Del holocausto al mito de los 30.000 desaparecidos en Argentina –
Santiago Mondino
Llama la atención de
cualquier estudioso de la historia reciente Argentina, la gran cantidad de
similitudes y el parentesco directo que existen entre las persecuciones a los
altos mandos del Ejército alemán luego de la Segunda Guerra Mundial, y la
persecución a Militares argentinos luego de la deblacle del Proceso de
Reorganización Nacional y el retorno a la Democracia. No son pocos los miembros
de la colectividad Judía que han participado en los denominados “Organismos de
DDHH” pidiendo que sean castigados los miembros de las Fuerzas de Seguridad. Su
influencia tiene un carácter más que simbólico, si se observa cómo se han
replicado en Argentina, y en otros países de América en menor medida, la
metodología y procedimientos que los Judíos emplearon en el hostigamiento a los
representantes del Nacionalsocialismo. A continuación exponemos algunos
ejemplos de la influencia e intervención de los integrantes de la colectividad Judía
en Argentina (algunos claramente vinculados al Estado de Israel), tanto en los ámbitos
gubernamentales, judiciales y organizaciones de Derechos humanos.
Origen del “Nunca más”
En el imaginario
colectivo argentino existe la creencia que la expresión “nunca más” fue adoptada
por la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de personas) como un
lema original para referirse a la “guerra sucia” ocurrida en Argentina. La
realidad es que no se trata de una frase original que haya tenido su génesis
con motivo de la persecución a militares por supuestos crímenes de lesa humanidad. El autor de ese título (que
lleva el nombre del informe de la CONADEP) es un rabino llamado Marshall
Meyer, el único miembro extranjero que integro la Comisión, cuyo lema apareció escrita en el gueto de
Varsovia durante su levantamiento en 1943 en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. El “Nunca
más” quedó confinado a las víctimas directas de los campos de
concentración, especialmente los judíos. Sin embargo, con el paso del tiempo el
lema fue adoptado para otras causas vinculadas a crímenes atribuidos a regímenes
militares, en particular, en Argentina, al denominado Proceso de Reorganización
Nacional que tuvo lugar en 1976 hasta 1983. Marshall T. Meyer fue miembro de la
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y co-fundador junto al periodista
Herman Schiller del Movimiento Judío por los Derechos Humanos. Durante los años
de la dictadura militar de 1976-1983 se convirtió en fuerte crítico del
gobierno militar y de sus violaciones de los derechos humanos. Trabajó
arduamente para salvar vidas de centenares de personas que eran perseguidas por
el régimen y visitó a los presos en las cárceles, entre ellos el periodista
Jacobo Timerman, que dedicó su libro, “Preso sin nombre, celda sin número”,
al rabino, que “tanto consuelo ha traído
a los presos judíos, cristianos y ateos”. El Seminario Rabínico
Latinoamericano se transformó en un lugar donde se convocaban familiares para
realizar hábeas corpus colectivos. En 1981, el Seminario Judío Teológico de
Nueva York lo distinguió con el título de Doctor Honoris Causa en Teología
Sagrada. En 1983, la Universidad de Darmouth lo distinguió con el título de
Doctor Honoris Causa en Humanidades. Ese mismo año, cuando la democracia volvió
a la Argentina, el presidente electo, Raúl Alfonsín, reconoció el trabajo del
rabino Meyer concediéndole la condecoración más alta que la Argentina entrega a
un extranjero, la Orden del Libertador San Martín.
Dicho emblema no solamente fue utilizado en Argentina. La
Comisión Chilena de Derechos Humanos elaboro un Informe que
lleva como título: “Nunca más en Chile”.
En Brasil, el rabino
Henry Sobel, el pastor presbiteriano Jaime Wright y el Cardenal Paulo Evaristo
Arns, con todo un equipo de investigadores reunieron informaciones de más de
1.000.000 de páginas contenidas en 707 procesos del Tribunal Superior Militar.
