domingo, 15 de enero de 2017

2. Platón y la polis "justa"




2. Platón y la polis "justa"

 
El infanticidio era no sólo común en el mundo clásico, sino además totalmente tolerado y legitimado. Séneca contemplaba el hecho de ahogar a los niños en el momento del nacimiento como algo provisto de razón, y, por supuesto, la idea de que debiera mantenerse la vida de un hijo no deseado provocaba una repulsa directa. Al respecto, debe recordarse que Tácito censuró como una práctica "siniestra y perturbadora" el que los judíos condenaran como "pecado el matar a un hijo no deseado" (Historias, 5, 5). No se trataba, desde luego, de excepciones. Platón (República, 5) y Aristóteles (Política 2, 7) habían recomendado el infanticidio como una de las medidas políticas que debía seguir el Estado.
Los planteamientos de las teorías de la Grecia clásica sobre la población tienen un origen naturalista y se desarrollan en torno a idea de la polis justa. Así, la polis justa es aquella que se ajusta al orden natural. Eso quiere decir que existe una estructura ideal de la polis que determina cuántos individuos y de qué características deben componerla.


En la ciudad que Platón dibuja en Las Leyes, deben existir 5.040 individuos, que es el múltiplo de 1 x 2 x 3 x 4 x 5 x 6 x 7. Además es un número que admite hasta 59 divisiones, entre ellas las comprendidas entre el 1 y el 10, lo que le convierte en ideal para establecer todo tipo de repartos proporcionales de población. Obviamente se trata de un tipo de argumentación de fuertes resonancias pitagóricas, muy adecuada a la idea de orden natural.
Para mantener el tamaño de la población fijo en esos 5.040 individuos Platón propone que las parejas procuren tener un solo hijo, y si tienen más de uno, que todo el patrimonio lo entreguen a uno sólo “al que les resulte más grato”, y que los demás los entreguen, si son mujeres, para el matrimonio, y si son varones y dan su consentimiento, para su adopción por otras parejas.
Platón propone crear “una magistratura con poderes y prestigio extraordinarios que estudiará qué hay que hacer con los hijos que sobren o falten”. Los procedimientos que aplicará esa magistratura son diversos: “control de natalidad para los que tengan hijos en abundancia o, a la inversa, promoción y estimulación del aumento de la natalidad, que se manifestará con recompensas, sanciones o advertencias hechas por los mayores en charlas orientativas a los jóvenes”. Y si el control de la natalidad no sirve para detener el crecimiento, entonces la polis deberá crear colonias para dar salida a su exceso de población.

“Ahora vayamos a los recién casados para enseñarles cómo y de qué manera han de engrendrar los hijos; y si tal vez no les convencemos, habremos de amenazarles con ciertas leyes (…). La esposa y el esposo deben proponerse ofrecer a la ciudad los hijos más bellos y mejores que les sean posibles” Platón, Las leyes, libro VI.

Pero la polis justa de Platón no es sólo la que tiene un número adecuado de habitantes sino, como afirma en La República, la que establece procedimientos para procurar que esos habitantes sean los mejores, mediante el estímulo del apareamiento y la procreación de los más perfectos, y la evitación de la procreación, incluso mediante el infanticidio, de los peores.

“Pues bien, tomarán (se refiere a los Organismos nombrados a este fin) a los hijos de los mejores y los llevarán a la inclusa, poniéndolos al cuidado de unas ayas que vivirán aparte, en cierto barrio de la ciudad; en cuanto a los de los seres inferiores – e igualmente si alguno de los otros nace lisiado – los esconderán, como es debido, en algún lugar secreto y oculto” Platón, La República, libro V, 460c)
Como puede verse, en Platón se encuentran ya presentes buena parte de los planteamientos y métodos que se aplicarán al control de la población hasta la actualidad. Aristóteles, en su Política, no hará sino refrendar, aunque de manera más difusa y moderada, los planteamientos de su maestro Platón. Allí justificó el comportamiento homosexual como una decisión política de limitar la población de Creta (Políticos, II, 10). También formula la muerte del ya nacido por el simple hecho de no avenirse a ciertos cánones arbitrários de salud o estética corporales.

“Sobre el abandono y la crianza de los hijos, una ley debe prohibir que se críe a ninguno que esté lisiado” Aristóteles, Política, Libro VII, cap XVI.