LA
ECONOMÍA DEL ESTÚPIDO.
CARNES PARA TODOS Y TODAS
JOSE L. MILLA
“Vamos a defender la
mesa de los argentinos”
Néstor Kirchner. Chubut, 6 de junio de 2008
Néstor Kirchner. Chubut, 6 de junio de 2008
“Con la comida no se
jode”
Daniel Scioli a los
ruralistas en paro, 05/06/2008
Nada tiene que ver el título con la frase de James
Carville: “¡Es la economía, estúpido!” sino con lo que le sucede a la economía
de un país cuando un estúpido se cree capacitado para manejarla mientras otro
se prepara para hacerlo, seguramente de la misma manera.
Aún hoy, pese a los dislates causados por políticos
ignorantes y advenedizos que venimos soportando desde hace años, nadie duda en
el mundo acerca de la alta calidad de la carne vacuna argentina y su aceptación
mundial. Sin embargo, cuando la política de producción de carne es manejada
desde la estupidez y el resentimiento, utilizando como único motor de
regulación retenciones y restricciones a las exportaciones so pretexto de una
defensa de la “mesa popular”, la incertidumbre y los permanentes cambios que
estos tics demagógicos generan en las políticas de Argentina, han creado un
evidente perjuicio, tanto al productor ganadero como a la credibilidad del país
como exportador. Lo que sigue es un relato somero de cuan desastrosa puede ser
la gestión de un necio cuando lo mueven la ignorancia y el rencor.
En 2005, con un stock ganadero de 54,1 millones de
cabezas, la Argentina producía 3,13 millones de ton. de carne de las cuales se
exportaban 754.500 ton.(1)
- un 24% de la producción- las que generaban un ingreso de divisas de 1.390
millones de USD; de este porcentaje exportable 28.000 ton correspondían a la
cuota Hilton (2). Este
incremento en la cuota Hilton se había logrado gracias a una larga pero exitosa
campaña contra la fiebre aftosa y a haber conseguido acuerdos beneficiosos con
la comunidad europea, acuerdos que hacían que el novillo pesado de 440/460 kgs
de peso vivo- que no se come en la zona metropolitana que es la que importa
cuando un populista habla de cuidar “algo” de los argentinos- se pagara entre
un 2 a un 5% más a aquellos productores que entraban en la categoría de
productores exportadores previo cumplir con una serie de requisitos exigidos
por la comunidad europea.
Es cierto que el precio promedio de la carne de
exportación referida a la cuota Hilton había aumentado en el primer trimestre
de 2006 respecto del promedio del año 2005 un 22,6%, pero las exportaciones
comunes solo habían registrado un aumento de 13,4% en el primer trimestre de
2006. Todo esto se tradujo en un aumento del precio del kilo vivo a fines de
febrero de 2006 de un 11,47% (3).
Fue para esta fecha, 8 de marzo de 2006, en que los
fantasmas que tutelaban la módica sesera del presidente argentino- siempre
proclive a llenarse la cabeza con las viejas supersticiones del ’46- le
hicieron saber que algo como era el aumento de la carne no podía deberse a una
cuestión de mercado sino a una conspiración mezquina de la “oligarquía
ganadera”. No hacía falta buscar culpables, estos ya estaban para el tiro al
blanco, eran los “diez o veinte patrones”- fetiches de un populismo perimido-
que añoraban los frigoríficos ingleses, que eran dueños de vastas extensiones
en las que para juntar la hacienda- que engordaba sin esfuerzo- solo bastaba
cerrar una aguada; hombres ruines que manejaban a sus peones a látigo puro y
que juntaban a pala la plata que, como el maná del Señor, les caía del cielo.
Si bien esa pavada aún sonaba como revolucionaria, la realidad de la producción
ganadera era totalmente diferente. No obstante, a este ser primario, criado en
una comarca con más ovejas que seres humanos y único propietario de una
vastísima ignorancia eso no le importaba; lo que valía para él, lo mismo que
para cualquier ignorante que aún la sigue repitiendo, era la fábula en la que
había creído a ojos cerrados, y ante eso lo único que le impuso su sinrazón
fue, con inocultable satisfacción personal, cerrar las exportaciones de carne.
De ahí, que la caída de la producción de carne y las
exportaciones estén indisolublemente unidas a la arbitrariedad oficial. Nunca
se respetaron en estos doce años reglas de juego claras ya que las armas con
que contaba el gobierno: ROES, retenciones, encaje, manejo discrecional de las
exportaciones y un atraso cambiario que a hoy ha hecho prácticamente imposible
cualquier actividad productiva o exportadora, estaban destinadas a herir de
muerte a la ganadería argentina. Pero la ignorancia conceptual que el
presidente tenía sobre la realidad de la actividad ganadera significó, en
definitiva, un aumento de la faena de hembras (48-50% entre 2007 y 2011) (4), con la consiguiente
reducción del stock y por lo tanto la disminución de la faena total,
terminando, a causa de todos estos disparates con un precio de la carne que no
ha cesado de aumentar . Así, lo que se quería evitar, el aumento del valor de
la hacienda en pie y el consiguiente aumento de la carne al mostrador, terminó
en un fiasco total.
