domingo, 15 de enero de 2017

"EL CANALLA" CAPITULO 2


Solo con el fin de que en esta nación y en el mundo, de una vez por todas se "TERMINE DE IDOLATRAR" a quien ninguna  condición mas que delinquir pudo reunir, y hartos de ver y soportar cuerpos con imágenes tatuadas y pintarrajeadas o exhibiendo remeritas en las que sobresale su impresentable figura, que de por sí, no son nada mas que ideales de "FACHEROS ESTUPIDOS", intentamos "tachar" y desmentir lo se agrava con la del "CHE GUEVARA". Fue  esa la causas que nos hizo subir al blog, el relato del libro "EL CANALLA" de NICOLAS MARQUEZ. Tratando de influir en algún compatriota, a que evite tan demencial actos, con lo que se demuestra lastimosamente "amor a un asesino" y se conozca al "CHE", quién fue, que pensaba, que hizo o al menos a cuantos mató. Capítulos del libro completo podrá así leer y analizar semanalmente. Nuestro objetivo a la vez se irá formalizado guardado íntegramente y recurrirse cuando el lector desee recordar quién fue y que hizo este deplorable asesino, del cual se ha fabricado un "IDEALISTA", imitado por una buena cantidad de Argentinos para iniciar la Guerra parecida en los 60/70 del siglo pasado. Por el joven abogado NICOLAS MARQUEZ fue escrita esta investigación y mejores explicaciones que las nuestran recibirán de él.PRESIONE A SU IZQUIERDA "MAS INFORMACION" PARA LEER EL ARTICULO



Capítulo II La mutación revolucionaria

El mochilero despreocupado

Ya en e! verano de 1952, partiendo de la ciudad balnearia de Miramar con su amigo Alberto Granado (apodado Mial, abreviatura de "mi Alberto"), estu­diante de medicina y farmacología, el Che se lanzó de nuevo a la aventura, pero esta vez el pretexto sería más ambicioso: recorrer parte de Lati­noamérica.

Al llegar a Chile, la comida y las provisiones se habían terminado. Guevara, a quien sus amigos apodaban "el pelao" (a la sazón lucía un corte de pelo al ras), desde entonces se ufanaría de vivir y comer a costa de los demás, autodefiniendo al dúo como "mangueros motorizados" .1 Ya en el país trasandino los viajeros "¡toman un baño con jabón!, en las aguas tibias del lago chileno Esmeralda 'hasta el pelao se bañó', anota Granado"? Sin dudas, uno de los episodios más significativos del periplo que no podía sos­layarse en el anccdotarío,

Durante este trayecto aparece en escena un escrito suyo que pone de mani­fiesto nuevamente un odio irreprimible y la ausencia total de paz en su espí­ritu: "teñiré en sangre mi arma y, loco de furia, degollaré a cuanto vencido caiga entre mis manos. Ya siento mis narices dilatadas saboreando el acre olor de pólvora y de sangre, de muerte enemiga"^ ¿A qué enemigo le dedi­caba Guevara semejantes párrafos si no era más que un vagabundo cuya única pelea era contra su asma? ¿Acaso el Che tuvo posteriormente que fabricar tales rivales para poder tener con quien "teñir de sangre su arma''' descomprimiendo su odio íntimo?

Mientras peregrinaba a la deriva por América Latina, Guevara no mani­fiesta la menor inquietud o preocupación por asuntos políticos, incluso, ratíficando su condición de vagabundo le escribe a su padre desde Venezuela "Verdaderamente tengo espíritu de trotamundos y no sería nada raro que des­pués de este viaje me dé una vuelta por la India y otra por Europa".*

En resumidas cuentas, el extenso peregrinar va de Chile hasta Perú reco­rriendo sus principales ciudades, prosiguiendo luego por Brasil, Venezuela e incluso, las peripecias del viaje hicieron que Guevara pasara una estada de casi 20 días en Miami. La aventura finaliza en agosto de 1952, cuando regre­sa a la Argentina con el propósito de culminar sus avanzados estudios de medicina. El Che regresará solo, puesto que Granado quedará trabajando en un leprosario en Venezuela.

El Che retorna a la Argentina con la promesa de recibirse cuanto antes y volver al leprosario antedicho y acoplarse a Granado. Su regreso se dio en el marco de un enrarecido clima político, con motivo del "luto obligatorio" impuesto por la dictadura de Juan Domingo Perón para glorificar a su mujer, Eva Duarte, que acababa de morir.

Resulta notable que un sujeto presumiblemente apasionado por la lucha política (tal la imagen que se vende popularmente de Guevara), en uno de los momento más tensos de la trajinada vida política argentina -cuando el pero­nismo y el antiperonismo dividían con odio a la sociedad- no tomara la menor participación aún desenvolviéndose en uno de los ambientes de mayor resistencia a la dictadura de Perón, tal como lo era la universidad. Jamás haría una pintada, no repartiría un panfleto, no tendría la menor militancia y no escribiría un solo renglón al respecto. Sus pasiones eran el aventurerismo, la pereza, la falta de compromiso. Rasgos por demás extraños en alguien que luego tendría protagonismo político a escala mundial. El biógrafo Roberto Luque confiesa ai respecto "Me sorprende y desconcierta la abstención polí­tica en un momento como aquel de alguien como Ernesto Guevara. Es un detalle incongruente"'.5 Sebreli agrega que "En su período porteño, el joven Guevara se mantuvo ausente de las discusiones políticas de los estudiantes, así como de la bohemia literaria de los cafés de las calles Corrientes o Viamonte de los años cuarenta. Fue una carencia en la evolución de su pen­samiento, ya que permaneció ajeno a los debates en torno al marxismo, al surgimiento de una nueva izquierda no estalinista, a la crítica del marxismo dogmático desde un Marx dialéctico y hegeliano redescubierto desde diver­sos ángulos por Lukács, Cramsci, Sartre, Merleau-Ponty y la escuela de Frankfurt... Recién en la lista de sus últimas lecturas aparecieron algunos de los nuevos autores, pero ya era demasiado tarde".6 El biógrafo mexicano Jorge Castañeda alega que por entonces "En las decenas de cartas escritas a sus padres a partir de su primer viaje al extranjero... descuella la omisión radical de comentarios o apreciaciones de cualquier signo frente a la coyuntura del momento. Prevalece en este conjunto documental un completo vacío de reflexiones críticas o laudatorias del Che, ya sea en relación con la actualidad noticiosa -las reformas peronistas, el sufragio de las mujeres, el ascenso de Evita, la reelección del general, la muerte de Evita, etcétera- o con procesos políticos más abstractos"' J Su novia de la época, la ya mencio­nada Chichina alega "por lo menos a mí no me comentada nada de políti­ca".* Su hermana, Ana María Guevara de la Serna, respecto a la postura del Che ante el peronismo confirma que "no tomó partido a favor ni en contra. Se mantiene como al margen".9 Agrega Sebreli que "el joven Guevara no participó de la agitación estudiantil a pesar de la efervescencia de esos años, y ni siquiera estaba afiliado al centro de estudiantes. Lo acercó a ¡a izquierda la influencia de una compañera de estudios, Tita infante -inte­grante de la Juventud Comunista-, pero no consiguió su adhesión, hecho sintomático que muestra su poca afición por la militando política".™ El bió­grafo californiano John Lee Anderson, por su parte puntualiza: "A pesar de los intentos posteriores de hallar señales tempranas de sus ideales socialis­tas en el adolescente Ernesto Guevara, casi todos sus condiscípulos cordo­beses recuerdan su falta de interés en la política. Según su amigo José María Roque, Ernesto no tenía 'un ideal político definido' en esa época. 'A todos nos gustaba discutir de política, pero nunca vi a Guevara (asumir un com­promiso) en ningún sentido'"."
Al parecer, el despolitizado Guevara era un provocador y un peleador hormonal. Esa era su verdadera política. En palabras de una compañera: "En realidad no tenía una definición política en cuanto a Perón... De pronto dis­cutía con un peronista en contra de Perón, o discutía y defendía a Perón con un antiperonista".& Siguiendo esta inteligencia, Anderson anota que "Cuando Ernesto expresaba una posición política, generalmente era una provocación destinada a escandalizar a sus padres o amigos". 13 Todo indi­ca que el Che llevaba el conflicto en la sangre, en su alma, en su ser, no se sentía cómodo en el marco de la concordia sino en la discordia, en el albo-roto, en la pelea. ¿El motivo para la contienda?, eso era lo de menos.

