domingo, 23 de septiembre de 2018

¿MACRI PASE LO QUE PASE Y CUESTE LO QUE CUESTE?

¿MACRI PASE LO QUE PASE Y CUESTE LO QUE CUESTE?

La inteligente periodista Malú Kikuchi acaba de publicar un artículo que se llama "¡Termínenla!". La respeto y aprecio desde hace muchos años pero eso no impide que esté en desacuerdo con esta desesperada defensa del incompetente y destructivo gobierno de Macri. Tan falta de razón y tan ciegamente macrista se muestra en ese artículo, que parece preferir la continuación, así como va,  de su catastrófico gobierno, que la salvación de la Patria. (Lo que ella dice en su artículo puede leerlo en el "Informador Público" del 12/9/2018.)
El título ya indica el garrafal error de enfoque de la Señora: "¡Termínenla!". Ayer mismo, los agitadores de izquierda cortaron la Avda. 9 de Julio durante las seis horas de más movimiento de tráfico, causando el caos por enésima vez en la ciudad sin que la Policía, por orden del gobierno, hiciera el más mínimo intento para restablecer el orden.
Esos son los que tienen al país en vilo y los que desalientan toda nueva inversión en el país. ¿Quien va a invertir cuando está a la vista que no hay autoridad capaz de hacer prevalecer el Derecho? Pedirles a esos subversivos (no "desestabilizadores", neologismo que usa la Señora para eludir la desprestigiada calificación de "subversivo" que se usó en los años 70, y que es la que corresponde), pedirles a esos que "la terminen" es lo mismo que hablarle a la pared. Ellos quieren terminar con la Argentina e instaurar un Estado socialista y por eso producen el caos en forma sistemática y no tienen la menor intención de "terminarla" en esa tarea de exterminio...

La exhortación debe dirigirse al gobierno, que en vez de impedir el desorden con la fuerza pública que está a sus órdenes, usa la Policía para reforzar los piquetes impidiendo el tránsito pacífico y consintiendo en las numerosas usurpaciones que se cometen, como las de las los terrenos que ocupan las "villas miseria" (que son cientos), las tomas de escuelas y Facultades, la ocupación de terrenos en el Sur, las huelgas impuestas con violencia y muchas otras formas de desorden contra la Ley.
Es el gobierno el que debe "terminar" con esa política suicida inspirada en su índole demagógica de raigambre peronista. Al no hacerlo, es absurdo esperar que los agitadores de izquierda van a cesar en sus intentos subversivos cuando es precisamente la destrucción del resto de orden que nos queda lo que quieren desvergonzadamente.
La Señora Kikuchi sostiene que Macri debe seguir en el gobierno porque "ganó" las elecciones del 2015. Considera su victoria electoral del 2015 como indiscutible. Sin embargo, tengo serias dudas sobre eso, aunque reconozco que a los efectos prácticos puede ser tenida como legal, aunque sólo "juris tantum" y no "juris et de jure", como ella pretende. Por ejemplo, considero imposible que se acepte seriamente que la Sra. Vidal, con su aspecto de niña modelo de un Colegio de monjas, aunque inmoral como una "madama" de casa pública como lo prueba su creación del sitio obsceno "chau tabú", haya podido conseguir los millones de votos del Gran Buenos AIres que se necesitan para ganar la gobernación de esa Provincia. La gente humilde de ese enorme conglomerado no tenía ni idea de su existencia.  Ella dice que ganó "tocando timbres". La explicación es más absurda que el supuesto resultado electoral.
En todo caso, esa victoria legal no le permite destruir el país.  Una mayoría electoral no da darecho a dañar gravemente el bien común ni por acción ni por omisión.
