miércoles, 26 de septiembre de 2018

SESENTA AÑOS SIN PAPA : TODO HA DESAPARECIDO

SESENTA AÑOS SIN PAPA : TODO HA DESAPARECIDO




Escuchemos al Papa León XIII, en un pasaje de su Carta encíclica “Nobillissima Gallorum Gens”, promulgada el 8 de febrero de 1884:

“Dios, Creador de la Naturaleza, de quirn reciben las naciones en este mundo la recompensa de la virtud y de las buenas obras, quiso conceder a los franceses muchas cosas que atestiguan su grandeza: las glorias militares, las artes de la paz, la celebridad del nombre , el poder del Imperio. Y si Francia, a veces, olvidada de alguna manera de sí misma, y ​​de la misión que Dios le confió, se mostró animada de sentimientos hostiles hacia la Iglesia, sin embargo, por sumo beneficio de Dios, no toda ella, ni por mucho tiempo, se extravió. Y quisiera Dios que pudiera salir salva de aquellas calamidades, tan funestas para la Religión y el Estado, que le trajeron los tiempos más cercanos a nosotros.


Pero después de que la mente humana, embebida por el veneno de nuevas opiniones, comenzó a rechazar la autoridad de la Iglesia, pervirtiéndose en una gran licenciosidad, llegó a donde la arrastraba el impulso. En efecto, teniendo el mortífero ejemplo de las Doctrinas que también penetró también en las costumbres de los hombres, la sociedad humana llegó, poco a poco, a tal punto, que parece querer apartarse completamente de las enseñanzas cristianas. Y no poco contribuyeron, en el siglo pasado, a difundir tal peste en las Galias, con la sabiduría delirante de algunos filósofos, quienes  buscaban subvertir los fundamentos de la Verdad Cristiana, y adoptar un tal método de filosofar, que siempre con mayor violencia, inflamaba el amor ya propagado por una libertad desmedida. Se añadió la obra de aquellos que se mantienen unidos en las sociedades nefandas, por un odio impotente a las cosas divinas y los hace cada vez más deseosos de eliminar el catolicismo; e intentan, con siempre mayores esfuerzos, y más en Francia que en otros lugares, nadie mejor que vosotros, venerables hermanos, lo puede juzgar … (…) En efecto, aquellas maquinaciones que conocemos, no perjudican a la Iglesia, sino que  hacen grandísimos daños a la República, PORQUE UN ESTADO NO PROSPERA CUANDO ES ELIMINADA LA RELIGIÓN. Y no hay que olvidar que, en el caso de los hombres, el tiempo de los dioses, el tiempo de los muertos, el fracaso de la justicia, sin el celo de los sabios de la gentilidad, aclara que ha sido imposible hacer una redención, porque la autoridad de los principios no tendrá el peso, LAS LEYES EL VIGOR SUFICIENTE. TODOS ESTIMARÁN MÁS EL BIEN ÚTIL QUE EL HONESTO, LOS DERECHOS NO TENDRÁ GARANTIA FIRME, DONDE SÓLO EL TEMOR DE LAS PENAS CONSTITUYE EL ESTÍMULO AL DEBER; los gobernantes caerán fácilmente en el despotismo, y los súbditos por pequeñas cosas se entregarán a sediciones y tumultos. Además, no habiendo en la naturaleza de las cosas algo bueno, que no se deba atribuir a la Bondad de Divina, toda sociedad humana que quiera apartar a Dios de sus estatutos y de su gobierno, en lo que dependa de ella, rechaza las ayudas de la sociedad La benevolencia divina, y se convierte de manera perjudicial por  que se le ha negado el patrono celeste. Y así, aunque parezca admirable por el poder y la fecundidad de riquezas, TRAS EL CONTENIDO EN LAS PROPIAS LEYES EXTRAÑAS  A LA REPÚBLICA ESTÁ EL GERMEN DE SU MUERTE, NI PUEDE ESPERARSE QUE ESO DURE POR MUCHO TIEMPO. Es decir, que para las naciones cristianas, y no es diferente a  cada hombre, es de la misma manera saludable someterse al consejo de Dios tanto cuanto es peligroso sustraerse a Él; y sucede muy a menudo, que al mismo tiempo que permanecen fieles a Dios Nuestro Señor y la Santa Iglesia, naturalmente, por el mismo camino se elevan a un óptimo estado; y cuando se vuelven rebeldes, ¡decaen! Es fácil para todos conferir eso en los anales de todas las épocas; y tendríamos abundancia de ejemplos domésticos, no muy alejados de nosotros, si tuviéramos el tiempo de recordar lo que pasó en el siglo pasado, cuando la licenciosidad descarada de muchos subvertió a Francia horrorizada, llevando la idéntica ruina a las cosas religiosas y civiles.
Se completan el 9 de octubre de 2018 sesenta años de la muerte del Papa Pío XII. Un pontificado débil, muy débil, pero válido, durante el cual el modernismo se fue desarrollando dentro de la faz humana de la Santa Iglesia,  con escandalosa impunidad. La introducción de la secta masónica en la esfera eclesiástica tuvo su inicio a principios del siglo XIX, según el plan trazado para alcanzar los más altos cargos de la Iglesia y la propia Cátedra de San Pedro. En efecto, la policía del Papa Gregorio XVI (1831-1846) logró apoderarse de documentos letalmente comprometedores para la secta masónica, pues revelaban el propósito de que en el futuro se elegiese un “papa” masón, QUE UTILIZARÍA LA RELIGIÓN PARA DESTRUIR LA MISMA RELIGIÓN . Basado en estos documentos, el Papa Pío IX encargó al historiador católico Crétineau-Joly de escribir una obra (La Iglesia Romana frente a la Revolución) denunciando la monstruosidad de las sectas.
Sólo Satanás podría inspirar un plan tan hediondo, tan traicionero, tan eficaz; pero Dios Nuestro Señor ha consentido ese plan para castigar los grandes crímenes que se cometen sobre la Tierra, en particular en castigo del protestantismo, del liberalismo y del comunismo. Las dos guerras mundiales constituyeron un castigo colectivo de la humanidad; habiendo permanecido, los hombres impenitentes, Dios Nuestro Señor consintió que la Cátedra de su Vicario fuera usada como instrumento aparente de propagación calificada del ateísmo y de la sodomía. Sin embargo, la Cátedra de San Pedro permanece incólume en su Indefectibilidad e Infalibilidad.
Monseñor Lefebvre afirmaba que “Dios no puede omitir la visibilidad de la Santa Iglesia por mucho tiempo”; pero también sabemos que los tiempos de Dios no son los tiempos de los hombres. Una cosa es absolutamente cierta: La destrucción operada fue tan rápida, tan profunda, tan extensa, que la SANTA MADRE IGLESIA NUNCA MÁS VOLVERÁ A SER LO QUE FUE, EN UN PLANO CUANTITATIVO.
En estos trágicos sesenta años, quedó definitivamente comprobado, en la práctica, una Verdad repetidamente enseñada por los Romanos Pontífices, sobre todo en los últimos 200 años: LA FE CATÓLICA NO PUEDE SUBSISTIR en un encuadramiento LIBERAL. Esta imposibilidad es absoluta, es como si fuera una necesidad metafísica. La ruina, hasta los fundamentos, de la cara humana del Cuerpo Místico ahí está para probarlo. Pero es esa misma ruina prueba, como extrínsecamente, la Verdad y la Unicidad de la Fe Católica, porque sólo ésta podría ser derribada tan fulminantemente en su base humana. A ninguna falsa religión, a ninguna secta, podría jamás suceder lo que sucedió a la Santa Iglesia Católica, porque ninguna herejía, ninguna idolatría, ninguna blasfemia, podría jamás sufrir lo que nuestra Madre Iglesia sufrió en estas seis décadas. Esto es importantísimo para que nadie se desespere, por el contrario, la tragedia conciliar nos otorgó, negativamente, otra prueba de la indefectibilidad de la Persona Moral de la Santa Madre Iglesia. No hay que olvidar que según declaró solemnemente, en forma de definición, el Papa Bonifacio VIII, en 1302, en la Bula “Unam Sanctam”: “La Cátedra de San Pedro forma con Nuestro Señor Jesucristo UNA sola CABEZA DE LA IGLESIA.”
La debilidad esencial de Pío XII se ha demostrado por el rechazo de un castigo temporal-e incluso espiritual, pues no pronunció  excomuniones contra los modernistas – ejemplar para todos los modernistas que pasaban por el Vaticano. En cuanto Pío XII tomó conocimiento de las traiciones de Montini y otros, aliados de los comunistas, no debió haber vacilado en ordenar que se les aplicara inmediatamente la pena de muerte, que estaba en vigor en el Estado Soberano del Vaticano. Pero, ¿se argumentará – el Derecho Canónico no prohíbe que los eclesiásticos colaboren de alguna forma en condenaciones a la muerte? Un juez que dictará  una sentencia