NI PARACUELLOS NI KATYN. SIMPLEMENTE, ASESINATO PARALEGAL
NI PARACUELLOS NI KATYN. SIMPLEMENTE, ASESINATO PARALEGAL
La
“justicia” argentina, ayudada por una pandemia ha sentado un nuevo
precedente: la generosa aplicación del asesinato paralegal sin habeas
corpus y sin necesidad
de utilizar la “ley de fugas”.
En
estos 120 días de cautiverio que los argentinos llevamos cumplidos como
consecuencia de la ignorancia y estupidez de un vicario presidencial,
los personeros
de la venganza han encontrado la manera de acelerar su cometido, la
muerte de los presos políticos remanentes, el asesinato de aquellos a
los que aún las enfermedades etarias y las condiciones precarias de los
penales donde cumplen sus “condenas” no los han
enviado a la tumba.
Esta
presunta pandemia es una duda en sí misma, solo sabíamos con seguridad-
desde el inicio de la misma- dos cosas, la primera que ser anciano es
pertenecer
a un grupo de altísimo riesgo, la segunda que la mejor manera de que el
virus se propagara es en lugares donde el hacinamiento favorecería la
infestación.
Sabido
esto, las “autoridades”, argentinas, tanto nacionales como provinciales
se pusieron a la tarea de alivianar la carga de las cárceles donde la
vida de los
presos comunes- chorros, violadores y asesinos- corría peligro. ¿Eran
un grupo de riesgo?, dentro de los cánones sanitarios que este gobierno
de “científicos” maneja, la respuesta es no, todos los liberados tenían
menos de 45 años, porque en Argentina, cualquier
preso accede, cumplidos los setenta años a “prisión domiciliaria”.
Bueno, esto no es tan general,
para acceder a ella, deben demostrar que están presos por
delitos comunes, si están presos por defender a la Patria y a su pueblo,
lo que se espera de ellos es que se mueran en la cárcel.
La
verdad de los lugares donde son hacinados los presos políticos- Campo de
Mayo, Ezeiza y otros lugares de la República- es que no solo los jueces
no trataron
de bajar la cantidad de presos, sino que, aprovechando la cuarentena,
muchos de ellos “devolvieron” a los penales a presos políticos que
habían logrado esta condición, generalmente acompañados de la broma
infame de que estarían mejor cuidados en los penales
que en su casa.
Hoy,
esa bomba esperada ha reventado, sin saber si hay más para estallar, ya
que, por ejemplo, en Campo de Mayo, donde ya ha habido veintiocho
infectados no se
testeó a todos los presos por falta de presupuesto para ver si hay
asintomáticos o no.
Una
catástrofe mundial ha habilitado a los jueces argentinos a cambiar su
oficio, ahora son verdugos tan funcionales a la venganza como los
gobiernos del rencor
y del resentimiento que hemos votado desde 1983 a hoy.
JOSE LUIS MILIA
Non nobis, Domine, non nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.
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