A quien te hiera la mejilla derecha, vuélvele también la otra
La doctrina peronista, desde siempre ha insinuado ser la creadora de
apotegmas o frases impactantes que en realidad incorporó como propias
aunque reconocieran autorías diversas.
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Así el General Perón acostumbraba
a repetir la aristotélica idea de que “La única verdad es la realidad”,
sin aclarar, por supuesto, que su creador la había expresado como uno
de los fundamentos de su filosofía 3000 años antes de Cristo. Más
cercano en el tiempo se le adjudica a Eva Perón en la triste despedida
de su pueblo la bella frase “Volveré y seré millones”, corría el año
1952. No encontré en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional prueba
alguna de que realmente haya dicho tales palabras. Hay quienes la
adjudican a una poesía de Castiñeira de Dios del año 1962. También en el
año 1951, Howard Fast la había puesto en boca de uno de los miles de
esclavos sublevados crucificados como escarmiento a lo largo del camino
de Roma a Capua, en su obra “Espartaco” y cuyas últimas palabras fueron,
justamente, “Volveré y seré millones”. Por otra parte pretender
actitudes éticas en nuestros políticos puede resultar estéril tarea.
De cualquier forma, no resulta reprochable tal actitud, puede llegar a
ser una simple picardía oportunista, y aunque un deber ético indique la
necesidad de citar la fuente en cada caso, su aplicación para ratificar
o ejemplarizar pensamientos propios bien puede servir de ayuda en la
comprensión de lo que un individuo desea expresar.
Distinto es el caso del Sr. Máximo Kirchner quien, sin ruborizarse y
ante nutridas tribunas colmadas por fervorosos militantes de La Cámpora
mencionó la cita evangélica de ofrecer la otra mejilla, adjudicándola a
su difunto padre en un bochornoso gesto, no sólo ofensivo y falso, sino
de lamentable mal gusto.
Constituye una falta de respeto a la fe cristiana traer a colación
esa cita como si fuera creación familiar, asimismo demuestra
desconocimiento absoluto u ocultamiento malicioso de la realidad suponer
que era un credo paterno, dado que la piedad y el perdón son virtudes
que ni Néstor ni Cristina Kirchner jamás pusieron en práctica en el
ejercicio del poder. Desconocen ambos la idea de respetar al que piensa
distinto, de tratar lealmente al adversario, de escuchar opiniones
divergentes, de perdonar a quien los enfrente, todo lo contrario.
Jesucristo hace referencia a la Ley del Talión expresando: «Oísteis
que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No
resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla
derecha, vuélvele también la otra» (Mateo 5.38-39).
«No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos
los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz
con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino
dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza,
yo pagaré, dice el Señor» Romanos 12.17-19.
Y si alguna duda persistiere a lo dicho, basta leer el siguiente
párrafo y compararlo con la política kirchnerista y sus modos de
llevarla a la práctica.
«Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os
ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está
en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace
llover sobre justos e injustos» (Mateo 5.44-46a).
No, evidentemente, Néstor Kirchner jamás ofreció la otra mejilla.