LA IGLESIA ABANDONADA A LA PERVERSION DE LA MENTE DE LOS HOMBRES
«La
Iglesia abandonada estará sin su suprema Cabeza, que la gobierna y
dirige. Por un tiempo bastante largo, la Iglesia será privada de todas
las oraciones y de todas las funciones; desterrada de Dios y de los
Santos. Ellos intentarán remover todos los Crucifijos y estatuas de los
Santos de todos los sepulcros y los arrojarán en un lugar profano para
destrozarlos con alegría» (Marie Julie Jahenny – 29 de marzo de 1879).
El tiempo para que las profecías se cumplan está a la mano. La Profecía no es una Palabra de Dios inútil, sin ningún valor, a la cual no hay que creer. La Profecía es la Palabra de Dios, la Mente Divina. Dios nunca calla, nunca está en silencio. Dios es Revelación: es una Palabra que manifiesta la Verdad al hombre.
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Y, por eso, ninguna profecía puede ser echada a un lado, ignorada, anulada, sometida a la interpretación de las mentes humanas.
Todos
tienen la obligación moral de conocer a los profetas de Dios, de creer
en ellos y de seguir sus profecías. Todos: Jerarquía y fieles de la
Iglesia Católica.
La
gran soberbia de la Jerarquía es combatir a los profetas de Dios. Y por
eso, Dios castiga al sacerdote o al Obispo que no cree en los profetas.
Tienen luz para discernir una profecía, y no lo hacen, sólo por su
maldita soberbia. Y no por otra cosa.
Cada
sacerdote, cada Obispo es un profeta. Pero, ¡qué mal uso se hace –
entre la Jerarquía- de la gracia de la Profecía! Se convierten,
entonces, en falsos profetas.
Una
Iglesia sin Cabeza. Eso comenzó ya con la subida de Bergoglio al poder.
Este hombre es sólo un político, que pertenece al bando de los
comunistas:
«Yo
anuncio un terrible castigo por aquellos que se han vestido con
vestiduras sagradas y han sido colmados de gracia…Ellos persiguen Mi
Iglesia…Ellos son muy culpables, no todos de ellos, pero muchos, un gran
número… Conozco sus intenciones, conozco sus pensamientos… Veo la
debilidad tomando cuerpo de mis sacerdotes para extenderse de manera
espantosa…, la gran parte no está en el camino monárquico, ellos son de
aquellos que plantan en este pobre país la bandera que es el color de la
sangre y el terror…» (Marie Julie Jahenny – 25 de octubre 1881).
Terrible
castigo es Bergoglio para toda la Iglesia. Fue colmado de gracia y ha
respondido -a esa plenitud de gracia- con la plenitud de su maldad.
¡Bergoglio: perseguidor de la Iglesia de Cristo!
¡Bergoglio de la bandera de color de sangre y terror! ¡Bandera comunista!
«La compasión lleva a Jesús a actuar concretamente: a reintegrar al marginado» (15 de febrero del 2015):
esto es pura teología de la liberación. Puro marxismo. Puro comunismo.
Es la enseñanza de este falso papa a sus falsos cardenales.
Reintegrar
al marginado: hay que meter en la Iglesia al marginado homosexual, al
marginado divorciado, a la marginada mujer, etc… Jesús salva almas, no
reintegra en la sociedad. Jesús lleva almas al Cielo, no abre una
sucursal del pecado en la tierra.
Integración, liberación, socialización: «la compasión de Jesús ante la marginación y su voluntad de integración» (Ib).
Esta homilía es el vómito comunista de Bergoglio.
¡Y cuántos se lo comen, se alimentan de esta basura ideológica!
Este hombre ha cogido la ley de Moisés y la ha torcido: el resultado lo que ha predicado, su evangelio de la marginación.
«El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre» (Ib): no condenes, no juzgues. Lo dice Bergoglio. No hay Justicia de Dios para Bergoglio. Sólo hay pura misericordia. Y pura significa: que todos se salvan. No hay ninguno que se condene.
