009 había declarado inconstitucionales
esos artículos, por establecer que “el matrimonio debe realizarse entre un
hombre y una mujer.”[7]
Larresse y Vannelli, primeros beneficiarios del
“matrimonio igualitario”
Cabe
destacar que Ríos pertenecía al partido ARI, de la muy “católica” Elisa Carrió.
Ríos fue denunciada ante la Justicia por haberse arrogado funciones ajenas a su
competencia -“abuso de autoridad”- cuando aceptó tratar y luego dio lugar a un
recurso administrativo presentado por Freyre y Di Bello, contra la decisión del
Registro Civil de Ushuaia rechazando el pedido de casamiento. Según la fiscal,
Karina Echazú, el único recurso posible contra esa decisión era un amparo
judicial (instancia a la que recurrieron sin éxito Freyre y Di Bello), pero no
el recurso ante el propio Poder Ejecutivo. Pero Ríos “hizo lugar al planteo de los contrayentes en cuestión de horas,
previo asesoramiento mediante dictamen de Eleonora De Maio, la secretaria de
Gobierno, y luego emitió el decreto que dispuso la autorización para el
casamiento, en contra de la primera postura adoptada por el Registro Civil. De
Maio emitió el dictamen que le aconsejó a la gobernadora autorizar el
matrimonio igualitario sobre la base de una sentencia dictada por un juez de la
Capital Federal, que -según los denunciantes- no era aplicable en Tierra del
Fuego.”[8]
Ríos y De Maio fueron sobreseídas en febrero de 2011 por la jueza María
Cristina Barrionuevo.
Veamos
ahora los sórdidos entretelones de esta maniobra, de la cual la mentira, el
engaño y la manipulación más desvergonzada constituyen la substancia. Cito una
nota del diario La Nación, que
refiere un diálogo entre Bimbi, Rachid y Freyre, del cual extraigo lo esencial:
“Bimbi: -Necesitábamos
dos hombres o dos mujeres que presentaran el próximo amparo en capital, en el
fuero contencioso administrativo, y se prepararan para, si todo salía bien, ser
los primeros en casarse. Pero no había candidatos. Freyre: -José y yo estamos
dispuestos a hacerlo. Rachid: -¿José y vos están en pareja? Freyre: -Eso no
importa. Esto es un compromiso militante y la Federación necesita que alguien
lo haga. Nosotros no les tenemos miedo a las cámaras, tenemos experiencia en el
manejo con los medios, somos activistas desde hace muchos años y nos sabemos el
discurso de memoria. Después, si nos tenemos que casar, nos casaremos, que todo
sea por la causa. Bimbi: -Si alguien se entera y publica que ustedes no son
pareja, perdemos toda la credibilidad y todo el mundo se nos va a poner en
contra. Freyre: -Eso no va a pasar. Y si pasa, nosotros lo vamos a negar a
muerte. Además, aunque no seamos novios, nos queremos de verdad y hemos cogido
mil veces. Eso lo saben todos los que nos conocen.”[9]
Di
Bello y Freyre se separaron en 2014 y se divorciaron en 2015.[10] Ahora bien, si el fallo
de inconstitucionalidad dictado por la jueza Seijas en noviembre de 2009
hubiese sido apelado[11] por el gobierno de la
ciudad de Buenos Aires, la “boda” no habría podido celebrarse. Pero el jefe de
gobierno porteño, Mauricio Macri, decidió no hacerlo[12], por estar de acuerdo con
dicha sentencia. Esto fue lo que declaró entonces:
“Siento que esto es un
paso adelante, porque acá lo que hay que aprender es a vivir en libertad, sin
vulnerar los derechos de los otros. (…) En este caso, es el derecho de la gente
a ser feliz, en base a sus propias decisiones. (…) Tenemos que aceptar esta
realidad de que el mundo va en esta dirección. (…) Estoy contento que el
gobierno no apele. Y espero que sean felices.” [13]
El
PRO incluso publicó un tweet en tono triunfal, jactándose del hecho[14]:
“En el 10º aniversario de
la Ley de Matrimonio Igualitario, recordamos esta decisión pionera de
@mauriciomacri que abrió el camino a la igualdad. Celebramos este aniversario y
seguimos trabajando para una Argentina más libre y diversa: Tweet de Mauricio
Macri @mauriciomacri del 13 nov. 2009: No apelaremos el fallo sobre matrimonio
gay. - http://bit.ly/no-apelaremos matrimoniogay.”[15]
Pero
Macri no fue el único político “católico”, supuestamente opositor al
kirchnerismo, que favoreció el “matrimonio” homosexual. Su aliada, Elisa
Carrió, conocida por su catolicismo “practicante”, hizo otro tanto,
absteniéndose de votar en la cámara de diputados, a sabiendas de que la
adopción de la media sanción era un hecho seguro, pero dejando bien en claro
que, si su voto hubiese sido definitorio, habría votado a favor. Eso fue lo que
dijo en su discurso de la sesión especial del 4 de mayo de 2010 acerca de las
modificaciones al código civil sobre matrimonio.
