El papel de los “moderados” en la decadencia de las costumbres
Leí tiempo atrás, en un diario chileno, un artículo de opinión titulado: “Aprender del pasado”.
Los “moderados”, miran el día de hoy, y no quieren ver el día de mañana.
A cada nueva osadía se estremecen un poco, y se adaptan enseguida,
formando la convicción de las cosas no irán más lejos
El autor decía que los conservadores del Siglo XX habían cometido el
error de no ser más abiertos y de no haber aceptado entonces cosas como
el fin de la censura; el control de natalidad, por medio de
anticonceptivos; el aborto, llamado “terapéutico”, que anteriormente
había sido legal, etc. Los acusaba asimismo de haber descalificado las
campañas de prevención del SIDA; de haberse opuesto a la equiparación de
los hijos legítimos a los ilegítimos, en fin de haberse escandalizado
con debates sobre temas como el de la eutanasia o de las uniones
homosexuales.
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El autor parece ver una gran coherencia entre todas estas cosas, y un
error en no aceptarlas, lo que nos habría impedido de entrar antes en
un mundo más “abierto”.
No nos detendremos a refutar todas estas cosas, sobradamente
reprobadas por la moral católica, sino que nos centraremos en explicar
cómo fue posible que los “conservadores” de hoy ya no compartan los
mismos valores o principios de sus antepasados.
Para explicar esta evolución, comentaremos un caso típico: la revolución indumentaria que se inició a comienzos del Siglo XX.
Al final de la I Guerra Mundial y bajo la influencia norteamericana, las mujeres comenzaron a cortarse el pelo a la garçonne, las faldas subieron, las mangas se encogieron.
Esta primera embestida encontró una reacción; y las faldas y mangas volvieron casi hasta el punto de partida.
En una nueva arremetida, la revolución indumentaria recuperó con sus
audacias el terreno perdido, y apareció de nuevo la reacción. Pero se
observa que la audacia era siempre mayor que la reacción, de donde las
modas fueron progresando en un avance de dos pasos hacia adelante y uno
para atrás. Así, hasta llegar a lo que se puede ver hoy en día en tantas
playas o incluso en nuestros centros urbanos.
¿Hasta donde llegarán las cosas?
Los “moderados”, miran el día de hoy, y no quieren ver el día de
mañana. A cada nueva osadía se estremecen un poco, y se adaptan
enseguida, formando la convicción de las cosas no irán más lejos
Ellos deben quedar indignados con estos comentarios, por considerarlos frívolos; como si el pudor fuese una frivolidad…
Se dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver. ¿Hasta donde
nos conducirá la actitud de todos estos “moderados” que caminan hace
tanto tiempo de espaldas al abismo?
¿De qué abismo se trata? Del abismo que Nuestra Señora anunció en
Fátima, en 1917, haciendo una especial referencia a las modas inmorales.
Ella afirmó que, si el mundo moderno no se convierte y hace penitencia,
“Rusia esparcirá sus errores por el mundo…Varias naciones
desaparecerán”, etc.
De hecho, se podrá pensar que el comunismo se acabó. Si bien es cierto que ha quedado patente su fracaso, similar a un spray
agotado pero que ya esparció sus errores: la destrucción de la familia,
por medio del divorcio, del aborto, las uniones libres, etc., como los
que el articulista preconiza. Estos objetivos son los que hoy el
socialismo “renovado”… acompañado por los “derechistas” renovados van
imponiendo a Occidente y al mundo.