La Corrupción K en la “Década Ganada” (Capítulo XI)
CAPÍTULO XI
ALTO CALAFATE, EL HOTEL “FANTASMA” DE LOS KIRCHNER
”Solo cuando baje la marea sabremos quién estaba nadando desnudo” (Warren Buffet)
1. Sospechas de negocios turbios, coimas y lavados[1]
a) Plazas nunca ocupadas
Clarín se alojó en una de sus
habitaciones. Se ve lujo, pero poco movimiento para una inversión
millonaria. Con 103 habitaciones, el Alto Calafate se impone hace años
como uno de los hoteles más lujosos de la Villa Turística santacruceña.
Las opciones de alojamiento son
cuatro: doble, doble superior, triple y suite. La tarifa más baja
empieza en $ 1.475 la noche. El estilo patagónico en su decoración, un
ambiente cálido, a veces se ve afectado por las intermitencias de
Internet o una televisión con poca nitidez para semejante precio.
Pero la polémica con el más
emblemático de los hoteles de la familia Kirchner no tiene que ver con
estos detalles de servicio, sino con una sospecha mayor: si no se trata,
en realidad, de un alojamiento “fantasma” que usó el matrimonio
presidencial para hacer negocios turbios con el empresario más
beneficiado con la obra pública, Lázaro Báez. Opositores hablan de
“coimas y lavado”.
El Alto Calafate es gerenciado
por Hotesur S.A., empresa creada en noviembre de 2003, a pocos meses de
la asunción de Néstor Kirchner como presidente. A través de otra firma
vinculada al empresario santacruceño, Valle Mitre, Hotesur recibió en
concepto de “alquiler” $10,1 millones ($6,3 millones en 2010, $3,7
millones en 2011).
Mientras conseguía contratos
millonarios para realizar obras financiadas por la Nación, Báez les
alquilaba cientos de habitaciones en hoteles a los Kirchner, plazas que
casi nunca eran ocupadas.
El secretario de la Presidencia,
Oscar Parrilli, lo calificó como “un negocio entre privados” y hasta
especuló con que el empresario lo hacía “seguramente para
subalquilarlas”.
b) Esto jamás se comprobó
El ingreso al hotel se vislumbra a
la distancia, imponente, cercano al Aeropuerto y a 3,5 kilómetros del
centro. La vista es privilegiada: desde el comedor, se ven el Lago
Argentino y el Cerro Calafate. La habitación “Standar Queen” la más
“básica”, es la que sale $ 1.475 por noche.
El movimiento que se ve es
escaso. La mayoría de los que recorren los pasillos y los espacios en
común son turistas extranjeros. Un empleado atiende amablemente a Clarín
y explica: “Ahora tenemos más movimiento, es enero y a muchos
extranjeros les gusta pasar fin de año en el Glaciar, pero a lo largo
del año el trabajo es menor”.
Después de contar detalladamente
cómo son los servicios, el personal sólo se sonríe cuando se lo consulta
por las denuncias que involucran al hotel con Lázaro Báez. Y ensayan
una defensa. “Sabemos que lo que se dice es para perjudicar a la
Presidenta, acá se comenta, pero no pasa de eso y no perjudicó en el
ritmo de trabajo”, comentó una encargada reconociendo, de todos modos,
que son pocas las veces que ese ritmo de trabajo es intenso, un “mal”
que afecta a casi toda la plaza hotelera de la Villa (ver aparte).
La duda vuelve: ¿para qué semejante inversión del matrimonio Kirchner, entonces?
A las 7 del sábado, comienza un
mayor movimiento, cuando los transfer buscan a los turistas para un día
de excursiones. La temperatura es mínima. “Hoy por hoy la ocupación
puede ser del 60%”, parece exagerar una empleada que hace números en el
aire. En el pequeño spa, que cuenta con una minúscula pileta, había solo
una persona. El personal prefiere hablar del futuro: “Se está
construyendo una pileta de medidas acorde a la categoría del hotel,
creemos que en enero se inaugura”. Más inversión para un negocio que, a
la vista, no luce tan próspero.
