Correspondencia
SI
UN CIEGO
GUÍA
A OTRO CIEGO
Sr Director:
Como tantos católicos argentinos me sentí
abochornado y con vergüenza ajena por el revoleo de la valija de dólares por
encima de las tapias del Convento de La Reja en General Rodríquez. No porque el
protagonista principal fuera un alto funcionario político del gobierno
precedente. Después de todo, se trataba de un integrante típico de la
corporación partidocrática que ha tomado el Estado para provecho propio.Y esto
es, además, la democracia, forma impura de gobierno, según Aristóteles.
No. Mi pena proviene, por un lado, del
involucramiento del obispo muerto (según parece muy amigo del dinero, y de las
estancias de un rico armador naviero en la zona de Sierra de La Ventana) y, por
otro, por el desempeño patético en la ocasión de Monseñor Juan Radrizzani, actual
Arzobispo de Mercedes, bajo cuya responsabilidad está el convento de marras. Es
decir, sus negaciones, mentirillas, ambigüedades, cara de yo-no-tengo-nada-que-ver
y, finalmente, los hipócritas lagrimones de cocodrilo cuando se quejó casi
sollozante: “quien me va a creer ahora si yo digo que erancriptas y no
bóvedas”.
Pues bien, este desbarre al final de la carrera del
obispo mercedino parece una broma permitida por Dios Padre para que él –y sus
colegas del episcopado argentino‒ empiecen a hacer su examen de conciencia
antes de morir. He escuchado por ahí, sin entrar en mucho detalle, que el
Obispo Radrizzani tiene su frondoso prontuario en las filas inmundas y
disolventes del Progresismo Modernista que ha demolido la Iglesia en los
últimos 60 años. Por esto no sorprende su carrera ascensional ni su pertenencia
a un episcopado mayoritariamente felón. Es decir, traidor e infiel a Cristo por
acción u omisión.
En este sentido vale compartir ‒y aquí viene mi
pequeño aporte para conocer mejor de dónde viene Radrizzani‒ que
inesperadamente cayó en mis manos el artículo extraordinario, del R. P. Julio
Menvielle (escrito para refutar los artículos de la revista Criterio del
22 de agosto de 1968, sobre la Humanae Vitae)aparecido en Jauja
Nro 22 de Octubre de 1968. El mismo lleva por título Si un ciego lleva a otro ciego.
Los dos ciegos de la metáfora son el entonces Padre
Jorge Mejía, luego Cardenal y reconocido protector de bujarrones (la Homomafia
Vaticana que le llaman), quien también tuvo su inesperado tropiezo farsesco al
final de sus días cuando su automovil con chapa diplomática fue utilizado,
gracias a su secretario personal, para contrabandear dinero en Europa. Y el
otro ciego del artículo era el moralista P. Juan Radrizzani, por aquellos años
siniestros de “renovación” y anarquía eclesial, Teólogo en la Facultad de
Teología de Villa Devoto.
Entre los dos prelados colegas se brindaron
entonces mutuo respaldo para “escamotear lisa y llanamente la Encíclica Humanae
Vitae de S.S. Paulo VI bajo un sincuento de sutiles consideraciones”, con
el afán de confundir y relativizar el pronunciamiento dogmático, claro y
valiente, del Papa, sobre la ilicitud e intrínseca perversidad del recurso a
los medios contraceptivos. Meinvielle los expuso con la acuidad, lucidez y
coraje que lo caracterizaban, de modo contundente e inapelable, desarticulando
la maniobra en la que se combinaban el consumado “arte de embrollar de Mejía” y
la sofística petulante, contradictoria y desobediente del moralista de Villa
Devoto.
Luis Álvarez Primo
Bella
Vista, 26 de junio de 2016