Es una misericordia basada en una caridad masónica:
«La
caridad es creativa en la búsqueda del lenguaje adecuado para comunicar
con aquellos que son considerados incurables y, por lo tanto,
intocables. Encontrar el lenguaje justo…» (Ib): que la
inteligencia del hombre no vaya en busca de la verdad absoluta. ¡No
existe! Que la inteligencia del hombre se pervierta buscando el lenguaje
que gusta a todo hombre: la bandeja de plata, la palabra melosa, la
idea brillante, creativa. Hay que escoger la palabra para dirigirse al
hombre….La Verdad ya no vale para enseñar, para gobernar, para salvar.
Ya lo que Jesús ha predicado es inservible para alimentar a las almas.
Ahora hay que darle a la gente melodía mental, lenguaje programático,
ideas masónicas, obras protestantes, negocio comunista.
La caridad es creativa: ¿en qué lugar de la Sagrada Escritura se enseña eso? ¡En ningún lugar! Eso se enseña en el evangelio de la marginación del falso Papa Bergoglio. Falso evangelio para una falsa iglesia. Un hombre sin mente: un loco de atar es Bergoglio.
¡Cómo huele a marxismo!: «Invoquemos
la intercesión de María, Madre de la Iglesia, que sufrió en primera
persona la marginación causada por las calumnias y el exilio…».
La Virgen María no es la que sufrió por los pecados de los hombres,
sino la que sufrió la injustica social de las calumnias y del exilio.
¡Qué vomito de comunismo!
Este
hombre ha iniciado, hace ya dos años, la ocultación de la Verdad en
toda la Iglesia: habla como un maldito, comiendo su error en cada
palabra que predica, que escribe.
Y
otro lo va a continuar, porque él no sabe gobernar la iglesia de los
masones. Él está con sus malditos pobres. Él es sólo el llorón de la
vida de los hombres. Él levanta la iglesia de la reintegración social.
«os
exhorto a servir a la Iglesia, en modo tal que los cristianos –
edificados por nuestro testimonio – no tengan la tentación de estar con
Jesús sin querer estar con los marginados, aislándose en una casta que
nada tiene de auténticamente eclesial»: ¿quién puede seguir
esta exhortación sin crucificar de nuevo a Cristo? ¿Quién puede hacer
caso a este imberbe de la gracia, sin poner en riesgo la salvación de su
propia alma?
¡Huyan de Bergoglio como de la peste!
Sólo tiene inteligencia para vivir su pecado y hacer que otros lo vivan: «edificados por nuestro testimonio» ¡Maldito testimonio el que da Bergoglio a toda la Iglesia! ¡Maldito seas, Bergoglio!
Tu
testimonio, como Obispo que eres, tiene que ser el de Cristo, la Mente
de Cristo, la Mente de la Verdad. Y sólo das testimonio de la
perversidad de tu mente humana ¡Maldita sea tu mente, hecha a la medida
de tu padre, Satanás!
«No tengan la tentación de estar con Jesús sin querer estar con los marginados»: sé
un homosexual con los homosexuales; aborta con los que abortan; peca
con los que quieren pecar… No margines con tus ideas dogmáticas, con tus
tradiciones:
«Jesús
revoluciona y sacude fuertemente aquella mentalidad cerrada por el
miedo y recluida en los prejuicios… abriendo nuevos horizontes para la
humanidad y revelando plenamente la lógica de Dios…Para Jesús lo que
cuenta… es alcanzar y salvar a los lejanos, curar las heridas de los
enfermos, reintegrar a todos en la familia de Dios. Y eso escandaliza a
algunos».
Escandalizado
está Bergoglio con aquellos que aman la Verdad Absoluta, que les hace
excluir, marginar de la Iglesia a muchos hombres, a sus malditos pobres.
No los puede ni ver.
¡Cómo les gusta a los modernistas las palabras: revolucionario, libertad, reintegración!
¡Están en su salsa! El bien común. Atender el cuerpo de las personas, pero no sus almas.
Para Jesús lo que cuenta son las almas: salvar las almas. Y eso es todo.
Para
Bergoglio, que ataca a Jesús, lo que cuenta es la gloria del hombre, el
aplauso, la fama: que le digan: qué bien que predicaste.
«No descubrimos al Señor, si no acogemos auténticamente al marginado»: si no amas al homosexual, eres un pervertido para este hombre.
