domingo, 24 de noviembre de 2019
Sermón Esjatológico (1966) - P. Leonardo Castellani
«Cuando veáis, pues, la
abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el
Lugar Santo (el que lea, que entienda), entonces, los que estén en Judea, huyan
a los montes; el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su
casa; y el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto. ¡Ay de las
que estén encinta o criando en aquellos días! Orad para que vuestra huida no
suceda en invierno ni en día de sábado. Porque habrá entonces una gran
tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni
volverá a haberla. Y sí aquellos días no se abreviasen, no se salvaría nadie;
pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días. Entonces, si
alguno os dice: "Mirad, el Cristo está aquí o allí", no lo creáis.
Porque surgirán falsos maestros y falsos profetas, que harán grandes señales y
prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. ¡Mirad
que os lo he predicho! Así que si os dicen: "Está en el desierto", no
salgáis; "Está en los aposentos", no lo creáis. Porque como el
relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del
Hijo del hombre. Donde esté el cadáver·, allí se juntarán los buitres. Inmediatamente
después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no
dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos
serán sacudidas. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y
entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del
hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. Él enviará a
sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus elegidos,
desde un extremo de los cielos hasta el otro.
De la higuera aprended esta
parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el
verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que Él
está cerca, a las puertas. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta
que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, per-o mis palabras no
pasarán. Más de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los
cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre. Como en los días de Noé, así será la
venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio,
comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el
arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos,
así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces, estarán dos en el
campo: uno será tomado, el otro dejado; dos mujeres moliendo en el molino: una
será tomada, la otra dejada. Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá
vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la
noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen
su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que
no penséis, vendrá el Hijo del hombre».
(Mt. 24, 15-44)
La Iglesia lee hoy un largo trozo central
del capítulo XXIV de San Mateo, llamado "el Sermón Esjatológico" y
también "el Apokalypsis sucinto". San Mateo oyó con propios oídos esta
Profecía de Cristo, no así los otros dos Sinópticos, Marcos y Lucas; que lo
reproducen abreviado y un poco arreglado el orden en Lucas -que veremos el
próximo Domingo, Dios mediante. La mitad del trozo que hemos oído se refiere a
la ruina de Jerusalén directamente; in
obliquo al fin del mundo; la otra mitad, al revés.
Este trozo comienza en el último
"Signo" de la Parusía, el Sagrario desolado; o sea, la abominación de
la desolación donde no debería estar. Los otros dos Signos son: el Evangelio
predicado en el mundo entero, y una gran persecución a los fieles, también en
todo el mundo. Pero antes destos Signos hay "Presignos", después de
los cuales viene la cláusula repetida por los tres Sinópticos: "Éstos son
los primeros dolores (de parto) pero todavía no es el fin". Son Presignos.
El fin no es un desastre inaudito y una
destrucción total, como nosotros enseñamos: es un nacimiento, el nuevo
nacimiento de Cristo y de su Iglesia. "Cuando veáis todos estos signos,
alegraos porque vuestra salvación está cerca". Tiene sus dolores, vaya si
no. Es un parto? -si Cristo usó la comparación, podemos usarlo nosotros.
Los Presignos son:
1º,
habrá guerras y rumores de guerra y pseudoprofetas.
2º,
habrá terremotos, inundaciones y pestilencias.
3º, se
volverá difícil la convivencia humana.
Deste último hablaré hoy; los otros dos
son obvios; y por cierto no faltan hoy en día.
"Y
porque pululará la injusticia, se anemiará la convivencia". Yo sé que
la Vulgata traduce: "Y porque
sobreabundará la iniquidad, se resfriará la caridad en muchos" -pero
más exacta es la primera traducción. La Biblia inglesa "King's Version" traduce: "el amor (no la "caridad") se entibiará en muchos": la convivencia, o sea, el apego natural,
es el primer grado del amor; y ese es significado de “agape” en griego.
