Jesús vendrá desde Oriente. Pero en el Vaticano han perdido el rumbo
La Santa Sede desautoriza al cardenal Sarah, quien quiere que
en la Misa los sacerdotes y los fieles estén todos “orientados hacia el
Señor”. Pero él no cede y relanza la propuesta. Desde Ratzinger a
Bergoglio, el incierto destino de la “reforma de la reforma”
ROMA, 14 de julio de 2016 – Fue el papa Francisco en persona, en el
2014, que quiso al cardenal Robert Sarah a la cabeza de la Congregación
para el Culto Divino, aunque después de haber depurado a la misma
Congregación de los funcionarios más en sintonía con el cardenal, gran
cultor de la tradición.
Pero entre Sarah y el Papa el entendimiento ha sido siempre difícil. Y
en los días pasados ha rozado la ruptura, según el comunicado trilingüe
difundido el lunes 11 de julio por la sala de prensa de la Santa Sede:
> “Es oportuno aclarar…”
El comunicado fue posterior a una audiencia celebrada dos días antes
entre Sarah y el Papa. Audiencia precedida a su vez, el 5 de julio, por
una conferencia del cardenal en Londres, que dio lugar a muchos rumores.
De esa conferencia, el comunicado dice que “algunas frases suyas han
sido erróneamente interpretadas como si anunciaran nuevas indicaciones
que difiriesen de las dadas actualmente en las normas litúrgicas y en
las palabras del Papa sobre la celebración de cara al pueblo y sobre el
rito ordinario de la misa”.
Y concluye diciendo:
“No están, por lo tanto, previstas nuevas directrices litúrgicas a
partir del próximo Adviento como alguno ha deducido impropiamente de
algunas palabras del cardenal Sarah, y es mejor evitar utilizar la
expresión ‘reforma de la reforma’, refiriéndose a la liturgia, dado que a
veces ha sido fuente de equívocos”.
Pero ese mismo día, en el que el Vaticano emitía este comunicado, el
cardenal Sarah relanzó a través del sitio web angloparlante “Sacra
Liturgia” el texto oficial y completo de su conferencia en Londres, en
inglés y en francés, subrayando que “no retiraba nada” de cuanto había
dicho:
La conferencia es para ser leída en su totalidad. Pero aquí basta
ante todo señalar que en ella Sarah atribuye justamente a un
entendimiento entre él y el papa Francisco esa expresión de “reforma de
la reforma” que el comunicado ahora habría dejado de lado:
“Tengo el placer de decir que cuando fui recibido en audiencia por el
Santo Padre en el pasado mes de abril, el papa Francisco me pidió que
estudiara la cuestión de una reforma de la reforma y el modo en el que
las dos formas del rito romano podrían enriquecerse recíprocamente”.
Y luego, sobre todo, quedó inmodificado el pasaje de la conferencia
que había hecho tanto ruido, respecto a la orientación de las
celebraciones litúrgicas:
“Quiero hacer un llamado a todos los sacerdotes. Quizás hayan leído
mi artículo publicado hace un año en ‘L’Osservatore Romano’ (12 de junio
del 2015) o mi entrevista concedida al semanario ‘Famille Chrétienne’
en el mes de mayo de este año. En ambas oportunidades dije que es de
fundamental importancia retornar lo más rápido posible a una orientación
común de los sacerdotes y de los fieles, dirigidos juntos en la misma
dirección – hacia el Este o por lo menos hacia el ábside – hacia el
Señor que viene, en todas las partes del rito en las cuales nos
dirigimos al Señor. Esta práctica está permitida por las actuales normas
litúrgicas. En el nuevo rito esa práctica es perfectamente legítima. En
efecto, pienso que una etapa crucial es obrar de modo que el Señor esté
en el centro de las celebraciones.
“Por lo tanto, queridos hermanos en el sacerdocio, les pido humilde y
fraternalmente que pongan en acción esta práctica dondequiera que sea
posible, con la prudencia y la pedagogía necesarias, pero también con la
certeza en cuanto sacerdotes, que es algo bueno para la Iglesia y para
los fieles. Vuestra valoración pastoral determinará cómo y cuándo esto
será posible, ¿pero por qué no comenzar el primer domingo de Adviento de
este año, cuando esperamos al ‘Señor [que] viene sin demora’ (cfr. el
Introito del miércoles de la primera semana de Adviento)? Queridos
hermanos en el sacerdocio, prestemos atención a las lamentaciones de
Dios proclamadas por el profeta Jeremías: ‘Porque ellos me volvieron la
espalda, no la cara’ (Jer 2, 27). !Dirijámonos de nuevo hacia el Señor!
Desde el día de su bautismo, el cristiano no conoce más que una
dirección: el Oriente. ‘Tú has entrado entonces – nos recuerda san
Ambrosio – para mirar a tu adversario, de quien has decidido renunciar
cara a cara, y ahora te vuelves hacia el Oriente, ad Orientem; porque el
que renuncia al diablo se vuelve hacia Cristo, lo mira directo a los
ojos’ (San Ambrosio, ‘De Mysteriis’)”.
El comunicado vaticano del 11 de julio da muestras de demoler esta
argumentación del cardenal Sarah, al citar un pasaje del Ordenamiento
General del Misal Romano del año 2002, que prescribe que el altar “se
construya separado de la pared, para que la celebración se pueda
realizar de cara al pueblo”.
Pero no dice que esta norma vale para las iglesias de nueva
construcción, mientras que para las antiguas se admite la erección de un
nuevo altar “versus populum” sólo cuando el altar antiguo orientado
hacia el ábside “haga difícil la participación del pueblo y no se pueda
trasladar sin detrimento del valor artístico”.
Y ni siquiera se advierte que la norma según la cual “el altar ocupe
el lugar que sea de verdad el centro hacia el que espontáneamente
converja la atención de toda la asamblea de los fieles” se aplica casi
siempre justamente a los nuevos altares construidos a posteriori, más
que contra los monumentales altares del pasado.
En efecto, Sarah ya había contestado las objeciones lanzadas por el
comunicado vaticano, en la entrevista concedida a “Famille Chrétienne” y
recordada por él en la conferencia, explicando cómo es “totalmente
legítima y conforme a la letra y al espíritu del Concilio Vaticano II”
la Misa celebrada hacia Oriente, y explicitando la profundísima riqueza
simbólica:
Pero sobre todo Sarah ya había dicho lo esencial en el artículo –
también recordado en la conferencia de Londres – publicado por él en
“L’Osservatore Romano” del 12 de junio de 2015, un artículo para él de
importancia capital, aunque traicioneramene mantenido en las sombras por
los órganos de información de la Santa Sede:
Entre otras cosas, escribió el cardenal en ese artículo programático
de su acción como prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos:
“Contrariamente a todo lo que se sostuvo a veces, es totalmente
conforme a la Constitución conciliar, y es absolutamente oportuno que
durante el rito de penitencia, el canto del Gloria, las oraciones y la
plegaría eucarística, todos – sacerdotes y fieles – giren juntos hacia
Oriente, para expresar su voluntad de participar en la obra de culto y
de redención cumplida por Cristo. Este modo de obrar podría ser puesto
en acto oportunamente en las catedrales donde la vida litúrgica debe ser
ejemplar”.
Para no hablar de cuán estimada por Benedicto XVI y por su “reforma
de la reforma” es la cuestión de la orientación de las celebraciones
litúrgicas, especialmente luego de la publicación en 2006 de un ensayo
por parte del liturgista anglo-alemán Uwe Michael Lang, con un prefacio
del mismo Joseph Ratzinger :
Respecto a esto dijo el cardenal Sarah en su conferencia de Londres:
“Me parece que es útil recordar lo que ya dije otras veces: el papa
Francisco me pidió que continuara con la extraordinaria obra litúrgica
emprendida por Benedicto XVI (cfr. el mensaje a la conferencia ‘Sacra
Liturgia’ del 2015 en Nueva York, en Estados Unidos). No se invalida la
visión de su predecesor porque tenemos un nuevo Papa. Todo lo contrario,
el Santo Padre Francisco tiene un inmenso respeto por la visión
litúrgica y las decisiones ejecutadas por el Papa emérito Benedicto XVI,
en fidelidad escrupulosa a las intenciones y a los objetivos de los
Padres del Concilio”.
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Entre las reacciones hostiles a la conferencia ofrecida en Londres el
5 de julio por el cardenal Robert Sarah – a parte de los tweets del
director de “La Civiltà Cattolica” y confidente del Papa, el jesuita
Antonio Spadaro –, se señala la del cardenal Vincent Nichols, arzobispo
de Westminster, quien al día siguiente escribió a sus sacerdotes una
carta para desalentarlos de celebrar la Misa orientados hacia Oriente:
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Una fricción anterior entre Francisco y el cardenal Sarah estuvo
referida a las modificaciones introducidas en el rito del lavado de los
pies, que el cardenal promulgó con la condición que fuese
contemporáneamente publicada la carta de la que resultaba que el que
imponía las modificaciones era el Papa:
En el libro “Dieu ou rien. Entretien sur la foi”, traducido en una
docena de idiomas, que en el 2015 ha hecho que el cardenal Sarah sea
conocido en el mundo:
Otro libro de su autoría estará a la venta a fines del verano, más directamente referido a la liturgia.
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Sandro Magister
[Traducido por José Arturo Quarracino. Artículo original]