No obstante, al gobierno no le importaba el resultado
final de esta serie ininterrumpida de atropellos siempre que pudiera lograrse
lo que no se consiguió, la baja del precio de la carne, en especial los cortes
populares. De esta manera el país cayó como exportador de carne del 3er. lugar
al 11º en 2014, por detrás de Paraguay, Uruguay y Belarus (5), y la consecuencia directa de esto fue el cierre de
131 frigoríficos que dejaron en la calle a 22.000 trabajadores y entre los
productores, terminaron siendo los principales perdedores los pequeños
productores ganaderos, aquellos que su rodeo no superaba las 300 cabezas. En
2006 eran el 72,1% de los establecimientos dedicados a la ganadería;
seguramente, los 27.000 productores que al año 2011 han abandonado la
actividad, según Senasa (6),
son parte de ese porcentaje.
Este abandono de la actividad, ya fuera de los campos de
invernada que se pasaron a la soja o de los pequeños productores estrangulados
por la condiciones económicas impuestas por el gobierno ha traído como
consecuencia una liquidación de stock que hizo que en los primeros tiempos en
que se tomaron las medidas el precio de la carne bajara, pero el stock ganadero
que en el año 2006 había subido a 56 millones de cabezas, cuatro años después
solo alcanzaba la cifra de 48,9 millones de cabezas, es decir, una pérdida de
18,8% de los activos ganaderos (7) .
Pero lo que mejor define la mentira del relato oficial y
el fracaso de su “política” ha sido el resultado del ridículo slogan enunciado
en 2008 en Chubut que imponía “defender la mesa de los argentinos”. Solo unos
pocos números dan una dimensión exacta de la falacia declamada ese día por el
ex presidente que, aún para esa fecha, seguía siendo el mandamás de la
Argentina; en ese año y alrededor de ese día, la carnaza y el espinazo para
puchero, ambos cortes baratos y populares, costaban: 6,80 $ y 2,40 $ el kilo
respectivamente (8), hoy
estos cortes cuestan 26,90$/kg el hueso con carne y 68,90 $/kg la carnaza (9). En 7,5 años ha
aumentado, el promedio de ambos cortes, un 967%, es decir un 35,3% anual desde
que se llamó a defender “la mesa de los
argentinos” o a “no joder con la
comida”.
Esta política sumada a la inflación ha hecho que mientras
el precio del kilo vivo solo aumentó un 530% (27% anual), los cortes populares
casi duplicaron el aumento del kilo en pie. En 2008 un trabajador con el sueldo
mínimo (SMVM= 1.200 $) podía comprar 200 kilos de carnaza, en julio de 2015
(SMVM = 5.588 $) solo podía conseguir 81 kilos del mismo corte. Esa diferencia
se debe a la inflación pero también al aumento del kilo vivo por políticas
estúpidas.
Solo queda hacer una pequeña acotación, el lomo- pedazo
de carne caro, al que un pobre accede solo si lo saca de la basura de ciertos
barrios o de un restaurante- aumentó un 702%, es decir un 62,25% de lo que
aumentaron los cortes populares.
En verdad, la defensa de los pobres jamás estuvo en
peores manos que en las de un populista en el que sus pocas neuronas se movían
solo por estupidez o resentimiento.
JOSE
LUIS MILIA
josemilia_686@hotmail.com
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(1).- Fuente: SAGPyA, Anuario Bovino 2007.
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(1).- Fuente: SAGPyA, Anuario Bovino 2007.
(2).- Cortes de carne de animales bovinos de edad comprendida
entre 22 y 24 meses de calidad especiales a buenos cuyo peso no exceda los 460
kgs de peso de faena. Los cortes que componen la cuota Hilton son: bife
angosto, cuadril, lomo, nalga de adentro, nalga de afuera (corte conformado por
cuadrada y peceto), bola de lomo y bife ancho.
(3).- /www.rosgannet.com.ar
(4).- www.econoagro.com / www. fyo.com/informe/analisis-de- coyuntura-ganadera
(5).- Fuente: USDA Livestock and Poultry: World Markets and Trade. Octubre 2014
(6).- Senasa.- Informe RENSPA, 2013
(5).- Fuente: USDA Livestock and Poultry: World Markets and Trade. Octubre 2014
(6).- Senasa.- Informe RENSPA, 2013
(7).- www.rosgannet.com.ar
(8).- Propaganda de Supermercado Coto en Clarín. Precios válidos para el 12/03/2008
(9).- Coto digital para el jueves 27/08/2015
(8).- Propaganda de Supermercado Coto en Clarín. Precios válidos para el 12/03/2008
(9).- Coto digital para el jueves 27/08/2015