«…sobre el evangelio de los marginados, se juega y se descubre y se revela nuestra credibilidad»:
eres creíble como Iglesia si eres comunista, si eres del pueblo, si das
un gusto a la gente, si les hablas bien, si les das un beso y un
abrazo, si les dices que Dios ama a todo el mundo…No quites tus mentiras
de tu mente: Dios te ama porque eres un gran mentiroso, porque obras
una gran mentira, porque predicas la mentira como verdad….
La
Iglesia ha sido abandonada a la mente y a las obras de un comunista, de
uno que predica para agradar a los hombres, para darles un gusto, un
entretenimiento en sus vidas.
Abandonada
está toda la Iglesia: todo el Rebaño disperso, sin un norte, sin una
luz, sin un camino, sin una vida, sin una verdad.
Todo
es muerte alrededor del Vaticano. Muerte. Muerte de la gracia, muerte
del Espíritu. Muerte de la verdad: la Iglesia, en Bergoglio, se halla
privada de la Verdad: de la oración que salva; de la penitencia que
purifica el corazón, del poder del amor que obra la verdad en la vida.
Hay que desterrar a la Iglesia de todo lo santo, de todo lo sagrado, y hay que meterla en el sepulcro:
«San
Miguel dijo que Satanás tomará posesión de todo por algún tiempo, y que
reinará completamente sobre todas las cosas; que toda la bondad, la Fe,
la Religión serán enterradas en el sepulcro… Satanás y los suyos
triunfarán con alegría, pero después de este triunfo, el Señor volverá a
coger su propio pueblo, y reinará y triunfará sobre el demonio, y
levantará desde la tumba la Iglesia enterrada, y la postrada Cruz…» (Marie Julie Jahenny – 19 de Marzo de 1878).
¡Qué pocos creen en estas profecías!
¡Qué pocos siguen creyendo a pesar de ver lo que ven en el Vaticano!
¡Qué pocos son los que buscan la verdad con sus inteligencias!
¡Muchos son los que viven una fe muerta: la fe oficial del Vaticano!
«…Ellos
han hecho poco caso de lo que Yo he revelado… ¡Ellos no han querido la
luz!… He sufrido mucho por todo esto. El dolor oprime Mi Corazón en este
momento… cuando recuerdo la dura recepción de Mis Palabras… no hicieron caso…»1.
Esta
es una Madre en el Dolor de Su Corazón. Los hombres de la Iglesia, sus
sacerdotes, sus Obispos, no hacen caso de las palabas de Su Madre, como
si estas no tuvieran ninguna importancia para la Iglesia; como si la
Iglesia se hiciera sólo con el pensamiento de los hombres, con su
palabra humana.
La
Iglesia es Divina y, por tanto, necesita de la Palabra Divina: la
Palabra de la Virgen y la Palabra de Jesús, que siguen hablando a sus
almas, aunque les pese a la mayoría de la Jerarquía y de los fieles.
La
Jerarquía actual de la Iglesia habla que el hombre está marginado, y lo
único que hace es –con eso- marginar ellos a toda la Iglesia, a toda la
verdad en la Iglesia. A todas las almas que siguen la Verdad en la
Iglesia. Y eso trae un castigo del cielo.
Porque se rechaza la palabra de los profetas, de los verdaderos católicos, por eso, viene el castigo para toda la Iglesia:
«Mi
Hijo Divino… que vio el desprecio de Mis Promesas, ha hecho los
preparativos en el Cielo para dar una medida de severidad a todos
aquellos que se negaron a dar a conocer Mi Palabra a mis hijos, como
una luz brillante, verdadera y justa…»2.
La
Iglesia no ha creído ni en La Salette ni en Fátima. Ha dado sólo su
burda interpretación de esas profecías, y las ha dejado en el olvido.
Esa
Jerarquía, que tiene la plenitud del sacerdocio, y no es capaz de
discernir una profecía. No es capaz de penetrar en la verdad absoluta
que allí se manifiesta, y no es capaz de enseñar al Rebaño el camino que
Dios quiere de Su Iglesia.
¿Qué enseñan? El falso evangelio de la marginación.
