ALEJANDRO SOSA LAPRIDA: CARTA ABIERTA A MONS. LIVIERES
Muy estimado Monseñor:
Sepa Usted disculparme por el
atrevimiento de escribirle respecto a su aceptación de la remoción de su
sede episcopal, pero me veo obligado en conciencia a hacerlo. Tenga a
bien igualmente perdonarme por el estilo espontáneo de esta misiva, pero
la urgencia de la situación es tal que me impide perder el tiempo en
cuestiones estilísticas.
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El motivo de este correo es simple, claro
y preciso: instarlo a que reconsidere su decisión. En su carta al
Cardenal Ouellet Usted descarta toda eventual «rebeldía», alegando la
debida obediencia a las «autoridades legítimas». Permítame decirle que
está cometiendo un tremendo error, cuyas consecuencias serán
catastróficas. A su Diócesis le está sucediendo exactamente lo mismo que
le ocurrió a los Franciscanos de la Inmaculada : la
destrucción pura y simple por intentar conservar la fe católica. Debe
comprender que está Usted en todo su derecho de resistirse a acatar esta
decisión arbitraria, odiosa, ideológica y totalitaria. Le diré aún
más : Usted tiene no sólo el derecho, sino también el deber de resistir,
dado que la fe y la salvación de su rebaño están en juego. Prima lex, salus animarum:
el derecho canónico está subordinado al deber supremo de custodiar, de
profesar y de enseñar la fe católica: ninguna autoridad eclesial puede
invocar la obediencia debida a la jerarquía para destruir una iglesia
particular.
Ni siquiera la persona que pasa ante los
ojos del mundo por ser el Soberano Pontífice. El cual no es, a mi
entender, más que un usurpador, un impostor y un destructor público de
la fe, un enemigo acérrimo y encarnizado de Dios, de la Iglesia y de la
salvación de las almas. Y al cual se le debe resistir públicamente, cara
a cara, sin contemplaciones ni miramiento alguno (cf. http://wp.me/p1ydz-8KW
), sin dejarse intimidar por la supuesta autoridad en la que este falso
profeta se escuda para terminar de derribar las últimas ciudadelas
católicas que todavía permanecen en pie en medio del campo de ruinas en
el que se ha convertido la Iglesia. No tema al qué dirán, Dios le dará
las gracias necesarias para soportar los ataques que su actitud
seguramente desencadenará. El lo reconfortará y lo sostendrá aquí abajo
en el transcurso de la prueba, y lo recompensará de manera
sobreabundante en la vida eterna, como a todos aquellos que Lo han
confesado públicamente y que han preferido dar testimonio Suyo sin
dejarse intimidar por las bajezas y los oprobios que les inflingen
insensatamente los adversarios de Dios y de la Iglesia, los esbirros de
Satán empurpurados, lobos rapaces disimulados bajo piel de cordero… Suyo
en Cristo Jesús y en María Santísima. ASL.
« ¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! Porque
por haber callado, el mundo está podrido. » (Santa Catalina de Siena)« Mis centinelas son ciegos, no tienen inteligencia. Son perros mudos que no pueden ladrar. Se acuestan, somnolientos, pues son amigos de dormir. » (Isaías 56, 10)
« Vi otra bestia que subía de la tierra : tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragón. » (Apocalipsis 13, 11)