La crítica de BrentanoPRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER ARTICULO
Alberto Buela (*)
Existen al menos dos o tres temas dentro del desarrollo de la filosofía contemporánea que desde siempre han despertado nuestro interés, sobre todo por lo mal tratados que han sido, por los estudiosos, ensayistas y publicistas de todo pelaje.
El primero es la función que cumplió Franz Brentano como eslabón perdido de la filosofía contemporánea. Otro es la ambigua tarea de Jacques Maritain con relación al progresismo católico. Otro más es la demonización de Heidegger a partir de la guerra del Yon Kipur y no antes.
Otro es la pérdida del vigor y rigor
filosófico que experimentó la filosofía a partir de los años 60-70. Es
entendible que a otros les llamen la atención otros temas.
Vamos a intentar responder en un mero bosquejo la primera de las cuestiones, dejando las otras para más adelante.
Los
manuales al uso hacen comenzar la filosofía contemporánea a partir de
la herencia de Kant a través del idealismo alemán con las figura de
Fichte, Schelling y Hegel, seguidos por un cúmulo más o menos
reiterativo de filósofos como Schopenhauer, Maine de Biran, Kierkegaard,
Marx, Comte, Stuart Mill, Nietzsche para terminar en Husserl, Scheler y
Heidegger. Un poco de Bergson y Sartre para que no se enojen los
franceses.
Brentano trabajó en filosofía en forma
continuada durante medio siglo, desde 1862, año en que se doctoró con
una tesis sobre La múltiple significación del ente en Aristóteles, hasta
1914, año en que dictó su conferencia Versuch ubre die Erkenntnis
(Ensayo sobre el conocimiento).
Él es contemporáneo de Nietzsche,
Dilthey, Bergson, Peirce, Wundt, pero con el que se cartea, aun cuanto
es mucho mayor que él, y tiene trato filosófico es con John Stuart Mill,
sobre el que nos cuenta: “Habiendo aceptado yo su invitación a
visitarle durante el verano en Aviñon, esperaba poder entenderme más
fácilmente de palabra con él sobre estas y otras cuestiones (sobre el
concepto de existencia como predicado) que había entre nosotros, y no
insistí sobre este punto. Pero su repentina muerte frustró mis
esperanzas”1
Brentano tuvo un gran discipulado pero no tuvo
amigos filosóficos entre sus contemporáneos. De los nombrados ignora a
Nietzsche, Bergson y Peirce y critica a Dilthey y Wundt. Es que el
piensa siempre en términos históricos, sea hacia atrás criticando a
Kant, Schelling y Hegel o hacia adelante, sosteniendo la productividad
de la filosofía en la Viena de su tiempo. Lo cual por otra parte fue
cierto y evidente. Baste recordar que Brentano es el primer aglutinador
de lo que después sería el Círculo de Viena.
El estado o
situación en que se encontraba la filosofía alemana cuando él comienza
su tarea filosófica nos la pinta en una conferencia imperdible de 1893
sobre el porvenir de la filosofía cuando afirma: “Lo característico de
nuestra hora es la ruptura total con nuestro pasado más próximo.
Schelling cayó el primero, y rápidamente tras él Hegel, mientras que
Kant se afirmaba y crecía en prestigio durante algún tiempo. Pero
también hace más de un cuarto de
siglo dije yo que Kant iba
descarriado y sus arbitrarias construcciones y su antinatural a priori
constituyeron la raíz de las extravagancias de su sucesores. Hoy todo
verdadero especialista se halla en realidad más o menos persuadido de
ello, aunque no todos tengan por conveniente manifestarlo tan lisa y
llanamente como yo lo hago”·2
En esa época, la del idealismo
alemán, pululaban de hecho los sistemas con exhuberancia; los maestros
segregaban por tomos los dictados de su sabiduría a propósito de todo
los que se pudiera desear. Imperaba la arbitrariedad y la total
incomprensibilidad. “Cuando yo me habilité en Wurzburgo en el año 1866
ocupaba la cátedra de filosofía un celoso discípulo de Schelling. El
aula se hallaba abandonada y en sus puertas había un escrito con grandes
letras, la mano atrevida de un estudiante: Fábrica de azufre” 3
Es
que la filosofía había perdido su rumbo y se había transformado en una
sucesión infinita de sistemas y postulados arbitrarios guiados por una
gnosis perniciosa que terminó en la esterilidad intelectual más
absoluta. Esto es lo que vio Brentano y denunció. Ya en 1899 en su
conferencia sobre el concepto de verdad afirmaba: “Tengo a la filosofía
de Kant por un error, que ha conducido a errores mayores y, finalmente, a
un caos filosófico completo”4
Este caos filosófico del que nos
habla Brentano tuvo como consecuencia dos reacciones: una, la de los
neokantianos (Fechner, Cohen, Natorp, Windelband, et alii) que terminó
con la creación de la Escuela de Marburgo y otra, la de Bentano que
propuso la recuperación de un Aristóteles más allá de la escolástica., y
que terminó en el Círculo de Viena, en la fenomenología(Husserl), en la
axiología(Scheler) la psicología de la Gestalt(Stumpf), en el
psicoanálisis(Freud), en la semiótica (Meinong) en lógica matemática
(Twardowski).