En el restaurante, el desayuno es
la principal convocatoria para los hospedados. Entre las 7 y las 10, la
“ocupación” del salón nunca llega ni al 30% de las mesas. Un brasileño
bromea: “Si sabía que era de ella (Cristina), no venía”.
Para abonar a la teoría de un
hotel con poco movimiento, un funcionario local recuerda que la propia
presidenta Cristina dejó de visitarlo. “Antes, cada tanto, era una de
sus salidas. Iba a lo de su sobrina (la hija de Alicia Kirchner radicada
en Calafate) y tenía alguna que otra cena en el Alto”. Ya no.
2. Cristina amplió un hotel sobre terrenos de Báez[2]
a) El caso del hotel Los Sauces
Tras extender Los Sauces, armaron
un condominio con el empresario. El hotel Los Sauces se amplió sobre
terrenos que eran de Báez.
El empresario Lázaro Báez es el
comodín de la familia Kirchner. Al parecer, siempre lo tiene a mano
cuando se trata de concretar una operación, ya sea financiera,
inmobiliaria u hotelera.
La última revelación es que la
ampliación del hotel boutique “Los Sauces” se construyó sobre un terreno
que era del principal beneficiario de la obra pública en la Patagonia,
quien después cedió el lote a la presidenta Cristina Kirchner.
La operación inmobiliaria no
concluyó allí. A cambio de ese predio, la Presidenta se asoció a Báez en
otro terreno, en el que conformaron un condominio de casi nueve
hectáreas que aún hoy comparten en El Calafate.
La confirmación de este nuevo
negocio se suma así a los numerosos vínculos ya probados entre la
familia presidencial y el empresario que fue empleado del Banco de Santa
Cruz hasta que conoció a los Kirchner.
Entre esas operaciones figuran
las habitaciones de hotel sin usar −pero pagas por Báez−, alquileres de
inmuebles, créditos cruzados y la compra y venta de propiedades en
común. Esta operación de permuta de terrenos le permitió a la Presidenta
ampliar la oferta de su hotel boutique.
En agosto pasado, La Nación
reveló el primer dato sobre esta operación. Informó que la Presidenta y
Báez eran propietarios en partes iguales de un terreno en condominio de
87.041 metros cuadrados sobre la margen sur del lago Argentino.
Para eso, la Presidenta adquirió
antes el predio por menos de $ 2 el metro cuadrado para luego permutar
la mitad a la empresa Austral Construcciones.
Según un informe del estado
jurídico de dominio del terreno al que accedió La Nación, la jefa del
Estado anotó la propiedad en el Registro de la Propiedad Inmueble de
Santa Cruz durante 2007. Se identificó como “Fracción CCXXXIII−partida
municipal C11−F000−422”. Y declaró que el costo fue de 104.449,38 pesos,
es decir, a un valor de 1,19 pesos el metro cuadrado.
Del análisis del documento
oficial surge también que durante 2008 y con los oficios del escribano
Leandro Albornoz −titular nominal de la gerenciadora hotelera Valle
Mitre S.A.− se estableció el carácter de la fracción de parte indivisa,
lo que luego permitió completar una permuta sobre ese predio.
La Nación cruzó ese registro
oficial, sin embargo, con la información confidencial del Grupo Báez. En
particular, con la planilla de Excel titulada “Bienes de uso
inmuebles”. Allí consta que Austral Construcciones recibió en 2007 el
“50% de la Fracción CCXXXIII−partida municipal C11−F000−422”.
Esa planilla Excel del Grupo Báez
consigna algo más: expone que la mitad de esa fracción la recibió por
la permuta de la “Quinta 10A”, es decir, el predio sobre el que los
Kirchner ampliaron el hotel Los Sauces.
Esa permuta quedó formalizada el
11 de julio de 2008, a nombre de Austral Construcciones. Se estableció
que el valor de la operación había sido por $ 150.000 por el 50% del
terreno, mientras que la condueña por la mitad restante es Cristina
Fernández de Kirchner. Ése es el último registro que presenta el informe
y que es copia auténtica del original que acredita la situación
jurídica registral del inmueble al 19 de junio de 2013.
b) Anotaciones diferentes
Sin embargo, la operación quedó
registrada en los archivos internos del Grupo Báez un año antes, el 28
de febrero de 2007, y por el valor de cero pesos. La diferencia temporal
podría explicarse por las demoras de seis a ocho meses que tiene el
registro de la propiedad inmueble en concretar las operaciones. Pero
nada explica el desajuste en el precio.
