lunes, 24 de septiembre de 2018
Bergoglio: ¿Judas o Pilatos? (Repost) - Augusto TorchSon
Artículo
publicado originalmente el 28 de septiembre de 2015
Muchos ven en el “Obispo de Roma” un
verdadero Judas. Sin lugar a dudas argumentos sobran para este tipo de consideraciones.
Si nos atenemos a las innumerables persecuciones a los católicos fieles, las
transgresiones al magisterio inmutable, las flagrantes herejías, entre otras
deleznables actitudes a favor de los más recalcitrantes pecadores y enemigos de
la Iglesia a los que nunca corrige sino que confirma en sus vicios; entonces
podríamos considerar que efectivamente podría corresponderse a un moderno Judas.
Expongamos un par de casos. Sabemos que a
pesar de lo que la prensa judaica nos quiere hacer creer, la supuesta crisis
humanitaria de los refugiados no es sino una invasión (recomiendo
este artículo) aceptada mansamente por la Europa paganizada y afeminada. Y
me refiero a las masas y no a los que valientemente resisten. Para caracterizarse
como Judas, Bergoglio exigió a las parroquias que acepten estos islamitas en
las parroquias. Así el lamento de Nuestro Señor “Mi casa será
llamada casa de oración… Pero vosotros habéis hecho de ella una cueva de
ladrones” (Marc. 11, 17) hoy se ve renovado con la diferencia que
no sólo no está Él, ni nadie para sacar a latigazos a los profanadores, sino
que además se pretende que dicha acción se hace en nombre Su “misericordia”.
Es conveniente recordar el obispo de
Hungría que no aceptó traicionar a sus fieles y a su patria por mandato
bergogliano (aquí).
En esto tenemos que ser claros. El Corán
llama a convertir a los infieles o a matarlos. Mucho se escribió en este blog
al respecto (aquí y aquí).
Y por su parte el Talmud considera a los no judíos (goyim) como “bestias
con forma humana”, agregando “Cualquier cosa es permitida que esté
en contra de ellos. El judío puede mentirles, trampearlos y robarlos. Puede
violarlos y asesinarlos”; todo esto al señalar que “Solo el judío
es humano” (para ampliar aquí). Sin embargo los
“católicos modernos” descreen que los seguidores de estos falsos cultos sean
consecuentes con sus prescripciones religiosas. Y es lógico que así sea porque
son autoreferenciales, y si dicen creer en Dios sin creerle a Dios, obviamente
que no se puede pretender que, quien así piense, no crea lo mismo para los
demás. Por eso, la consideración de que son musulmanes moderados, o judíos
moderados es la misma que la que tienen los católicos liberales de sí mismos,
es decir, se creen católicos moderados, que en realidad significa, musulmanes,
judíos y católicos inconsecuentes con su fe. Y aprovechando este ambiente
"moderado" reinante en el mundo occidental, Bergoglio engañó a su pueblo diciendo: “El Corán es un libro profético y de paz” (30/11/2014).
Otra inmensa traición a los cristianos a los que expone a su extinción,
especialmente en Europa, mientras poco dice y nada hace por los mártires en
manos de ISIS que bien sabe que son financiados por los norteamericanos a los
que dejó encantados congraciándose con ellos con sus edulcoradas y vacías
palabras.
No se puede dejar de tener en cuenta la
información recientemente salida a la luz, del Cardenal Daneels, hombre de
confianza de Bergoglio, confesando en su biografía autorizada con toda
liviandad que junto con los cardenales Kasper, Lehman, Silvestrini y el
masónico y extinto Martini conspiraron en contra de Benedicto XVI para
derrocarlo y poner en su lugar a Bergoglio (aquí).
No está de más recordar que Bergoglio siempre trabajó en coordinación con la
logia masónica judaica B’nai B’rith en Buenos Aires y es Rotario honorario, por
si se duda de sus estrechas relaciones con la masonería.
Hasta aquí podríamos
identificarlo con un moderno Judas, sin embargo, me atrevo a compararlo más
bien con Pilatos, y paso a explicarme.
Fue Pilatos quién que
prefirió conformar al vulgo antes que hacer lo que sabía que era justo. Ante la
oportunidad única e irrepetible de encontrarse ante la Verdad misma,
y al escuchar a su Creador decir que quienes son de la verdad
escuchan su voz, no atinó si quiera a preguntar a qué tipo de verdad se
refería, sino que dijo ¿qué es la verdad?, y en ese sentido
mostró su total relativismo con respecto a la verdad, lo que hoy consideramos el
más extremo de los liberalismos, el de relativizar lo absoluto y nada menos que
al Alfa y Omega; por eso Jesús no respondió. Y eso tenemos que aprender
nosotros ante los necios liberales que no quieren conocer la verdad y no
debemos caer en la necedad de querer convencer al necio. Y volviendo a
Bergoglio, en igual sentido y como leímos en Ex Orbe,
éste dijo: "...El santo Pueblo fiel de Dios, no le teme al
error...", de la misma manera que hace poco dijo que no sabía si
lo que iba a decir “pueda ser una
herejía”. Y es que no le interesa de ninguna manera la Verdad, le
importa lo que cada uno piensa que es verdad, lo que las masas piensan como
verdad y quieren oír para complacerse y justificarse en sus vicios para acallar
sus conciencias, y ciertamente el amortiguamiento de conciencias es uno los
efectos inmediatos de ésta anulación del “sentido de la culpa” para cambiarlo
por el psicologísta “sentimiento de culpa” como publicamos hace un tiempo atrás
(aquí)
y que tiene como “beneficio apostático” el desterrar la confesión sacramental,
y a lo sumo cambiarla por una consulta a un psicoterapeuta si uno no es capaz
de acallar su conciencia por sus propios medios respecto de sus pecados. Y es
que Bergoglio hizo desaparecer definitivamente el pecado personal, para
reemplazarlo por uno “más abarcativo”, el pecado social de la indiferencia con
los pobres, excluidos y periféricos; el pecado contra la “ecología”, contra
la “casa común”.