El
camino de la Iglesia no lo hacen los Jerarcas; no lo hace Bergoglio,
sino Cristo con Su Cruz. El camino es siempre Cristo, no los hombres.
Nunca los hombres. Ya ellos, los que gobiernan en la Iglesia, no son
humildes:
«El
sacerdote ya no es más humilde; no es más respetuoso; él es frívolo y
frío en el servicio sagrado. Piensa en la fortaleza de su cuerpo cuando
permite que las almas giman sin consolación…»3.
La
Jerarquía sólo vive para una vida humana, una vida en el cuerpo, y poco
o nada le interesa la vida del Espíritu: alimentar a las almas con el
Pan del Cielo. Sólo se les da el alimento comunista, protestante. Y, por
eso, se observan ya en muchas parroquias, en muchas capillas, la
abominación de la desolación.
Sacerdotes
que quieren que la Iglesia sea de otra manera, más acorde al
pensamiento de la época. Son ya otros Judas. No tienen vergüenza de
hablar de sus pecados y de sus herejías. Y enseñan al Rebaño a pensar
como ellos, a vivir como ellos: en el pecado, en el error, en la
mentira.
«¡Para salvar la vida de su cuerpo, muchos perderán sus almas!». Esto es lo que ya está pasando en toda la Iglesia.
Para seguir comiendo: no me opongo a Bergoglio.
Para seguir teniendo un trabajo: no me opongo a Bergoglio.
¡Fariseos, hipócritas!¡Hombres de fe muerta!
«…falsos
apóstoles, que bajo la apariencia de las palabras melosas y falsas
promesas, dicen mentiras prostituyendo a mis queridos hijos, para salvar
sus vidas de la tormenta y el peligro de sangre…»4.
No se quiere la Cruz, el sufrimiento, el desprecio de los hombres. Se quiere su abrazo, su interés, su negocio: hay que «ir a buscar a los lejanos en las periferias esenciales de la existencia» (15 de febrero del 2015). ¡Este es el negocio redondo en el Vaticano!
«… ¡huid de la sombra misma de estos hombres que no son otros que los Enemigos de mi Hijo Divino!».
¡Huyan de la sombra de Bergoglio y de todo su clan!
Toda la Jerarquía que gobierna, en la actualidad la Iglesia, es Enemiga de Cristo. Y hay que huir de ellos: huir de Roma. Refugiarse, porque de Roma viene el gran castigo para todo el mundo.
De
esos sacerdotes y Obispos que ya no son de Cristo, porque han puesto
sus oídos en la mentira, en las palabras mentirosas de los hombres del
mundo:
«¡Cuando veo a los enemigos presentando sus promesas…. a muchos de aquellos que son sacerdotes de mi Divino Hijo! Cuando veo aquellas almas dejándose descender hasta el fondo del abismo… ».
¿Qué ha sido este discurso para los nuevos Cardenales? Gente que se ha dejado descender hasta el fondo del abismo.
¿Qué
se creen que es toda esa Jerarquía llamada el gobierno horizontal de la
Iglesia? Gente que desciende al infierno. Y no es otra cosa. Y, por
tanto, arrastran consigo multitud de almas. Muchísimas.
El Rebaño siempre sigue a la Jerarquía. Siempre. Donde va la cabeza, va el cuerpo.
«Dentro
de 100 años el cielo cosechará su grano… incluso antes de que acaben
los 100 años. Por lo tanto, no está muy lejano…Todos los pecadores, los
masones, quieren unir las fuerzas para vengarse ellos mismos en Mi
Templo Santo. La corrupción y el veneno propagarán sus hedores y Mi
Iglesia Santa experimentará escándalos que hará llorar al cielo y a la
tierra…Poco después ellos subirán al poder en todo, y será la liberación
del demonio… El sagrado sacerdocio será cubierto de vergüenza… Una
queja secreta reina en los corazones de muchos sacerdotes en contra del
vínculo de la Fe…Y perpetrarán horribles escándalos y clavarán la espada
en el corazón de la Iglesia. La protesta furiosa nunca fue tan grande… Y Satanás añadió: Yo
atacaré a la Iglesia. Y derribaré la Cruz, yo diezmaré al pueblo, y
pondré una gran debilidad de Fe en los corazones. Durante un tiempo seré
el maestro de todas las cosas, todo está bajo mi control, incluso Tu
Templo y todos Tus fieles» (Marie Julie Jahenny – 19 de Marzo de 1878).