“Si mi voto faltara para
que esos derechos existan, yo, con un enorme dolor, votaría afirmativamente.
(…) Señor presidente: voy a pedir permiso para abstenerme, con el absoluto
convencimiento de que esto no elude. Yo hubiera podido votar en contra y quedar
bien con la Iglesia; hubiera podido votar a favor y quedar bien con la
comunidad. Pero yo no quiero quedar bien con nadie. Yo sólo quiero explicar la
tensión y solicitar permiso para mi abstención, que favorece absolutamente a
que la norma sea sancionada.”[16]
En
septiembre de 2013, con motivo de una conferencia dada en una parroquia del
partido de San Isidro, provincia de Buenos Aires, Carrió reafirmó su postura.
Esta fue su respuesta cuando la interrogaron acerca de su abstención de 2010:
“Me abstuve en el
matrimonio, y no podía votar, por la palabra (“matrimonio”), no por los
derechos (de los homosexuales). ¿Está claro? Me parecía tremendo votar en
contra cuando algunos que votaban en contra los estaban mandando al infierno. Y
la verdad que ni Jesús juzga, juzga Dios. En ese tema y en esos temas yo prefiero
al Adonai a ponerme en juzgador de la vida privada, de los dramas de los demás.
Yo creo que como legisladora no tengo mandato.”[17]
Su
partido, la Coalición Cívica ARI,
votó mayoritariamente a favor: 16 votos positivos, uno negativo y dos
abstenciones.[18]
En definitiva, quienes deberían haber presentado batalla contra el engendro
jurídico y la aberración moral que constituye el “matrimonio igualitario”, a
saber, la oposición “católica” liderada por Macri y Carrió, le brindaron su
respaldo. Si a esto añadimos la deserción generalizada del episcopado
argentino, que se contentó con emitir tibios comunicados recordando cuál es la
“realidad natural” del matrimonio, pero sin jamás atreverse a abordar la
cuestión de fondo, desde una perspectiva específicamente moral y religiosa, se
entiende por qué esta legislación, perjudicial para la familia y vejatoria de
los derechos de los hijos, ha podido sancionarse con tan pasmosa facilidad.
Menos
de dos años después llegaría la “frutilla del postre”, la ley de identidad de
género, en perfecta continuidad con su predecesora, por su negación de la naturaleza
humana y su voluntarismo prometeico.[19] Por ella se permite que
las personas “transexuales” sean tratadas de acuerdo a su identidad
“autopercibida”, inscriptas en sus documentos personales con el nombre y el “género
vivenciado”, y dispone que todos los tratamientos médicos de “adecuación a la
expresión de género” sean incluidos en el Programa Médico Obligatorio, lo que
garantiza una cobertura de las prácticas en todo el sistema de salud, tanto
público como privado.[20] La ley establece que se
reconozca la identidad de género “autopercibida”, aunque no corresponda con la
del sexo de nacimiento, y que se reconozca legalmente la identidad declarada. Por
tanto, cualquiera tiene derecho a rectificar su partida de nacimiento
manifestando su voluntad de hacerlo.[21]
La
Cámara de Diputados aprobó la ley por 167 votos a favor, 17 en contra y 7
abstenciones en diciembre de 2011 y el Senado lo hizo el 9 de mayo del año
siguiente, por 55 votos a favor y una abstención. Estas cifras son muy
significativas de la debacle espiritual, intelectual y moral de la clase
política argentina. En efecto, en un lapso de tiempo inferior a dos años, la
oposición prácticamente desapareció del mapa. Comparemos con las cifras del
“matrimonio igualitario” de 2010: 126 votos a favor, 110 en contra y cuatro
abstenciones en diputados, 33 votos a favor, 27 en contra y 3 abstenciones en
senadores. Al observar las notables diferencias registradas en tan poco tiempo,
más que de decadencia moral, hay que hablar literalmente de “caída libre”. En
2010, prácticamente la mitad de los legisladores consideraban anormal que Paco
y Pepe “se casaran”, pero, en 2012, a casi todos les parece perfectamente
normal que Pepe pueda convertirse en “Pepita” porque así le place. Ver para
creer…
Una
de los rasgos más perversos de esta ley es que, al igual que lo que sucede con
el protocolo nacional para la “interrupción legal del embarazo” (ILE), se
conculca totalitariamente la autoridad de los padres. En el caso de la ILE, las
menores, a partir de los 13 años, no necesitan la autorización de sus padres
para hacerse abortar[22], y con menos de 13 años,
