La cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos
San Luis, Rey de Francia y cruzado
Verdades olvidadas
“Es de advertir que en este orden de cosas que pertenecen a la fe
cristiana hay deberes cuya exacta y fiel observancia, si siempre fue
necesaria para la salvación, lo es incomparablemente más en estos
tiempos.
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“Porque en tan grande y universal extravío de opiniones, deber es de
la Iglesia tomar el patrocinio de la verdad y extirpar de los ánimos el
error; deber que está obligada a cumplir siempre e inviolablemente,
porque a su tutela ha sido confiado el honor de Dios y la salvación de
las almas. Pero cuando la necesidad apremia, no sólo deben guardar
incólume la fe los que mandan, sino que cada uno está obligado a
propagar la fe delante de los otros, ya para instruir y confirmar a los
demás fieles, ya para reprimir la audacia de los infieles (S. Thom. II-II, Quaest. III, art. II, ad 2) .
“Ceder el puesto al enemigo, o callar cuando de todas partes se
levanta incesante clamoreo para oprimir a la verdad, propio es, o de
hombre cobarde, o de quien duda estar en posesión de las verdades que
profesa. Lo uno y lo otro es vergonzoso e injurioso a Dios; lo uno y
lo otro, contrario a la salvación del individuo y de la sociedad: ello
aprovecha únicamente a los enemigos del nombre cristiano, porque la cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos”.
Papa León XIII, Encíclica Sapientiae Christianae