¿Cómo andamos de convivencia? Los rusos
proponen "la convivencia" al mundo capitalista; el cual les hace
oídos de mercader. Si la proponen es que no existe. Lo que existe es lo contrario:
"reinará el odio", dice
Cristo.
Yo no sé, pero en mi vecindad no hay mucha
buena vecindad; hay una buena vecindad más o menos como entre Yanquilandia y la
Argentina; la convivencia anda enfriada, ¡qué digo! anda resfriada y con gripe;
que justamente significa eso en francés, malhumor, hurañez, inquina. Si nos
saludamos en el ascensor es mucho; hay agresiones de vez en cuando; y si no hay
más es porque estamos todos amansados; nos guardamos la ira y la venganza
adentro, no por virtuosos sino por blandengues, y se nos pudren adentro en
resentimiento. Hay un sacerdote viviendo allí, han muerto ya como 100 personas,
y ni a una sola se le ocurrió llamar a ese sacerdote -ni a ningún otro. Me
parece que por todo anda más o menos igual. El amor al prójimo está ocupadísimo
en sacar dinero al prójimo; al fin lo ayudamos a conseguir lo mejor. ¿No dijo
Jesucristo que la pobreza es lo mejor?
Si van a una conferencia del economista
Moyano Llerena acerca de los remedios de la inflación -es abundantísimo en remedios,
lo curioso es que la inflación no se remedia- verán Uds. que acaba diciendo que
para todo eso que dijo se necesita Solidaridá
(o sea, convivencia) y no hay solidaridá.
Días pasados a un auditorio de empresarios les dijo: “Lo que pasa es que los argentinos,
todos nosotros, por medio de cuñas, acomodos o coimas, procuramos conseguir del
Gobierno ventajitas para nosotros a expensas de los otros. Si buscáramos ventajas
nuestras que también fueran ventajas colectivas, muy bien; pero buscamos en
realidad privilegios; y el que viene detrás que arree. Esto los empresarios,
dice Moyano Llerena. ¿Y los obreros, dígame? ¿No hacen igual por medio de sus
huelgas y Sindicatos? ¡30% de aumento cada cuatro meses! Como dijo el gallego:
"En este mundu
enemiju
De nadie hemos de fiar.
Cada cual mire por
siju,
Y o por miju, tú por
tiju
Y pare usté de
contar".
La criminalidad aumenta. Uno me dijo:
"Parecería que, estamos viviendo en medio de ladrones" -¿En medio?
Más bien abajo de ladrones, pues los peores ladrones están arriba. Converse hace
un tiempo con un gran Comisario de la Plata, el Dr. Shoo (Dr. porque es también
Doctor en Filosofía) y me dijo más o menos:
"En tiempo de Fresco había menos
crímenes. Ahora el malevaje aumenta. Estamos en guerra abierta con los
criminales, como si fuéramos dos ejércitos beligerantes con los mismos derechos:
ellos matan policías y nosotros matamos malevos; e incluso ellos tienen
ventaja, porque nosotros no podemos tirar primero. Esto es injusto: nosotros
debíamos tener todas las ventajas y ellos las menos posibles. ¿Cómo se consigue
eso? En Inglaterra lo conseguían: 1º, el que mataba a un vigilante iba a la
horca a las 48 horas, como hay Dios; y 2º, a un ladrón que llevase armas, lo
consideraban asesino y lo castigaban por "asesinato frustrado" aunque
no las hubiera usado. Con esto los vigilantes andaban tan seguros que no
llevaban revólver, sólo portaban un bastoncito. Ahora me dicen que eso se
deteriora, que han suprimido la pena de muerte, y también la pena máxima por
hacer un robo llevando armas. Peor para ellos, que se embromen; es señal que
están en decadencia. Pero nosotros estamos peor.
-¿Y por qué en tiempo de Manuel Fresco
había menos malevaje y menos crímenes?
Suspiró.
