Lo más grave del discurso de Francisco en el Congreso Eclesial de la Diócesis de Roma, 16/06/2016 – Judica me Domine
[Dirán que soy paranoico,
pero no soporto esta imagen. Una iglesia no es para dar un discurso. Para eso
hay aulas que hagan falta. Y más colocándose el ponente en el centro mismo,
delante del altar. Como si ocupara el lugar de Dios. No lo soporto.]
Ya hemos oído con esperpento las
declaraciones de Francisco en este Congreso del junio. Lo muy grave fue decir
que “una gran mayoría de nuestros matrimonios sacramentales son nulos”. Sabemos
la “explicación” posterior que tuvo que dar el P. Lombardi, más o menos: “que
si la improvisación, que le pidió el mismo Francisco rectificar, etc”,
dejándolo en “una parte”.
Naturalmente que esa declaración es
gravísima. Significa de hecho que miles y miles de matrimonios serían nulos.
Pero eso implica que la Iglesia (aunque sea en la práctica) reparte los
sacramentos de forma sacrílega. Entonces, ¿la Iglesia es la barca de salvación,
o una institución charlatana? Eso es inadmisible, y además es falso.
En primer lugar, por mucho que se diga, no es
tan difícil saber lo que es necesario para un matrimonio válido. Uno con una,
para siempre. Educar los hijos cristianamente, y querer recibirlo de Dios como
él quiere. Y, en el peor de los casos, si eso no se enseña (sabemos que hay de
todo), ¡simplemente hay que hacerlo!
Siempre hubo problemas en la Iglesia, y
dificultades para transmitir la fe. Pero no hay que excusarse en las
irregularidades, sino corregir lo que no se hace bien. ¿No se enseña bien? Pues
a hacerlo, así, así y así. Tres frases. Lo demás se encargarán debidamente instruidos
y formados para ello, la Iglesia los tiene.
Pero acto seguido, va otra cosa más grave
todavía. Que después de cierta y probada duración de una convivencia (en una
unión “de hecho”), al parecer eso serían “matrimonios verdaderos”.
Para un momento. Estamos en el contexto de
una diócesis (si te parece poco, de la misma Roma), es decir, estamos hablando
de católicos conviviendo, ¿o qué? Y resulta que de esta forma llegan a ser
“matrimonios verdaderos”. O sea, ¿con la gracia del matrimonio? ¿Me está
diciendo que la naturaleza produce la gracia?
Eso es lo que sale del contexto. Y eso es lo
sangrante, más grave que lo anterior, ya que aquí se toca la misma herejía. La
naturaleza, con debidos “requisitos”, da lugar a la gracia. En el fondo es lo
que está diciendo.
Y luego viene lo grosero – mal educado,
insolente, de máxima arrogancia – y lo blasfemo.
“E Gesù si fa un po’ il finto tonto,…”
“Jesús se hace un poco tonto,...”
“La morale qual è? Era di lapidarla. Ma Gesù manca, ha
mancato verso la morale.“
“¿Cuál era la moral? Era de lapidarla. Pero Jesús falla,
ha fallado contra la moral.“
“Gesù si è sporcato di più. Non era uno “pulito”,”
“Jesús se ensució un poco. No era un “limpio” (y con el
diminutivo en el original)”
¿Qué le está pasando a este hombre? Va a
peor, a un descaro que va creciendo por momentos. La situación es insostenible.
¿Hasta dónde llegará? ¿Cuándo reaccionará la gente alrededor suyo que los hay
que tienen que saber lo que tienen que saber? ¿Hasta cuándo aguantaremos a esta
insolencia?
Esto es de escándalo. No se calla y va a
peor. Que sea un usurpador – no por la fuerza; lo han elegido, pero no tiene
materia suficiente y por eso no puede estar sentado allí dónde está – ya lo
dijimos muchas veces, pero ahora parece como el que no rige bien.
Día tras día. Ahora acaba
de decir que en el Oriente Medio no hay un genocidio de cristianos, que
tiene crisis de fe. ¿Pero se puede hablar en la Silla de San Pedro como si
estuviera en un bar de la esquina, y ni eso?
En el Código
de Derecho Canónico de 1917 se decía que cualquier clérigo ipso facto
pierde su cargo y sin ninguna declaración (nº 188: “Ob tacitam renuntiationem ab ipso iure admissam quaelibet officia vacant
ipso facto et sine ulla declaratione, si clericus:”), si
3.
“A fide catholica publice defecerit;”
– Públicamente se aparta de la fe católica.
En el Código
del 1983 no encuentro un artículo similar. ¿Por qué será? Pero aquella
sentencia que acabamos de comentar es de pura lógica y tradición de siempre:
como “prima sede a nemine iudicatur”
(La Santa Sede no es juzgada por nadie), lógico, es la máxima instancia, al
verdadero papa no se le puede deponer.
Pero a un charlatán hay que señalar el
camino.
Visto
en: Judica me Domine
Agradecemos
a nuestra amiga Maite C el acercarnos el artículo.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista