jueves, 16 de julio de 2020

MOVILIZACIÓN DEL NACIONALISMO II

MOVILIZACIÓN DEL NACIONALISMO II




Por Marcos María Esquivel
Sigo con el tema de la nota anterior y sin animo alguno de pretender pontificar sobre nada sino de emplear mínimamente el sentido común digo que me alegra sobre manera ver el nacionalismo movilizado detrás de consignas justas que tienen tanto que ver con la conservación y defensa de nuestra Patria como del pueblo todo.
Manifestar por el fin del encierro irracional y contra la ruina de tantos compatriotas sin trabajo es lo mínimo que se puede hacer como argentino de bien. Manifestar y protestar contra este gobierno de la cipayeria mundialista que nos impone esta cuarentena sin fin y este mito de la pandemia no es manifestar en favor de Macri y su recua de ladrones de guante blanco, tan ladrones como los que gobiernan hoy. No es manifestar por la constitución de 1853 o en favor de una empresa vaciadora y evasora que extranjerizo millones de dólares argentinos. 

No es manifestar por la democracia que desde hace cuatro décadas nos viene destruyendo material y espiritualmente. Ni es llorar por el libre mercado conculcado por el socialismo, como lo hace el boludaje liberal. Es decir a voz en cuello que hoy tocamos fondo, que esto no es un movimiento anticuarentena como lo llama el periodismo basura por boca de sus payasos de los medios. Es la necesidad de otra Argentina que se junta primero por imperio de la circunstancia para luego continuar  de forma orgánica
Es manifestar por la salud de la Argentina (ya que la apelación a la misma hoy está de moda) es manifestar por los obreros despedidos, los comerciantes cerrados y fundidos, los chicos sin colegio, los templos clausurados y los pobres que en cuatro meses recibieron migajas para subsistir o son confinados con centinela a la vista. Es manifestar contra esa frase insidiosa de la “nueva normalidad que no es otra cosa que la miseria Francamente enorgullece ver al nacionalismo como “un ir directo a las cosas” que es lo que necesitamos de forma apremiante.
Lógicamente esa hermandad de la calle, lugar donde en definitiva se lucha y se dirime la política puede ser importante para posteriores acciones al interior del movimiento, como el hecho de estrechar filas y tender a lo que siempre a tendido fallidamente el nacionalismo, o sea la unión la conformación de un movimiento con un proyecto político claro que dará como resultado un programa concreto, creo humildemente que ello debe descansar sobre principios comunes que nos unen, dejando entre paréntesis otros que finalmente nos llevan a la ruptura y a divergencias sin fin. Para eso tendremos que tener en cuenta las palabras de un experto camarada:
"Al nacionalismo argentino lo mato Perón en los 40 y remató lo que quedaba en los 50... lamentablemente. Siguen habiendo nacionalitas pero con peso y organización política de consideración no hay. Yo estuve ahí y lo intente 12 años. Lamentablemente el peor enemigo del nacionalismo son otros nacionalistas. Normalmente la grieta Perón Si vs Perón No y Nacionmismo Católico si vs Nacionalismo Católico no... ni hablar el centralismo porteño... Y hoy los liberales se disfrazan de patriotas y nacionalistas, confundiendo aún más las cosas. Asi andamos… perdidos"
Queda bien en claro con ello que debemos dejar de lado al momento de intentar la unidad posible: el peronismo, sin hacer antiperonismo tan cerril como ridículo  y anacrónico y la religión sin apartarnos de los principios rectores que alumbraron nuestra nacionalidad e informan nuestra cultura.
A ello se agrega marginar a los delirantes y conspiracionistas partidarios de teorizaciones aberrantes que solo nos desacreditan como ya lo dijimos en el artículo pasado.
Una tarea ardua, difícil pero a todas luces acuciante para rescatar a una Argentina cautiva