Con cara desencajada, Kicillof tomó el micrófono el viernes pasado por
la mañana y dijo, casi con furia: “los mismos que nos dijeron durante
diez años que un dólar valía un peso, son los que ahora nos quieren
convencer que ahora vale trece”. Una vez más los kirchneristas apelando a
las teorías conspirativas cuando en realidad venían de una seguidilla
de bloopers que convencen a cualquiera que el dólar puede valer $ 13 o
más.
En pocos días se fueron y vinieron con el tema de si se prorrogaba el
blanqueo. Después, se produjo la gran interna del gabinete para ver si
se importaban tomates o no se importaban. Antes se desautorizaron entre
ellos por el impuesto a los bienes personales. Y como frutilla del
postre, solo unos días antes de anunciar que se iba a permitir a la
gente comprar dólares para ahorrar o atesorar habían establecido un
máximo de U$S 25 por año para las compras por internet. Aunque a
Kicillof no le guste, la realidad es que el precio del dólar no depende
únicamente de las variables económicas. La credibilidad que tenga un
gobierno, la confianza que genere, también influyen en la cotización de
la divisa. Si un gobierno prohíbe comprar más de U$S 25 por año por
internet, el mensaje que está mandando es que le queda muy poca pólvora
en la santabárbara para aguantar una corrida contra el peso.
Medida tras medida el mismo gobierno fue generando desconfianza en la
gente sobre la marcha de la economía y, sobre todo, en el peso. La gente
advierte como se derriten los pesos y los inventos del INDEC sobre el
IPC ya ni son considerados por la gente, salvo para hacer chistes al
respecto.
Desde el primer día de gestión de Néstor Kirchner, se advirtió que esto
terminaba mal. Duró mucho porque tuvieron la suerte de la soja y,
además, se consumieron todo el stock de capital acumulado (rutas,
sistema energético, stock ganadero, etc.) y terminaron de destrozar el
patrimonio del BCRA.
¿Por qué se advertía que terminaba mal? Porque además de desatar
venganzas y persecuciones, era claro que subordinaban toda la política
económica en la búsqueda de poder hegemónico. Crear una borrachera de
consumo para, mientras tanto, avasallar todas las instituciones
funcionó. Emborracharon a la gente con el consumo de celulares,
televisores, electrodomésticos, etc. y mientras tanto nos robaban la
república, lo cual implica quedarse sin estado de derecho. Todos
sometidos al capricho del mandamás de turno, el sistema ideal para que
huyan los capitales.
El problema se presenta ahora que ya no tienen cómo seguir pagando
emborrachando a la gente con más consumo. Ahora viene el dólar de cabeza
después de la fiesta de la noche anterior.
La estampida del dólar no es otra cosa que la fiebre que refleja la
infección. ¿Cuál es la infección? Un gasto público disparado al infinito
que hay que financiarlo con emisión monetaria porque ni la salvaje
presión tributaria alcanza para cubrir los gastos.
Esa emisión monetaria es la que genera la inflación y hace que la gente
huya del peso buscando refugio, entre otras cosas, en el dólar.
Ahora bien, a pesar que CFK negó infinidad de veces que hubiese un cepo,
el Jefe de Gabinete y el ministro de Economía anunciaron, a las
apuradas y sin muchas precisiones, que la gente podrá volver a comprar
dólares para ahorrar o atesorar.
Si uno sigue la evolución de los acontecimientos, puede ver que, casi
sorpresivamente Kicillof viajó a París. Volvió con las manos vacías el
martes 21 y el miércoles 22 se desataron los demonios en el mercado de
cambios. Casi recordando el famoso 6 de febrero de 1989, cuando el BCRA
dejó de vender dólares y luego vino la hiperinflación, el miércoles 22
el Central se rindió y dejó subir el dólar oficial, lo cual continuó el
jueves y el viernes se frenó por el anuncio mencionado.
Sobre lo que anunciaron caben algunas posibilidades: a) que el gobierno,
perdido por perdido, esté cantando falta envido con 4. Con esto quiero
decir que quieren ver si el mercado arruga, piensa que el Central tiene
una tonelada de dólares para vender y baja el precio. Si a jugada la
sale mal se abren dos posibilidades más, b) la AFIP no autoriza ninguna
compra de dólares o compras mínimas o c) las autoriza y la gente le
vacía las reservas que tiene el Central a precio de liquidación.
En el medio pueden intentar armar una bicicleta financiera. Esto es,
subir la tasa de interés lo suficiente como para tentar a la gente a
vender sus dólares y colocarse a tasa en pesos, con la expectativa que
la tasa de interés le ganará al dólar. Así la gente devengaría una
ganancia en dólares importante y el tipo de cambio se mantendría
tranquilo durante un tiempo. Esto ya se hizo en varias oportunidades,
particularmente con el plan primavera en 1988 y terminó muy mal. ¿Por
qué?
Porque no existe el inversor que devengue indefinidamente una ganancia,
sobre todo en el mercado financiero. Llegado un momento, el inversor se
retira del juego, busca sus pesos y compra dólares nuevamente. Lo que se
llama realizar la ganancia. El problema es que cuando el inversor
retira los pesos del banco, lo hace por el capital invertido más los
intereses ganados, lo cual genera una fenomenal presión sobre el mercado
de cambios. Por ejemplo, supongamos que alguien vende sus dólares y
deposita $ 100.000 a una tasa de interés anual del 30%. Si al año decide
realizar su ganancia no compra dólares solo por el equivalente a $
100.000, sino que compra por $ 100.000 más los intereses devengados, en
este ejemplo, por $ 30.000. La demanda de dólares ahora no será por $
100.000 sino que será por $ 130.000. Ahí estalla el mercado.
Por ahora, lejos de anunciar que elimina el cepo, lo que anunció el
gobierno es que lo flexibiliza. Habrá que ver cuánto lo flexibiliza en
la práctica y cómo le va. Mi impresión es que a $ 8 le compran todo.
Si el gobierno canta falta envido con 4 y luego se va al mazo, entonces
el blue podemos ir a buscarlo a júpiter.
Es más, mientras no pongan orden fiscal, la infección que es la que
genera la fiebre inflacionaria y la corrida contra el dólar no se va a
curar. Así que esto tiene muchas facetas para ver qué hacen.
Última pregunta. ¿Con $ 8 por dólar lograron un tipo de cambio de
equilibrio que les permita flexibilizar el cepo, como dijo Capitanich?
En mi opinión, con el lío que tienen en los precios relativos y el
desborde fiscal lejos están de haber alcanzado el nivel de convergencia,
como lo denominó Capitanich y mucho más lejos cuando se a un “equipo”
económico que lo único que sabe hacer es goles en contra.