pueden concurrir con “otro referente afectivo”, en caso de discrepancia con los
padres[23]. Cito el segundo párrafo
del artículo 5 de la ley de identidad de género, referido a los menores de
edad:
“Cuando por cualquier
causa se niegue o sea imposible obtener el consentimiento de alguno/a de los/as
representantes legales del menor de edad, se podrá recurrir a la vía sumarísima
para que los/as jueces/zas correspondientes resuelvan, teniendo en cuenta los
principios de capacidad progresiva e interés superior del niño/a de acuerdo con
lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061
de protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes.”[24]
Hay
que rendirse ante la evidencia: la casta política argentina se esmera en
“deconstruir” las principales realidades sociales y familiares, como si fuera
presa de un frenesí diabólico que la impulsara compulsivamente, en una fuite en avant demencial, a hacer tabla
rasa del pasado y a abolir todas las realidades naturales y cristianas que aún
subsisten. Por supuesto que esto no es un fenómeno propio de nuestro país, sino
que es impulsado a escala planetaria por todos los organismos mundialistas, carentes
de toda representatividad, usinas tecnocráticas del “hombre nuevo”, ciudadano
anónimo y desarraigado de un mundo sin fronteras, dócil receptor del
adoctrinamiento mediático de masas. Para ilustrar esto, veamos cual fue la
reacción de la ONU tras la sanción de esta ley:
Naciones Unidas felicitó
hoy al Estado argentino por la vigencia de la ley que garantiza el respeto a la
identidad de género, una normativa pionera en la región y que procura
“garantizar la igualdad, el respeto y la dignidad de las personas trans”. La
felicitación fue transmitida por la Oficina Regional para América del Sur del
Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
“Argentina ha dado un paso importante para garantizar la igualdad, el respeto y
la dignidad de las personas trans”, señaló Amerigo Incalcaterra, representante
regional para América del Sur de Acnudh. La ley, amén de ser pionera en la
región, “incorpora estándares internacionales de derechos humanos en términos
de accesibilidad, confidencialidad y universalidad”, destacó Incalcaterra. En
ese sentido, explicó el funcionario, la organización valoró la inclusión en el
Plan Médico Obligatorio de intervenciones quirúrgicas totales y parciales, así
como de tratamientos hormonales integrales.[25]
Luego
del voto del Senado, el presidente del bloque kirchnerista, Miguel Ángel
Pichetto, el mismo al que Mauricio Macri le propuso ser su vicepresidente en
2019, declaró que:
“el Congreso ha estado a
la altura y la responsabilidad de igualar derechos y de dar pasos para hacer
feliz a la gente (…); se trata de una norma reparadora, de la misma manera que lo fue la ley de matrimonio igualitario; vamos
mejorando como sociedad, porque nos permite ser un poco mejores y reconocer el
derecho de cada uno a hacer con su cuerpo lo que quiera.” [26]
Semejante
letanía de despropósitos me lleva a interrogarme: ¿Qué se le puede decir a una
persona según la cual las leyes del “matrimonio” homosexual y de “identidad de
género” nos hacen “mejorar como sociedad”? ¿Qué puede esperarse de un dirigente
convencido de que cada cual es dueño de “hacer con su cuerpo lo que quiera”?
¿Qué futuro tiene un país cuya clase política avasalla la autoridad de los
padres sobre sus hijos, priva a los niños por nacer del derecho a la vida y, a
los ya nacidos, del derecho de tener un padre y una madre?
Las
raíces del mal son tan profundas y están tan arraigadas en la mente del hombre
moderno que, desde una perspectiva humana, no se ve cómo podría revertirse la
situación. Quienes tienen en sus manos el destino de la Patria parecerían sufrir
de una ceguera incurable ante la verdad, y estar entregados en cuerpo y alma al
servicio del mal y a la promoción sistemática de la mentira. Debemos comprender
que estamos asistiendo a lo que nos fuera anunciado por San Pablo, cuando, al
hablar de los últimos tiempos, dijo que los hombres “apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas” (2
Tim. 4, 4). También me vienen a la mente las palabras finales del libro de
Daniel, referidas a los tiempos escatológicos: “Muchos serán purificados y acrisolados, y quedarán limpios, pero los
malvados perseverarán en su maldad.
Ninguno de ellos comprenderá nada, pero los sabios comprenderán todo.” (Dn.
12, 10).
Esta situación que padecemos no es
exclusiva de nuestro país, lo repito. La dimensión del mal presente, en su
triple faceta espiritual, intelectual y moral, es universal, y anuncia indudablemente
el advenimiento próximo del Hombre de Pecado, de cuya ominosa opresión seremos
finalmente liberados por Nuestro Señor Jesucristo en persona, con motivo de su
gloriosa Parusía. Mientras tanto, velemos y oremos, para que, en estos tiempos
aciagos, podamos perseverar en la fe, en la esperanza y en la caridad, a la
espera de que se cumpla la promesa divina: “Los
hombres prudentes resplandecerán como el resplandor del firmamento, y los que
hayan enseñado a muchos la justicia, brillarán como las estrellas, por los
siglos de los siglos.” (Dn. 12, 3).
Para
mayor información:
[1] “Como antecedente a esta
normativa, y base fundamental para el reconocimiento legal y social de la
diversidad, el 12 de diciembre del 2002 en la ciudad de Buenos Aires se aprobó
el proyecto de Ley de Unión Civil presentado por la Comunidad Homosexual
Argentina (CHA). De este modo, Buenos
Aires se convirtió en la primera jurisdicción de América Latina en legalizar la
unión civil entre personas del mismo sexo. La Legislatura porteña promulgó
la unión civil para parejas del mismo sexo, una norma que garantizaba algunos
de los derechos del matrimonio excepto el de adopción o herencia. Con esa deuda
pendiente, la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) insistió ante el Congreso
con otra propuesta que los incluyera, en 2005, pero no prosperó. “
[2] Acerca de la supuesta pandemia:
[3] “Como secretario de relaciones
institucionales de la Federación Argentina LGBT, Bimbi fue uno de los
responsables de la estrategia política que llevó a la aprobación del matrimonio
igualitario, y luego coordinó junto al activista brasileño João Júnior la campaña
que conquistó ese derecho en Brasil. (…) En Argentina, el matrimonio
igualitario es heredero de reformas anteriores por debate público, como el
juicio a las juntas y la ley de divorcio vincular: el primero preparó a la
democracia para otras reformas que vendrían después y la segunda fue
fundamental para discutir la separación de la iglesia y el Estado. El
movimiento LGBT aprendió mucho del movimiento feminista y el movimiento feminista completa el círculo aprendiendo del LGBT en
su campaña por el aborto legal, que toma mucho de la retórica, los símbolos y
los argumentos del debate del matrimonio igualitario, como nosotros
retomamos antes cosas del feminismo, del movimiento, negro y de derechos
humanos.” https://www.telam.com.ar/notas/202007/488850-el-debate-del-aborto-legal-es-heredero-de-la-discusion-por-el-matrimonio-igualitario.html
[6] "Técnicos del Inadi y de la gobernación entendieron
que no casarlos viola tratados internacionales de derechos humanos que rigen
por encima de las leyes locales, según nuestra Constitución. Previamente, José
María hizo cambio de domicilio a Ushuaia, donde ya había estado
trabajando", detalló Morgado. Tras el cambio de domicilio, los novios
solicitaron turno al registro civil de Ushuaia, que rechazó el pedido, según
especificó a La Nación la presidenta de
la Federación Argentina de Lesbianas, Gays,
Bisexuales y Trans, María Rachid. Entonces, Freyre y Di Bello interpusieron
un recurso jerárquico, para que la instancia administrativa superior reviera la
negativa del registro civil. La decisión recayó en Ríos. La defensa de la
gobernadora de Tierra del Fuego del matrimonio homosexual no resulta nueva.
Ayer, Rachid recordó que Ríos ya había expresado su posición cuando presentó
ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación un amicus curiae en el expediente en que ella y Claudia Castro también
reclaman contraer matrimonio. (…) "Sabíamos que el gobierno de Tierra del
Fuego, con el antecedente de la sentencia firme de la jueza Seijas, iba a hacer
honor a la Constitución nacional y los derechos humanos de Alex y José María.
Decidimos venir hasta acá para intentar nuevamente que la autoridad local
respete el derecho humano de igualdad ante la ley que debe ser garantizado a
cualquier persona. La Argentina da así un paso histórico: el de reconocer la
igualdad jurídica a una pareja del mismo sexo por primera vez en América
latina", dijo Rachid al término de la ceremonia. La Nación intentó obtener declaraciones de Mauricio Macri, pero, en
su lugar, voceros del gobierno porteño aprobaron el casamiento porque, en su
opinión, "reforzó las libertades individuales" y consideraron que fue
"una lástima que en la ciudad no se hubiera podido hacer". https://www.lanacion.com.ar/sociedad/sorpresa-el-casamiento-gay-se-celebro-en-ushuaia-nid1216481/
[11] “Quedó claro que Mauricio Macri no
apelará el fallo que habilita a una pareja de dos hombres a casarse por civil.
