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La Verdad libera al alma de la mentira.
30
Sábado
nov 2013
Sólo la Verdad libera de la maldad, del pecado, del error, del miedo a dar la cara por Jesús.
El mundo vive con miedo porque es esclavo del pecado, de la mentira de la vida.
El mundo no es libre porque en él está el Mentiroso que todo lo obra para crear mentira.
El mundo vive para engañar y hacer que el engaño sea la comida de
todos, el alimento de la vida, la obra de la vida, la mente a la que hay
que seguir.
Los hombres siguen a los hombres mentirosos, nunca siguen al que les dice la Verdad. Nunca.
Y eso es lo que pasa hoy en la Iglesia: se sigue a un mentiroso que
no ha sido capaz de decir una verdad en ocho meses de reinado en su
nueva iglesia.
Francisco es un mentiroso, pero para muchos es el asombroso hombre de la nueva evangelización.
Su pensamiento es claro: bebe la doctrina de la Nueva Era, que es el origen del satanismo.
La Nueva Era es sólo el pensamiento del demonio. No es otra cosa. Y a
muchos les agrada la Nueva Era en la práctica, porque está hecha por el
demonio para practicarla, no para hacer un sistema filosófico.
La doctrina de la Nueva Era es como la doctrina de Jesús. Si no se practican no sirven en la vida del hombre.
Para entender lo que es la Nueva Era hay que vivirla día a día. Sólo
así el hombre se va transformando en lo que quiere el demonio.
Y hay muchas almas que practican muchas cosas, que nacen de esa
doctrina, que no entienden la filosofía que practican, pero que se
llenan de demonios por el solo hecho de practicar eso.
El yoga, por ejemplo, es de la Nueva Era. Y ¡cuántos católicos lo practican como si fuera algo bueno!
El demonio es muy astuto con las almas. Presenta cosas buenas para el
hombre, que el hombre las coge porque son buenas, pero el hombre no
entiende lo que hay por debajo de esas cosas buenas.
Así siempre trabaja el demonio.
Por eso, en la Iglesia tenemos esta doctrina en Francisco. Él da
cosas buenas, palabras del Evangelio, obras buenas, pero poniendo la
doctrina del demonio, llevando al alma hacia esa doctrina.
Y esto produce de forma necesaria que el alma se despierte a la mente del demonio y se cierra a Dios.
Es una cosa inmediata, porque donde está Dios no está el demonio. Y
si el demonio reina en un corazón, no puede reinar Dios en él. No se
pueden servir a dos señores.
Esta doctrina de Francisco esclaviza a la Iglesia en la mentira. Y todos siguen esa mentira como si fuera una verdad.
La Iglesia se ha hecho esclava del demonio por haber rechazado la
Verdad, que es siempre lo que libera al alma, lo que le hacer ver y
entender para obrar el amor en su vida.
Una Iglesia engañada desde la renuncia de Benedicto XVI es una
Iglesia esclava en el engaño. Y no hay manera de salir del engaño sin
una Gracia de Dios.
Por eso, los hombres siguen sin ver. Ante la Cruz ignominiosa de
Francisco, los hombres no quieren ver la verdad, porque están esclavos
de la mentira, del engaño.
Y hasta que Dios no dé una Gracia a Su Iglesia, nadie sale del
engaño. Salen pocas almas, porque son humildes, sencillas y, desde el
principio, entendieron que Francisco no era bueno.
Pero los demás, como viven en lo complicado de sus pensamientos, no
saben ver al verdad. No la captan aunque se les diga todas las razones
teológicas para ello.
Cuando el hombre se aferra a su pensamiento humano, no hay manera de
que lo deje a un lado. Es la dureza de cerviz, es el orgullo, la
soberbia, hombres de duro juicio, de cabeza dura.
Y sólo Dios puede romper esa dureza de mente. Sólo Dios. No hay
pensamiento humano capaz de destruir la soberbia del hombre, que es una
roca para el hombre.
Por eso, hay que pedir a Dios que mande esta Gracia para que las
almas vean y salgan del error en que les ha metido Francisco y toda la
Jerarquía que se une a él.
Es necesaria esta Gracia que nadie pide, porque todos piden que se
elimine Francisco. Y eso no es lo que hay que pedir a Dios. Porque se
elimina a Francisco y se pone otro peor que él.
Si es que no hay que pedir otro Papa. Hay que pedir que el Papa que
tenemos, que es Benedicto XVI salga de su error, de su pecado y actúe
como Papa verdadero, que guíe a la Iglesia hacia la Verdad, que es lo
que no hace Francisco ni lo hará el que siga a Francisco.
Con la línea de Francisco está la sucesión de los anticristos. Con la
línea de Benedicto XVI está la sucesión de la Verdad. Y se va a morir
Benedicto XVI y la Iglesia estará vacía de la Verdad.
Eso significa la sede Vacante: no hay quien enseñe la Verdad a la Iglesia.
Ahora sólo tenemos en la Iglesia a un mentiroso. Y es el peor de
todos en su mentira. Porque otros vendrán pero para obrar la mentira.
Francisco sólo habla la mentira, pero no obra nada. Francisco sólo llena
la Iglesia de sus mentiras, pero no obra nada. Sólo ha hecho una obra:
anular el Papado. Lo demás se ha dedicado a entretener a la Iglesia con
su palabrería necia todos los días.
Francisco es el bufón de la Iglesia. El bufón significa el hombre que
hace que los demás entiendan lo que viene después de él. Es el que
habla para enseñar al hombre lo que otro va a obrar.
Y, por tanto, el bufón es el que entretiene a los hombres con sus charlas, pero no obra nada. Deja la obra para otro.
Es, por tanto, que Francisco ya se tiene que ir.
Es que se cae por su propio peso. Porque la Iglesia ya no aguanta más
esto. Hay una situación de división en el gobierno horizontal. Y es
algo muy fuerte entre ellos, porque están sólo esperando a que se obre
lo que Francisco dice. Pero nadie obra nada.
Francisco ha dicho que quiere el matrimonio homosexual, que quiere
que los divorciados puedan comulgar, que quiere muchas cosas en la
Iglesia. Pero nadie hace nada. Es sólo palabrería de Francisco, pero no
hay obras.
Esto es una situación de división en el mismo gobierno horizontal.
Está divido es enjambre de demonios, que es el g8. Dividido por el mismo
demonio, porque el demonio quiere esta situación en la Iglesia. Le
interesa esto, porque el demonio sabe a qué está jugando en la Iglesia.
Los hombres no saben cómo actúa el demonio cuando tiene la Silla de Pedro en su poder.
El juego del demonio es atar a toda la Iglesia al pecado mayor, que
es la supresión de la Eucaristía, en la que también se da la supresión
del sacerdocio. Es todo uno.
Pero para hacer esto, el demonio necesita jugar con la Iglesia.
Necesita hacer callar las herejías de Francisco y poner, sin que nadie
se dé cuenta, la mayor herejía de todas.
Mientras las almas olvidan lo que Francisco ha dicho, el demonio va
haciendo su juego en la Iglesia para poner la obra que él quiere, como
lo hizo con Francisco: al mes decidió ese hombre la anulación del Papado
y nadie dijo nada. Pasó el tiempo y en octubre se quitó de un plumazo
el Papado.
Así va a hacer con la Eucaristía. Es el juego del demonio en la Iglesia.
Por eso, de la noche a la mañana no habrá Eucaristía pero la Iglesia
no habrá captado nada. Porque la Iglesia está metida en el engaño del
demonio y sin una Gracia de Dios la Iglesia no sale de ese engaño.
Es la Verdad la que libera al alma de la mentira. Por eso, ahora hay
que estar atentos a toda cosa que hable de la Eucaristía en la Iglesia.
Porque esa va ser la batalla del demonio que va a presentar muy pronto y
que va a ganar en la Iglesia, como lo hizo con el Papado.
El demonio es muy astuto y, cuando se sienta en la Silla de Pedro, cualquier cosa en la Iglesia la mueve él.