de muerte estarìa inhabilitado,, por defecto, para recibir de las órdenes sagradas; pero eso,nunca se aplicó a los Estados de la Iglesia, donde el propio Romano Pontífice goza del Supremo Poder Temporal y por lo tanto Supremo Poder de vida o de muerte, YA COMO JEFE DE LA SANTA IGLESIA CATÓLICA, YA COMO JEFE DE ESTADO TEMPORA. Aunque puede  ser concedido , en su primera y segunda instancia, a los jueces y abogados civiles, el Supremo poder judicial penal eclesiástico pertenece siempre al Papa; nos referimos únicamente al ejercicio de la jurisdicción penal en los Estados de la Iglesia y por lo tanto en el Estado de Vaticano; porque en éste no se puede proceder a la distinción entre Tribunal Eclesiástico que juzga de la gravedad del crimen, y el poder civil que condena formalmente a la muerte. Una serie de ejecuciones de modernistas, después del debido juicio, convenientemente publicitadas, habrían provocado en los eclesiásticos liberales, en todo el mundo, serias reflexiones sobre sus hediondas actividades; TAL COSA PODRÍA HABER REFRENADO A  LOS MODERNISTAS, CONCEDIENDO A LA SANTA MADRE IGLESIA TIEMPO PARA FORTALECERSE, NATURAL Y SOBRENATURALMENTE. Pero como es conocido, el Papa Pío XII prefirió enviar al traidor apóstata Montini a ser Arzobispo de Milán – ¡VAYA PAPA!
Es conocido cómo Pío XII fue favorecido con comunicaciones celestes, por ejemplo, en la víspera de su elección, San Pío X se le apareció, diciéndole: “Hijo, buen ánimo, te corresponde a ti llevar la Cruz de la Iglesia de Cristo”. Pío XII también asistió a una reproducción del milagro del sol en los jardines del Vaticano y conoció que iba morir de repente, pero había pedido al Cielo un día para prepararse. De hecho, así sucedió, en la víspera de morir, comunicó a los que le rodeaban: “Hoy es mi día”. Todo esto hace bastante enigmático el pontificado de Pío XII, uno de los momentos más dramáticos de la historia de la humanidad. De cualquier forma fue durante este pontificado que, en casi total impunidad, la masonería internacional se apoderó de parte sustancial de la cara humana del Cuerpo Místico, con la intención de, en breve,  usurpar el papado, como vino a suceder. Y lo que es muy misterioso es que el propio Pío XII poseía la noción, aunque vaga, de lo que estaba pasando.
El misterio de la iniquidad es parte integrante de las convulsiones preescatológicas. UNA INSTITUCIÓN QUE SE CONTRADICE NO PUEDE SER DIVINA. En consecuencia, la Santa Madre Iglesia, en su Persona Moral de Derecho Divino, permanece infinitamente por encima de todas las vicisitudes que atormentan su rostro humano, usurpada, humillada y poseída del demonio. Porque la faz divina de la Santa Madre Iglesia, por definición, nunca puede quedar en posesión del demonio, ni ser objeto de ningún atentado. Así es en los santos sacramentos: Pueden ser válidos o inválidos, pero no pueden ser disminuidos y vilipendiados en su realidad objetiva y trascendente. La maldita secta conciliar, IMITA COMO UN SIMIO A LA VERDADERA SANTA MADRE IGLESIA, PERO CUANTO MÁS ASI PROCEDE MÁS AL ALTAS ELECCIONES [hacen los verdaderos fieles que] BUSCAN Y ENCUENTRAN LA MORADA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, PORQUE ESTA PERMANECE VISIBLE PARA QUIEN, VERDADERAMENTE, QUIERE HACERLA SUYA.
El Amor Sobrenatural a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por amor de Dios, debe conducirnos a separarnos de todo el falso tradicionalismo que dice que la Iglesia que vemos es la Iglesia Católica con papas y obispos verdaderos. Insisto: UNA INSTITUCIÓN QUE SE CONTRADICE NO PUEDE SER DIVINA. Por consiguiente, la asquerosa secta que nos quiere llevar al infierno, NO ES, NUNCA PUEDE SER, NUNCA SERÁ, LA IGLESIA NUESTRA MADRE. Y MIL VECES PREFERIMOS LA MUERTE QUE RECONOCERLA , BAJO CUALQUIER FORMA, A LA MALDITA MASONERÍA  QUE IMITA A LA IGLESIA CATÓLICA.

ALABADO,SEA NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Lisboa, 20 de septiembre, 2018
Alberto Carlos Rosa Ferreira de las Nieves Cabral
[Énfasis propios]
De PRO ROMA MARIANA