domingo, 1 de marzo de 2015

La crítica de Brentano por Alberto Buela


La crítica de Brentano


Alberto Buela (*)


Existen al menos dos o tres temas dentro del desarrollo de la filosofía contemporánea que desde siempre han despertado nuestro interés, sobre todo por lo mal tratados que han sido, por los estudiosos, ensayistas y publicistas de todo pelaje.
El primero es la función que cumplió Franz Brentano como eslabón perdido de la filosofía contemporánea. Otro es la ambigua tarea de Jacques Maritain con relación al progresismo católico. Otro más es la demonización de Heidegger a partir de la guerra del Yon Kipur y no antes.
PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER ARTICULO

 Otro es la pérdida del vigor y rigor filosófico que experimentó la filosofía a partir de los años 60-70. Es entendible que a otros les llamen la atención otros temas.
Vamos a intentar responder en un mero bosquejo la primera de las cuestiones, dejando las otras para más adelante.
Los manuales al uso hacen comenzar la filosofía contemporánea a partir de la herencia de Kant a través del idealismo alemán con las figura de Fichte, Schelling y Hegel, seguidos por un cúmulo más o menos reiterativo de filósofos como Schopenhauer, Maine de Biran, Kierkegaard, Marx, Comte, Stuart Mill, Nietzsche para terminar en Husserl, Scheler y Heidegger. Un poco de Bergson y Sartre para que no se enojen los franceses.
Brentano trabajó en filosofía en forma continuada durante medio siglo, desde 1862, año en que se doctoró con una tesis sobre La múltiple significación del ente en Aristóteles, hasta 1914, año en que dictó su conferencia Versuch ubre die Erkenntnis (Ensayo sobre el conocimiento).
Él es contemporáneo de Nietzsche, Dilthey, Bergson, Peirce, Wundt, pero con el que se cartea, aun cuanto es mucho mayor que él, y tiene trato filosófico es con John Stuart Mill, sobre el que nos cuenta: “Habiendo aceptado yo su invitación a visitarle durante el verano en Aviñon, esperaba poder entenderme más fácilmente de palabra con él sobre estas y otras cuestiones (sobre el concepto de existencia como predicado) que había entre nosotros, y no insistí sobre este punto. Pero su repentina muerte frustró mis esperanzas”1
Brentano tuvo un gran discipulado pero no tuvo amigos filosóficos entre sus contemporáneos. De los nombrados ignora a Nietzsche, Bergson y Peirce y critica a Dilthey y Wundt. Es que el piensa siempre en términos históricos, sea hacia atrás criticando a Kant, Schelling y Hegel o hacia adelante, sosteniendo la productividad de la filosofía en la Viena de su tiempo. Lo cual por otra parte fue cierto y evidente. Baste recordar que Brentano es el primer aglutinador de lo que después sería el Círculo de Viena.
El estado o situación en que se encontraba la filosofía alemana cuando él comienza su tarea filosófica nos la pinta en una conferencia imperdible de 1893 sobre el porvenir de la filosofía cuando afirma: “Lo característico de nuestra hora es la ruptura total con nuestro pasado más próximo. Schelling cayó el primero, y rápidamente tras él Hegel, mientras que Kant se afirmaba y crecía en prestigio durante algún tiempo. Pero también hace más de un cuarto de
siglo dije yo que Kant iba descarriado y sus arbitrarias construcciones y su antinatural a priori constituyeron la raíz de las extravagancias de su sucesores. Hoy todo verdadero especialista se halla en realidad más o menos persuadido de ello, aunque no todos tengan por conveniente manifestarlo tan lisa y llanamente como yo lo hago”·2
En esa época, la del idealismo alemán, pululaban de hecho los sistemas con exhuberancia; los maestros segregaban por tomos los dictados de su sabiduría a propósito de todo los que se pudiera desear. Imperaba la arbitrariedad y la total incomprensibilidad. “Cuando yo me habilité en Wurzburgo en el año 1866 ocupaba la cátedra de filosofía un celoso discípulo de Schelling. El aula se hallaba abandonada y en sus puertas había un escrito con grandes letras, la mano atrevida de un estudiante: Fábrica de azufre” 3
Es que la filosofía había perdido su rumbo y se había transformado en una sucesión infinita de sistemas y postulados arbitrarios guiados por una gnosis perniciosa que terminó en la esterilidad intelectual más absoluta. Esto es lo que vio Brentano y denunció. Ya en 1899 en su conferencia sobre el concepto de verdad afirmaba: “Tengo a la filosofía de Kant por un error, que ha conducido a errores mayores y, finalmente, a un caos filosófico completo”4
