Cospedal asume el papel ejercido hace años por Gregocio Peces-Barba
El PP intenta silenciar las críticas de las víctimas con una cínica consigna del PSOE
El 3 de febrero de 2007 Mariano Rajoy y la cúpula del PP asistieron a una masiva manifestación
hecha en Madrid contra la negociación política iniciada por la banda
terrorista ETA y el gobierno de Zapatero, que antes reconocerla
públicamente, intentó acallar las críticas y desprestigiar a las víctimas que mostraban su descontento acusándolas de estar politizadas.
¿Qué ha hecho la dirección del PP para merecer el enfado de las víctimas de ETA?
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Acusaciones que “hacen más profunda la herida” provocada por ETA
En la citada manifestación se leyó una declaración en la que se pedía respeto para las víctimas, “sin acusaciones de politización, que hacen más profunda la herida que les ha dejado el terrorismo”.
Y es que entonces el PSOE demostró que no le bastaba con sentarse a
negociar el futuro de España con una banda de criminales: además pretendía negar a las víctimas de esos asesinos el derecho a expresarse y, más concretamente, a exigir justicia.
En aquella convocatoria de las víctimas se rechazó ese infame intento
de taparles la boca, y no hay noticia alguna que hable de críticas de
Rajoy o de otros dirigentes populares a aquella acertada petición de
respeto.
Ha cambiado el PP, no las víctimas
Ha pasado el tiempo y las víctimas siguen pidiendo justicia. ETA
no se ha disuelto, ni siquiera se ha desarmado, pero el Estado ha
permitido a las marcas electorales etarras colarse en las instituciones,
sin exigirles siquiera condenar expresamente las décadas de crímenes
cometidos por esos terroristas. Estamos, sin duda alguna, ante las
consecuencias de aquella negociación entre el PSOE y ETA. Unos meses
después de la citada manifestación, en julio de 2007 Rajoy pidió la revocación del permiso parlamentario para negociar con ETA y la publicación de las actas de esa negociación. Una vez llegado al poder él mismo no ha querido hacer ni lo uno ni lo otro, e incluso se ha puesto a asumir la política de Zapatero en relación con ETA, como ya detallé aquí.
Este viraje ha ido parejo a un progresivo distanciamiento de las
víctimas, y también al creciente descontento de éstas hacia la actuación
del gobierno.
Cospedal quiere a las víctimas en el ‘frontispicio’, pero que no molesten
Olvidándose de lo dicho en aquella manifestación a la que acudieron Rajoy y los suyos, ayer Cospedal, en alusión a Vox, criticó a los que “intentan politizar el tema del terrorismo y de las víctimas, que debe estar al margen de los partidos”. Y esto lo dijo tras afirmar que las víctimas están “en el frontispicio de la política” contra ETA. Pues si de ella depende, a la vista de sus palabras, estarían como un simple adorno en ese frontispicio, y no molestando
con cosas como pedir firmeza contra los terroristas y justicia para
quienes han visto su vida truncada por los atentados de ETA. Nuevamente,
asistimos a una paradoja: y es que mientras sugiere silencio a las
víctimas, el gobierno permite que las marcas electorales de ETA hagan política y manejen millones en presupuestos públicos,
además de pradrones municipales y policías locales. Un escenario que
hace que las palabras de ayer de Cospedal resulten aún más indignantes.
Los olvidos de Cospedal en relación a las víctimas y la política
Me pregunto si la secretaria general del PP considera politizar a las víctimas el hecho de incluirlas en las listas electorales de su partido, o si por el contrario ese fenómeno sólo ocurre cuando una víctima como José Antonio Ortega Lara, que abandonó el PP en mayo de 2008 como rechazo a su actual giro político, decide sumarse a un nuevo partido -Vox- para que dejen de ocurrir cosas como la excarcelación, por una decisión puramente política, del etarra que le secuestró,
Iosu Uribetxebarria Bolinaga. Hay que recordar que, en una maniobra
conjunta con Antonio Basagoiti -el presidente del PP vasco que traicionó
la línea de firmeza contra ETA seguida por Jaime Mayor Oreja, Carlos
Iturgáiz y María San Gil-, en marzo de 2011 Cospedal intentó apropiarse de una manifestación de la AVT presentándola como “una manera de decirle al Gobierno que le vamos a apoyar”.
Se refería al mismo gobierno socialista que se había sentado a negociar
con los asesinos, que intentó callar de malos modos a las víctimas que
se quejaron de ello y que finalmente permitió que las marcas electorales
etarras se colasen en las instituciones. ¿Y aún tiene Cospedal la cara de hablar de politización de las víctimas?