La incipiente politización

En abril de 1953, Ernesto Guevara se recibe en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Pero el flamante médico, resuelve lanzarse otra vez a las contrías con la pretensión inicial de ir a trabajar al leprosario en Venezuela (ya visitado en su viaje anterior) en donde estaba instalado y traba­jando su amigo Granado.
Ernesto partió en tren hacia Bolivia desde la estación de Retiro de la ciu­dad de Buenos Aires con un nuevo compañero de viaje, Gálica Ferrer. El novel doctor Ernesto Guevara de la Serna, de veinticinco años, especialista en piel, presumía dirigirse al citado leprosorio; pero en el fondo, sabía que no tenía destino previsible ni rumbo fijo. Ese viaje cambiaría su vida para siem­pre y acabaría prematuramente también con ella.

Por entonces, Guevara, se hallaba tironeado entre su noviazgo con Chichina y su afición por el turismo. La especulación no se podía dilatar mucho más y el Che tenía que tomar una determinación. El espíritu de aven­tura podía más que cualquier otra actividad y define tajantemente su posi­ción a Chichina: "Sé lo que te quiero y cuánto te quiero, pero no puedo sacrificar mi libertad interior por vos; es sacrificarme a mí, y yo soy lo más importante que hay en el mundo, ya te lo he dicho".14 Más allá de su deci­sión personal en la que nadie puede entrometerse o hacer algún reproche, puesto que la misma forma parte de su fuero interno y afectivo, hay un rasgo en la epístola del Che que contradice totalmente ese espíritu altruista y entregado al prójimo que le pretenden endilgar sus apologistas al confesar: "yo soy lo más importante que hay en el mundo ".

La cuestión es que por un motivo u otro Guevara no se afianzó en Venezuela y de allí viajó a Ecuador, prosiguiendo por Caracas, Panamá y Costa Rica. Las peripecias de los viajes, la falta de metodología, las contin­gencias y el afán aventurero y trashumante lo llevarán a desembocar sin un centavo en Managua. Su padre, enterado de la indigencia de su hijo y de que había vendido su único traje para subsistir, le envió una misiva ofreciéndole dinero. Guevara, ya médico y acariciando la adultez, se negó a vivir a costa de sus padres y contestó: "Supongo que a esta altura te darás cuenta de que no te voy a pedir plata aunque me esté muriendo, y si no llega una carta mía en el momento esperado tendrás que ser paciente y esperar, a veces ni siquie­ra tengo para estampillas, pero siempre me tas arreglo perfectamente para sobrevivir... de ahora en adelante no voy a contestar un telegrama como ése.. .".|5 Pero Ernesto padre insiste y manda a confeccionar un elegante con­junto de traje, saco y corbata y se lo envía. La respuesta de su hijo será impla­cable "¿Qué poco valor tiene la ropa argentina: me dieron sólo cien dólares por lo que me enviaste!".^