Los macristas no quieren reconocerlo culpable por acción. Sin embargo,hay varios actos notorios que lo acusan. Enumero sólo algunos: a) La continuación de la "política de derechos humanos" que ya causó 500 muertes por abandono de persona y hay 2.000 más esperando la misma suerte: b) la permanencia de los jueces prevaricadores que fueron cómplices necesarios en esa política inicua y en el encubrimiento de la corrupción kirchnerista; c) el cese de la corrupción en el Estado impidiendo toda investigación seria de los latrocinios gigantescos cometidos (y los que aún se cometen) y sólo ahora, después de dos años y medio, por causa de unos cuadernos de dudoso origen, se descubre que el delito era tan enorme que un Estado medianamente serio lo hubiera descubierto a los pocos días de hacerse cargo, o sea, probablemente hubo orden de no buscar; d) la continuación de los regalos a la clientela política bajo diversas denominaciones; e) el crecimiento enorme de la deuda externa y de los intereses pagados por la deuda interna. etc.
En cuanto a la culpa de omisión, es evidente que el gobierno está dejando crecer el caos social como una bola de barro, no de nieve, y tanto que ya es casi imposible de parar. La prensa colabora prestigiando a los subversivos y acusando a las FFSS de brutalidad cuando reacciona como debe.  Macri carece de la más elemental personalidad como para hacer valer los poderes presidenciales de que dispone por mandato del art. 99 de la Constitución Nacional y deja al país inerme frente al creciente desorden provocado.
La Señora dice: ""Estamos mal, con suerte se corregirá. Y si no se corrige, habrá que esperar al 10/12/2019. Y entonces, piense bien a quien y a quienes va a votar." Todos saben -y la Señora Kikuchi no puede ignorarlo-, que la maffia de la "dirigencia" política que monopoliza todas las candidaturas no tiene ningún candidato que ofrecer con las más mínimas garantías de honradez y capacidad. Ya lo dijo Duhalde en el 2000: "La dirigencia poítica argentina es una m...." ("La Nación" 16/11/2000). Lo más probable es que el caos social que está creciendo día a día prestigie a la extrema izquierda y que el candidato del 2019 salga de sus filas, con lo cual terminaríamos de hundirnos definitivamente porque, como lo prueba la Historia, un gobierno de extrema izquierda es imposible de reemplazar.
Ella parece creer que la "democracia" electoral tiene un poder milagroso y que nos salvará del desastre. Sin embargo, no es así. Perón, Kirchner y Hitler surgieron de una votación. Lo que puede enderezar las cosas es que se designe un Presidente idóneo, como lo exige el art. 16 de la Constitución, que respete la Justicia y el Derecho, y que trabaje inteligente y laboriosamente por el bien común, dentro de las normas de la moral cristiana (única manera de acabar con la corrupción económica y la de las costumbres). La elección del 2019 no garantiza nada de eso. Por el contrario, si las cosas siguen como van, ocurrirá exactamente lo contrario, como digo más arriba.
La Señora parecer creer que la única alternativa es un golpe militar pero, como bien dice, "las FFAA ya no dan golpes de estado". Es verdad, y eso, en primer lugar, porque no existen y en segundo lugar porque los civiles que los vimos en el poder varias veces, sabemos que no son solución de nada. Sólo la Revolución Libertadora fue una excepción porque Perón debía ser depuesto. Pero duró poco la buena intención.
Sin embargo, hay otra alternativa, si Macri tuviera la suficiente grandeza de alma como para adoptarla. Hay un precedente, y no es el de la huida vergonzosa de de la Rúa...
El 26 de Abril de 1890 hubo una revolución provocada por la ruinosa administración del Presidente Juarez Celman. Carlos Pellegrini, que era el vicepresidente, convenció a Juarez Celman de que se fuera de Buenos Aires, o sea, que abandonara el ejercicio del mando presidencial, y asumió él de inmediato y de facto para reprimir la revolución que resultó vencida el 29/4/1890. Juarez Celman volvió a la Casa Rosada pero como dijo el senador por Córdoba Manuel D. Pizarro, en esos días: "La revolución está vencida, pero el gobierno está muerto". De manera que Juarez Celman no tuvo más remedio que renunciar, como lo hizo el 6 de Agosto de ese año.
