La Corrupción K en la “Década Ganada” (Capítulo XX)
CAPÍTULO XX
CLAUDIO UBERTI, EMBAJADOR PARALELO EN VENEZUELA
“La justicia es como la tela de araña, atrapa al bicho chico pero el grande la atraviesa”. Martín Fierro
1. La Aduana otra vez en la mira[1]
a) Quiénes son los funcionarios que gestionaron el “sobreseimiento” de Claudio Uberti
El pasado 8 de junio (2012), la
Justicia sobreseyó a Claudio Uberti, otrora titular del Órgano de
Control de Concesiones Viales (OCCOVI) durante el Gobierno de Néstor
Kirchner, en el marco del expediente que investigaba el intento de
ingreso ilegal de una valija con casi 800 mil dólares por parte del
empresario venezolano Guido Antonini Wilson en el año 2007. Uberti, una suerte de “embajador
paralelo” en Venezuela a la hora de hacer negocios de dudosa legalidad,
fue beneficiado por la prescripción de la causa que lo investigaba por
parte de la sala B de la Cámara Nacional en lo Penal Económico de la
Ciudad de Buenos Aires. En realidad, lo que benefició al
ex funcionario fue la modificación del delito de “lavado de dinero”
impulsada por el kirchnerismo durante 2010. Allí, el Congreso Nacional
reformó la ley antilavado por pedido del GAFI y eliminó la cláusula que
agravaba la pena para ese delito si era cometida por un funcionario.
Así, se logró que a Uberti le
correspondan sólo tres años de supuesta imputación en el marco de una
investigación que ya llevaba cinco.
b) Sospechoso cambio de carátula
Otro dato que merece todas las
suspicacias: inicialmente, el delito que se le endilgó al ex funcionario
fue contrabando, pero luego la Cámara consideró que el hecho se
encuadraba como lavado de dinero. ¿Por qué se cambió el encuadramiento
de algo que era claro que configuraba blanqueo de capitales?
La respuesta a todas las dudas se
posan en la figura del oscuro abogado de Uberti, Diego Pirota, el mismo
que eligió el vicepresidente Amado Boudou para zafar de la causa
Ciccone.
El letrado, como se dijo una y
mil veces, integra el estudio de Darío Richarte, el ex número dos de la
SIDE en el gobierno de la Alianza. En fin, la labor de Pirota, caminando
incansablemente los pasillos de Tribunales, rindió sus buenos frutos.
Sin embargo, no ha sido el único
que trabajó duramente para que Uberti hoy pueda respirar con
tranquilidad: el expediente de marras fue dejado prescribir
deliberadamente por la División Causas Penales de la Aduana, a cargo del
abogado kirchnerista Federico Machesich, a la sazón socio en un estudio
jurídico-aduanero de un viejo conocido, el abogado Marcelo Goldberg
(1).
Es dable destacar que los jefes
inmediatos superiores de Machesich son Liliana Alasia −denunciada
oportunamente por Tribuna de Periodistas− y Pedro Roveda, dos viejos
conocidos del mundo del delito. Un dato: el próximo paso del oficialismo
sería el de impulsar la prescripción de la causa “Skanska II”, que aún
se encuentra en trámite por ante la División Causas Penales de Aduana.
Con todo lo expuesto, resta
mencionar que, gracias a la intervención del Departamento Judicial
aduanero −y la consiguiente División Causas Penales−, quedará sellada la
impunidad del caso Antonini Wilson. El mismo destino ya habían
encontrado las causas Skanska I y la venta ilegal de armas a Ecuador y
Croacia cometida durante el gobierno de Carlos Menem.
Una última paradoja encierra la
cuestión: ahora Antonini podría reclamar que le devuelvan los 800 mil
dólares que le incautaron en 2007. Eso sí, por el cepo cambiario vigente
a la fecha, solo recibiría pesos argentinos.
2. Claudio Uberti todavía aceita los negocios con Venezuela[2]
a) Embajada paralela protegida por Néstor Kirchner
A cinco años del escándalo por la
valija de Antonini Wilson, su compañero de viaje y ex titular del
Occovi todavía ocupa un rol importante para tejer vínculos y acuerdos
comerciales.