Si bien Guevara no era escritor y tan sólo tomaba aficionados apuntes, sus anotaciones denotan una aguda originalidad. Al respecto Sebreli opina que "Los aventureros suelen ser escritores que utilizan sus vivencias como materia prima de sus obras: Lord Byron y la revolución italiana o la eman­cipación de Grecia; Thomas Edward Lawrence y la guerra de los árabes; André Malraux y la guerra civil española o la Segunda Guerra Mundial. El  Che puede agregarse a esta nómina. Aunque no tuvo tiempo para ser un escritor cabal, fue un ávido lector, ocasionalmente escribía poemas y cuen­tos y, sin descanso, un diario personal desde sus primeros viajes juveniles hasta sus dramáticas aventuras africana y boliviana. Sentía necesidad de escribir lo que vivía, tal vez de vivir lo que merecía ser escrito".17 Tras vagabundear por Centroamérica, finalmente el 24 de diciembre de 1953 Ernesto llega a Guatemala. Allí se encuentra con su amigo Ricardo Rojo quien le presenta a Hilda Gadea, su futura esposa, peruana, activista del ala ultraizquierdista del APRA. Hilda estaba en Guatemala apoyando al régi­men fílo-cornunista del dictador Jacobo Arbenz, bravamente enemistado con sus opositores en medio de una guerra civil. La joven agitadora no tar­dará en enamorarse de Ernesto. Éste acusa recibo y escribe: "Hilda Gadea me declaró su amor en forma epistolar y en forma práctica. Yo estaba con bastante asma, si no tal vez la hubiese cogido. Le advertí que todo lo que podía ofrecerle era un contacto casual, nada definitivo. Pareció muy aver­gonzada. La carlita que me dejó al irse es muy buena, lástima que sea tan fea. Tiene veintisiete años".

Sin embargo, Guevara, carente de afecto, sin plata, con frecuentes ataques de asma, encuentra como único refugio a Hilda, quien siempre solucionaba sus problemas o lo contenía genitalmente. El radicalismo ideológico de Hilda irá forjando la politización de Guevara hacia el marxismo.

Si bien desde pequeño el Che tuvo influencias familiares o amigos de cuño izquierdista, en verdad, en sus años de juventud y facultad, como vimos la política le pasaba inadvertida y su adhesión a las quimeras marxistas le llega­rán de grande y muchos señalarán que es en Guatemala, en donde Guevara definirá su ideología de manera concreta. Antes, para el Che, la política le era ajena o de escaso interés.

El biógrafo cubano Enrique Ros sostiene que el Che "hasta llegar a Guatemala no tenía formación ideológica alguna. Era el aventurero aquel al que lo que le interesaba era el juego de fútbol, la indiferencia y la fotogra­fía. .. Allí conoce a Hilda Gadea, una muchacha peruana con ideas comunis­tas, y es ella quien empieza a formar ideológicamente a Guevara y quien lo presenta a una serie de figuras del gobierno de Arbenz y hace contactos por ella también con Nico 'el Flaco' López, el primer cubano que conoce en Guatemala".^ Es en ese escenario de la convulsionada Guatemala, en donde Guevara es testigo de la guerra civil que estaba viviendo ese país, el cual ade­más estaba en conflicto con Estados Unidos, pues Arbenz acababa de robar­les a través del eufemismo de la "expropiación", 84.000 hectáreas (tasadas en 15 millones de dólares) de la compañía americana United Fruit. Asimismo, para defenderse de sus opositores el presidente Arbenz había comprado arma
mentos a Europa Oriental20 no para uso decorativo sino para fusilar en masa:

 "Solamente en el último mes del Gobierno de Arbenz se ha calculado en más de mil los asesinados por la cheka comunista policial" 21 Sin embargo, son famosos los reproches de Guevara hacia Artrem por haber fusilado de mane­ra insuficiente.

Lo cierto es que el 18 de junio de 1954 (el Che acababa de cumplir 27 años), el general Castillo Armas al frente del Ejército de Liberación Nacional y en medio de un bombardeo aéreo, entró a Guatemala con el propósito deli­berado de derrocar a Arbenz. Guevara lo presenció todo y así lo describió en carta a su madre "me divertí como un mono durante esos días. Esa sensación mágica de invulnerabilidad... me hada relamer de gusto cuando veía la gente correr como loca apenas venían los aviones... Aquí todo estuvo muy divertido con tiros, bombardeos, discursos y otros matices"22 En medio de las muertes, las bombas, los mutilados, niños masacrados y toda la infelicidad inherente a la guerra, Guevara se sentía el hombre más feliz y dichoso del mundo. Estos extraños placeres y divertimentos confesados por el Che, nos permiten catalogarlo como un sujeto que, en la hipótesis de mínima, raya en la anormalidad, en el sentido negativo de la palabra.

Además, es también en ese contexto en donde Guevara comienza a mani­festar su enemistad con la libertad de prensa. Con horror, el Che anota que en Guatemala "Hay cada diario... que si yo fuera Arbenz lo cierro en cinco minutos, porque son una vergüenza y sin embargo dicen lo que se les da la gana".23 Lo cierto es que el día que Castillo Armas entró en la ciudad, según anotó Ernesto Guevara "/a gente lo aplaudió mucho" 24

Finalmente Árbenz huye y se refugia en la Checoslovaquia comunista hasta que en 1960 muda a la Cuba castrista en donde se instala definitivamen­te. Por los lugares de residencia escogidos, resulta a todas luces evidente que Árbenz no se llevaba bien con la libertad.

Cuenta el biógrafo O'Donnell que "A comienzos de 1955 la relación con Hilda se había estabilizado. Ernesto la necesitaba para pedirle dinero de vez en cuando y, según escribió, para satisfacer su 'necesidad urgente de una mujer dispuesta a coger'. Para fin de año (e regaló un Martín Fierro con una dedicatoria cruel: A Hilda, para que en el día de nuestra separación conser­ves un sentido de mi ambición de nuevos horizontes y mi fatalismo militante. Ernesto. 20/01/55'. Tal desvalorización tenía que ver, en parte, con haber nacido en una cultura y en una clase social en las que el ideal de belleza femenina estaba a años luz de la genética aindiada de Hilda".'25 Un pariente íntimo del Che sostiene con crudeza: "él se casa con la peruana porque nece­sitaba una enfermera para el asma. Y esta mujer sabía algo de enfermería y la tomó. Cuando cierta vez la veo entrar en una estancia de la familia (en Argentina), yo creí que era una mucama y la hice entrar por la puerta de ser­vicio. Era como una especie de momia caminante"26 De Guatemala, Guevara viaja fugazmente a El Salvador y anota "medio a pata, medio a dedo y medio (que vergüenza) pagando" 27 Tras breve estadía, regresa a Guatemala no sin antes insistir: "Persiste en mí el aroma de pasos vagabundos" 28

De Guatemala, el paso siguiente será viajar a México donde se relaciona­rá con activistas cubanos, muchos de los cuales habían participado del famo­so Asalto al Cuartel Moneada el 26 de julio de 1953 en la ciudad de Santiago de Cuba, sitio en que reside la jefatura del Primer Distrito Militar del país, con el intento de derrocar a Fulgencio Batista, un presidente-militar de cuño popu­lista y desacreditado.

De turista pelafustán a guerrillero aficionado

Al parecer no resulta tan cierto que Guevara, quien a la sazón deambula­ba por México, había salido de Guatemala convertido en un "revolucionario empedernido" tal como suelen resaltar algunos biógrafos. Sí es muy posible que en Guatemala haya sido influido y adquirido una mayor politización, pero de ahí a asignarle al Che una "conversión" nos parece una gran exageración. Por ejemplo, el biógrafo comunista Paco Ignacio Taibo II, anota que el Che en ese momento en México es "esencialmente un vagabundo, un fotógrafo ambulante, un investigador médico mal pagado, un exiliado permanente y un esposo intrascendente; en una palabra un aventurero de fin de semana"29

Que en México el Che no tenía el menor ímpetu revolucionario, lo com­prueba el contenido de sus propias cartas dirigidas a sus padres y redactadas precisamente en las tierras aztecas: "Mi norte inmediato es Europa y el mediato Asia ¿Cómo? Ese es otro cantar" 30 Pero esta no fue una frase aisla­da extraída de una epístola perdida. Hasta tal punto su anhelo era no hacer revolución alguna sino marcharse a cualquier parte en calidad de explorador autodidacta, que "En tas cartas escritas a sus familiares y amigos durante los dos años pasados en México hay ciento sesenta y una referencias a viajes posibles o hipotéticos"31

Y ese afán peregrino por sobre cualquier andanza revolucionaria era tan preponderante, que para conseguir dinero para cumplir con sus renovados objetivos turísticos, tras efectuar un desmedido esfuerzo interior, tomó la decisión de trabajar. Consiguió empleo como fotógrafo para la Agencia Latina, financiada por Perón, que estaba cubriendo los Juegos Paname­ricanos. La paga tarda en hacerse. Pero cuando al fin llegan los honorarios es el que le lleva y trae a Fidel todo el trajín nuestro. Es un tipo repugnante: Fidel llega y salía corriendo a donde estaba él y a Castro le gusta que lo adu­len'"'.35 Anécdota similar recuerda José L. Rasco, abogado que fuera llama­do por Castro dada su antigua amistad estudiantil para colaborar con la revo­lución cubana en 1959 una vez producida ésta, quien añade que cierto día "llega el Che Guevara y le dice algo a Fidel, que había que proteger a un señor que estaba acusado de que podía traicionar a la causa revolucionaria y que había que fusilarlo. Entonces Fidel lo tomó por la solapa al señor Che Guevara y le dijo 'Che, no seas idiota, no te acobardes, si tú quieres lo fusi­las, si te parece mejor lo pones en un avión y lo mandas para el exilio o sino lo dejas que se pudra en la cárcel''. Esta anécdota para mi juicio, retrata como era la sumisión del Che Guevara a Fidel Castro en esa época ya. Siempre le tenía pánico... Podían discutir mucho pero al final el Che siempre agachaba la cabeza"36
El plan de Castro y sus cubanos exiliados en México, consistía en volver a Cuba y dar guerra a las tropas de Batista y derrocarlo. El grupo rebelde se autodenominó "Movimiento 26 de julio", en honor a! 26 de julio de 1953, fecha del asalto al citado cuartel Moneada. Pero lo singular hasta aquí, es que Guevara horas atrás añoraba peregrinar por Europa (cosa que no pudo hacer por falta de recursos) y momentos después de conversar animadamente con Fidel, éste lo persuadió de que se alistara en las filas guerrilleras rebeldes como médico. El Che, amante del riesgo y de lo desconocido, no tardó en aceptar.

Guevara no creía en el triunfo que Castro prometía ni tampoco se enroló en el ejército rebelde por cuestiones ideológicas, sino por causa de su exaltado espíritu aventurero y por las posibilidades ciertas de morir de manera absurda, aunque romántica, justiciera, poética y acribillada por las balas, tal su insisten­te anhelo. Todo esto se desprende de una de sus cartas en donde confiesa: "La veía (la posibilidad de triunfo) muy dudosa al enrolarme con el comandante rebelde, al cual me ligaba, desde el principio, un lazo de romántica simpatía aventurera y la consideración de que valía la pena morir en una playa extran­jera por un ideal tan puro".37 Señala Sebreli que Guevara "Se decidió, de pron­to, a la acción política cuando surgió, por mero azar, la oportunidad de inter­venir en la excitante aventura de una revolución. Lo impulsó, más que los prin­cipios, la necesidad imperiosa de hacer algo, de estar en el centro del remoli­no. La política era demasiado gris y monótona para atraer a ese joven román­tico, fascinado, en cambio, por la turbulencia de la guerra revolucionaria"38 Guevara no era ni político ni militante, y no tenía en su trajinada vida antece­dente alguno de haber siquiera repartido folletines para defender ninguna con­signa. El Che se suma a esta empresa con motivo de su desmedido e irreflexivo afán de pasar a la posteridad inmortalizado en el bronce de los héroes. Destaca Sebrelí que "A diferencia del político que subordina su personalidad a la causa, el aventurero toma la causa a la que se adhiere como un medio para justificar su existencia, expresar su personalidad, vivir más intensamente, for­jar su propio mito. Lawrence hablaba de la 'elección voluntaria del mal ajeno para perfeccionar el propio yo "!.39


