Pontífices hipócritas y sacrílegos. Por Cosme Beccar Varela
Estamos
sufriendo en estos momentos el astuto plan del demonio que aplican los
pérfidos para tiranizar a los hombres, hacerles perder la fe, sumirlos
en la angustia y en la desesperación. Nunca ocurrió en el país ni en el
mundo una obra de más refinada crueldad ni de la más descarada mentira.
En el número anterior de «La botella al mar» publiqué una carta de un
grupo de científicos dirigida a Fernandez, el usurpador presidencial, en
la cual se ponen en descubierto las mentiras en las que se basa la
«cuarentena» de cuatro meses (por ahora) que paraliza el país y lo lleva
a la quiebra, la desocupacion y el hambre.
Parece que hubiera escrito en el aire porque excepto dos o tres
lectores, nadie se dió por enterado del asunto, a pesar de su enorme
gravedad. En resumen, esa carta y los siete artículos anteriores de «La
botella al mar» denuncian la falacia de toda esta tragicomedia y la
total falta de seriedad de los datos en que se basa la continuidad de
este encarcelamieto de toda la población. Baste decir que las cifras de
contagiados y muertos por el virus son entregadas todos los días por una
funcionaria del ministerio de salud a cargo del asesino abortista
Ginés, pero jamás suministra una prueba o algún dato que permita
confirmar esas cifras a pesar de lo cual, estúpidamente, la gente les
cree y justifica la destrucción de sus libertades y de la economía del
país como si fuera un fenómeno natural e inevitable.
Un hecho más que sospechoso de toda esta farsa es que no se ha
nombrado ningún grupo de científicos independientes que examinen las
noticias del abortista Ginés.
En
el mundo, es la presión de la OMS, presidida por un comunista etíope,
amigo y asiduo visitante de la China comunista en la que empezó el
supuesto flagelo, con todo el peso de la ONU que lo respalda, la que
presiona para que los gobiernos se sumen a la tiranía de sus respectivos
pueblos con la misma falta de pruebas serias y nula intervención de
verificadores independientes.
Lo peor es que toda esta orquestación diabólica, está avalada y
sostenida por el mismo Papa que ha cerrado las iglesias y dejado a los
católicos sin misas, ni Sacramentos y sin auxilio espiritual. Bajo el
poder de este siniestro detentor de la sede de San Pedro cobran
actualidad las palabras que dijo la Santísima Virgen a la Venerable Sor
María de Agreda a principios del siglo XVII:
«Despierta en tu corazón lastimoso llanto de que en la Iglesia santa
tengan muchos sucesores los pontífices hipócritas y sacrílegos, que con
título fingido de piedad condenaron a Cristo (N: dicho en el curso de
las revelaciones sobre el inicuo juicio de Anás contra Nuestro Señor)…»
¡Dios quiera que hubiera muchos católicos que lloraran la tiranía del
Papa Bergoglio y rezaran para que Dios la haga cesar y elegir un Papa
santo! Mientras eso no ocurra seguirá la tiranía que padecemos, salvo
una intervención milagrosa de la Santa Madre de Dios que nos cuida y
protege.