Al no apelar, el martes la sentencia quedará firme y los novios podrán firmar
su amor ante un juez y convertirse en el primer matrimonio gay de Latinoamérica.”
https://www.clarin.com/ediciones-anteriores/macri-dio-fuerte-respaldo-matrimonio-homosexuales_0_HJNgYfdC6Kx.html
[12] “Una tensa reunión mantuvieron
ayer el jefe de gobierno, Mauricio Macri, y el arzobispo de Buenos Aires, Jorge
Bergoglio, respecto del apoyo que el mandatario brindó al matrimonio
homosexual, al no apelar una sentencia judicial que habilitó el casamiento de
la pareja de homosexuales Alex Freyre y José María Di Bello, por realizarse el
martes próximo. Fuentes cercanas a Macri y a Bergoglio coincidieron en que,
lejos de conciliar posiciones (la intención que motivó el encuentro), no hubo
acercamiento, ya que ambos mantuvieron posturas irreconciliables. También
señalaron los voceros que resulta incierto el futuro de la relación entre el
gobierno porteño y la Iglesia.” https://www.lanacion.com.ar/sociedad/tensa-reunion-entre-bergoglio-y-macri-por-el-matrimonio-gay-nid1203956/
[19] Cito, a título ilustrativo de lo
que digo, una ponencia de un congreso de Derecho Público de la Facultad de
Derecho de la UBA: “Dicha ley socava las estructuras de dominación sobre las
que esta cimentado el patriarcado heterosexista, toda vez que propone un nuevo
paradigma, donde las identidades y expresiones de género estarían construidas
por una multiplicidad de miradas y experiencias, y se oponen férreamente a la
imposición esencialista erigida sobre el pilar binario sexo genérico, con la
consecuente polarización y asimetría de los géneros. Es decir que dicha
normativa viene no sólo a reconocer derechos a colectivos altamente vulnerados,
sino que además promueve el
resquebrajamiento de la dicotomía varón/mujer, que sustenta la asimetría
política, cultural, económica y social.
Las leyes de matrimonio igualitario 26.618 y de identidad de género 26.743,
pueden ser nuestra punta de ovillo a partir del cual se inicia un proceso de
desintegración del paradigma binario sexo genérico. Es decir que al
detectar una de las grietas por las cuales el discurso jurídico inclusivo, de
reconocimiento de DDHH, horada tal estructura refractaria a cualquier cambio,
nos permite reapropiarnos del derecho entendiéndolo como herramienta de cambio,
promoviendo la diversidad y la inclusión.” Página 4:
http://www.derecho.uba.ar/institucional/deinteres/derechos-humanos-daniel-ditrano.pdf - Estas
son las ideas completamente delirantes y terriblemente perniciosas que
promueven nuestros irresponsables legisladores.
[21]Artículo 1º.- Derecho a la
identidad de género. Toda persona tiene derecho: a) Al reconocimiento de su
identidad de género; b) Al libre desarrollo de su persona conforme a su
identidad de género; c) A ser tratada de acuerdo con su identidad de género y,
en particular, a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan
su identidad respecto de el/los nombre/s de pila, imagen y sexo con los que
allí es registrada.
[22] “Todas las personas adolescentes de entre 13 y
16 años pueden brindar su consentimiento en forma autónoma si se trata de
prácticas que no representen un riesgo grave para su vida o su salud. (…) Sólo
en estas últimas situaciones será necesario, además de su consentimiento, el
asentimiento de sus progenitores.” http://www.msal.gob.ar/images/stories/bes/graficos/0000001792cnt-protocolo-ILE-2019-2edicion.pdf
[23] “Todas las niñas, es decir menores
de 13 años, podrán brindar su consentimiento con el acompañamiento de sus
progenitores, representantes legales, personas que ejerzan formal o
informalmente roles de cuidado, personas allegadas o referentes afectivos. (…)
Si existiera una negativa de progenitores, tutores o encargados de acompañar la
decisión de la niña, podrá ser acompañada para brindar su consentimiento por
otro/a referente afectivo. Si no existiera esta posibilidad, el conflicto debe
resolverse desde el equipo de salud teniendo en cuenta el interés superior de
la niña, la regla de no sustitución del consentimiento, y la aptitud de la niña
para decidir en base al desarrollo de su autonomía progresiva.”