miércoles, 17 de octubre de 2018

La frase que Goebbels nunca dijo y otras

jueves, 11 de octubre de 2018

La frase que Goebbels nunca dijo y otras



     Nuevamente y casi siempre leemos la famosa frase. La repiten todos con certeza, convencimiento. El interlocutor generalmente mira a los ojos a quien la expresa y asiente cerrando sus ojos, diciendo "seguro, yo también conozco la frase". Luego ingresan ambos en un estado de pureza tal que conmueve. Sus vidas empequeñecen a la de los Santos. El auditorio se conmueve ante estos personajes. Ellos dicen: "Es lo que dice Goebbels: miente, miente, que algo queda"...
     Pero vayamos al fondo del asunto: ¿dijo eso Goebbels? Difícil tarea tratar de demostrar que alguien NO dijo algo, cuando es mucho más sencillo probar que efectivamente sí lo dijo. 
Y seamos honestos: nadie o casi nadie, bajo la censura imperante en temas relativos al Tercer Reich, saldrá a defender la memoria de Goebbels. 

Pero a nosotros siempre nos pareció rara la frase, como otras tantas atribuidas a personas que ya no se pueden defender.
     Convengamos algo: Goebbels fue uno de los integrantes más inteligentes (si no el más) del gobierno de la Alemania nacionalsocialista. Su responsabilidad principal fue ser ministro de Propaganda y Educación Popular y, como la gente del gremio sabe, fue uno de los creadores de la propaganda política moderna. Así que pensar que como anticipo de su función dijera que la misma se iba a basar en mentir repetidamente para que algo falso se instalara como verdadero, parece improbable. Porque en el fondo, quienes repiten la frase dicen dos cosas: que una mentira repetida se convierte en verdad, y que Goebbels lo hacía.
     Ahora bien: ¿cuándo la dijo Goebbels? Buscamos meses, consultamos a especialistas. Alguna vez esperamos que alguien, repitiendo la frase, diera con el origen de la misma. Nada. Ni en un libro, ni en un discurso, ni alguien haciendo pública una conversación privada. Y eso que Goebbels habló, y mucho.
     Una información que nos llegó fue una frase pronunciada por el susodicho Goebbels en el marco de una conferencia dictada en 1934 a la gente del Ministerio de Propaganda sobre el tema "Qué Es la Propaganda Política". En esa conferencia está registrado que habló de los recursos habituales de los medios de comunicación y, refiriéndose a la prensa de la República de Weimar, dijo textualmente: “Una mentira, repetida mil veces, al final termina siendo una verdad” (Eine tausendmal wiederholte Lüge endet als Wahrheit). Pero lo dijo en un sentido absolutamente técnico para explicar, más que nada, el funcionamiento de la prensa.
     Ese mismo año, durante el congreso partidario realizado en Núremberg, Goebbels expresó:
     “Toda propaganda tiene una orientación. La calidad de esta orientación determina si la propaganda tiene un efecto positivo o negativo. La buena propaganda no necesita mentir; de hecho, no debe mentir. No tiene ninguna razón para temer a la verdad. Es un error creer que la gente no soporta la verdad. La soporta. Es solo cuestión de presentar esa verdad a la gente de un modo que la pueda entender. Una propaganda que miente demuestra que está al servicio de una mala causa. No puede tener éxito en el largo plazo”
     Más. Por ejemplo, después de someter a la figura de Goebbels a un análisis muy crítico, el historiador Helmut Heiber del actual Institut für Zeitgeschichte (Instituto de Historia Contemporánea) de Múnich no pudo menos que reconocer en 1982 que
     «consecuentemente, Goebbels fue capaz de jactarse de que su política informativa era no sólo superior a la del enemigo en su carácter monolítico sino también poseedora de una "seriedad y credibilidad" que simplemente "no podía ser superada". La jactancia pudo ser hecha con alguna justificación: considerando el largo plazo, Goebbels afirmaba que la mejor propaganda es aquella que se halla exclusivamente al servicio de la verdad. Las verdaderas mentiras de Goebbels, sus mentiras conscientes, siempre se refirieron a meros detalles... Las mentiras de Goebbels fueron más de la naturaleza de esos equívocos y evasivas con las cuales los voceros de los gobiernos de todo el mundo buscan "proteger" el "interés nacional"» (Helmut Heiber, "Goebbels", Berlin, 1982).
     Para finalizar, el historiador francés Jacques Ellul (1912-1994), en su ya clásico estudio "Propaganda" escribió:
     «Subsiste el problema de la reputación de Goebbels. La propaganda anglosajona le adjudicó el título de Gran Mentiroso a pesar de que Goebbels nunca dejó de batallar para que la propaganda fuese lo más exacta posible. Prefirió aparecer como cínico y brutal antes de ser atrapado en una mentira. Constantemente repetía: “Todo el mundo debe saber cuál es la situación”. Fue siempre el primero en anunciar eventos desastrosos o situaciones difíciles sin ocultar nada. El resultado fue la opinión general de que los comunicados alemanes de entre 1939 y 1942 fueron no sólo más concisos, más claros y menos enmarañados, sino también más veraces que los comunicados de los Aliados. Todo esto es tan cierto que el adjudicarle a Goebbels el título de Gran Mentiroso debe ser considerado como un éxito considerable de la propaganda Aliada"» (Jacques Ellul, "Propagandes", 1962. En inglés, "Propaganda. The Formation of Men's Attitudes", New York, 1965).
     No creemos haber llegado a un punto final sobre esa frase, pero al menos sabemos que nadie ha podido afirmar que Goebbels efectivamente la ha dicho.
     Lo curioso es que, mientras la cultura periodística continúa repitiendo como un apotegma aquello de "miente, miente que algo quedará" adjudicada a Goebbels, la historiografía académica hace rato que abandonó el mito. Algo que los medios masivos de comunicación prefieren ignorar, por supuesto.
     Pero sí, tangencialmente, hemos podido comprobar algo: la frase es malditamente VERDADERA. Y su propia existencia es la prueba de su veracidad. Repetida mil veces, la gente cree que Goebbels realmente la ha dicho. Quizás, el lector interesado, podrá hurgar e investigar sobre qué otros falaces temas, a causa de su eterna repetición, se instalan en el inconsciente de las personas como verdaderos.–
Otras frases falsamente atribuidas a los "Nazis" y Goebbels
     Citas fraudulentas atribuidas a Hitler y a otros líderes del Tercer Reich han sido ampliamente circuladas por años, estas citas son de uso frecuente por los polemistas – de la izquierda y la derecha – para desacreditar a sus adversarios ideológicos, mostrando que los “nazis”[1] tenían opiniones similares.


