¿Qué significa girar “a la derecha”? – Por Nicolás Márquez
Intentar
bajar parte de los subsidios demagógicos para morigerar la inflación.
Promover una regulación a fin de reprimir o aminorar los piquetes.
Acercarse a la comunidad internacional procurando recuperar el crédito.
Recomponer lo adeudado a Repsol tras el robo-confiscación de YPF para
mejorar la imagen internacional. Lanzar un plan de seguridad en la
Provincia más importante del país a fin de mostrar voluntad (al menos
como parodia) de combatir el delito. Reorganizar el INDEC acercando los
coeficientes inflacionarios a los guarismos verdaderos y así, junto con
varias otras medidas “incómodas” que el régimen ha tomado los últimos
meses, se ensayaría evitar que la explosión de la bomba populista le
estalle al gobierno mismo (especulando dilatarla y que le explote al que
asuma en el 2015) y es precisamente este cúmulo de medidas detalladas
lo que muchos periodistas y comunicadores progresistas describen
sintéticamente como “un giro a la derecha”.
Dejando a un lado el debate sobre el significado y la naturaleza de
la palabra “derecha”, todo indica que esta expresión, recurrentemente
demonizada hasta el hartazgo por oficialistas y “opositores”, es
utilizada como sinónimo de la aplicación de políticas antipáticas o, lo
que sería más o menos lo mismo, como una política ajustada a la realidad
tal como es y no en función de cómo se supone que debería ser, o mejor
dicho, en función de utopismos febriles o ficciones amables.
Vale decir, si girar a la “derecha” consiste en enfrentar los
problemas de la realidad en vez de negarlos, anestesiarlos o teorizarlos
culpando de los males vigentes a “los poderosos” (que nunca sabemos
bien quiénes son), por lógica estamos reconociendo que girar a la
izquierda consiste en alejarse de la realidad. Luego, como según
Aristóteles la “realidad” es la “verdad” y viceversa, advertimos que
acercarse a la derecha sería propender a la verdad y virar hacia la
izquierda arrimarse a la mentira. Esta y no otra es la conclusión a la
que nos fuerzan arribar los detentadores y promotores de los giros
linguísticos autóctonos.
Luego, obraría como un izquierdista el médico que al paciente grave
le prometa verbalmente un porvenir rosado, mientras a la vez le disfraza
sus dolencias corporales “emitiéndole” anestesia. Pero cuando la agonía
del paciente a la postre asome y la amenaza de muerte se torne
inminente, entonces el médico irresponsable y fantasioso debería bajar a
tierra y de apuro “derechizarse”, interviniendo a su paciente con un
doloroso e incómodo tratamiento invasivo, pero que a la vez le aumente
las chances de salvar al enfermo de la muerte.
El problema, en rigor de verdad, no es que la izquierda sea mentirosa
pero transitoriamente menos dolorosa y la derecha sea más realista pero
“insensible”, sino que si de antemano y desde el origen nos apegáramos a
la realidad tal como la concebimos en lugar de emborracharnos en una
abstracción financiada con plata ajena o artificial, luego no tendríamos
que soportar “ajustes” antipáticos.
Sería interesante que los que periodistas progresistas que critican
al gobierno y sugieren que éste está “girando a la derecha” (y no lo
dicen como mérito sino como crítica o sorna), aclaren que esto significa
aplicar políticas acomodadas a la verdad, amoldadas a la realidad y en
definitiva, emplear soluciones concretas ante problemas concretos.
Finalmente, vale decir que acercarnos a la verdad implica de alguna
manera enfrentarnos con nosotros mismos, lo cual es muchas veces
molesto, dado que es bastante menos inquietante vivir negando nuestros
defectos, debilidades y miserias escudándonos en excusas rebuscadas y
suposiciones embriagantes.
“¿Qué es sino cobardía ese no querer enfrentarte contigo mismo?” se
preguntaba con acierto San José María Escrivá de Balaguer, ante lo cual,
siguiendo esa máxima, en términos políticos los que no quieren
enfrentarse “consigo mismo” serían los que procuran escapar de la
realidad “girando hacia la izquierda”, eufemismo lingüístico y elegante
usado por los cobardes para no reconocerse como tales.
La Prensa Popular | Edición 275 | Lunes 21 de Abril de 2014
