Publicado Por Revista Cabildo Nº 118
Mes de Agosto 2016-3era.Época
NACIONALES
Manuel FERNÁNDEZ ARROJO
"Y en el mismo lodo, ¡todos manoseaos!"
Los viejos tangos, que no fueron
contaminados con la procacidad de los que nos legó y está legando el modernismo,
"tienen
un no sé qué... ¿viste?"
Quizás, con un poco de esfuerzo, no
resulte tan difícil descubrirlo, al menos para aquellos que ya hace muchos años portamos
canas y tuvimos el guiño del
Señor para nacer en Pompeya. Claro, en la
Pompeya de antes; que estaba
"identificada" -diríamos hoy con castiza pureza-, por gallegos y tanos laburantes, por criollos más o menos apegados al yugo y, por supuesto, por algunos conocidos "amigos de lo ajeno". Pero esto último, también era importante, conocer a los malandras. ¡Pobre de la sociedad que no los llega a distinguir! ¡Menudas
sorpresas se va a llevar! Nos atrevemos a
imaginar que sería tan complejo como no alcanzar a distinguir a las meretrices de las mujeres que no
lo son. Debe ser muy fácil... ¿o no?
En otras palabras: "siempre ha habido chorros". Pero antes eran "junados".
Ahora la cosa parece más compleja, ya que los malandrines han crecido exponencialmente en cantidad y
status social. Hoy cuesta más diferenciar lo que es "un afano", de
lo que es "un buen negocio". Ya no sólo
es una cuestión cuantitativa, también
es cualitativa. Señores, seamos realistas, no es lo mismo un arrebatador de barrio que empresarios como Cristóbal López o Lázaro Báez
(nos cuesta sí, ubicar en esas categorías,
especialmente en la segunda, al ex
vicepresidente Amado. .. ¿quizás un "punga"?). O acaso vamos a aceptar que "¡Cualquiera
es
un señor, cualquiera es un ladrón!" ¡De ninguna manera!
Fíjense, por ejemplo, el ímprobo trabajo que le está
costando al presidente
Mauri Macri lograr que se juzgue y condene a los malvivientes que durante una década
asolaron las
arcas públicas sin límite alguno. Ni las limpiezas energéticas en las que
se prodigó le han permitido ejercer los poderes del súper héroe que sus votantes le asignaron.
¿Y
qué es lo que impide este decidido acto de
justicia? ¿O acaso alguien, de buena
fe, puede creer que la fortuna
declarada -entiéndase bien;
declarada, ¿se entiende?-por la
familia Kirchner es fruto de la austeridad
y el ahorro? O que un empleado
bancario como don Lázaro Báez pueda
tener más de 250 propiedades y cada día le aparecen más, como a los alimentos naturales? ¿O que el chofer y el jardinero del
ex matrimonio presidencial hayan mutado en
poderosos empresarios por haber
trabajado horas extras? ¿O que Hebe de Bonafini, Milagro Sala, Sergio Schoklender y sabe Dios cuántos más, hayan manejado honestamente millones y millones de pesos de los argentinos?
¿O
que Cristóbal López sea propietario
de infinidad de casinos, medios de comunicación masivos, bancos, etc., etc., etc, por sus solas cualidades
empresariales? ¿O que Julio de Vido y
Ricardo Jaime no hayan estado presentes en varios de los negociados, alguno de los cuales llegó
a costar muchas vidas de argentinos? Y la lista de preguntas sigue y sigue.
Pero, si así de grave es la cuestión, ¿quién lleva al
ministro Garavano a pedir "prudencia" a los jueces federales? (Varios
de los cuales militan
orgullosamente en el "Movimiento Nacional Oficialista", otra en la nostalgia de la década anterior y alguno al que debiendo haber sido echado y encarcelado, se le aceptó la renuncia
y hoy menea su lisonjera cola en bailes
sindicales). ¿Cuál la preocupación del ministro ante posibilidad que la ex presidenta vidte la "sórdida gayola"? ¿O acaso juzgamiento de las tropelías no en una de las
promesas del Hood Robin Mauricio?
Pero, a poco de
intentar désenrollar esta madeja, comienzan aparecer indicios, variados y concurrentes,
a contrapelo del
nuestro Código Civil y
Comercial, de que hay sociedad sino
es de dos. Efectivamente, baste
recordar el interés denunciado a los cuatro
vientos, Laura Alonso, titular de
la Oficina Anticorrupción, de hacer
público contrato suscripto
entre YPF Chevron que, por otra parte, ya la Corte había ordenado, sin suerte su publicidad.
Poco después de asumir cambió 180 grados su
discurso manifestó haber visto el
contrato que estaba todo bien. Juicio que nos despierta muchas inquietudes pues
Alonso no es ni abogada, economista y
mucho menos acreditó ser experta en cuestiones energéticas. ¡Y como fin de fiesta, el señor Galludo se retiró de la petrolera estatal con la friolera de 72 millónes de pesos!
¿En El Calafate habrá brindado
con champagne, como hicieron cuando se privatizó, vergonzosamente,
YPF -que fuera la empresa
de mayor facturación de América Latina-, durante el oprobioso menemismo?
Pero hay datos más concretos y alarmantes; por
ejemplo, que el contador
-no público, sino de dinero- Lázaro Báez, sería un virtual socio del señor
Angelo Calcaterra, a la sazón, primo del actual presidente y asiduo
beneficiario de la obra pública en tiempos del kirchnerismo. Algunos medios
consideran y la
realidad parece confirmarlo, que la petulancia postural del señor De Vido
-vinculado a una decena de causas de corrupción-, tiene sólidos basamentos: un
pacto con el macrismo,
impunidad a cambio de no recordar los "negocios" de Calcaterra y de Nicky
Caputo en la "década ganada".
Y hablando de Caputo, debemos recordar la moralizadora frase que citó el propio Mauri: "Yo le dije, ahora Nicky se acabaron los
contratos con el Estado". Lo que no sabemos es si eso se lo dijo
antes o después
que el actual gobierno le adjudicara una obra en la Comisión Nacional de Energía Atómica
-licitación N° 129/15-,
por apenas 800 millones
de pesos. Pero a no alarmarse, esta duda será revelada, seguramente, ahora
que Caputo vuelve
a integrar la "mesa chica" en el asesoramiento presidencial (si es que alguna vez dejó
de integrarla).
Dudas parecidas nos
genera la actitud con el señor Cristóbal López.
Está fuera de sospechas y ha sido saludable a la vida republicana, que se haya
estigmatizado el tratamiento por parte del señor Echegaray, de la deuda
de 8.000 millones de
pesos que el laborioso López mantenía con la AFP. Pero nos vino a la memoria
que, no hace tanto,
la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, con el voto del kirchnerismo y del macrismo,
le condonó a don Cristóbal una deuda tributaria de 2.000 millones de
pesos. ¿Algo
no se entiende, no? O quizás encuentre alguna explicación, si tenemos en cuenta
que las actuales autoridades de la AFP le han concedido generosos planes de pago al inescrupuloso empresario.
Y ya que hablamos
del señor
Echegaray, creemos
recordar que tenía
una muy buena relación con Mauricio, al punto de haberse considerado, muy
seriamente, su continuidad en el organismo recaudador. ¿La habrán
acordado en los periódicos almuerzos que tenían hasta diciembre de 2015?
Vaya uno a saber.
Pero no todas deben ser críticas que desalienten las esperanzas de los
argentinos. Veamos, por caso, lo ocurrido en
Lanús. Grindetti, el candidato de Cambiemos,
se impuso al señor Julián Alvarez, conspicuo integrante de La Cámpora que
llenó de una legión partidaria -tan inoperantes como él-, al Ministerio de Justicia, del cual era Secretario y promovió, sin suerte, la candidatura de su esposa como jueza provincial, insistiendo y haciéndola superar etapas a pesar
de su supino desconocimiento del derecho que quedó evidenciado en los
exámenes. Y para
los detractores de siempre, para aquellos que hurgan maliciosamente en la
búsqueda de debilidades, les decimos que, desde el mes de marzo de 2016, el
señor Grindetti no
se encuentra más en la lista de buscados por la Interpol por defraudaciones en Brasil.
¿Está claro? Eso sí,
pensamos que lo estaba cuando manejaba las finanzas de la Ciudad de Buenos Aires.
Podríamos y quizás,
deberíamos seguir,
pero ya tenemos en claro que "¡Todo es igual!, ¡nada es mejor!"
Y otra vez nos invade "Cambalache".
¡Qué
cosa "Cambalache"! ¿Se acuerdan?: "los inmorales nos han igualao".
Y
hablando de inmorales,
en el gobierno anterior, las diputadas Di Tullio y Norma Conti, estaban ansiosas por legalizar ese homicidio agravado por el vínculo, que se llama
aborto. En aquella oportunidad, según algunos medios, Cristina se negó
por encontrarse tendiendo
puentes con el Papa.
Justo es comentar que, para otros, ello obedecía a traumáticas situaciones
vividas. No es el objeto juzgarla por ello. Pero hoy tenemos nuevos portavoces:
el gurú de Mauricio,
Duran Barba "el que quiera abortar que aborte"¡ y a la señora gobernadora de la Provincia de Buenos Aires: "hay que debatir sobre el
aborto". ¿Qué hay que debatir,
señora? ¿Si legalizamos o no un homicidio
agravado por el vínculo y por
alevosía?
Pero hay algo más bajo esta suerte de acápite:
el matrimonio homosexual.
Y esto que quede claro para quienes quieren silenciar nuestro
pensamiento: los que quieran ser homosexuales, que lo sean -mientras no
resulte obligatorio-,
no pensamos en matarlos
como lo hacía el "heroico
Che Guevara". Lo que no compartimos, ni compartiremos jamás
-paradojalmente
como los aliados kirchneristas Evo Morales y Rafael Correa-, es que una
unión entre
ellos se considere un matrimonio.
Ahora bien, fue Macri el primero en ordenar que se consienta una sentencia
de un juez "municipal" que declaró inconstitucional
al régimen
del matrimonio, ya que "todos tenemos derecho a ser
felices" (menos
mal que todavía nadie se declaró enamorado de una oveja, como en la vieja
película de Woody Alien).
Y es la actual Vicepresidenta de la Nación la que manifestó que se había
opuesto al "matrimonio igualitario", pero que hoy reconoce que se
equivocó.
Comprenderán ustedes que "Igual que en
la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida...
¡Dale nomos,
dale
que va, que allá en el horno se'uamo a encontrar!"
Pero, si algo faltara en nuestro "Cambalache",
tiene que ver con la actitud de Francisco. Como si también debiéramos reconocer que "da lo mismo que sea
cura". Y
nos vamos
a ceñir exclusivamente a la audiencia que la ha concedido a Hebe de Bonafini.
Es verdad que no son
los sanos, sino los enfermos, los que necesitan ayuda. Pero para recibir la ayuda que
transmite el inmenso amor de Dios debe mediar, aunque el corazón no esté
educido, al
menos un espíritu de enmienda.
La señora Bonafini, que
lamentaba
no estuvieran los fusiles de sus hijos -cuya desaparición fue motivo de muchas dudas,
según diversas publicaciones-
en el museo de la "memoria selectiva", no sólo tiene muchas cosas
que aclarar en orden al desfalco de los "sueños compartidos" -por
pocos-, sino que fue y no ha demostrado dejar de serlo, una blasfema. De la
larga lista de aberrantes afirmaciones de esta persona, sólo citaremos aquella que, socarronamente, tuvo lugar cuando "tomó" la Catedral Metropolitana: "Habían
cerrado los baños y tuvimos que improvisarlos muy cerca del altar". O los cánticos de "Iglesia, basura, vos sos la dictadura". Sepa entender el lector, nos repugna seguir citando las atrocidades de este
personaje. Preferimos sacudirnos el
polvo de las sandalias, ya que Sodoma
y Gomorra serán juzgadas con más misericordia.
En síntesis, escribir más sobre todos estos
lamentables hechos, no cambiaría la sustancia de lo que pretendemos
transmitir. Nos han quedado en el tintero -eufemismo que sustituye al
"buche"- un montón de temas de igual o aún mayor importancia, entre ellos
el tratamiento que
ha dado este gobierno a los juicios de "lesa venganza". Con alguna serenidad de
espíritu, volveremos sobre ellos. Por ahora y sólo por ahora, nos dejamos
transportar a la vieja
Pompeya, la de tanos, gallegos y criollos más o menos apegados al yugo y recordar,
¿qué momento más
oportuno?, la frase final del tango que le dedicaran al autor de
"Cambalache": "No ves que están bailando! ¡No ves
que están de fiesta! Vamos que todo duele, viejo
Discepolín!" •