Monja de 83 años podría terminar su vida en prisión por protestar contra armas nucleares
La hermana Megan Rice y otros
dos pacifistas enfrentan cargos de sabotaje por protestar al interior de
una planta donde se enriquece uranio para producir armamento nuclear.
En una prueba más de lo ridículas que
pueden ser ciertas leyes, así como los criterios que rigen las
decisiones de las autoridades, en este caso las estadounidenses, y en
general la filosofía bélica de este país, la hermana Megan Rice, así
como otros dos pacifistas, podrían ser condenados a pasar entre seis y
nueve años en prisión. En cualquier momento la Corte Distrital de
Knoxville, Tennessee definirá el futuro de los enjuiciados.
El crimen que cometieron Rice, quien por
cierto tiene 83 años, Michael Walli y Greg Boertje-Obed fue entrar a la
planta nuclear de Oak Ridge, donde se almacena el principal depósito de
uranio enriquecido para la fabricación de armas nucleares, y protestar
en contra de este tipo de armamento. Lo que hicieron los tres activistas
fue irrumpir ilegalmente en dichas instalaciones, y pintar insignias
anti-guerra en los muros.
Los activistas están acusados de
sabotaje, y el juez encargado del caso ya ha desestimado en dos
ocasiones la solicitud de absolución. La sentencia debía de haber sido
anunciada hoy pero la corte debió suspender actividades debido a una
fuerte nevada. Independientemente de lo que dictamine el juez, no deja
de ser criticable el simple proceso judicial que enfrenta Rice y, aunque
la ley no debería hacer diferencias ante nadie, incluidas monjas o
adultos mayores, es difícil no aspirar a un sistema judicial con
criterio proporcional a su poder, y con prioridades más humanas (menos
absurdas).