Justicia, en el Año de la Misericordia. Mons. Lona
A partir del texto del diario La Nación, publicado en la anterior entrada,
reproduzco aquí una carta abierta -poco conocida, por cierto- que Mons.
Lona, obispo emérito de San Luis, escribió hace sólo dos meses a sus
hermanos en el episcopado argentino, acerca de la dolorosa de
la Argentina respecto de la violencia en los años ’70 y su memoria hemipléjica.
P. Javier Olivera Ravasi
La justicia , en el Año de la Misericordia
Por Mons. Jorge Luis Lona,
Obispo emérito de San Luis, Argentina
A mis hermanos en el Episcopado 11 de abril de 2016
111º Asamblea Plenaria
1- Antecedentes : (Años 2013 y 2014).
En la Asamblea Plenaria 105 , primera del
año 2013 , tuve ocasión de difundir diez documentos referentes a la
década del 70 , respondiendo a una propuesta de la Asamblea anterior :
“no eludir la responsabilidad de avanzar en el conocimiento de esa
verdad dolorosa y comprometedora para todos”.
Así pude incluir las casi olvidadas
páginas del “Osservatore Romano”, en que la imagen del Papa Pablo VI
junto al Cardenal Primatesta testimoniaba la importancia de la Carta
Pastoral Colectiva de la CEA (05/07/77) , que publicada allí daba
difusión internacional a lo que fue en ese momento la más importante
denuncia de la trágica dimensión de los excesos -inadmisibles e
ilegales- del accionar represivo oficial.
Al mismo tiempo , como fruto de mi
actividad pastoral en el penal de Mendoza con los procesados en relación
con delitos cometidos durante dicha represión , pude manifestar que en
mi opinión “eran tratados desde una perspectiva y procedimientos mucho más vinculados con la venganza que con la justicia” . Agregaba testimonios al respecto.
A través de la Nunciatura Apostólica hice llegar al Papa Francisco
toda esa información , y antes de un mes recibí su alentadora respuesta
. Me animaba a continuar mi “delicado y valioso apostolado”, y me
aseguraba que la Santa Sede “no dejara de poner todo de su parte para que sean tutelados los derechos procesales y la dignidad humana de los procesados”.
En la siguiente Asamblea Plenaria 106 di a
conocer esta respuesta , y presenté nuevos elementos probatorios de la
clara negación de justicia que sufrían los presos en cuestión .
Informado nuevamente al respecto el Papa Francisco , la respuesta que el
29/11/13 me hizo llegar renovaba los mismos conceptos de la anterior ,
agregando “la tutela de cuanto concierne a sus familiares”.
En la Asamblea Plenaria 107, primera de
2014 , también comuniqué la nueva respuesta , y pude transmitir un
mensaje y un ejemplo alentador , sobre los conflictos aparentemente
insolubles . El mensaje era del Papa Francisco , en los puntos 228 a 230
de la Exhortación “Evangelii Gaudium”. Al comienzo del punto 228 , el
Papa indicaba :
“De este modo , se hace posible desarrollar una comunión en las diferencias , que sólo pueden facilitar esas grandes personas que se animan a ir más allá de la superficie conflictiva y miran a los demás en su dignidad más profunda . Por eso , hace falta postular un principio que es indispensable para construir la amistad social : la unidad es superior al conflicto.”
Y el ejemplo estaba dado por dos “grandes
personas”, el presidente sudafricano Nelson Mandela y el arzobispo
anglicano Desmond Tutu . Un gran testimonio publicado en esos días ,
demostraba como la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación
había podido unir esos dos bienes , para lograr el milagro de una
Sudáfrica “mirando al futuro”. Y de nuestra patria , concluía el autor :
“una Argentina encadenada al pasado… lo que es terrible para
los jóvenes . Aquí los jóvenes están hundidos y aprisionados en el
pasado.” (“La Nación”, 23/03/14)
2- Pasado y Presente : (Año 2015 y año 2016) .
Por desgracia para la Argentina , a
partir del año 2003 el poder político dominante había aplicado de manera
cada vez más extrema un principio opuesto al de Francisco. Maximizar el
poder a través de la construcción de la enemistad social . Practicar e
inculcar la superioridad del conflicto , por encima de la unidad .
La aparente realización total de este
proyecto de poder , tuvo una consecuencia paradójica. De manera
imprevisible , quienes detentaban ese poder anhelado y gozado , por
voluntad del pueblo lo perdieron a fines de 2015 .