Según el plano urbano de 2013 de
El Calafate, la quinta 10A se encuentra sobre la margen de la laguna
Bahía Redonda y lindera a la manzana 42C, sobre la cual se encuentra el
edificio central del hotel boutique Los Sauces y también la casa de la
Presidenta en El Calafate. Apenas un arroyo separa el casco central de
la ampliación y para llegar a él los pasajeros son trasladados en
carritos de golf.
Báez entonces cedió el terreno a
cambio de convertirse en copropietario en el predio de 87.000 hectáreas.
Pero sobre ese terreno, según verificó La Nación, aún no se construyó
ni los pocos metros cuadrados comprometidos en la ordenanza de
adjudicación.
En tanto, la Presidenta en la
quinta 10A construyó por lo menos tres de las seis casas que completan
el hotel de fachada de chapa pintado en verde inglés.
En Internet, Los Sauces aparece
como “el hotel de lujo de El Calafate”, con 42 suites. El mismo hotel,
años atrás, fue el centro de una causa penal cuando trascendió que la
familia Relats, dueña del Panamericano en Buenos Aires, les pagaba a los
Kirchner un alquiler de US$ 105.000 por mes por gerenciar el hotel, al
mismo tiempo que eran beneficiarios de obra pública nacional.
c) Vínculos que explican un aumento patrimonial
Durante las últimas tres semanas,
La Nación reveló que los vínculos entre la familia Kirchner y Lázaro
Báez son muchos más de lo que se sospechaba. Ganador de contratos
públicos por más de $ 5000 millones durante la última década, Báez hizo,
por ejemplo, que siete de sus empresas firmaran acuerdos retroactivos y
confidenciales con el hotel Alto Calafate de los Kirchner a mediados de
2010.
Se comprometió así a pagar 935
habitaciones por mes durante más de un año, aunque sus empleados no las
usaran. Como ocurrió. Pero el empresario desembolsó $ 10,1 millones.
Durante ese mismo período, Báez
también pagó $ 3,2 millones para alquilar la hostería Las Dunas, un
establecimiento que en el sector turístico de El Calafate le adjudicaban
al propio empresario, pero que, tras la revelación de La Nación, la
Casa Rosada indicó que se trata de un emprendimiento de la familia
Kirchner.
A esos alquileres se suman los
más de $ 700.000 por año que la nave insignia de Báez pagó con múltiples
cheques a Kirchner por el alquiler de varias de sus propiedades en Río
Gallegos y que el contratista de obra pública destinó a algunos de sus
gerentes. Incluso antes de la muerte del ex presidente, su hijo, Máximo
Kirchner, se encargó de retirar esos cheques y cobrarlos.
Pero allí no concluyó el flujo de
dinero. Porque Báez también le pagó $ 4 millones a la familia Kirchner
por 9 de sus propiedades en la capital de Santa Cruz. Incluso Cristina
Kirchner y Báez comparten un terreno de 87.000 metros cuadrados ubicado
en las afueras de El Calafate.
Ahora se conoce otro tramo del
entramado. Porque la ampliación del hotel boutique Los Sauces se
construyó sobre un terreno que era de Báez, quien se lo cedió a la
Presidente. A cambio, ella se asoció al ex bancario en otro terreno en
El Calafate, en el que conformaron un condominio de casi nueve
hectáreas.
Todos esos vínculos exponen que
solo Báez explicaría cerca de un tercio del incremento patrimonial que
declararon los Kirchner durante la última década.
[1] Fuente de información: Clarín, 30/12/13, “Alto Calafate: el hotel ‘fantasma’ que Báez les alquilaba a los Kirchner”, http://www.clarin.com.
[2] Fuente de información: La Nación, 6/1/14, “Cristina amplió un hotel sobre terrenos de Báez”, http://www.lanacion.com.ar.