lunes, 23 de febrero de 2015

Cardenal Kasper: Lutero forma parte de la “gran tradición” de la Iglesia

 Cardenal Kasper: Lutero forma parte de la “gran tradición” de la Iglesia
El Cardenal Kasper se ha venido destacando por sostener doctrinas contrarias a la enseñanza tradicional de la Iglesia en materia de familia
[Infocatólica] L’Osservatore Romano ha publicado varios extractos de un nuevo libro del cardenal Kasper, dedicado al papa Francisco. El Papa, según el purpurado alemán, es un radical en el sentido de poner énfasis en las raíces del mensaje del evangelio y el gozo que le acompaña. El Santo Padre, asegura «no defiende una postura liberal sino radical» y no es «tradicionalista ni progresistas». El Cardenal Kasper sitúa al actual pontífice en una lista de santos y doctores de la Iglesia entre los que incluye al heresiarca alemán Martín Lutero.
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Citando a Nietzsche, Sartre, Heidegger y otros escritos de los siglos 19 y 20, el cardenal Kasper asegura que el hombre moderno carece de alegría. El mensaje del Evangelio, que trae renovación y alegría, es la fuente de la que brota «toda doctrina cristiana y la disciplina moral».
Así como el Evangelio es la fuente de la doctrina, la caridad es la fuente de la vida moral, indica el purpurado. El énfasis del Papa sobre las raíces del Evangelio y de la caridad, sin embargo, no «elimina la así llamada verdad secundaria o incómoda,» ni muchas verdades «desechadas como menos vinculante.»
El cardenal Kasper añade que el énfasis del Papa en la centralidad de la proclamación del mensaje del evangelio y la vida de caridad, le sitúan dentro de una «gran tradición» que incluye, de diversas maneras, a San Agustín, San Francisco, Santo Domingo, Santo Tomás de Aquino, Martín Lutero y el Concilio Vaticano II.
Opinión de Lutero sobre el Concilio de Trento
Martín Lutero dijo lo siguiente sobre el Concilio de Trento, que ratificó la doctrina católica negada por  los protestantes:
“Habría que hacer prisionero al Papa, a los cardenales y a toda esa canalla que lo idolatra y santifica; arrastrarlos por blasfemos y luego arrancarles la lengua de cuajo y colgarlos a todos en fila en la horca… Entonces se les podría permitir que celebraran el concilio o lo que quisieran desde la horca, o en el infierno con los diablos”.
Tomado de “Lutero y la unidad de las Iglesias (Card. Joseph Ratzinger)”