Relatos modernos
LOS DERECHOS HUMANOS DE MACRI
Y LA CONTINUIDAD K
Al grito de “Recuperamos la República”
Los días previos a la “revolución
de la alegría”, y el pasado 10 de diciembre sobre todo, macristas
convencidos y aquellos de ocasión o relumbrón no dejaron de alentar a quienes
los escuchasen a fin de que “embanderasen
las casas para celebrar con júbilo la recuperación de la República”. Y
aguafiestas fuimos quienes, hasta con pacato pudor, opusimos alguna nota
discordante al relato rupturista y a la épica de la discontinuidad que
presuntamente se venía con Mauricio Macri y sus equipos.
Si por caso recuperáramos la auténtica República de los tres poderes y
la Constitución del ‘53, con sus debidas reformas, no creo que sea el mejor
bien para la Patria que pudiéramos celebrar de Mauricio Macri. Es hija del
liberalismo político del que dijera Napoleón que “no creía mucho en sus principios ex- cepto cuando le servían para derrotar
a sus adversarios”.
Y si cierta sigue siendo la vieja
tesis nacionalista de que los gobiernos se suceden pero el Régimen permanece
inalterable; luego, entonces, esta República recuperada no será sino la
entelequia jurídico-política destinada a sostener la savia intacta del Régimen,
incluyendo sin cortapisa alguna tanto las democracias de facto como los últimos
treinta y dos años de democracia partidista, frentista o aliancista.
Pero la Argentina es el país del “nunca cambiemos” y las mudanzas sabias
y rectas son las que de veras faltan. El italiano “ogni tanto bisogna cambiare” aquí no funciona; el estribillo de la
“negra” Sosa “cambia, todo cambia”
tampoco arrastra.
Y las cosas siguen igual ayer con Cristina y hoy con Mauricio. Los cambios
que muchos celebran y vocean son más aparentes que reales y las figuras que hoy
estarán no sólo no reemplazan los viejos conocidos sino que parecen representar
el más puro y duro continuismo K.
¿Usted me pide una prueba, lector amigo? Aquí va una.
Un fiel servidor judío para “Memoria, Verdad y Justicia”
En efecto, estamos hablando de Claudio Avruj, hasta hace pocos días
subsecretario de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires, quien a partir
del jueves 10 de diciembre se ha convertido en el nuevo titular de la
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, “y por ende responsable de
continuar la política de Memoria, Verdad y Justicia iniciada en 2003, cuando
Néstor Kirchner nombró en ese cargo al fallecido Eduardo Luis Duhalde”. Hasta
aquí la primera parte de la información publicada por Telam la Agencia Nacional
de Noticias, el miércoles 25 de noviembre pasado. No concluye aquí el currículum vitae del “siervo continuista
y fiel” pues añade la gacetilla de Telam que “Avruj, un licenciado en dirección y organización institucional, fue
durante toda una década (1997-2007) director ejecutivo de la Delegación de
Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y está considerado un hombre de confianza
del ex banquero Rubén Ezra Beraja, quien presidió la DAIA entre 1991 y 1998 y
está siendo juzgado, acusado de encubrir a quienes volaron la mutual AMIA (…) Avruj pasó a
encabezar la Dirección de Relaciones Institucionales del gobierno porteño
en 2007, y tres años después asumió en la Subsecretaría de Derechos Humanos
y Pluralidad Cultural, en
reemplazo de Edgardo Berón”. Además, y para aprovechar el tiempo libre que le quedaba
por las tardes, “Avruj fue designado en 2013 al frente del Museo del Holocausto,
cargo que ejerce de manera honoraria. Designó en esa entidad como hombre de confianza
a Guillermo Yanko, pareja de la futura ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Avruj
está asociado con Yanko (que
cuenta con afiatadas relaciones con fundaciones
estadounidenses) en emprendimientos como la “cadena judía de información Vis a vis” dedicada
a temáticas de la colectividad judía y financiada en su totalidad por publicidades del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
(…) El año pasado, el funcionario (Avruj, se entiende) cerró el Programa
de Atención a las Víctimas de Delitos Sexuales,
en tanto que los trabajadores de la subsecretaría lo acusaron
de negarse a actualizar los haberes de los trabajadores con- tratados que se desempeñan en el Parque de la Memoria, sobre la Costanera Norte, donde se encuentra el monumento a las víctimas
del Terrorismo de Estado (…) Por
último, y para que tengamos bien presente el orden de jerarquías y subordinaciones, “Avruj
está considerado un funcionario próximo a Marcos Peña, actual
jefe de Gabinete porteño, quien asumiría igual función
co- mo «primus inter
pares» del gobierno nacional a partir del
10 de diciembre”. Hasta aquí el reporte
de Telam.
Pero, claro, no las tiene todas consigo Claudio Avruj
y no falta quien lo corra por izquierda.
Jorge Elbaum, plumífero de “Página/12”
y auténtico “judío por la liberación”,
se queja amargamente de que Avruj
ocupe la Secretaría de Derechos Humanos precisamente porque “sus antecedentes son coherentes con el resto del gabinete, conformado
por empresarios, CEO de multinacionales y actores de las ONG devenidos
en puristas gestores del Estado. Todos ellos
se autodefinen como la contracara de la “militancia” –las comillas son de Elbaum– y buscan difundir una pátina aséptica y desideologizada orientada a
invisibilizar sus biografías y naturalizar la verdad de sus decisiones futuras”
(Jorge Elbaum, “Derechos
(humanos) torcidos”, “Página/12”, 3 de diciembre de 2015).
¡Tranquilos muchachos
que Claudio Avruj sabe respetar fidelidades y, amigos son los amigos,
no habrá ideología, Memoria, Verdad y Justicia capaces de resistir un buen plan de carrera y un no menos cuantioso
menú de negocios personales!
Al fin de cuentas qué son la Revolución, el Terrorismo de Estado y los Parques
de la Memoria sino la ocasión
de hacer buenos
números con camaradas y amigos y seguir vendiendo el mismo relato
K esta vez con los colores de Cambiemos.
Calma, liberales y socialistas, porque Anzoátegui nos
ha enseñado de una vez por todas que los judíos no se juegan
por nada “porque
no pelean nunca: prefieren esperar a ver quién gana, para luego ofrecer sus
servicios al vencedor y de paso quedarse con la mayor parte de sus ganancias”.
“Es una lástima que
los Reyes Católicos hayan muerto”, se lamentaba don
Ignacio Braulio.
¡Cuánta razón tiene!
Ernesto Alonso