El libro, publicado por la Editora Vozes, “Brasil Nunca Más”, jugó un papel
clave en la identificación y comunicación de los torturadores del régimen
militar y aceleró la caída de la dictadura.
“Me alarma la posibilidad de que se reivindique a las Fuerzas
Armadas cuando nunca reconocieron su culpabilidad y se jactan de lo que hicieron.
Sería matar a los desaparecidos por segunda vez. Es lo mismo que hace Pinochet
cuando dice que los judíos muertos por el nazismo fueron solamente cuatro
millones y no seis, o los norteamericanos y europeos cuando dicen que el
Holocausto judío no existió. Estoy de acuerdo con todo lo que perpetúe la
memoria de los desaparecidos: desde un concurso nacional de esculturas hasta el
nombramiento de una plaza central del país en su homenaje. Hay que asegurar de
alguna manera que esto quede grabado en la historia argentina.”
Visita de Bergoglio al
monumento dedicado a los seis millones de judíos asesinados durante el
Holocausto.
Judíos y dictadura
El rol del Rabino Marshall Meyer como participante activo en
organismos de DDHH encargados de la persecución a militares por supuestos crímenes
cometidos durante el gobierno de facto de mediados de la década del 70 no fue
un caso aislado. La participación de judíos tuvo un papel muy significativo
interviniendo a título personal en carácter de querellantes, abogados, fiscales
o jueces. También tomaron cartas en el asunto mediante las organizaciones de la
colectividad judía que actúan en Argentina.
“La Delegación de Asociaciones Israelitas de
Argentina” (DAIA) tiene su origen hacia mediados de la década de
1930 como un Comité contra el Antisemitismo, cuya labor fue denunciar la
prédica antijudía propagada por grupos de derecha nacionalista. Desde entonces
se ha convertido en la representación política de la comunidad judía de
Argentina y continuó siendo uno de sus objetivos primordiales la denuncia del
antisemitismo en el país. En relación a lo sucedido con los judíos durante la
última dictadura militar, la DAIA presentó dos Informes: el primero al inicio de la recuperación democrática
(1984) y el segundo durante el gobierno de Néstor Kirchner (2007).
Tras la apertura de los debates acerca de lo acontecido
durante la dictadura militar y el conocimiento acerca de las formas que
adquirió el terrorismo de Estado en Argentina, el Centro de Estudios Sociales
de la DAIA inició un proyecto de investigación en el que intentó abordar la
situación de los detenidos-desaparecidos judíos. Parte de este Informe fue entregado en 1999 al juez
español Baltasar Garzón. El rabino Daniel Goldman, de la comunidad Bet
El, explicó que aunque los judíos eran sólo un uno por ciento de la
población argentina, representaron el 12 o 13 por ciento de los torturados,
asesinados o desaparecidos. Ocho carpetas fueron entregadas a Garzón por el
periodista Herman Schiller, con numerosos testimonios directos de
sobrevivientes de los campos clandestinos y opiniones sobre la represión
antisemita de prestigiosas personalidades argentinas. Es particularmente
valioso lo que testimonia Mario Villani, superviviente de cinco campos de
concentración. Símbolos, marchas nazis y retratos de Hitler en las cámaras de
torturas y las salas de guardias, señaló Schiller. Sólo en las denuncias de
Villani se enumeran los nombres y grados militares de treinta represores
caracterizados por su sadismo antisemita. En el informe de casi 200 páginas
presentado ante Garzón por la Comisión de
Familiares de Desaparecidos, con sede en Barcelona, se detallan estas
actividades en 27 centros clandestinos. Matilde Mellibosky, dirigente de las
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, entregó a Garzón una lista de 164
casos sobre la persecución antisemita de la dictadura.
En el emblemático juicio al ex capellán de la policía
bonaerense Christian Von Wernich, en el que cumplieron con su deseo de sentar
en el banquillo de los acusados a un hombre de la Iglesia, encontramos la intervención
de Miriam Bregman, abogada del colectivo “Justicia
Ya”, quien manifestó en su alegato: “No es partícipe, es autor y pieza clave del genocidio; es un
engranaje de una única maquinaria represiva que actuaba en todo el país”.
El tribunal que estuvo a cargo del juzgamiento de Von Wernich
y de Miguel Etchecolatz, fue presidido por Carlos Rozanski, un asiduo
concurrente a conmemoraciones relativas a la “shoá”, interviniendo
como conferencista. Podemos citar como ejemplo la celebrada por el Polo del Judaísmo Plural (Meretz, Convergencia,
ICUF e Independientes) en el Acto en
Homenaje al Levantamiento del Gueto de Varsovia. En la cual Rozanski se
refirió a las similitudes y divergencias entre la represión, la censura y el
terrorismo de Estado durante la Shoa y durante la última dictadura militar
argentina. También participo en la conferencia “Memoria, verdad, justicia y
reparación” en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorin, en
la cual disertó sobre el negacionismo desde una perspectiva jurídica. Citando
al escritor Súlim Granovsky, señaló que “es imposible hacer justicia sobre
algo que no sucedió: ese es el sentido de la negación, pretende evitar que no
se haga justicia y que no se pueda elaborar lo sucedido. La herida psicológica
es de una profundidad muy alta”.
Hubo verdad, pero mucho tiempo después. La verdad la conocían
los 1.500.000 muertos, y se la llevaron a esas fosas comunes, la sabían los
sobrevivientes pero no pudieron elaborarla y transmitirla”.
Rozanski tuvo que renunciar a su cargo en octubre del 2016 por
tener varias denuncias en su contra. Estaba
acusado ante el Consejo de la Magistratura, entre otras cosas, por supuesto “maltrato
laboral” contra su personal, a partir de una denuncia de Julio Piumato, jefe de
la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN).”
El Juez Federal Daniel Rafecas, está a cargo de la investigación
de la "Megacausa Primer Cuerpo del Ejército", en la cual se
investigan crímenes cometidos contra más de 1200 víctimas en numerosos centros
clandestinos de detención (CCD) en la Capital Federal y la Provincia de Buenos
Aires.
Rafecas y el garantista ex juez Zaffaroni en la conferencia "Memoria, verdad, justicia y reparación"
En el contexto de esta causa, se ha imputado a más de 160
personas por la comisión de delitos de lesa humanidad, habiéndose llegado a
juicio oral por los hechos ocurridos en los CCD “Mansión Seré”, “Vesubio”, “Atlético,
Banco y Olimpo”, “Automotores Orletti” y “Hospital Posadas”. El curriculum de Rafecas nos informa que es
profesor regular de Derecho Penal en la UBA y en la Universidad de Rosario, y
consejero académico en el “Museo del Holocausto de Buenos Aires”.
Autor de numerosos trabajos sobre derecho penal y derechos humanos, se ha
especializado en los estudios sobre la Shoá y sus implicancias sociales y
jurídicas. Tiene a su cargo un seminario sobre “Ciencias Penales y Shoá” en el
posgrado de la Facultad de Derecho de la UBA. Ha dictado conferencias sobre
temas relacionados con la Shoá en los Estados Unidos (Auschwitz Institute),
Francia (UNESCO), España (Casa Sefarad) e Israel (Yad Vashem), así como también
en países de Latinoamérica y en universidades del interior de la Argentina.
Recientemente, ha recibido los premios “Derechos Humanos”, de la Fundación B’nai B’rith de Argentina; “Gilbert
Lewi”, de la Fundación Museo del Holocausto de Buenos Aires, y “Moisés”, de la
Sociedad Hebraica, en virtud de sus constantes aportes para mantener viva la
memoria de los acontecimientos que se narran en la presente obra.
También es autor del libro “Historia de la solución final”.
Al igual que su colega Carlos Rozanski tiene un pedido de
juicio político ante el Consejo de la Magistratura por supuestas maniobras
realizadas para desacreditar al
fallecido fiscal Alberto Nisman, por haber
tergiversado documentación con el objetivo de desacreditar la figura del doctor
Nisman.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo
Lorenzetti, quien en más de una oportunidad manifestó que “los juicios
contra los represores no son una moda, no cambian con los gobiernos ni con los
tiempos, y los definió como una política de Estado, forma parte fundamental del
proceso democrático y del estado de Derecho" fue reconocido por la logia Judeo-Masónica B´nai B´rith
Argentina con el premio “B´nai B´rith Derechos Humanos 2010 en el acto que
tuvo lugar en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires.
El Nüremberg argentino
Otra extraña similitud encontramos en el parentesco que
pretende realizarse entre los juicios llevados a cabo contra los altos mandos
del Ejército Alemán que fueron juzgados y condenados por los vencedores al
finalizar la segunda guerra mundial en lo que se denominó, los juicios de Nüremberg,
y el juzgamiento a la cúpula militar del Proceso de Reorganización Nacional.
Con el retorno a la democracia, Raúl Alfonsín asume la Presidencia de La Nación
y a los cinco días dictó el decreto 158/83 por el cual ordenaba enjuiciar a los
“...integrantes de la junta militar que usurpó el gobierno de la Nación el 24
de marzo de 1976 y a los integrantes de las dos juntas militares subsiguientes”.
En el año 2004 se estrenó en Argentina un documental
Coproducido por la Argentina y España, “El Nüremberg argentino” se basa en
un guión coescrito por Fredy Torres y Miguel Rodríguez Arias. A lo largo de sus
ochenta y tres minutos de duración, “El Nüremberg argentino” reconstruye
el desarrollo del juicio, a través de imágenes de archivo, a las que se suma
material fílmico de la época. Además, hay en el documental entrevistas actuales
a seis de los principales testimoniantes, a los cuatro jueces que integraban el
tribunal (los doctores León Arslanian, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Torlasco y
Andrés D´Alessio), al fiscal Julio César Strassera, al Premio Nobel de la Paz
Adolfo Pérez Esquivel, a la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de
Carlotto, al periodista y escritor Miguel Bonasso y al pensador Tomás Abraham.
“El objetivo principal de este largometraje -señala
Rodríguez Arias- es dar a conocer a los más jóvenes los siniestros objetivos
y métodos de la represión y proponer a los adultos un saludable ejercicio de la
memoria. Al mismo tiempo, la película trata de brindar un testimonio completo
de ese episodio trascendental para la historia del país y para la
jurisprudencia internacional”. La intención de los documentalistas
para inculcar en los jóvenes el paralelismo entre el juicio a la Junta Militar
Argentina por supuestos crímenes de lesa humanidad y los llevado a cabo en
Alemania es más que evidente. El adoctrinamiento a través de la educación y los
medios masivos de comunicación referidos a las violaciones de DDHH y su
asimilación a los crímenes atribuidos a la Alemania nacionalsocialista fue
profundizado a partir del año 2003.
Pero el paralelismo no se limita al juicio a las Juntas
Militares. En agosto del 2016 se dictó sentencia en la denominada “Megacausa
La Perla” en la provincia de Córdoba. En los medios de prensa
cordobeses el juicio fue conocido como “El Núremberg cordobés”. El periódico Día a Día hace esta comparación:
“No es una exageración: el juicio por la megacausa La Perla es el
“Nüremberg” cordobés: un proceso que entrará en la historia de Córdoba como el
que permitió visualizar la magnitud del terrorismo de Estado en nuestra
provincia. Del mismo modo que las principales figuras del Estado nazi dieron
cuenta ante la Justicia (ciudad alemana de Nüremberg, 1945–1946), la megacausa
La Perla aglutina gran parte de los crímenes contra la humanidad que el
Ejército y la Policía cometieron en Córdoba incluso en democracia, antes del
golpe de Estado, principalmente en los campos de concentración La Perla, Campo
de la Ribera, Departamento de Informaciones (D2), Penitenciaría de San Martín y
numerosas comisarías, destacamentos y otras “cuevas” parecidas.”
Los “escraches”
Finalizada la segunda guerra mundial el objetivo de algunos judíos
se centró en buscar a militares alemanes que habían logrado eludir los juicios
que los vencedores de la guerra estaban llevando a cabo para castigar a los
derrotados. Tal vez el más célebre de los “cazadores nazis” fue Simon
Wiesenthal quien con el nacimiento del Estado de Israel en 1948, fue enrolado
para trabajar con el organismo que antecedió al Mossad, el “departamento de
estado” del Ministerio de Asuntos Exteriores, y aunque no era israelí, recibió
un pasaporte del Estado Hebreo.
A pesar de no ser tan
famosos como Wiesenthal, el matrimonio compuesto por Beate y Serge Klarsfeld desarrollaría
una intensa labor de investigación de los crímenes del nazismo y de búsqueda de
los criminales nazis. Se puede decir que cada miembro de la pareja tuvo su
papel: Beate, fue la activista y la cara pública, mediática y polémica: en
1968, Beate llamó la atención de la opinión pública internacional al abofetear
al Canciller alemán Kurt Georg Kiesinger, un antiguo nazi reconvertido en
político democristiano (CDU, el partido de la actual Canciller Angela Merkel),
algo bastante frecuente en la República Federal Alemana (RFA). Por su parte,
Serge, licenciado en Derecho por la Soborna, se encargaba de la investigación y
de llevar a juicio a esos criminales nazis. En 1979, Beate sobrevivió a un
intento de atentado por parte de la red de antiguos soldados nazis ODESSA.
Mucho se ha dicho y escrito sobre el matrimonio Klarsfeld,
aunque Beate fue acusada de izquierdista por sus duras críticas al SPD por su
pasividad ante la penetración de antiguos nazis en las instituciones de la RFA,
también se sospechaba de las relaciones del matrimonio con los servicios
secretos israelíes, el MOSSAD, debido fundamentalmente a la colaboración que
mantuvieron con el también conocido cazador de nazis Simon Wiesenthal. Incluso,
se llegó a insinuar que los Klarsfeld colaboraron con la CIA, ¿quién sabe?
Lo interesante del caso es que Beate Klarsfeld tenía por
costumbre presentarse ante los domicilios de esos antiguos nazis y denunciarlos
públicamente, es decir, lo que las agrupaciones de derechos humanos, en
especial “HIJOS”, realizan en los domicilios particulares de los militares
acusados por supuestas violaciones de derechos humanos. El antecedente de
dichas manifestaciones es la labor que desarrollo el matrimonio Klarsfeld
Negacionismo
Se denomina negacionismo el cuestionar la veracidad sobre el
holocausto. Las afirmaciones frecuentes de la negación son las siguientes: que
el asesinato de aproximadamente seis millones de judíos durante la Segunda
Guerra Mundial nunca sucedió; que la Alemania de Hitler no tenían ninguna
política oficial o intención de exterminar a los judíos; y que las cámaras de
gas de guerra en el campo de exterminio de Auschwtz-Birkenau nunca existieron.
Todos estos hechos fueron puestos en duda por la corriente histórica
revisionista de la segunda guerra mundial. Entre los historiadores más
reconocidos se encuentran Ernst Zundel, David Irving, Gerd Honsik, Pedro
Varela, Germar Rudolf y Gerald Fredrick Toben. Por el simple hecho de
investigar esta cuestión y llegar a conclusiones distintas a la que impone la
historia oficial han sufrido persecuciones judiciales, incluso condenas de
prisión. Recientemente quien fue víctima de estas persecuciones por atreverse a
desafiar la versión oficial fue Ursula Haverbeck
En los países europeos existe una diversidad de leyes que
sancionan el negacionismo, especialmente a partir del año 2007 en que La Unión Europea aprueba leyes que convierten
la negación del Holocausto en un delito penado con prisión.
