Los K, pandemia y cuarentena.
Por María Lilia Genta
La cuarentena más larga del mundo y de la historia viene
dando grandes réditos a los K. Los noticieros están casi exclusivamente
dedicados a brindarnos cifras, consejos y noticias sobre la pandemia si bien
debo reconocer que los noticieros anti K realizan excelentes notas entrevistando
a desdichados comerciantes que, por ejemplo, cerrarán sus negocios para siempre
después de haberles dedicado décadas de sus vidas.
Los K han decretado la
muerte de la clase media, se trate de chacareros, comerciantes, monotributistas
o profesionales: crónica de una muerte anunciada desde el principio por los
Grabois. Igualar para abajo, esa es la consigna, así todos se vuelven “pobres”
y dependen de las subvenciones del Estado para vivir. Es curioso: en los
setenta querían convertirnos en Cuba; hoy tienen como meta Venezuela.
Argentina se destacó entre los países de Iberoamérica por
sustentar su equilibrio social en una extensa clase media, alta y baja. El más
fuerte de los denominadores comunes de esta clase media fue ser dueño de la
casa en que se vivía; por supuesto en distintos niveles desde una casa suntuosa
a una modesta o a una chacra o una finca. Pero, repito, la propiedad privada
fue el denominador común.
Es de agradecer que algunos medios nos muestren esta muerte
de la clase media; pero al insistir tanto sobre la pandemia y la cuarentena
quedan oscurecidas noticias muy importantes que conforman el aprovechamiento
que los K sacan de esta situación. Algo escuché, pero no entendí bien en el
momento, lo que se dijo sobre el “dólar setenta” (así lo llamaron). Horas
después me llegó, por las redes, un video en que Gómez Centurión alertaba sobre
la decisión del Banco Central que decreta la excepcionalidad del “cepo”
cambiario en favor de los familiares de los guerrilleros “desaparecidos” en la
guerra de los setenta. Podrán sacar de sus cuentas en dólares la suma que
quieran y depositarlas en cuentas en el extranjero sin el gravamen del treinta
por ciento.
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BRILLANTE!!!! (cualquier parecido con la historia Argentina es pura
coincidencia)
Es claro que este tipo de ventajas y auxilios económicos y
fiscales no alcanzan a la fundida clase media. Menos aún a los familiares del
otro “bando”, el bando de los defensores de la Patria en los setenta. Quizás no
sea un olvido malintencionado. Tal vez hayan recordado que nosotros, los
familiares de civiles, militares, policías, asesinados por la guerrilla
marxista, no fuimos agraciados por suculentas indemnizaciones. Por lo menos
aquellos que conozco y yo misma no parecemos tener jugosas cuentas en dólares
ni aquí ni en el exterior. Quienes nos ayudaron en su momento y en los años
subsiguientes fueron, en el caso de los civiles, amigos entrañables y
compañeros de promoción en el caso de militares y policías.
Estamos tranquilos: al Estado no le debemos nada. Le hemos
dado, sí, la sangre de nuestros muertos.