martes, 20 de febrero de 2018

Entrevista a Jorge Fernández Zicavo


Entrevista a Jorge Fernández Zicavo





Guerra Revolucionaria Argentina ¿una historia de.... o un ensayo sobre...?

Una, abreviada, “historia de”... porque, sorprendentemente, toda la bibliografía sobre la GRA es monográfica: historias o ensayos sobre MONTONEROS o el PRT (Gillespie, Daniel de Santis, entre otros). Biografías políticas, como la de Larraquy y Caballero sobre Galimberti o la de Bonasso sobre Cámpora. Los libros de Reato y Yofre… etc. Llevaba tiempo preguntándome sobre aquella insólita ausencia, hasta que un día me dije: “¿y por qué no la escribo yo? Concebí el libro en la modalidad “divulgación” o “iniciación a…” y, por lo tanto, buscando que fuera ágil, resumido y despojado de toda la terminología “científica” de los textos académicos. Por supuesto, sin menoscabo de respetar la estructura narrativa clásica (antecedentes, inicio, desarrollo, final) y pautas metodológicas (inmanencia, pertinencia, cronología, soporte documental…) de todo libro de Historia.



Mediante autoedición. ¿Lo ofreció a editoriales?

No. Después de dos amargas experiencias ni me molesté en hacerlo. Es verdad, lo que suele decirse: “Publican autores; no obras”. Afortunadamente pude recuperar los gastos de imprenta. Obviamente, salvo raras excepciones hay que olvidarse de obtener beneficios.

También lo publicó en soporte E.book

Sí. Interesante plataforma de difusión. La publicación en AMAZON es gratuita y te dan el 70% del precio de venta. El único gasto (poco, en comparación con el de imprenta) es la maquetación digital.

Dice que la dimensión real de aquella trágica década setenta es ignorada por dos generaciones de argentinos

Así es. Porque esas dos generaciones han sido educadas, manipuladas, “lobotomizadas” desde la infancia por el Relato izquierdista. Desde 1984, durante el Gobierno de Alfonsín (y ahora con Macri) los argentinos han sido sometidos durante veinticuatro horas a un lavado de cerebro planificado y sistemático digno del (paradójicamente) “1984” de Orwell. Lo absorben en la escuela primaria, en la radio y televisión que escuchan o ven en sus casas, en los comentarios de sus padres, en la calle, en boca de sus amigos, en todos los espacios públicos. En la adolescencia el proceso continúa en los colegios secundarios y luego en las universidades. En definitiva, el Relato histórico escrito por los terroristas que, en su condición de mercenarios de la Cuba castrista y de la Unión Soviética durante aquellos años de Guerra Fría, desencadenaron un Guerra Revolucionaria y/o Guerra Civil Revolucionaria y/o Guerra Popular, tras 32 años ya ha sido socializado: asumido e interiorizado como Relato único, por la mayoría del pueblo argentino. Ya es… opinión pública generalizada y “políticamente correcta”. Quien se atreva a refutarlo es considerado un fascista, defensor de genocidas, del terrorismo de Estado contra los "militantes populares", etc. Esta presión ambiental genera una exclusión social y una represión psicológica paralizante en quien disienta, tal como ha ocurrido y ocurre en los regímenes totalitarios. ¡Y todavía hay quienes creen que "1984" es una novela de ciencia ficción! ignorando que fue escrita por un marxista-trotskista muy comprometido (brigadista internacional en la Guerra Civil Española) para denunciar la política de terror y culto de la personalidad desatada por Stalin en la Unión Soviética.

Ante este panorama ¿qué posibilidades hay de revertirlo?

Francamente, muy pocas; pues haría falta implantar como política de Estado un contra-Relato que desprogramara a los ciudadanos tal como ocurre con las personas que son rescatadas de las sectas destructivas o criminales. Y ese contra-Relato debería ser tan sistemático y omnipresente como el actual, y estar activo las 24 horas del día durante otros 32 años; lo cual es impensable, porque ningún partido político estaría dispuesto a contrariar un Relato histórico ya socializado, electoralmente sería un suicidio. El poder social y político que ejerce este Relato único es enorme, y dañino como una plaga o pandemia. Acabamos de ver como Macri y su partido se han rendido a la presión y amenazas de las mafiosas y ultraizquierdistas organizaciones de Derechos Humanos a las que en su campaña electoral amenazó con ponerles unos tibios y vagos “límites” que ni siquiera se atrevió a especificar. Por no hablar de la continuidad de su Gobierno con los de los Kirchner, respecto a las víctimas del terrorismo y a los presos políticos.

En el aspecto formal del libro, llama la atención el ritmo y concisión de la escritura

Me alegra que lo diga porque ese fue el objetivo. Mi concepto estilístico del relato o narrativa histórica está muy influenciado por la síntesis y la sintaxis del periodismo: describir los hechos con oraciones cortas, centrándose en lo esencial. También admiro ciertas gramáticas cinematográficas “objetivistas”. Pero para quien, como yo, no es un escritor profesional, requiere mucho trabajo, agotadoras relecturas y correcciones que, llegado un punto, hay que terminar, sabiendo, claro está, que no has alcanzado la perfección buscada.

En la solapa del libro no menciona ser historiador. ¿Un lapsus?

Nooo (risas). Es porque, por diversas causas, no llegué a licenciarme. De todos modos, para historiar no es necesario tener titulación académica, basta elegir un tema, estudiarlo a fondo y escribir aplicando las reglas metodológicas de esta disciplina. Las facultades de Historia en las universidades europeas, algunas de las cuales tenían para entonces siete siglos de existencia, comenzaron a fundarse recién en torno a 1920. La titulación universitaria sólo confiere un status profesional, gremial, corporativo que habilita para ejercer la docencia o ser contratado como asesor en editoriales, etc. Historiador es quien escribe libros de Historia; de lo contrario, caeríamos en el disparate de decir que no hubo historiadores hasta 1920, dejando fuera a Estrabón, Tucídides, Heródoto, Gibbon, Polibio y otros muchos de la Antigüedad; o a los más cercanos de los siglos XVIII y XIX; o a grandes filósofos de la Historia como Kant o Hegel. Por todo ello, y para no tener que estar dando estas explicaciones "profesionales", nunca digo ser "historiador".

Para terminar, algunas concisas caracterizaciones de las organizaciones armadas

Montoneros

Mercenarios e impostores como “peronistas”. Me refiero, claro está, a la Conducción Nacional, no a la militancia, los llamados “perejiles”. Personajes con oscuro origen, oportunista trayectoria y siniestro final al servicio nada menos que del almirante Massera que ejecutó a unos 5.000 montoneros. Por datos e indicios que sería muy largo exponer, considero verosímil la hipótesis de que nacieron (Aramburu) como mercenarios de agentes de Inteligencia argentinos vinculados in-orgánicamente a la logia masónica italiana Propaganda Due. Carlos Manfroni, investigador del accionar de esta logia en Argentina, no lo duda, y aporta muchos datos y documentos oficiales del Senado italiano, tales como la lista de miembros de la P2 que incluye a Massera junto con López Rega, Lastiri o el general Suárez... ¡Mason! Un ejemplo de esta vinculación inorgánica serían los asesinatos de Aramburu y de Aldo Moro. Por supuesto, Perón también era un "hermano" de la P2, pero como ocurre en todas las logias masónicas, la identidad de determinadas personalidades se mantienen en riguroso secreto. Años antes de ingresar en la P2, estuvo vinculado con la logia masónica brasileña ANAEL, en la que también revistaba López Rega.

PRT-ERP

Como marxistas-leninistas eran doctrinalmente simplificadores, dogmáticos. Incluido Santucho, que pretendió el enloquecido proyecto de reproducir al pie de la letra la experiencia política y militar de los comunistas vietnamitas. El ERP fue encuadrado a semejanza del Ejército Popular creado por el legendario Nguyen Vo Giap que aniquiló al ejército expedicionario francés en la célebre batalla de Dien Bien Phu. Demás está decir, que fueron mercenarios de la Cuba castrista y, por lo tanto, también de la Unión Soviética. La incomprensible y delirante idea de desatar una guerra revolucionaria en Argentina, sin ninguna similitud con las condiciones objetivas de China y Vietnam (invadidas por ejércitos imperialistas, poblaciones analfabetas y campesinas, fuertes y arraigados partidos comunistas, etc.) sólo puede entenderse en el contexto de la “guerra fría” y en la frivolidad de una izquierda tradicionalmente de clase media y despreciada por una clase obrera mayoritariamente peronista, y por tanto, anticomunista.

FAR

Marxistas-leninistas de alto nivel teórico, debido a que la mayoría de ellos provenían del Partido Comunista. Formados militarmente en Cuba para ponerse a las órdenes del “Che” iniciando un foco guerrillero en Salta en cuanto su guerrilla se consolidara en Bolivia, aportaron a Montoneros sus mejores cuadros políticos y militares.

FAP

Peronistas “auténticos”. Izquierda peronista revolucionaria, heredera de la Resistencia contra la Revolución Libertadora que derrocó a Perón en 1955. En términos comparativos con ERP y Montoneros, militarmente operaron poco y la mayoría acabó ingresando en Montoneros. Tenían una difícil relación “fraternal” con el Peronismo de Base (PB) opuesto a la lucha armada.

FAL

También, marxistas-leninistas de alto nivel teórico y similar origen que las FAR: el PC. Pero hubo varios grupos operando bajo la sigla FAL. El más importante provenía del PC, y luego, de su escisión Partido Comunista Revolucionario (PCR). Los grupos FAL funcionaban en Red. A pesar de haber sido la primera “Orga”, operaron poquísimo, porque eran más políticos que militares. Su objetivo estratégico era que todas las organizaciones armadas confluyeran en un único partido marxista-leninista que tomaría el poder mediante una insurrección armada al estilo bolchevique, no mediante una larga guerra revolucionaria o guerra popular. Fueron muy eficientes en atracos a bancos y trenes pagadores para autofinanciarse. Sólo cometieron un asesinato en diez años: el del subcomisario de la PFA, Osvaldo Sandoval, que había torturado hasta la muerte a uno de los suyos tras el copamiento de un vivac en la Guarnición de Campo de Mayo.

Tengo entendido que aporta la mayor información publicada hasta ahora sobre las FAL

En efecto. Por ser la menos conocida de las “Orgas”, hasta el punto de ser llamada “la guerrilla invisible”, despertó mi interés y, tras complicadas gestiones, pude entrevistar a dos de sus miembros, así como a un ex “cuadro” del PCR que me explicó el proceso que derivó en la escisión FAL. El núcleo de las FAL, la rama más importante de la Red, fue el liderado por el médico Luis María Aguirre, que más adelante ingresaría en el ERP como responsable de un Frente sindical y militar con epicentro en la fábrica Peugeot, hasta morir en combate resistiendo su captura.

Por último, Perón... peronismo...

Jaja. Nunca pregunte eso a un argentino, porque terminará ingresando en una clínica psiquiátrica. Encontrará tantos millones de definiciones como de ciudadanos. Como decía con ironía mi querido amigo ensayista, literato e historiador Horacio Vázquez Rial, “¿Por qué no nos dejamos de joder y asumimos que sociológica e históricamente todos somos peronistas? Peronistas de izquierda, de centro, de derecha, radicales peronistas, socialistas peronistas, democristianos peronistas, católicos peronistas, agnósticos peronistas….”
Es que, como dice la única estrofa históricamente irrefutable de la Marcha Peronista… “Ese gran argentino que se supo conquistar a la gran masa del pueblo...”

Pero el avatar de la cuenta Twitter del Blog TERMIDORIANOS es una foto de Perón

Por su valor emblemático como contrarrevolucionario y anticomunista que no dudó en ordenar la aniquilación del apátrida terrorismo marxista. No es necesario ser peronista para reconocerle ese mérito. Fue una decisión de gran importancia histórica; propia de un presidente “estadista”. Algo desconocido en Argentina desde, grosso modo, 1914, año en que terminó la presidencia de Roque Sáenz Peña.

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23.01.2017