DOCTRINA NACIONALISTA
LA CONSTITUCIÓN DE 1853:
FUNDAMENTO INSTITUCIONAL DE LA ARGENTINA-
COLONIA
Walter
Beveraggi Allende
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Para 1852 el jaque continuo del Imperio
Británico en pos de una clara y definida “toma de posición” de la República Argentina,
a través de sus agentes y asociados masónicos, enrolados sin reservas en el
liberalismo, había dado sus frutos: obtuvieron que Urquiza traicionara la causa
nacional y federal encabezada por Rosas; obtuvieron el concurso armado del
Imperio del Brasil y sumaron a todo ello la colaboración de la comparsa
unitaria radicada de tiempo atrás en Montevideo. ASÍ CAYÓ EN CASEROS, MÁS QUE
EL GOBIERNO DE ROSAS, LA
PERSPECTIVA DE UNA ARGENTINA VERDADERAMENTE INDEPENDIENTE Y
SOBERANA; y no limitamos este aserto exclusivamente al orden económico, pues es
bien sabido que detrás de la dominación económica que había de
instrumentarse a través del liberalismo irrestricto,
se había de estructurar también la dominación política, con la colaboración de
las logias masónicas locales, el periodismo, la universidad y otros resortes no
poco vulnerables a los contundentes argumentos del “poder económico”.
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Desde 1853 en adelante, Constitución
Nacional incluida, se organiza, callada y coherentemente, la ARGENTINA-COLONIA,
que viene hasta nuestros días. Los últimos arrestos contra la hegemonía
inglesa, cuya sucursal mayor opera desde Buenos Aires, son los levantamientos
heroicos y románticos del “Chacho” Peñaloza y Felipe Varela en el Noroeste
argentino y del Gral. López Jordán en la Mesopotamia. Los
rebeldes son eliminados sin atenuantes –Ñaembé, última batalla del caudillo
entrerriano, con cerca de 1000 muertos en combate, es una de la más sangrientas
de la historia militar argentina-. Pues el Régimen liberal, no obstante su aparente
amor a la “libertad”, es implacable con los que no la interpretan a su modo. Y
el progreso y la civilización “made in England” no podía tolerar
entorpecimientos a su apresurada forja del país según ese modelo.
Implantada sin cortapisas la estructura
colonial, el país crece con notable celeridad entre 1853 y 1930. Desde luego
que sin apartarse un ápice del molde de la dependencia: se producen y se
exportan más granos, más carnes, más lanas, más extracto de quebracho y otras
materias primas; y se importan regularmente más bienes manufacturados –de
consumo, de uso y de producción- a la vez que se importan , o simulan
incorporarse al país abundantes capitales para inversiones en aquellos rubros
que interesan estrictamente a los
explotadores extranjeros (servicios públicos, transportes, empresas
agropecuarias, etc.). El país se consolida así, a través de casi ochenta años,
conforme al ‘modelo’ de la dependencia económica más rigurosa…+
Comentario
nacionalista : Gog, el famoso
personaje del libro de Papini, que recorre el mundo en busca de
extravagancias, tuvo un sueño
extrañísimo, absurdo comenta Papini; una subasta de naciones; donde todo
absolutamente: personas, tierras, cultura, etc. queda en propiedad del
mejor postor. Parecería absurdo, y sin embargo… ¿qué sucedió en
Yalta? Se han repartido naciones enteras, a cambio
de lo que sea y pagando con lo que sea, que
nunca se sabrá, entre las tres potencias; apropiándose con prepotencia
inaudita, de todo lo que pertenecía a
esos países; y lo que es peor: tratando por todos los medios de
transformarlos.
No se remataron, se repartieron
amigablemente; apremiados por un poder supremo supra nacional,
invisible, que
movía a los títeres que aparecían en escena.
El sueño de Gog, me recordó las vicisitudes soportadas por nuestro
país
en manos de los imperialistas. Que para el caso es casi lo mismo a la
entrega
de Yalta. Primero Inglaterra, luego EEUU, y actualmente, gracias a la
política
KK ¿vendremos a caer en manos de los amarillos?. ¿Qué maniobras ocultas
intervienen para el cambio de manos imperialistas? Ocurre como si
subastasen
Argentina cada tanto tiempo al mejor
postor. Cambian las caras imperialistas pero
la colonia permanece. Cambian los gobiernos y todos nos rematan; el
sueño de
Gog no fue absurdo.