Es claro que el vicepresidente era Carlos Pellegrini, un hombre capaz de tomar las riendas del poder y enderezar la situación, como realmente lo hizo. La mala suerte que tenemos ahora es que los reemplazantes de Macri son la vicepresidente Michetti, un invento político del entonces Arzobispo Bergoglio y, luego de ella, el architraidor Federico Pinedo, cómplice de Macri en todo este desaguisado.
Luego, debemos imaginar una ligera modificación a la idea de Pellegrini y reclamar a Macri que reconozca que es incapaz de arreglar las cosas y nombre Jefe de Gabinete (que para algo sirva ese cargo inventado en 1994) a un argentino inteligente, honrado, laborioso y decidido a recuperar el país e impedir la subversión del caos organizado, usando para ello todos los poderes que le concede el art. 99 de la Constitución al Presidente. Obviamente el nuevo Jefe de Gabinete nombrará nuevos ministros, no más de ocho.
Macri debe prestarle toda la colaboración que ese Jefe de Gabinete necesite, sin obstruir su labor de gobierno y si es necesario, recurrirá al art. 23 de la Constitución que dispone: " En caso de conmoción interior o de ataque exterior que pongan en peligro el ejercicio de esta Constitución y de las autoridades creadas por ella, se declarará en estado de sitio la provincia o territorio en donde exista la perturbación del orden, quedando suspensas allí las garantías constitucionales..."
Si no se cuenta con la aprobación del Congreso Macri podrá imitar al Presidente José Figueroa Alcorta que el 25 de enero de 1908, expidió, en acuerdo de ministros, un decreto por el cual declaraba clausuradas las sesiones del Congreso. Es cierto que en ese caso se trataba de sesiones extraordinarias, pero si es la situación misma la que es extraordinaria, como lo es, y el Congreso se niega a colaborar en el restablecimiento del orden, el Presidente puede proceder como lo hizo su antecesor en 1908 y por virtud del art. 99 inciso 16 de la Constitución, declarar por decreto (de necesidad y urgencia, según la reforma de 1994) el estado de sitio y detener a todos los jefes de los grupos de agitadores que están deliberadamente provocando el caos social (incluyendo sindicalistas y legisladores) y usar el poder que le confiere el inciso 12 del mismo artículo para ordenar a las Fuerzas Armadas de la Nación (que incluyen a la Policía Federal) despejar las calles y recuperar los terrenos usurpados del Sur, entre otras cosas.
Los jueces prevaricadores que vienen del kirchnerismo deben ser inmediatamente enjuiciados y mientras dure el juicio, suspendidos. En su lugar, el Presidente puede nombrar jueces probos y sabios "en comisión". de acuerdo a lo que dispone el inciso 19 del mismo artículo 99 de la Constitución.
Esto puede y debe hacer Macri. Lo que no puede es seguir presenciando impávido la destrucción del país o, peor aún, cometiendo él mismo actos que contribuyen a esa destrucción. San Martín dijo que cuando la Patria está en peligro se puede hacer cualquier cosa menos dejarla perecer. Y así como va a este gobierno, nos lleva, directamente, a la Kerensky, hacia una dictadura neo-comunista.
Considerando cómo es Macri y cuan ciegos son sus defensores, estas ideas son un relato de ilusiones; entre otras razones, porque en esta argentina desconyuntada no hay, que yo sepa, ningún argentino como ese que se exige para ocupar el cargo de Jefe de Gabinete y hacer lo que se debe hacer. Es decir, no hay ningún Carlos Pellegrini.
Pero lo que sí se puede hacer es NO contribuir, como lo hizo la Señora Kikuchi y lo hacen las "clases cultas" de "centro", a confirmar a Macri pase lo que pase y haga lo que haga o no haga lo que está obligado  a hacer. Dediquémosnos, más bien, a construir un grupo de personas de bien, aunque difieran en lo opinable, que se vaya preparando con inteligencia y buenos principios, para resistir el "tsunami" de izquierda que se viene.
Cosme Beccar Varela