Más allá de semejante cúmulo de influencias, tan
ricas y tan diversas como no ha tenido ningún otro filósofo
contemporáneo, el gran mérito de Brentano ante la fábrica de azufre del
idealismo alemán, ha sido el realismo metafísico en su versión crítica y
no ingenua como sucedía con la escolástica de su tiempo.
Este
realismo metafísico está apoyado el apotegma que guió toda su tarea
filosófica: “cuando hace un cuarto de siglo comenzaba yo en Wurzburgo mi
actuación como docente de filosofía senté la tesis: vera philosophiae
methodus nulla alia nisi scientiae naturalis est (el verdadero método de
la filosofía no es otro sino el de la ciencia natural)”5 Por eso su
principal obra lleva por titulo Psicología desde el punto de vista
empírico (1874). En el mismo sentido afirma el comienzo de su Breve
esbozo de una teoría general del conocimiento (1914):”ser no significa
lo mismo que ser objeto; cosa no quiere decir lo mismo que objeto”6. O
también al comienzo de su conferencia de 1874: “tratándose de asuntos
filosóficos no puede haber más maestro que la experiencia”.7
Brentano
representó la reacción de un filósofo a favor de la experiencia y en
contra del idealismo, de “esos señores a los que se iba como a médicos
prodigiosos y que hoy se los abandona a sus artes como charlatanes reconocidos e incorregibles”8
Los
kantianos echan a perder el edificio entero del conocimiento cuando
reprueban los derechos fenoménicos de la percepción evidente. Para
Brentano Hume acierta en este punto, pero luego lo arruina cuando
sostiene que en las ciencias empíricas no existe impresión de causación y
que la idea de causalidad en las cuestiones de hecho es algo que agrega
la naturaleza humana a los datos puros e inmediatos de la impresiones.
Bentano
se limitó a mostrar el origen empírico de nuestros conceptos, por ej.
Los de causa, tiempo, sustancia, espacio; la certeza de algunas
percepciones, la racionalidad de la inducción y la naturaleza negativa
de los axiomas.
Uno de sus últimos trabajos contra los kantianos
se titula ¡Abajo con los prejuicios!: aviso dirigido a nuestros
contemporáneos para que se liberen de todo ciego a priori, conforme al
espíritu de Bacon y Descartes.
Hemos afirmado en otras ocasiones
que siempre nos ha llamado la atención que los mejores filósofos
españoles del siglo XX se hayan prestado a ser traductores de los libros
de Brentano: José Gáos de su Psicología, Manuel García Morente de su
Origen del conocimiento moral, Xavier Zubiri de El provenir de la
filosofía, Antonio Millán Puelles de Sobre la existencia de Dios. Y
siempre nos ha llamado la atención que no se enseñara Brentano en la
universidad.
El problema de Brentano es que ha sido
“filosóficamente incorrecto”, pues realizó una crítica feroz y
terminante a Kant y los kantianos y eso la universidad alemana no se lo
perdonó. La universidad argentina, que es copia de aquella tampoco, por
eso no se dicta.
Realizó una crítica furibunda a la escuela
escolástica católica y eso no se le perdonó. Incluso se levantaron
invectivas denunciándolo, que al criticar el concepto de analogía del
ser, adoptó él, el de equivocidad. Un siglo después, el erudito sobre
Aristóteles, Pierre Aubenque, vino a darle la razón negando, en un libro
memorable y reconocido universalmente, Le problème de l´être chez
Aristote (1962), la presencia en los textos del Estagirita del concepto
de analogía.(si detrás de esto no está la sombra del viejo Franz, que no
valga). Obsérvese, como me hiciera observar el mismo autor, que
Aubenque demoró la publicación de su libro para coincidir en 1962 con
los cien años de la publicación del de Brentano en homenaje a éste.
Polemizó
con Zeller, con Dilthey, con Herbart, con Sigwart. Criticó a Kant,
Descartes, Hume, Hegel, al mismo Aristóteles, y a Überweg. No dejó
títere con cabeza. Sólo le faltó pelearse con Goethe. Fue criticado por
Freud, que hizo tres seminarios con él y se portó como el zorro en el
monte, que con la cola borra las huellas por donde anda. Husserl no solo
tomó y usufructuó el concepto de intencionalidad sino también el de
“retención” que es copia exacta de concepto brentaniano de “asociación
original”, pero eso quedó bien silenciado.
Filosóficamente, esta
oposición por igual al idealismo kantiano y a la escolástica de su
tiempo le valió el silencio de los manuales y la marginalización de su
obra de las universidades. Quien quiera comprender en profundidad y
conocer las líneas de tensión que corren debajo de las ideas de
la
filosofía del siglo XX, tiene que leer, forzosamente a Brentano, sino
se quedará como la mayoría de los profesores de filosofía, en Babia.
Él
es el testigo irrenunciable de la ligazón profunda que existe en el
desarrollo de la metafísica que va desde Aristóteles, pasa por Tomás de
Aquino y Duns Escoto, sigue con él y termina en Heidegger. No al ñudo,
el Mago de Friburgo, realizó su tesis doctoral sobre La doctrina de las
categorías y del significado pensando que era de Duns Escoto, cuando
después se comprobó que el texto de la Gramática especulativa sobre el
que trabajó, pertenecía a Thomas de Erfurt (fl.1325).
Nota bene:
El
primero que realiza una exposición sistemática de la obra de
Aristóteles fue Nicolás de Damasco entre el siglo I a.C. y el siglo I d.
C. Es el primero que utiliza el término metafísica como disciplina y no
a la manera de Andrónico de Rodas para designar los escritos que vienen
después de la física.
Le sigue Alejandro de Afrodisias el más
célebre de los comentaristas griegos, denominado “el exegeta”, quien en
el siglo II d.C comenta: los primeros analíticos, tópicos,
meteorológicos, el sentido y lo sensible y metafísica I a V. Sus
comentarios sobre la Física, De caelo, de Generatione y Primeros
Analíticos se perdieron. También encontramos a Temistio quien hace un
comentario a la Metafísica. Luego de lo cual el aristotelismo desaparece
como corriente y se funde en el neoplatonismo.
Porfirio en el
siglo III d.C. realiza un comentario a las Categorías, que Boecio en el
siglo VI d.C traduce al latín, y así el mundo latino trabaja hasta el
siglo XII solo sobre dos tratados: Categorías y De interpretatione. Se
destaca como el máximo comentador de Aristóteles en el siglo VI
Simplicio que trabaja sobre Física, De Caelo, De Anima, Meteoros y
Metafísica.
Saltando varios siglos vienen luego los grandes
comentaristas árabes (Avicena y Averroes) y la traducción magistral de
Guillermo de Moerbeke de la Metafísica de gran influjo en Paris y Oxford
a través de los máximos comentadores medievales: San Alberto, Santo
Tomás, Duns Escoto, San Buenaventura, Occam, et alii.
Saltamos a
los siglos XVI y XVII con la aparición de la escolática española donde
se destacan Suárez, Cayetano, Soto, que termina produciendo un gran
amasijo de conceptos metafísicos, entre lo que sostiene Aristóteles y lo
que sostienen ellos. Pero la segunda escolástica fue brillante
(Vitoria, Molina et alii) en el derecho de gentes y la creación de Ius
publicum europaeum.
El primero entre los contemporáneos en
intentar una recuperación genuina del Estagirita fue el maestro de
Brentano, Federico Trendelemburg (1802- 1872) quien comenta puntualmente
el Organon. Pero fue Franz Brentano con sus trabajos Sobre los
múltiples significados del ente según Aristóteles(1862), la Psicología
de Aristóteles (1867), Aristóteles y su cosmovisión(1911), Sobre
Aristóteles(1911), Aristóteles y su doctrina del origen del alma(1911),
Historia de la filosofía griega(póstumo 1963), Doctrina de las
categorías(póstumo1933), quien comienza el rescate del Aristóteles más
genuino. Claro está, que él se apoya el ciclópeo trabajo filológico que
Brandis y Bekker habían iniciado en Berlín en 1831 con la editio
princeps de las obras completas de Aristóteles.
A comienzos del
siglo XX, en 1923, Werner Jaeger produce su Aristóteles haciendo uso de
la filología en su función genética, en el 62 Pierre Aubenque
edita
su Problema del ser en Aristóteles y Enrico Beti su Filosofia del
primer Aristóteles, y en el 66 Ingemar Düring su Aristóteles. El resto
es historia reciente y conocida.
(*) arkegueta, aprendiz constante
buela.alberto@gmail.com
www.disenso.info