1
«Hoy Mis Ojos todavía tienen un rastro de las lágrimas que derramé el
día, cuando Yo quería llevar a mis hijos las buenas noticias si se
convertían, pero tristes noticias si continuaban con sus iniquidades… Ellos han hecho poco caso de lo que Yo he revelado… Ahora es el tiempo que esas grandes promesas serán cumplidas, las cuales las Autoridades de la Iglesia han despreciado… ¡Ellos no han querido la luz! … He sufrido mucho por todo esto. El dolor oprime Mi Corazón en este momento….
La espada más dolorosa es ver ahora mismo las disposiciones que han
tomado y las que están en vías de plantearse… Es ver a los pastores
separándose del Vínculo Sagrado que dirige y gobierna la Santa Iglesia…
Mis hijos, cuando recuerdo el día que traje Mis Avisos a la Montaña
Santa, al mundo amenazado; cuando recuerdo la dura recepción de Mis Palabras…
no por todos, pero por muchos. Y aquellos que deberían haber dado a
conocerlas a las almas, a los corazones y a los espíritus de los niños
con una gran seguridad, con una penetración profunda; no hicieron caso.
Ellos los despreciaron y la mayoría de ellos les negaron su confianza»
(Marie Julie Jahenny – 19 de septiembre 1901 – Aniversario de la
Aparición de La Salette). ↑
2 «Mi Hijo Divino, que lo ve todo en las profundidades de la conciencia … que vio el desprecio de Mis Promesas, ha hecho los preparativos en el Cielo para dar una medida de severidad
a todos aquellos que se negaron a dar a conocer Mi Palabra a mis hijos,
como una luz brillante, verdadera y justa… Cuando veo lo que le espera
a la tierra, Mis Lágrimas fluyen de nuevo…» (Marie Julie Jahenny – 19
de septiembre 1901 – Aniversario de la Aparición de La Salette). ↑
3 «El sacerdote ya no es más humilde;
no es más respetuoso; él es frívolo y frío en el servicio sagrado.
Piensa en la fortaleza de su cuerpo cuando permite que las almas giman
sin consolación… Las fiestas mundanas serán pagadas terriblemente en la
eternidad…En el Día de mi gran sacudida de Mi Ira: muchos negarán al rey
que han servido. Los sacerdotes infieles no tendrán miedo de negar a Su
Padre y poner en evidencia su sacerdocio por toda la eternidad, como
Judas. Veremos la traición que tendrá lugar el día en que el Terror será
generalizado…. ¡Para salvar la vida de su cuerpo, muchos perderán sus almas!» (Marie Julie Jahenny – 19 de septiembre 1896). ↑
4
«…falsos apóstoles, que bajo la apariencia de las palabras melosas y
falsas promesas, y mienten prostituyendo a Mis queridos hijos, para
salvar sus vidas de la tormenta y el peligro de sangre… Os aseguro: ¡huid de la sombra misma de estos hombres que no son otros que los Enemigos de mi Hijo Divino!
Una vez más remito, de nuevo, a esta inmensa tristeza: Veo algunos
pastores a la cabeza de la Iglesia Santa… cuando veo este atropello
irreparable, el ejemplo mortal de quienes serán un desastre para Mi
querido pueblo, cuando veo esta ruptura de vínculos… Mi Dolor es inmenso
y el Cielo está grandemente irritado… Oren por aquellos pastores cuya
debilidad causará la pérdida de una multitud de almas. ¡Cuando
veo a los enemigos presentando sus promesas…. a muchos de aquellos que
son sacerdotes de Mi Divino Hijo! Cuando veo aquellas almas dejándose
descender hasta el fondo del abismo, te digo esto: Me
sorprende, como Madre de Dios Todopoderoso, que Mi Hijo no abra
inmediatamente los Cielos para derramar los golpes de su Ira sobre sus
enemigos, que insultan y le indignan…» (Marie Julie Jahenny – 19 de
septiembre 1901 – Aniversario de la Aparición de La Salette).