Patrick Moore, Co-fundador de Greenpeace nos dice: “No hay
evidencia científica de calentamiento global antropogénico”
Eso ya lo sabíamos hace bastantes años, pero que lo diga alguien de Greenpeace se merece un hueco en este blog.
Un revelador testimonio sobre las mentiras del alarmismo climático.
Entre sus principales declaraciones, Moore manifestó lo siguiente:
“No existe
ninguna prueba científica de que las emisiones humanas de dióxido de
carbono (CO2 o anhídrido carbónico) sean la causa dominante del pequeño
calentamiento de la atmósfera de la Tierra a lo largo de los últimos 100
años. Si tal prueba existiera estaría puesta por escrito para que todos
pudieran conocerla. No existe ninguna prueba real, tal como se las
considera en la ciencia”.
“Estos juicios
(las afirmaciones y predicciones del Panel Intergubernamental para el
Cambio Climático de la ONU) se basan, casi en su totalidad, en los
resultados de sofisticados modelos de computadora diseñados para
predecir el futuro del clima global.
Como se ha hecho notar por muchos
observadores, entre ellos el Dr. Freeman Dyson del Instituto de Estudios
Avanzados de Princeton, un modelo de computadora no es una bola de
cristal. Podemos considerarlos sofisticados, pero no podemos predecir el
futuro con un modelo de computadora mejor de como lo haríamos con bolas
de cristal, tirando huesos o apelando a los dioses.
Quizás la forma más simple de dejar en claro la falacia de la “certidumbre extrema” es observar el registro histórico.
Con el registro histórico, tenemos un
cierto grado de certidumbre comparado con las predicciones sobre el
futuro. Cuando la vida moderna evolucionó hace algo más de 500 millones
de años, los niveles de CO2 eran más de 10 veces más altos que ahora, y
sin embargo la vida floreció en esa época.
Luego, hace unos 450 millones
de años, ocurrió una Edad de Hielo, y los niveles de CO2 seguían siendo
10 veces más altos que los actuales. Hay alguna correlación, pero muy
poca evidencia, para sostener una causalidad directa entre el CO2 y las
temperaturas a lo largo de los milenios.
El hecho de que hubiera tanto
temperaturas más altas como una edad de hielo cuando los niveles de CO2
eran diez veces más altos que los actuales contradice fundamentalmente
la certidumbre de que las emisiones humanas de CO2 sean la causa
fundamental del calentamiento global.
Hoy en día vivimos en un período
inusualmente frío de la historia de la Tierra y no hay ninguna razón
para creer que un clima más cálido pudiera no ser sino más beneficioso
para la humanidad y para la mayoría de las otras especies. Hay
muchas razones para creer que un pronunciado enfriamiento del clima
podría provocar resultados desastrosos para la civilización humana“.
Mientras tanto, las medidas
“ambientalistas” impulsadas por el alarmismo climático (impuestos al uso
de la energía y de los combustibles fósiles y trabas para el desarrollo
de los países más pobres) han logrado solamente la pobreza
energética en nuestros países desarrollados y el mantenimiento de las
condiciones miserables de vida que todavía subsisten entre los pueblos
menos afortunados del planeta.
Un ejemplo claro de esto lo podemos ver
en lo que el estado español gasta anualmente en la protección del medio
ambiente y del cambio climático (números oficiales de 2010, que son los
más cercanos que tenemos – ver aquí):
el 2,27% del Producto Interior Bruto, o sea la friolera de 24.120,81
millones de euros (en letras y para que quede más claro, son
veinticuatro mil ciento veinte millones de euros). Y todo ello para
combatir las emisiones de un gas (CO2) que no solamente no es
contaminante sino que es necesario para la vida (ver aquí) y para luchar contra un pretendido cambio climático causado por el hombre,
ignorando la realidad de que esos cambios han venido ocurriendo, por
causas naturales, a lo largo de toda la historia de nuestro planeta.
Patrick Moore (biografía en inglés) es un famoso científico y ambientalista, co-fundador y ex-presidente de Greenpeace. El 25 de febrero de 2014 presentó su testimonio ante el Comité de Medio Ambiente del Senado de los EE.UU.