En el fragor de estas exóticas aventuras en cierne, Hilda Gadea le confiesa al Che que está embarazada. Este no puede ocultar su pesar y anota: "Para otro tipo la cosa sería trascendental, para mí es un episodio incómodo. Voy a tener un hijo y me casaré con Hilda en estos días. La cosa tuvo momentos dramáti­cos para ella y pesados para mí, al final se sale con la suya, según yo por poco tiempo, ella tiene la esperanza de que sea para toda la vida"40. Al igual que su padre, Ernesto Guevara se casará de apuro el 18 de agosto de 1955 en el regis­tro de Tepotzotlán. Meses después nace una nena que se llamará Hilda Guevara. Ernesto le da la noticia a su madre por medio de una carta fechada el 25 de febrero, en unos términos a través de los cuales no sólo no manifiesta el menor signo de ternura para con la bebé, sino que cierra la nota con inusitada arrogan­cia "Lo descendiente es realmente fea y no hace falta más que mirarla para darse cuenta de que no es distinta de todas las niñas de su edad, llora cuando tiene hambre, hace pis consecuencia, la luz le molesta y duerme todo el tiem­po; así y todo hay una cosa que la diferencia inmediatamente de cualquier otro bebé: su papá se llama Ernesto Guevara"41 y con dudoso gusto agrega que la niña "Ha salido igualita a Mao Tse Tung"42

Notas

1  Citado en O'Donnell. Pacho, Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana, 2a ed.,
2005, pág. 40.

2 Kalfon, Fierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 91.

3 Ernesto Che Guevara, Mi primer gran viaje: de la Argentina a Venezuela en motocicleta, Seix Barra!, Buenos Aires, 1994, pág. 182, citado en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997. págs. 79,187.

4   Guevara Lynch, Ernesto, Mi hijo el Che, La Habana, Arte y Literatura, 1988, pág 407,
citado en Pierre Kalfon, Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 107.

5   Luquc Escalona, Roberto. Yo, el mejor de todos: Biografía no autorizada del Che, G,
Ediciones Universal, Miami, 1994, pág, 54, citado en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una
biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 53.

6 Sebrli Juan José. Comediantes y mártires. Debate, 2008, págs. 141,142.

7 Castañeda, Jorge G. La Vida en Rojo, una biografió del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 54.

8    Guevara Lynch, Ernesto, Mí hijo el Che, Planeta, Madrid, 1981, pág. 148, citado
Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág, 54.

9  Citado por Korol, Claudia, El Che y tos argentinos. Diógenes, Bs. As., 1989, pág. 67, cita­
do en Díaz Araujo, Enrique, Ernesto Guevara de la Serna, Aristócrata, aventurero y comunis­
ta, Ediciones del Verbo Encarnado. San Rafael, Mendoza, 2008, pág. 222.

10 Scbréli, Juan José. Comediantes y mártires. Deba!», 2008, pág. 128/129,

11     Anderson, Jon Lee, Che, una vida revolucionaria, Emecé, Bs. As., 1997, pág. 49.

12    Adys Cupull y Frailan González, Ernestito, Vivo y Presente, Iconografía testimoniada de
la infancia y la juventud de Ernesto Che Guevara J928-I953, Editora Política, La Habana,
1989, pág. 111, citado en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara,
Espasa, 1997, pág. 54.

13 Anderson, Jon Lee, Che, una vida revolucionaria, Emecé, Bs. As., 1997, pág. 48.

14 Ernesto Guevara de la Serna a Chichina Ferreira, 5 de diciembre de 1951, citado en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 61.

15 O'Donnell. Pacho, Che, la vida por un mundo mejor. Sudamericana, 2" ed., 2005, pág. 73.

16 O'Donnetl. Pacho, Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana, T ed., 2005, pág. 73.

17 Sebreli, Juan José. Crítica de las ideas políticas argentinas, Sudamericana, 4*. ed,, 2003, pág. 379.

18 O'Donnell, Pacho. Che, la vida por un mundo mejor. Sudamericana, 2a ed., 2005, pág. 77.

19      Enrique Ros, Investigador. Autor de "Ernesto Guevara, mito o realidad. Caimán
Productions, Instituto de la memoria histórica cubana contra el totalitarismo, Guevara:
Anatomía de un mito.

20    Gott, Richard, Las guerrillas en América Latina, Santiago de Chile, Universitaria, !971,
pág, 42, citado en Díaz Araujo, Enrique, Ernesto Guevara de la Serna, Aristócrata, aventure­
ro y comunista, Ediciones del Verbo Encarnado. San Rafael, Mendoza, 2008, pág. 310.

21 Lautaro, Silva- La herida roja de América, Handicap. Santiago de Chile, 1959, pág. 484, citado Díaz Araujo, Enrique, Ernesto Guevara de la Serna, Aristócrata, aventurero y comunis­ta. Ediciones del Verbo Encamado, San Rafael, Mendoza, 2008, pág. 323.

22  Ernesto Guevara de la Serna a Celia de la Serna de Guevara, 4 de julio, 1954, cita­
do en Casta
ñeda, Jorge G. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Bspasa, 1997,
pág. 99.

23     Citado en Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza &
Janes Editores, 1997, pág. 127.

24 Anderson, Jon Lee, Una vida revolucionaria, Emecé, Bs. As., 1997, pág.166.

25    O'Donnell, Pacho. Che. la vida por un mundo mejor. Sudamericana,2* ed.,2005, pág. 84.

26      Documentos y archivos del autor. El testimoniante quiso preservar su identidad.

27      Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes
Editores, 1997, pág. 134.

28    Gadea, Hilda. Años decisivos, México, Aguilar, 1972, pág. 226, citada en Pierre Kalfon,
Che. Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes Editores, 1997, pág. 134.

29   Paco Ignacio Taibo II, "Estaciones de Paso: El Che Guevara en México", en El
Universal, México, febrero 1996, citado en Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, una biogra­
fía del Che Guevara, Espasa, 1997, pág. 104.

30 Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes Editores, 1997, pág. 145.

31 Guevara, Ernesto. Obras Completas, ed. Cit. Sebreli, Juan José. Comediantes y márti­res. Debate, 2008, pág. 134.

32 Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes Editores, 1997, pág. 152.
33  Castañeda, Jorge O. La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, Espasa, 1997,
pág. 105.

34 O'DonnelI, Pacho. Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana. 2" ed., 2005, pág. 85.
35 Lázaro Guerra, militante en los movimientos revolucionarios en Cuba, estuvo exiliado

en México, Sobreviviente de la expedición del Corintia. Caimán Productions, Instituto de la memoria histórica cubana contra ei totalitarismo, Guevara: Anatomía de un mito.

36 José L Rasco, abogado, compañero de Fidel Castro durante 11 años de !a etapa estudian­
til. Llamado por éste a colaborar con la revolución en 1959. Caimán Productions, Instituto de
la memoria histérica cubana contra el totalitarismo. Guevara: Anatomía de un mito.

37    Ernesto Che Guevara, Pasajes de la guerra revolucionaria en Obras ¡957-1967, pág.
193, citado en Kalfon, Pierrc, Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo, Plaza &
Janes Editores, 1997, pág. 156.

38 Sebreli, Juan José. Comediantes y mártires, Debate, 2008, pág. 130.

39 Lawrence, Thomas Edgard. Seven PiUars of Wisdom. 1926. Hay trad. Casi: Los siete pilares de la sabiduría. Sur. Bs. As., 1955, citado en Sebreli, Juan José. Comediantes y márti­res, Debate, 2008, pág. 128.

40 O'DonnelI, Pacho. Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana, 2* ed., 2005, pág. 85.

41 O'DonnelI, Pacho. Che, la vida por un mundo mejor, Sudamericana, 2* ed., 2005, pág. 89.

42 Kalfon, Pierre. Che, Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo. Plaza & Janes Editores, 1997, pág. 165.