Sarna con gusto no pica – Tucumán, democracia y N.O.M. – Augusto TorchSon
¡MMMMMHHH.....CARTELES PROMOTORES DE MAS ERRORES!
AUGUSTO: DISCULPE ESTE MUY ATREVIDO AGREGADO DE http://elquijotesiglo21.blogspot.com.ar/
Me había propuesto publicar escasamente y
hasta no hacerlo, sin embargo, al ser mi provincia noticia en el país y en el
mundo otra vez más, y no precisamente en felices circunstancias; considero necesario
ensayar una visión diferente a la difundida ampliamente.
Habiéndose llevado a cabo elecciones en mi
provincia a fin de elegir gobernador, las mismas terminaron en un
terrible escándalo
al haberse concluido las mismas en medio de terribles irregularidades,
violencia y denuncias de fraude. Estos son los hechos considerados
objetivamente. Pero es necesario
analizar las cuestiones de fondo ya que de lo contrario, una vez más nos
quedamos en la superficie analizando las consecuencias y desconociendo
lo que
realmente importa que son “las causas”. Por tal motivo es imprescindible dar a
conocer cómo son las elecciones en Argentina (cualquier similitud con otros países no es mera coincidencia).
En esta elección provincial, (Tucumán es una
de las provincias más pequeñas de la Argentina) se presentaron más de 25.000
candidatos para cubrir los puestos a elegir debiendo los tucumanos entrar en el “cuarto oscuro” y buscar entre cientos de votos el de su candidato.
Me surge la pregunta: ¿es que es tan altruista el tucumano que se candidateó
masivamente con el ánimo de buscar el bien común, o es que piensa que es el
cargo electivo el que solucionará sus problemas económicos?
La campaña de esta infinidad de postulantes
implica el gasto de miles de millones de pesos en publicidad, en impresión de votos,
pero por sobre todas las cosas en “punteros”, bolsones y dinero a
cambio del tan anhelado voto. Los punteros son la figura “democrática” de los
ejecutores del clientelismo por medio de los cuales se convoca a los votantes
que “libremente” apoyan a un candidato a cambio de un “bolsón de comida”, la
promesa de un plan social, un puesto en la
administración pública o lisa y llanamente dinero en efectivo por el sagrado “sufragio
universal”. Esta práctica se lleva a cabo tanto por candidatos oficialistas
como por opositores, es decir los mismos que reclaman fraude.
En estas elecciones se quemaron urnas y se
detectaron otras irregularidades y ganó el partido oficialista, por lo que “el
pueblo espontáneamente autoconvocado” salió a reclamar en contra del fraude en
manifiesto apoyo al candidato opositor. La convocatoria fue realmente masiva y
cuando se desarrollaba la misma la policía provincial empezó a reprimir a los
manifestantes generando un caos reflejado por la prensa internacional.
Ahora, ¿Qué reclama la gente? Algunos sostienen
“Que se vayan todos, que no quede ninguno”
al tiempo que paradójicamente reclaman que se vote de nuevo cuando la lógica indica
que si se van todos no van a tener a quién votar. En fin… Sin embargo la
inmensa mayoría reclama que haya verdadera democracia; que se respeten los
derechos democráticos de la gente, los derechos del pueblo soberano. Podríamos
preguntar entonces ¿a qué derechos se refieren y cuál es la verdadera
democracia? Esto para entender porqué protestaron.
En Argentina se dice empleo a los “planes
sociales” que se reciben mayormente sin que se realice ningún trabajo por los mismos con
excepción de apoyar a los políticos en sus campañas y muchos de los “planeros” son
delincuentes procesados y violentos “barras brava” de clubes de fútbol. Pero
por eso no protestaron.
En Argentina esos delincuentes que están
proliferando descontroladamente por la impunidad con que actúan no son
encarcelados por falta de cárceles y por el garantismo penal (apoyado hasta por
Bergoglio) que considera que los delincuentes tienen “derechos humanos” aun superiores a sus víctimas; y si tienen la “suerte de tener lugar en alguna
prisión” cobran sueldos superiores a los ancianos jubilados que aportaron toda
su vida para tener una vejez digna. Pero por esto no protestaron.
En Argentina se educa a los niños en la
ideología de género de forma obligatoria avasallando el derecho de los padres
sobre los la formación ética y moral de sus hijos. Pero por eso no protestaron.
Argentina fue el primer país del mundo en
aprobar el mal denominado “matrimonio” homosexual y por consiguiente la
adopción de criaturas por sodomitas; incluso se están promoviendo leyes contra
la “discriminación pasiva” para encarcelar y multar a quienes no aplaudan el
pecado contra natura. Pero por esto no protestaron.
En Argentina los principales candidatos a
Presidente detrás de quienes están alineados todo el resto de candidatos del
país, apoyan el aborto. Pero por eso tampoco protestaron.
Entonces, ¿a que derechos democráticos se
refieren? ¿a elegir en elecciones transparentes a sus representantes? Aun
suponiendo que no se compraran voluntades a la hora de ejercer “el ritual
democrático del sufragio universal”, la experiencia demuestra en todo el mundo
que los gobernantes tienen un único objetivo y termina siendo imponer el
ateísmo práctico como lo señalaba Nuestra Madre Celestial en La Salette, ya que
todos aceptan y promueven la agenda satánica de la ONU con su reingeniería
social anticristiana, en nombre de los torcidos “derechos humanos” y ahora del
panteísmo incluso con colaboración Vaticana.
