La gran mentira del la esclavitud y el genocidio español en América
La gran mentira de la esclavitud y el genocidio español en América
Por Anthony Esolen y José Javier Esparza Torres
De
todas las mentiras que he escuchado a lo largo de mi vida sobre asuntos
históricos, quizá entre las que más me molestan estén las relativas al
papel ejercido por España en América. Las que conforman la “Leyenda Negra” que acusa a España de genocida y esclavizadora de los pueblos americanos durante la Conquista.
Y me molestan porque son acusaciones falsas e infundadas, que a base de
ser repetidas e introducidas con calzador en el ideario popular, hemos
acabado por creérnoslas hasta los propios españoles. Todo proceso histórico conquistador o colonizador conlleva el uso de la violencia y de las armas. Si bien el Imperio Romano invadió y conquistó España desde el siglo III A.C., arrasando y aniquilando a nuestros antepasados celtíberos, lusitanos, astures o cántabros,
a nadie con un mínimo de inteligencia se le ocurriría hoy decir que
Roma es la culpable de “la aniquilación de España” y del “sometimiento
injusto” de nuestro pueblo.
Más bien, los españoles mantendremos una
deuda eterna con Roma por habernos dejado un legado inigualable tras su
paso, latinizándonos y regalándonos su influencia y su organización.
Algo parecido, o quizá de superior magnitud, sucedió en lo que respecta a
la transmisión de riqueza a América tras nuestra llegada. La
diferencia, sin embargo, es que el Imperio Romano no tuvo la mala suerte
de contar con un enemigo anglosajón que volcara sobre él durante siglos
infinitas mentiras y leyendas destinadas a diezmar su legitimidad y
grandeza incontestables.
También los propios Tlaxcaltecas ayudaron a Hernán Cortés a derrotar a sus enemigos deTenochtitlán (los Aztecas de Moctezuma),
y los Aztecas, a su vez, combatieron junto a los españoles en
posteriores colonizaciones…La historia, como vemos, es al final una
sucesión de conquistas, y si bien se cometieron algunos casos aislados
de maltrato durante los periodos de introducción y de Conquista
(inevitables teniendo en cuenta las gentes, las circunstancias y la
época) España no ejerció sobre los nativos americanos ningún tipo de
genocidio ni esclavitud generalizado. Muy al contrario, podemos decir (y
avalarlo con documentación y hechos contrastados de la historia), que
España fue el único país de Europa que siempre protegió en su Conquista a
los nativos de todos nuestros territorios de Ultramar, garantizándoles
una vida digna y unos derechos integrales.
Pocos años después de nuestra llegada a
tierras americanas, y en virtud de nuestra condición de Reino católico
(clave en nuestra posterior relación con los indígenas), y del impulso
de nuestros frailes Franciscanos y Jesuitas, fuimos los
propios españoles quienes dictamos multitud de normas, leyes y decretos
oficiales que protegían a los indígenas de cualquier abuso. Y fue la
propia Reina Isabel la Católica quien determinó tras el primer viaje de Colón,
que los indios nativos no debían ser considerados esclavos, ni siquiera
gentes colonizadas, sino súbditos de pleno derecho de la Corona Española, como habitantes de las nuevas provincias recién descubiertas.
Y nos tomamos tan en serio los españoles la aplicación de justicia sobre los indígenas delNuevo Mundo,
que la Monarquía Hispánica inmediatamente acometió las reformas
necesarias para regular su trato de forma oficial. De esta manera, nada
más dos décadas después de iniciarse el Descubrimiento (el 27 de diciembre de 1512), España abolió la esclavitud indígena mediante las “Leyes de Burgos”, en las cuales se emitieron las ordenanzas necesarias “para el gobierno con mayor justicia de los naturales, indios o indígenas” y se estableció que el Rey de España tenía derecho a “justos títulos”
de dominio del Nuevo Mundo, pero sin derecho a explotar al indio, que
era hombre libre y podía tener propiedades, pero que como súbdito debía
trabajar a favor de la Corona sin mediar la esclavitud, retribuido y con
libertades garantizadas, a través de los españoles allí asentados.
España anteponía la evangelización de los nativos a cualquier otra
materia, nativos a quienes consideraba hermanos cristianos, dejando a un
lado las excepciones salvajes que efectivamente se pudieran dar y de
las que de ninguna manera fue culpable España como unidad.
Pero las “Leyes de Burgos” no fueron unas leyes aisladas en lo referente al trato a los indígenas, y treinta años más tarde (1542), España emitía las “Leyes Nuevas” ( o Leyes
y ordenanzas nuevamente hechas por Su Majestad para la gobernación de
las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios), en
las que entre otras cosas se regulaba aún más en detalle el trato a los
nativos, proclamando de nuevo su libertad y suprimiendo igualmente las
encomiendas. Eran normas emitidas por los propios españoles y que
restaban derechos a los pobladores españoles en beneficio de los
indígenas, algo inédito en aquel momento y digno de asombrosa
admiración…En esas “Leyes Nuevas”, el Emperador Carlos I
mandó constituir una comisión que determinara la limitación de los
derechos de los españoles en sus encomiendas y el sistema y forma en que
se llevaban a cabo las Conquistas (no podían violarse los derechos
indígenas en ese proceso). En dichas leyes, también se regulaban los
tributos que los indígenas debían aportar al Estado, como súbditos del
Rey que eran y no como esclavos.