Hace cinco años, el empresario
venezolano Guido Antonini Wilson intentó ingresar al país una valija con
800 mil dólares cuyo destino final era la campaña electoral de la ahora
reelecta presidenta Cristina Fernández de Kirchner; así lo dijo el
propio valijero. El escandaloso caso, en el que no faltaron una
atractiva señorita, espías chavistas y hombres del FBI, destapó la
existencia de una suerte de embajada paralela que se desenvolvía bajo el
paraguas del gobierno de Néstor Kirchner pero a espaldas de la
representación oficial en Caracas. Hoy, los negocios de aquella
diplomacia paraestatal gozan de una excelente salud.
El ex titular del Occovi de
Néstor y ex compañero de viaje de Wilson, Claudio Uberti, no perdió sus
amistades en Caracas y el martes festejó la incorporación de Venezuela
al Mercosur.
A control remoto, “Pachi”
asesoraría a empresas en convenios con la poderosa petrolera Pdvsa,
además de recomendar empresarios y tejer alianzas con firmas
constructoras.
“Claudio tiene el as de la
embajada, hoy no es todo tan paralelo como antes”, deslizó a Perfil un
funcionario de Cancillería con rol de bisagra entre diplomáticos de
carrera y políticos. En el centro de la carta aparece el rostro de
Carlos Cheppi, embajador argentino en la tierra del presidente Hugo
Chávez.
Juntos realizaron el trayecto
Buenos Aires-Caracas varias veces, Cheppi como presidente del INTA y
Uberti en representación del ministro de Planificación Julio de Vido
durante el mandato del ex presidente Kirchner.
En junio de 2004, por ejemplo, el
entonces embajador Eduardo Sadous se quejaba a través de un cable
secreto de las reuniones paralelas que mantenían ambos funcionarios en
Venezuela: “Por lo expuesto, y debido al total desconocimiento de esta
sede sobre ese particular, se agradecerá poder recibir confirmación de
la misma así como programa de actividades y vuelos respectivos”.
b) Compañeros en causas judiciales
Tanto Uberti como Cheppi son
compañeros en causas judiciales. Ambos son investigados para saber si
fueron parte de las maniobras de supuestos sobornos exigidos a los
empresarios argentinos que pretendían exportar a Venezuela.
El expediente es parte de una
mega causa que pretende determinar si empresas del entorno K fueron
beneficiadas con la concesión de obras públicas, el manejo de áreas
petroleras y la explotación del juego.
Pdvsa, según coincidieron
diferentes fuentes de Cancillería, tiene convenios agrícolas con
empresas criollas. “Panamérica, Rhonalp Agro, Granja Tres Arroyos son
parte de esos convenios gestados por Uberti y Cheppi”, argumentó un
diplomático que asegura que la embajada paralela “sigue intacta”.
El 13 de agosto pasado, el
camarote de oficiales de la Fragata Libertad sirvió de escenario para la
firma del primer convenio de defensa militar entre Venezuela y
Argentina.
El acuerdo se lo adjudicaría a un
viejo conocido de Uberti. Lo firmaron el ministro de Defensa, Arturo
Puricelli, y el general venezolano Henry de Jesús Rangel Silva, el mismo
que envió a Miami a un espía del servicio secreto de Venezuela (Disip)
para que contactara a Antonini Wilson y pactara su silencio por el
destino de la valija que había sido descubierta en Buenos Aires.
Hace cinco años, Rangel Silva era
el jefe de la Disip, y de acuerdo con Moisés Maiónica, uno de los
implicados en el caso, era el encargado de montar la operación para
tapar el escándalo.
Uberti se emocionó el mes pasado
cuando la sala B de la Cámara Nacional en lo Penal Económico decidió
sobreseer por el Valijagate.
Los jueces Nicanor Repetto y
Roberto Hornos consideraron que la acusación estaba prescripta al
modificársele el delito imputado. En principio se lo acusó de
contrabando, y finalmente de lavado.
A pesar de que el año pasado se
reformó la legislación penal y la causa podría considerarse prescripta,
el juez Daniel Petrone dictó falta de mérito porque no se pudo comprobar
que el ex funcionario supiera qué llevaba Wilson en la famosa valija.
[1]
Fuente de información: Tribuna de Periodistas, 12/6/12,
“Quiénes son los funcionarios que gestionaron el ‘sobreseimiento’ de
Claudio Uberti”, http://periodicotribuna.com.ar. Más información: Clarín, 9/6/12, “Sobreseen a Uberti y la causa de la valija de Antonini quedará cerrada”, http://www.clarin.com.
[2] Fuente de información: Perfil.com, 4/8/12, “Claudio Uberti todavía aceita los negocios en Venezuela”, http://www.perfil.com.