Por su parte, la Asamblea General de la ONU adoptó una
resolución, patrocinada por la Argentina y otros 102 países, que condena
cualquier intento de negar el Holocausto.
En el preámbulo, el texto “rechaza cualquier acción tendiente a negar el Holocausto, pues al ignorar terribles eventos históricos como éste, aumenta el riesgo de que se repitan” y además reafirma “el derecho de los pueblos y los gobiernos a un mundo sin genocidio”.
En la parte resolutiva, la Asamblea General “condena sin ninguna reserva cualquier negación del Holocausto” y exhorta a los Estados Miembros de las Naciones Unidas a “rechazar cualquier negación del Holocausto como evento histórico, total o parcialmente, y cualquier actividad destinada a este propósito”.
En Argentina una agrupación peronista presentará un proyecto
para crear la figura del negacionismo y llevar a la Justicia a los funcionarios
que pongan en duda la cantidad de desaparecidos o “busquen relativizar los
hechos de la última dictadura”, luego de las declaraciones de Mauricio Macri,
que dijo desconocer si los desaparecidos eran 30 mil. En el peronismo denuncian
que es como “negar el Holocausto”.
“La mayoría de las sociedades que han pasado por genocidios
como el nuestro castigan severamente a quienes buscan subestimar y negar las
atrocidades vividas. Esto pasa en la mayoría de los países desarrollados, como
Alemania, Austria, Francia o Israel. Si es delito dudar de los 6 millones de
judíos asesinados por los nazis, ¿por qué no lo es hacerlo sobre las víctimas
de la dictadura argentina?”, señaló Juan Manuel Valdés ante la prensa.
Museos del Holocausto y Espacios de Memorias
Con el objetivo de propagar y mantener viva la historia
oficial sobre el “holocausto”, los judíos han promovido la construcción de
museos para “difundir y educar, para concientizar a la sociedad acerca de
las graves consecuencias del racismo, la discriminación, la xenofobia y el
antisemitismo”. En el mundo existen Museos del Holocausto en Alemania,
República Checa, Israel, Francia, Holanda, Polonia y Estados Unidos.
Siendo Argentina uno de los países cuya colectividad judía es
de las más numerosas del mundo, a mediados de la década de 1990 se iniciaron
las gestiones para la creación del museo, cuando la Fundación Memoria del
Holocausto comenzó la recolección de relatos, testimonios, documentos y objetos
personales de los sobrevivientes del Holocausto en la Argentina. Luego de
recibir del Gobierno Nacional el edificio de la Sub-Usina “Montevideo” de la Compañía
Ítalo-Argentina de Electricidad, en el barrio de Recoleta se
desarrolló el concurso de proyectos, donde se eligió ganadora la propuesta de Dujovne-Hirsch
y Grinberg-Dwek-Sartorio-Iglesias. El arquitecto Berardo Dujovne es uno de los
creador de Dujovne-Hirsch & Asociados y padre del actual Ministro de
Haciendas Nicolás Dujovne.
Uno de los fundadores y ex Presidente del Museo de la Ciudad
de Buenos Aires es Claudio Avruj, quien durante la presidencia de Mauricio
Macri pasó a comandar la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, una
dependencia emblemática durante el kirchnerismo por su rol en la persecución
judicial de miembros de las Fuerzas Armadas. Cuando en el año 2013 asumió la
presidencia de dicha entidad designó como hombre de confianza a Guillermo
Yanko, pareja de la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Es
importante destacar que Avruj mantiene vínculos muy aceitados con el Estado de
Israel, por tal motivo en el año 2014 Mauricio Macri lo designo en su comitiva
cuando viajo a Israel para estrechar vínculos con el primer ministro Benjamin
Netanyahu.
Santiago Mondino
Claudio Avruj en el “Museo del Holocausto en Buenos
Aires”
Macri y su jefe
Obama en el Museo Conmemorativo del Holocausto (USHMM) Museo de la ESMA - Argentina
Nacionalismo Católico San Juan Bautista