Pero desde mucho antes , aquel poder del
odio había logrado conformar una justicia federal penal sistemáticamente
negadora de justicia para “los procesados por las vicisitudes políticas
de la década de los setenta”, como se los calificó en las
respuestas papales . Señalaremos algunos aspectos de esa negación de
justicia
– Son más de trecientos cincuenta los muertos en la cárcel pasados los setenta años , como únicos penados en el país a quienes se les niega el derecho a la prisión domiciliaria .
– De un modo igualmente arbitrario , se prolonga su prisión preventiva mucho más allá de los tres años que permite la ley .
– Se los trata con reiterada violación del Código Procesal Penal .
– Se les aplica el concepto de “delito de lesa humanidad” sin tener en cuenta la normativa de vigencia mundial al respecto .
– Se avalan y apoyan -durante los juicios- testimonios escandalosamente falsos .
A través de abogados defensores cuya
integridad me consta , puedo mencionar dos casos arquetípicos . Un
oficial retirado de la Fuerza Aérea de heroico desempeño en las
Malvinas. Recibió prisión perpetua sobre la base de un solo testimonio
falso , desmentido por tal cúmulo de pruebas que la parte querellante
dejó de serlo por considerarlo inocente . Un oficial principal retirado
de la Policía de Mendoza . Condenado sin pruebas ni testigos a cinco
años de cárcel , de los cuales lleva cumplidos tres . Sin justificación
alguna se le revocó la prisión domiciliaria que le había sido concedida
por su avanzada edad y por graves dolencias . Hablé con él en la cárcel hace un mes . Con 79 años , casi moribundo .
No se trata de hacer borrón y cuenta nueva , y menos aún de impunidad . Sólo JUSTICIA.
Desde hace más de tres años , cada mes , celebro la Penitencia y la Eucaristía en la cárcel de Mendoza
. Y para que eso sea posible, he perseverado en reiterarles el
cumplimiento del Padre Nuestro : “así como nosotros perdonamos a los que
nos ofenden”. Perdonar rechazando la mentira homicida del demonio : “el
rencor a los que te ofenden , es tu dignidad”. NO . Es el veneno para
las ratas que te mata por dentro , y la peste contagiosa que te haría
imperdonable cualquier diferendo con tus compañeros encarcelados .
Perdonar es seguir perdonando , porque la tentación inevitablemente vuelve a la memoria .
Perdonar con la súplica perfecta de un
Ave María . Pedírselo a Cristo por su Madre Santísima . que Él ama como
la creatura elegida , y la madre en que fue engendrado por el Espíritu
Santo . Por nosotros pecadores , los que me ofenden , y yo ofendido . Se
puede perdonar así , rechazando la tentación del odio , si se reza
palabra por palabra , y perseverantemente . Si la tentación vuelve a los
diez minutos , se puede volver a rezarlo .
Hay una terrible alternativa , en que la
mentira del diablo sale vencedora . Se proclama como un lema triunfante :
“¡Ni olvido ni perdón!”. Es decir , rencor hasta la muerte . En la hora
de la muerte , la misericordia de Dios llama a todo corazón humano con
amor infinito , pero no le quita la libertad con que nos creó personas .
Y si la misericordia es rechazada , se habrá elegido el rencor eterno.
Volvamos a la propuesta papal “La unidad
prevalece sobre el conflicto”, incluida en el Cap. Cuarto de la
Evangelii Gaudium . Bajo ese título , los puntos 226 y 227 , previos a
los ya mencionados , nos orientan sobre el camino a seguir . El
conflicto debe ser asumido , pero “sin quedar atrapados en él” .
Perderíamos “el sentido de la unidad profunda de la realidad”. Tampoco
es aceptable hacer “como si nada pasara , y lavarse las manos para
continuar con la propia vida”. Pero hay “una tercera alternativa , la
más adecuada : aceptar sufrir el conflicto para resolverlo ,
transformándolo en el eslabón de un nuevo proceso”.
¿Qué puede hacer hoy nuestra Iglesia para promover ese eslabón que una la auténtica justicia con la misericordia?
En la Argentina hay juristas cuyo renombre académico va unido a una
conducta intachable y un juicio ecuánime . Su intervención sería
iluminadora , y es posible lograrla .
Mons. Jorge Luis Lona
Obispo emérito de San Luis