Una muestra clara del pragmatismo de la
partidocracia que reclama transparencia sin moral, es el spot publicitario del
candidato que reclama fraude en su contra. El mismo recomienda al electorado
recibir todos los “incentivos” del oficialismo para comprar sus voluntades
(porque sabe de sus necesidades), pero que en el cuarto oscuro lo voten a él ya
que nadie los ve. ¿Y la honestidad? ¿y la dignidad? ¿Y Dios? Evidentemente estas cuestiones están al margen de la política partidocrática ya que la búsqueda del
menor es de la esencia de la democracia y siempre termina siendo “mayor”.
Pero exponiendo
la cuestión desde un punto de vista doctrinal católico tenemos que señalar que
esa soberanía popular que tanto reclama el pueblo defraudado, está
específicamente condenada por el magisterio eclesiástico. La encíclica Notre
Charge Apostolique expone los errores del democratismo que amparaba la
“libertad religiosa” tan promovida posterior y lamentablemente con el Concilio
Vaticano II, contra la prescripción insignia del pontificado de este santo
varón: “Instaurar todo en Cristo”. Pero es la encíclica Diuturnum Illud del Papa León XIII, la que expone la falsedad
de la propuesta de que “todo poder viene del pueblo. Por lo cual,
los que ejercen el poder no lo ejercen como cosa propia, sino como mandato o
delegación del pueblo y de tal manera que tiene rango de ley la afirmación de
que la misma voluntad popular que entregó el poder puede revocarlo a su antojo.
Muy diferente es en este punto la doctrina católica, que pone en Dios, como en
principio natural y necesario, el origen del poder político”.
Recordemos las palabras de Cristo a
Pilatos “No tendrías sobre Mí ningún poder, si no te hubiera sido dado de lo
alto” (Jn.19.11).
Ahora tratando de usar el sentido común y planteando
un silogismo básico, sostiene Fulvio Ramos que es esencial a la noción
de poder
que se establezcan relaciones de mando y obediencia, o sea, gente que
dirija y
otras que sean dirigidas. Por lo que, si todos poseen la autoridad
(soberanía
popular), no hay poder, porque no hay relación mando-obediencia. Por lo
tanto
si la comunidad no puede ejercer efectivamente la autoridad, es que no
la
posee, y si no la posee, no la puede transferir. O sea que si todos
pueden
mandar y nadie entonces nadie debe obedecer, y el poder deja de existir,
arrastrando en este supuesto al Estado que dejaría de existir sin poder.
Esto
como para plantear el tema del 2+2=4 en la cuestión. Pero si nos
remitimos a
los hechos, sobradamente se comprobó que no existe nunca una verdadera
representatividad de los políticos con respecto al pueblo porque una vez
electos aquellos, tienen completa autonomía para decidir aún en contra
de lo que se prometió.
Caso reciente el que mencionamos del comunista Tsipras traicionando
descaradamente al pueblo griego. Esto se da universalmente en la
democracia
liberal. Y no existe en la actualidad otro tipo de democracia. No
podemos
seguir creyendo que es “el gobierno del pueblo y para el pueblo”. Es una
cuestión empírica. Pero la gente no quiere verdades, no quiere
propuestas que
impliquen grandes esfuerzos y sacrificios en pos de la consecución de
igualmente
grandes logros. Prefiere promesas, prefiere palabras que los alaguen,
quieren “ampliación
de derechos” antes que el cumplimiento de los deberes que les
corresponden.
No dudo de la sinceridad acompañada del hartazgo en la
intención de la gente que se siente defraudada por un sistema en el que esperan
ilusamente que les solucione todos sus problemas; pero no podemos desconocer el
error de poner su esperanza en el objeto y en los sujetos equivocados.
¿No teníamos los católicos valores no negociables
que nos marcaban la pauta de lo que no se podía apoyar en las elecciones? Sin
embargo hoy los mismos católicos practicantes pero relajados en sus costumbres,
prefieren recurrir a concesiones hechas aún con algunas graves transgresiones a la ley
de Dios con el objeto de conseguir un gobierno más honesto, o en el caso
concreto, un poco menos deshonesto. O sea, se pretende usar el anillo de Saurón
para luchar contra Saurón. A los problemas intrínsecos de la democracia se los
pretende solucionar con más democracia.
Mucho me temo que todo esto que está pasando
forma parte de un plan perfectamente coordinado para generar un descontento
general que sumado a las grandes crisis económicas y hasta conflictos bélicos
que se avecinan, lleven a la gente a aceptar mansamente el Nuevo Orden Mundial
como señalaba en mi artículo anterior. N.O.M. que termine con la democracia
democráticamente, es decir con pleno consenso de la humanidad, por paradójico
que parezca; síntesis perfecta de la dialéctica judaica globalista. E
insistiendo en este punto, síntesis que no puede ser otra que la que entronice
a la suprema maldad en la cúspide del poder mundial, el único y personal
Anticristo.
Lamentablemente cuando la gente se aleja de
Dios, siendo seres esencialmente espirituales, necesitan confiar en algo más
poniendo iguales fuerzas. Y así endiosaron a la democracia; diosa traicionera que
hasta el día de hoy sigue prometiendo la felicidad terrena trayendo sólo caos.
Sin embargo como la más adictiva de las drogas, mientras más daño produce, más
dosis piden sus seguidores. Eh ahí la causa de todos estos males.
La diosa democracia requiere relativizar lo
absoluto y absolutizar lo relativo, y lamentablemente eso hoy se enseña en el
corazón de la Iglesia como forma de tolerancia a la que erróneamente se
denomina misericordia.
Si no volvemos a las esencias, si no
entendemos que es ridículo decir que creemos en Dios sin creerle a Dios, sino
ponemos nuestra confianza sólo y exclusivamente en quien es el Alfa y el Omega,
Principio y Fin de todas las cosas, difícilmente alcancemos lo único que realmente
importa en esta vida: la vida eterna.
Augusto
Nacionalismo Católico San
Juan Bautista