BUEN DESCANSO, "CAPI", Y GRACIAS POR EL COMBATE.
Capitán de Navío (VGM) Jorge Luis Colombo |
El domingo 01FEB15 falleció el Capitán de Navío (RE) Jorge Colombo,
quien lideró la Escuadra de aviones Súper Étendard durante la Guerra de
Malvinas.
Tuve el gusto de compartir algún curso y otros buenos momentos con él.
En ocasiones caminábamos juntos sosteniendo largas conversaciones. Un
tipazo.
Cierta vez le pregunté quién era el mejor piloto que había conocido. Me
respondió sin vacilar que Alberto Jorge Philippi, a quien creía dotado
de nacimiento para volar.
Decía que en los ejercicios de combate aéreo
enfrenarse a Philippi era saberse derribado porque "siempre llegaba un
momento en que lo perdías de vista y eso significaba que te tenía en la
mira; no había forma".
Poseía Colombo buen sentido del humor, que evidenciaba al contar sus
anécdotas. Risueño decía que: "a todos los marinos les gustan los
portaaviones, pero les gustarían mucho más si no tuvieran que llevar
pilotos a bordo".
En su vida militar palpitó la guerra en 1978 y la vivió en 1982.
CONFLICTO DEL BEAGLE
Entre el 12 y el 22 de diciembre de 1978, la guerra con Chile era
considerada inminente; un hecho, más que una mera posibilidad. Las
fuerzas argentinas se alistaban para iniciar la ofensiva. La flota de la
Armada Argentina dirigida por el portaaviones 25 de Mayo navegaba al
sur del Cabo de Hornos en formación de guerra. Como nunca antes y nunca
después el Portaaviones 25 de Mayo operaba al máximo de su capacidad. El
grupo aeronaval embarcado consistía de 11 aviones A-4Q Skyhawck, 4
Trucker Antisubmarinos y tres helicópteros Sea King. Dada la cantidad de
aviones 5 de los A-4Q permanecieron todo el tiempo en cubierta. La
dotación normal del Portaaviones era de unos mil hombres, pero en esas
circunstancias llevaba 1.400, incluyendo una cantidad considerable de
infantes de marina.
Las hostilidades iban a dar comienzo con el crepúsculo matutino del 21
de diciembre de 1978, momento para el cual estaba previsto que despeguen
desde el portaaviones los A-4Q que, atacando con el sol a la espalda,
iban a arrasar con sus bombas las defensas de los infantes de marina
chilenos establecidos en las tres islas del Canal de Beagle: Picton,
Lénnox y Nueva.
Uno de los pilotos que iban a dar inicio a la guerra era el entonces
capitán de corbeta Jorge Colombo, quien durante la gesta de Malvinas se
desempeñaría como Jefe de la Escuadra de Súper Étendard. A la hora
prevista el capitán Colombo se encontraba en la cabina de uno de los
A4-Q, con precisas instrucciones de ataque. Tenía blancos asignados para
cada una de las seis bombas de 250 libras MK-84 que cargaba su avión.
Ya en catapulta, listo para despegar y conciente del significado de su
misión, el capitán Colombo sintió que la cosa iba en serio y se
concentró en el cumplimiento del deber; pero cuando ya se consideraba en
guerra llegó la súbita orden de suspender el ataque. En el primer
momento los pilotos navales no recibieron ninguna explicación sobre el
cambio de planes, supieron sí, mejor que nadie, que la Guerra con Chile
había estado a punto de catapulta.
La explicación radicaba en las gestiones de la diplomacia vaticana y de
los Estados Unidos que llegaron con el tiempo justo para detener la
ofensiva y lograr que al día siguiente, el 22 de diciembre, tanto
Pinochet como Videla aceptaran la intermediación trabajosamente ofrecida
por el Papa Juan Pablo II. Aceptada la participación de la Santa Sede,
el Papa encargó el delicado asunto al Cardenal Antonio Samoré.
Aquella vez el conflicto evolucionó hacia una salida diplomática que no
pudo repetirse en 1982, con el Reino Unido de Gran Bretaña la resolución
fue violenta.
MALVINAS
El "Capi" Colombo llegó a la Guerra de Malvinas con la instrucción
recibida en Francia para el vuelo de los aviones Súper Étendard,
comandado la Escuadrilla encargada de disparar sobre la flota inglesa
los misiles Éxocet. El buen desempeño de los aviones navales en el uso
del misil Éxocet, que dio inicio con el hundimiento del destructor HMS Sheffield fue
notoriamente celebrado por los franceses, aunque no dudaron en
trasmitir los datos de los pilotos argentinos a sus aliados británicos
quienes planearon un golpe comando, la "Operación Mikado" para
eliminarlos.
Ha muerto un Patriota, y al igual que aconteció con la muerte del
Comandante Carlos Robacio (BIM-5) me duele profundamente el silencio
oficial, y la indiferencía ciudadana, omitiendo el merecido homenaje que
se les debe a los patriotas cuando son llamados al bronce. No puedo
olvidar que luego de un viaje que hizo a Francia junto a otros pilotos
dijo que los trataron como si fueran veteranos de guerra franceces,
mejor que en nuestro propio país.
- Buen descanso "Capi", y gracias por el combate.
La "Lora" emblema de la Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque |
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López