LA DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA Y LO INCAICO
Por: Francisco Pestanha.
Los relatos históricos escolarizados, lamentablemente,
suelen transmitir una visión limitada de los acontecimientos acaecidos el 9 de
julio de 1816, y los textos clásicos presentan visiones sesgadas de las circunstancias
vinculadas a esa histórica fecha.
Fue gracias al revisionismo histórico, y en especial a
través de los textos de autores como José María Rosa, que los argentinos
pudimos obtener una visión más integral y realista sobre tal epopeya.
Una circunstancia no muy difundida se vincula al
interesantísimo debate sobre la forma de gobierno que aconteció en el seno del
Congreso de Tucumán, y en especial, a la posición política y conceptual
adoptada por Manuel Belgrano.
Consciente de las crisis por las que atravesaban las
"repúblicas" europeas, el vencedor de la Batalla de Tucumán se
inclinó nítidamente, en aquella oportunidad, por la instauración de una
monarquía atemperada de base constitucional, recomendando apelar a la dinastía
de los Incas, ya que para él, la restitución de esa casa implicaría un acto de
justicia con una estirpe que había sido indignamente despojada del trono.
Belgrano consideraba, además, que tal decisión despertaría el entusiasmo
general de los habitantes de la campaña.
La "gran" prensa porteña no hizo más que burlarse
de la propuesta llegando a referirse a ella como la del rey "patas
sucias".
Por su parte, la idea de reinstaurar la monarquía incaica
estuvo acompañada por otras como la del catamarqueño Acevedo, quien impulsó el
proyecto de establecer la capital en el Cuzo, como estrategia tendiente a
preservar la unidad de América del Sur.
La apelación a lo incaico en Belgrano y en otros patriotas
no solo se centró en el debate político acontecido en dicho congreso.
La inclusión deliberada del sol en la bandera argentina
constituyó otra referencia simbólica ya que representa a inti, designación en
lengua quechua del sol, que era considerado como deidad en la mitología Inca.
No cabe menos recordar, además, que una de las estrofas de
la versión completa del Himno Nacional Argentino rezaba textualmente: "Se
conmueven del Inca las tumbas, y en sus huesos revive el ardor, lo que ve
renovando a sus hijos, de la Patria el antiguo esplendor". Años después la
versión fue "lavada" y reducida sustancialmente.
Miradas inclusivas como las citadas, dan cuenta de la
particular visión estratégica que primaba en algunos de los protagonistas de la
época en los que reinaba una concepción integral e integrada de una nación en
formación, que para ellos ya contaba con antecedentes milenarios en América.
Gustavo Cirigliano enseña que toda la historia es nuestra
historia, y aunque a veces pretendamos negar una parte de ella, siempre
llevaremos a cuestas un cabo suelto sin anudar, siempre habrá un pedazo de
nosotros que no lograremos integrar.
Y todo aquello que uno no contacta ni incorpora, enseña el
maestro, no cierra, no desaparece, "continúa llamando, sigue siendo un
mensaje en espera de ser recibido, reclamando ser escuchado".