-Creo que porque arriba había buen
ejemplo; arriba no robaban. Además Fresco (o sea su Jefe de Policía, Suárez
Pinto) armó a la policía igual o mejor que los ladrones; los cuales andaban con
las mejores armas producidas en Yanquilandia; y a todo policía inservible -no
sólo a los que se dejaban sobornar, sino a todo el que se mostraba cobarde- lo
despedía como por un tubo. Además Suárez Pinto nos decía que no tirásemos primero,
pero tampoco después; que tirásemos al mismo tiempo, es decir, al ver que el
malevo sacaba un revolver -o metía la mano en el bolsillo. En cambio ahora, la
tentación de tirar primero, de dejarse sobornar, o de hacerse la gallina
distraída con los maleantes peligrosos es grandísima".
Hasta aquí el Comisario Schoo. Esto
también destruye la convivencia. Un asesinato es el ultraje máximo a la
convivencia. ¿Pero no dice San Agustín que el ultraje máximo a la convivencia es
la mentira? No piensa San Agustín en el homicidio sino en el robo, la estafa y
las riñas: porque en la mentira estafamos al prójimo la verdad, que es más que
el dinero, más valiosa y necesaria.
Días pasados estuve en la redacción de un
diario, pensando en los mentirosos profesionales, que son casi todos los
periodistas; yo soy mentiroso profesional jubilado. Se puede mentir por muchos
móviles: por enfermedad (pseudólogos), por gusto, por un provecho propio, por
defensa propia (las mujeres y los curas) y finalmente por profesión
(periodistas). Mentimos sin culpa, porque tenemos que seguir la dirección del
dueño del diario; no la dirección del Director sino del dueño. Y la mentira
ataca la convivencia.
En suma, vemos que los economistas peritos
en remediar la inflación, después de muchísimas vueltas, gambetas y vericuetos,
al final van a terminar a un dominio que no es el dellos ¡la Moral! "Pero
todo esto requiere la aquiescencia de todo el pueblo, la solidaridad. Todo esto
requiere un gobierno fuerte y ejemplar arriba. Todo esto requiere, etc.,
etc.", decía el Jueves pasado Carlos Moyana Llerena, que sin duda es un
gran economista y un cordobés avispadísimo, a los Industriales y Comerciantes Mayoristas
de Artículos para el Hogar. En suma, se necesita Moral. ¿Y quiénes pueden crear
moral, los economistas? Nones. Crear moral puede solamente Dios, y su Esposa en
la tierra, la Iglesia. ¿Por tanto nosotros, que estamos en la Iglesia, estamos
en regla? Por supuesto, no son Uds. los que destruyen la convivencia: oír misa
y escuchar un sermón son actos de convivencia. "Una conferencia es un acto
de sociabilidad" –me dijo Vintila Oria. Según qué conferencia ... Si leen
la lista de conferencias de cada día en el diario "La Nación" verán
que la mitad son destructivas de la convivencia: conferencias de macaneo, de
herejías, de fetichismo literario o artístico, de religiones falsas, o de
degeneraciones, como la psicanálisis, el yoga, el fakirismo hindú, la
pseudoastrología, la teosofía y el espiritismo. Quizás soy fanático; bueno, un
tercio. Pero quiero decir que hay conferencias y conferencias: algunas son
actos de convivencia; otras son actos de conmoriencia.
Algo se puede hacer también fuera de la
Iglesia, con la ayuda de Dios; sobre todo enseñando; -con el ejemplo y la
palabra: enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, dar buen consejo al que
lo ha menester -las tres principales obras de misericordia más importantes que
la limosna. Que Dios tenga misericordia de nosotros y de nuestro país; que nos
devuelva almenas la convivencia o concordia social que aquí había -antes de que
estuviesen arriba los ladrones.
Leonardo Castellani: “Domingueras Prédicas” Artes Gráficas
Unión 1997. Argentina. Págs. 289,295.
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista