Juzgado Electoral de La Plata: el gobierno optaría por la moderación y no habría invasión de La Cámpora
La designación de Laureano Durán -cercano al Ministro Julio Alak-
como subrogante en el estratégico Juzgado Federal Electoral de La Plata,
vacante por la muerte de Manuel Blanco, desató las mayores sospechas de
la oposición en su conjunto. Se trata del juzgado con competencia sobre
el 40% del padrón electoral nacional y, en una elección discutida voto a
voto, su intervención puede ser decisiva.
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A Blanco se lo recuerda por
dos cosas: su estrecha vinculación con Eduardo Duhalde y su política de
hacer equilibrio entre el gobierno y la oposición, que le dio excelentes
resultados.
La batalla por la designación de Durán se dará próximamente en el
ámbito del Consejo de la Magistratura. Mientras tanto, en la justicia
electoral platense se aguardaba ayer el desembarco de observadores de La
Cámpora, con la misión de monitorear el funcionamiento del juzgado,
donde predominan viejos funcionarios de línea. En el juzgado no se
esperan remociones de funcionarios importantes ni mucho menos un
desembarco masivo del oficialismo sino más bien un control light.
La vieja línea que gestiona este tribunal desde el ‘83 confía en
mantener su continuidad sobre todo por una razón: la complejidad del
tema electoral es enorme y Buenos Aires es el distrito más complicado
del país. La burocracia del juzgado creería que, a menos de un año de
las PASO, si el gobierno quisiera improvisar de cero podría encontrarse
con que la situación se le vuelva inmanejable. Por otra parte, ya
existen algunas garantías políticas importantes. Por ejemplo, la
Secretaria Electoral, María de Belén Vergara, no sólo tiene una larga
amistad personal con el apoderado del PJ Nacional Jorge Landau sino que
integraría su estudio jurídico. Más abajo en la escala jerárquica, tres
prosecretarios se reparten el trabajo. Uno de los mismos, Liliana Lucía
Adamo, habría sido en los últimos años fuente de innumerables conflictos
con distintos partidos, por lo que terminó siendo desplazada. Ahora, el
peso del trabajo, es decir el grueso de los expedientes partidarios,
están a cargo de otro de los prosecretarios, Daniel Darío Armellini, que
se caracteriza por su capacidad negociadora con las dirigencias
partidarias. Desaparecido Blanco, Vergara y Armellini son los
funcionarios claves del juzgado y con quienes Durán tendrá que negociar
si se afianza en su cargo.
Una Junta Electoral de bajo perfil
Curiosamente, el gobernador Daniel Scioli no consiguió hasta ahora
tener una influencia decisiva en este juzgado federal, donde la UCR y
obviamente el PJ oficial, cuentan con mejor ambiente. El caso es que la
política electoral bonaerense tiene otra columna y es la Junta Electoral
de Buenos Aires, un organismo administrativo que otorga la personería
política a los partidos para presentarse a la elección de los cargos
provinciales, lo que en alguna medida es más significativo, por su
cantidad, que el reducido cupo de cargos nacionales. De bajísimo perfil,
la Junta Electoral está integrada por representantes de diversos
organismos, entre ellos la Corte Suprema y el Consejo de la Magistratura
de la provincia. Está compuesta del siguiente modo: Presidente: Daniel
Fernando Soria; Vocal: Eduardo Benjamín Grinberg; Vocal: Dr. Francisco
Agustín Hankovits; Vocal: Dr. Claudia Angélica Matilde Milanta; Vocal:
Dr. Eduardo Raúl Delbés; Secretario de Actuación: Dr. Guillermo Osvaldo
Aristía; Secretario Administrativo: Dr. Adolfo Alberto Griffo. En este
grupo, la mayoría fueron designados durante la gobernación de Eduardo
Duhalde y convivieron durante una década con el kirchnerismo sin
integrar sus filas. Según una versión, la Casa Rosada no intentó
siquiera remover a estos funcionarios, en primer lugar porque nunca le
representaron molestia alguna y, lo más importante, para evitar que
Scioli quisiera meter cuchara y aprovechar para designar a hombres de su
confianza.
Así es que el sistema electoral en Buenos Aires se conforma como un
delicado mecanismo con dos terminales: el Juzgado Federal y la Junta
Electoral, en el cual el gobierno estaría en principio moviéndose con la
mayor cautela. El ministro de Justicia, Julio Alak, como viejo
conocedor de la justicia platense, aconsejaría seguir la política de la
prudencia y evitar invasiones al estilo de La Cámpora. “Si la justicia
electoral termina como Aerolíneas Argentinas -graficó un dirigente K- el
desastre político puede tener consecuencias inimaginables”.