Este caos filosófico del que nos habla Brentano tuvo como consecuencia dos reacciones: una, la de los neokantianos (Fechner, Cohen, Natorp, Windelband, et alii) que terminó con la creación de la Escuela de Marburgo y otra, la de Bentano que propuso la recuperación de un Aristóteles más allá de la escolástica., y que terminó en el Círculo de Viena, en la fenomenología(Husserl), en la axiología(Scheler) la psicología de la Gestalt(Stumpf), en el psicoanálisis(Freud), en la semiótica (Meinong) en lógica matemática (Twardowski).
Más allá de semejante cúmulo de influencias, tan ricas y tan diversas como no ha tenido ningún otro filósofo contemporáneo, el gran mérito de Brentano ante la fábrica de azufre del idealismo alemán, ha sido el realismo metafísico en su versión crítica y no ingenua como sucedía con la escolástica de su tiempo.
Este realismo metafísico está apoyado el apotegma que guió toda su tarea filosófica: “cuando hace un cuarto de siglo comenzaba yo en Wurzburgo mi actuación como docente de filosofía senté la tesis: vera philosophiae methodus nulla alia nisi scientiae naturalis est (el verdadero método de la filosofía no es otro sino el de la ciencia natural)”5 Por eso su principal obra lleva por titulo Psicología desde el punto de vista empírico (1874). En el mismo sentido afirma el comienzo de su Breve esbozo de una teoría general del conocimiento (1914):”ser no significa lo mismo que ser objeto; cosa no quiere decir lo mismo que objeto”6. O también al comienzo de su conferencia de 1874: “tratándose de asuntos filosóficos no puede haber más maestro que la experiencia”.7
Brentano representó la reacción de un filósofo a favor de la experiencia y en contra del idealismo, de “esos señores a los que se iba como a médicos
prodigiosos y que hoy se los abandona a sus artes como charlatanes reconocidos e incorregibles”8
Los kantianos echan a perder el edificio entero del conocimiento cuando reprueban los derechos fenoménicos de la percepción evidente. Para Brentano Hume acierta en este punto, pero luego lo arruina cuando sostiene que en las ciencias empíricas no existe impresión de causación y que la idea de causalidad en las cuestiones de hecho es algo que agrega la naturaleza humana a los datos puros e inmediatos de la impresiones.
Bentano se limitó a mostrar el origen empírico de nuestros conceptos, por ej. Los de causa, tiempo, sustancia, espacio; la certeza de algunas percepciones, la racionalidad de la inducción y la naturaleza negativa de los axiomas.
Uno de sus últimos trabajos contra los kantianos se titula ¡Abajo con los prejuicios!: aviso dirigido a nuestros contemporáneos para que se liberen de todo ciego a priori, conforme al espíritu de Bacon y Descartes.
Hemos afirmado en otras ocasiones que siempre nos ha llamado la atención que los mejores filósofos españoles del siglo XX se hayan prestado a ser traductores de los libros de Brentano: José Gáos de su Psicología, Manuel García Morente de su Origen del conocimiento moral, Xavier Zubiri de El provenir de la filosofía, Antonio Millán Puelles de Sobre la existencia de Dios. Y siempre nos ha llamado la atención que no se enseñara Brentano en la universidad.
El problema de Brentano es que ha sido “filosóficamente incorrecto”, pues realizó una crítica feroz y terminante a Kant y los kantianos y eso la universidad alemana no se lo perdonó. La universidad argentina, que es copia de aquella tampoco, por eso no se dicta.
Realizó una crítica furibunda a la escuela escolástica católica y eso no se le perdonó. Incluso se levantaron invectivas denunciándolo, que al criticar el concepto de analogía del ser, adoptó él, el de equivocidad. Un siglo después, el erudito sobre Aristóteles, Pierre Aubenque, vino a darle la razón negando, en un libro memorable y reconocido universalmente, Le problème de l´être chez Aristote (1962), la presencia en los textos del Estagirita del concepto de analogía.(si detrás de esto no está la sombra del viejo Franz, que no valga). Obsérvese, como me hiciera observar el mismo autor, que Aubenque demoró la publicación de su libro para coincidir en 1962 con los cien años de la publicación del de Brentano en homenaje a éste.
Polemizó con Zeller, con Dilthey, con Herbart, con Sigwart. Criticó a Kant, Descartes, Hume, Hegel, al mismo Aristóteles, y a Überweg. No dejó títere con cabeza. Sólo le faltó pelearse con Goethe. Fue criticado por Freud, que hizo tres seminarios con él y se portó como el zorro en el monte, que con la cola borra las huellas por donde anda. Husserl no solo tomó y usufructuó el concepto de intencionalidad sino también el de “retención” que es copia exacta de concepto brentaniano de “asociación original”, pero eso quedó bien silenciado.
Filosóficamente, esta oposición por igual al idealismo kantiano y a la escolástica de su tiempo le valió el silencio de los manuales y la marginalización de su obra de las universidades. Quien quiera comprender en profundidad y conocer las líneas de tensión que corren debajo de las ideas de
la filosofía del siglo XX, tiene que leer, forzosamente a Brentano, sino se quedará como la mayoría de los profesores de filosofía, en Babia.
Él es el testigo irrenunciable de la ligazón profunda que existe en el desarrollo de la metafísica que va desde Aristóteles, pasa por Tomás de Aquino y Duns Escoto, sigue con él y termina en Heidegger. No al ñudo, el Mago de Friburgo, realizó su tesis doctoral sobre La doctrina de las categorías y del significado pensando que era de Duns Escoto, cuando después se comprobó que el texto de la Gramática especulativa sobre el que trabajó, pertenecía a Thomas de Erfurt (fl.1325).
Nota bene:
El primero que realiza una exposición sistemática de la obra de Aristóteles fue Nicolás de Damasco entre el siglo I a.C. y el siglo I d. C. Es el primero que utiliza el término metafísica como disciplina y no a la manera de Andrónico de Rodas para designar los escritos que vienen después de la física.
Le sigue Alejandro de Afrodisias el más célebre de los comentaristas griegos, denominado “el exegeta”, quien en el siglo II d.C comenta: los primeros analíticos, tópicos, meteorológicos, el sentido y lo sensible y metafísica I a V. Sus comentarios sobre la Física, De caelo, de Generatione y Primeros Analíticos se perdieron. También encontramos a Temistio quien hace un comentario a la Metafísica. Luego de lo cual el aristotelismo desaparece como corriente y se funde en el neoplatonismo.
Porfirio en el siglo III d.C. realiza un comentario a las Categorías, que Boecio en el siglo VI d.C traduce al latín, y así el mundo latino trabaja hasta el siglo XII solo sobre dos tratados: Categorías y De interpretatione. Se destaca como el máximo comentador de Aristóteles en el siglo VI Simplicio que trabaja sobre Física, De Caelo, De Anima, Meteoros y Metafísica.
Saltando varios siglos vienen luego los grandes comentaristas árabes (Avicena y Averroes) y la traducción magistral de Guillermo de Moerbeke de la Metafísica de gran influjo en Paris y Oxford a través de los máximos comentadores medievales: San Alberto, Santo Tomás, Duns Escoto, San Buenaventura, Occam, et alii.
Saltamos a los siglos XVI y XVII con la aparición de la escolática española donde se destacan Suárez, Cayetano, Soto, que termina produciendo un gran amasijo de conceptos metafísicos, entre lo que sostiene Aristóteles y lo que sostienen ellos. Pero la segunda escolástica fue brillante (Vitoria, Molina et alii) en el derecho de gentes y la creación de Ius publicum europaeum.
El primero entre los contemporáneos en intentar una recuperación genuina del Estagirita fue el maestro de Brentano, Federico Trendelemburg (1802- 1872) quien comenta puntualmente el Organon. Pero fue Franz Brentano con sus trabajos Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles(1862), la Psicología de Aristóteles (1867), Aristóteles y su cosmovisión(1911), Sobre Aristóteles(1911), Aristóteles y su doctrina del origen del alma(1911), Historia de la filosofía griega(póstumo 1963), Doctrina de las categorías(póstumo1933), quien comienza el rescate del Aristóteles más genuino. Claro está, que él se apoya el ciclópeo trabajo filológico que Brandis y Bekker habían iniciado en Berlín en 1831 con la editio princeps de las obras completas de Aristóteles.
A comienzos del siglo XX, en 1923, Werner Jaeger produce su Aristóteles haciendo uso de la filología en su función genética, en el 62 Pierre Aubenque
edita su Problema del ser en Aristóteles y Enrico Beti su Filosofia del primer Aristóteles, y en el 66 Ingemar Düring su Aristóteles. El resto es historia reciente y conocida.
(*) arkegueta, aprendiz constante
buela.alberto@gmail.com
www.disenso.info