En su conducta de agradar a todo el mundo,
fue a visitar a los genocidas Castro y a adularlos y de ninguna manera a
llamarlos al arrepentimiento, y después fue al país generador de la casi
totalidad de las guerras y conflictos del último siglo (EE.UU.) y habló de la
pena de muerte, cuando en Cuba que se asesinaron a miles de cubanos con dichas
penas, no se le ocurrió mencionar éste tema. En cambio, en Norteamérica, donde el año
que se más se ejecutó a reos fue en el 1999 con 98 ejecuciones, pero que todos
los años se asesinan millones de niños en el vientre materno, con el presidente
más abortista de la historia yanqui, se le ocurrió que era inhumana la pena de
muerte, que incluso no está excluida por el magisterio eclesiástico. Y así por
ejemplo dijo en el Capitolio que los más indefensos de la familia eran “los
jóvenes”. Para quienes digan que sí mencionó el aborto, les recuerdo que su
mención a la “defensa de la vida en todas sus etapas” no es precisamente
un reproche firme y tajante ante el mayor genocidio de la historia y suena para
las autoridades gubernamentales como música para sus oídos, porque pueden
desentenderse perfectamente de esa puntualización, sosteniendo cómo lo hacen que
el feto no es persona. No nos extraña que se lo haya aplaudido reiteradamente
de pie.
No resulta ilógico entonces que en su
discurso ante la ONU no mencionará a Jesucristo, ya que no fue su intención
llevar el mensaje de Cristo ante la masónica institución. Mucho más lógico y
adecuado resulta entonces que la “católica” Shakira le cantara “Imagine” soñando
un mundo sin Cielo ni Infierno y sin religión. Quién diga
que no puede atribuírsele culpa de esto a Bergoglio, les recordamos que esa
misma canción fue la elegida para el “partido por la paz” que él mismo organizó
(aquí).
Igualmente se puede mencionar sus palabras
en Filadelfia al decir “Cuántos problemas se resolverían si nuestras
sociedades protegieran a las familias, especialmente a los matrimonios jóvenes”,
esto después de haber facilitado y simplificado el proceso de nulidad de los
matrimonios. Esto sin mencionar el sincrético encuentro en la zona “Ground
Zero”.
Así Bergoglio, al igual que Poncio
Pilatos, opta por lavarse la mano ante la Verdad que tiene el deber de predicar
y de defender, cometiendo nada menos que el pecado que lo hace vomitivo ante
Dios: la tibieza. Y más teniendo en cuenta el lugar y la
responsabilidad que le toca, por lo menos, a los ojos del mundo, si optamos por
no sospechar de su carácter de pontífice a pesar de las abrumadoras evidencias
que lo comprometen.
San Juan advertía “Ellos tales
son del mundo, y por eso hablan del mundo, y el mundo los escucha” y
continúa diciendo: “Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios, nos
escucha: en esto conocemos el Espíritu de la verdad y el espíritu del error” (1°
Juan 4; 5-6), lo que Mons. Straubinguer señala en su exégesis como “preciosa
regla para el discernimiento de los espíritus: los discípulos
del Anticristo no quieren oír las palabras apostólicas. El que no es de Dios
escucha a sus heraldos”. He aquí a uno de los principales heraldos del
Anticristo.
Mencionó también Bergoglio la suprema
importancia del “agua potable”, “la libertad de espíritu, de educación
y la libertad religiosa”, y repitiendo los horrores del magisterio
conciliar, tendríamos entonces que repudiar la frase del Aquinate al
sostener “La Iglesia es como la arca de Noe, afuera de que nadie
puede ser salvo” y siguiendo al falsario desterrar el “Extra
ecclesiam nulla sallus” el cual pasa a ser opcional e
intercambiable por algún acto misericordioso hacia los periféricos.
Como Pilatos, Bergoglio tampoco cree
que nadie pueda arrogarse el monopolio de la verdad, y ante la pregunta de ¿qué
es la verdad? responde como lo hizo a su periódico marxista preferido “La
Repubblica” “…yo no hablaría, ni siquiera para quien cree, de
una verdad absoluta… ¡la verdad es una relación!” (aquí)
Hoy, como hace 2000 años Cristo sigue
siendo condenado, por un demócrata, por un liberal, por quien sabiendo cual es
la verdad prefiere la demagogia. Hoy la verdad se la deja al gusto de la
multitud.
Castellani sostenía que la religión
del Anticristo sería un cristianismo sin Cristo y ya estamos viviendo esa
situación. Parafraseando una vez más a Castellani, solo nos queda esperar en
estos tiempos, que Dios nos agarre confesados.
Augusto Espíndola
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista