CASO AMIA: Los encubridores ya no saben que hacer para mantener viva la supuesta Trafic-bomba y su chofer fantasma
29/05/2015AMIA, Atentados, Embajada de Israel
La Historia Oficial de la causa AMIA se cae a pedazos. Cada vez hay
mas gente que tiene claro que no hubo camioneta-bomba, ni chofer
suicida, ni pollas en vinagre. Cunde la desesperación de los
encubridores.
Exactamente un mes antes de que Nisman presentara su
disparatada denuncia contra la Presidente y su Canciller, un descarado
periodista de un diario progre intentaba, comisionado por la Secretaría
de Inteligencia, obtener la complicidad de uno de los antropólogos
forenses del EAAF para peritar un grumo reseco de sangre que manchó un
pedazo de metal correspondiente dicen a un pedazo de pedal de una
Renault Trafic que uno de los bomberos del Departamento de Explosivos
que anduvo entre los escombros de la AMIA dijo haber encontrado ahí.
Hace ya más de década y media que los laboratoristas de la Policía
Federal anunciaron que, por el estado de esa muestra, no se podía
determinar a quien perteneció esa sangre. Pero el periodista en
cuestión, inasequible al desaliento, postulaba a mediados de diciembre
que, con novísimas técnicas quizá podría determinarse el grupo étnico de
la persona a la que habría pertenecido ese polvo hemático, de modo de
verificar si podía haber sido a un morocho libanés… Una muestra de
racismo puro y duro (hay millones de argentinos con algún abuelo árabe,
incluso judíos-árabes) que tenía el único y previsible objetivo de
apuntalar una historia que, como dice el tango, se viene en falsa
escuadra, ladeándose por el borde del fangal: la existencia de la Trafic
fantasma, piloteada por un kamikaze libanés teledirigido desde Teherán
por malévolos ayatolás.
Hoy asistimos a un nuevo y desesperado intento, esta vez en manos de
un periodista que no sabemos si es muy vivo o muy bobo. El asunto es que
informa que hay un cadáver que nunca pudo identificarse,
y despues de decir que el fiambre sigue bastante enterito despues de
veinte años de freezer (hasta acá, todo bien) se pregunta si no será el
del suicida… Con lo cual nos venimos a enterar que no sólo Buenos Aires
es el único lugar del planeta donde los vehículos-bomba prácticamente
son invisibles y se evaporan, hasta el punto de que nadie los ve ni
antes ni (a sus restos) después, sino que a pesar de esta destrucción
prácticamente total, el cuerpo del chofer suicida quedó prácticamente
entero. ¡¡Vaaaaaaamos!!!!
Me indigna que sigan tomándos por pelotudos.