En resumen, en lo relativo al trato a los indígenas, las “Leyes Nuevas” aportaban lo siguiente:
– Sobre la esclavitud:
* Cuidar la conservación y gobierno y buen trato de los indios
* Que no hubiera causa ni motivo alguno para hacer esclavos, ni por guerra, ni por rebeldía, ni por rescate, ni de otra manera alguna.
* Que los esclavos existentes fueran
puestos en libertad, si no se mostraba el pleno derecho jurídico a
mantenerlos en ese estado.
* Que se acabara la mala costumbre de
hacer que los indios sirvieran de cargadores (tamemes), sin su propia
voluntad y con la debida retribución.
* Que no fueran llevados a regiones remotas con el pretexto de la pesca de perlas.
* Se dictó orden a la armada española
para la persecución y castigo de las naves esclavistas inglesas,
holandesas y portuguesas que infectaban el caribe con destino a las
colonias anglosajonas y a Brasil.
– Sobre las encomiendas:
* Que los oficiales reales, del virrey
para abajo, no tuvieran derecho a la encomienda de indios, lo mismo que
las órdenes religiosas, hospitales, obras comunales o cofradías.
* Que el repartimiento dado a los primeros Conquistadores cesara totalmente a la muerte de ellos y los indios fueran puestos bajo la real Corona, sin que nadie pudiera heredar su tenencia y dominio.
Y es que, como decía el historiador e hispanista estadounidense Lewis Hanke, uno de los mayores expertos sobre Hispanoamérica: “Ninguna nación europea se responsabilizó de su deber cristiano hacia los pueblos nativos tan seriamente como lo hizo España”.
Y no solo cuidamos más que ningún otro país nuestra relación con
aquellos nuevos compatriotas, sino que el nacimiento del Imperio Español
en América supuso, de facto, en inicio de uno de los periodos más
prósperos de la historia universal. Un periodo en el cual la ciudad de México
llegó a convertirse en la urbe más grande y rica del planeta, o en el
que cuando llegaron las independencias, España había creado un legado
que convertía a Hispanoamérica en la región más próspera del planeta,
con un nivel de vida y una economía incluso superiores a las de la
Europa de entonces y con unas ciudades (como Lima, Santa Fe de Bogotá o México), mucho más importantes que Londres, París o la Roma
de aquel momento…Y fuimos quizá tan respetuosos y precavidos, que
podemos afirmar que los problemas reales de las independencias
americanas no fueron causados por España, sino por los trágicos y mal
llamados “libertadores”, que en nombre de una falsa
igualdad arrebataron a los indios sus derechos y sus tierras comunales,
amparadas por las leyes y los derechos que los españoles habíamos
decretado siglos antes.
Nuestra labor en América no tuvo
absolutamente nada que ver con genocidios o esclavitudes, y sin embargo
sí mucho que ver con el florecimiento en América de una nueva cultura
que venía a cambiar para mejor la que nos encontramos al llegar.
Descubrimos sociedades tecnológica y humanamente 3000 años atrasadas,
generalmente inconexas entre ellas, que en su práctica totalidad
practicaban el canibalismo y los sacrificios humanos, y a las cuales situamos a la cabeza del mundo en pocos siglos. Y es España la responsable de haber trasladado a América el urbanismo,
el derecho, las economías estructuradas, la agricultura, las
universidades, las catedrales, las técnicas arquitectónicas, la
influencia del Renacimiento, la imprenta, la rueda, la escritura, la
música o la fe, entre otras infinitas cosas. Fundamos 23 universidadesen América que daban educación a casi 200.000 alumnos de todas las clases sociales y razas (Portugal no fundó ninguna en Brasil durante su periodo colonial, mientras que la Inglaterracolonial
de entonces, por ejemplo, hasta ese momento se había preocupado más
bien poco por educar a sus indígenas), y a través de la península,
hacíamos llegar a América todas las corrientes intelectuales y las artes
que la grandiosa España de entonces absorbía.
¿Qué se cometieron atrocidades e
injusticias? Sin duda, sí. ¿Qué hubo quienes utilizaron su poder
personal para esclavizar a veces a los indígenas? También. Pero el 95%
de las muertes acaecidas por aquel tiempo en América no son producto de
las armas españolas, sino de los virus y enfermedades (como la gripe,
la viruela, la escarlatina o el sarampión), que inevitablemente se
transmitieron de España a América y de América a España entre dos mundos
que hasta ese momento habían estado permanentemente aislados entre sí.
Por todo ello, creo que es deber de toda
la comunidad Hispanoamericana conocer estos hechos, para no dejarnos
seguir engañando por la leyenda negra creada por el mundo anglosajón y
por quienes encabezaron las distintas independencias e hicieron creer a
algunos que la bellísima historia común que tenemos no fue sino una
vulgar y cruel escabechina. Con un poco de rigor histórico y cultura,
descubrimos que lejos de ser aquello que esos dicen, la historia de
España en América es uno de los periodos más hermosos y prósperos de la
historia universal, porque España no fue a América para irse sino para
quedarse, para construir y para fusionarse. Y fruto de ese aporte y de
esa fusión son sus ciudades y sus gentes de hoy, que son el mejor
ejemplo vivo de aquella gesta sin igual que hermanó para siempre a una
comunidad de naciones que hoy engloba a 450 millones de personas.
FUENTE: “Guía políticamente incorrecta
de la civilización occidental”, adaptación española basada en: The
Politically Incorrect Guide to Western Civilization. Anthony Esolen y
José Javier Esparza Torres. Ciudadela Libros, S. L. Madrid (2009). ISBN:
978-84-96836-56-3