     Esta táctica funciona porque la gente ha sido educada para creer que cualquier cosa que Hitler y otros líderes NS pensaron o dijeron era maligno, equivocada o mal, y que ninguna persona razonable o ética puede tener opiniones similares. He aquí un vistazo a algunos de los muchos comentarios falsamente atribuidos a Hitler y a otros altos cargos NS”.
Goebbels: “La verdad es el enemigo del Estado”
     El Jefe de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, supuestamente dijo:
     “Si dices una mentira suficientemente grande y la sigues repitiendo, la gente eventualmente llegará a creerla. La mentira sólo puede mantenerse durante el tiempo que el Estado puede proteger a las personas de las consecuencias políticas, económicas y/o militares de la mentira. Así, resulta de vital importancia para el Estado utilizar todos sus poderes para reprimir la disidencia, porque la verdad es el enemigo mortal de la mentira, y por extensión, la verdad es el mayor enemigo del Estado”.
     Rush Limbaugh, el popular comentarista de radio estadounidense, es sólo uno de los muchos estadounidenses influyentes que ha citado a esta cita. Durante una emisión en mayo de 2007 transmitido afirmó que estas declaraciones son “de sala de guerra de Hitler, El Jefe de Propaganda nazi, Joseph Goebbels,” que estaba “hablando en nombre de sus camaradas en el partido Nazi.”
     Limbaugh llegó a afirmar que los líderes del Partido Demócrata estadounidense estaban usando “una versión” de la técnica de Goebbels para tratar de “reprimir la disidencia.” Y en enero de 2011 el congresista de EEUU Steve Cohen, un político del Partido Demócrata de Tennessee, acusó a los republicanos de propagar “una gran mentira, al igual que Goebbels”, sobre un proyecto de plan nacional de salud.
     De hecho, los puntos de vista de Goebbels eran muy diferentes de lo que sugiere esta cita fraudulenta. Goebbels consistentemente sostuvo que la propaganda debe ser exacta y veraz.
     En un discurso pronunciado en septiembre de 1934 en Nuremberg, Goebblels dijo:
     “La buena propaganda no necesita mentir, de hecho no tiene por qué mentir. No tiene ninguna razón para temer a la verdad. Es un error creer que la gente no puede soportar la verdad… si pueden, es sólo cuestión de presentarles la verdad de una manera en que sean capaces de entenderla. Una propaganda que miente prueba que tiene una mala causa, y no podrá tener éxito en el largo plazo.”
     En un artículo escrito en 1941, Goebblels citó ejemplos de declaraciones de guerra falsas de los británicos, e hizo notar que los propagandistas británicos habían adoptado la técnica de la “gran mentira”, que el mismo Hitler había identificado y condenado en su libro Mein Kampf. Goebbels escribió:
     “El británico sigue el principio de que cuando se miente, se debe mentir grande, y se adhieren a sus mentiras, aun a riesgo de hacer el ridículo.”
Hitler y el Control de Armas
     En un discurso, a veces dice que fue dado en 1935, Hitler supuestamente exclamó:
     “Este año pasará a la historia, por primera vez, una nación civilizada tiene un registro de armas completo, nuestras calles serán más seguras, nuestra policía más eficiente, y el mundo seguirá nuestro liderazgo en el futuro!”
     Esta cita ha sido popular entre los estadounidenses que defienden el derecho constitucional de tener y portar armas. Se citó para desacreditar a los que apoyan las restricciones a la propiedad y el uso de armas de fuego. También es citado para apoyar a menudo la supuesta medida que Hitler y su gobierno usaron para reducir la posesión de armas en Alemania, y confiscar las armas en manos de ciudadanos particulares. 
     La verdad es bastante diferente. Cuando Hitler y su Partido Nacional Socialista tomaron el poder a principios de 1933, heredaron una ley de armas de fuego un tanto restrictiva que el gobierno liberal-democrática “Weimar” se había promulgado cinco años antes. En 1938 el gobierno de Hitler revisó la ley anterior, aflojando las restricciones, reforzando los derechos de los alemanes a poseer armas propias. La confiscación de armas de fuego más exhaustiva jamás impuesta a los alemanes, se llevó a cabo al final de la Segunda Guerra Mundial por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos y otras potencias aliadas victoriosas. -qué curioso-
Hitler en ‘La ley y el Orden’
     Hitler se supone que dijo durante un discurso en 1932, poco antes de volverse Canciller:
     “Las calles de nuestras ciudades están en crisis. Las universidades están llenas de estudiantes rebelándose y disturbios. Los comunistas están tratando de destruir nuestro país. Rusia nos está amenazando con su fuerza y la República está en peligro. Sí, peligro desde dentro y desde fuera. Necesitamos la ley y el orden! Sí, sin ley ni orden nuestra nación no puede sobrevivir… Elíjannos y nosotros vamos a restaurar la ley y el orden. Haremos, por la ley y el orden, ser respetados por las naciones del mundo. Sin ley y el orden nuestra República fracasara.”
     Esta cita, que tiene la intención de avergonzar y desacreditar a los que apoyan la “ley y orden”, fue especialmente popular entre los estadounidenses más jóvenes en la década de 1960 y principios de 1970. Al parecer, en los carteles de la película de 1971 “Billy Jack”.
     En sus muchos discursos de campaña electoral en 1932 Hitler destacó los temas de la justicia, la libertad, el empleo y la unidad nacional – no “la ley y el orden.” Las universidades alemanas en 1932 no estaban “llenas de estudiantes rebelándose y disturbios.” De hecho, los estudiantes alemanes se encontraban entre los más fervientes seguidores de Hitler y su movimiento nacionalsocialista.
Goering en la Cultura
 
     Hermann Goering, un alto funcionario del Tercer Reich, es a menudo citado como habiendo dicho:
“Cuando oigo la palabra cultura, echo mano a mi revólver”
     Reichsmarschall Goering (Göring), quien era el comandante de la fuerza aérea de Alemania, nunca habría dicho algo así. Junto con otros líderes de alto nivel del Tercer Reich, el estimaba las artes, y se enorgullecía de su apreciación de la cultura.
     Esta cita es una distorsión de la línea de un personaje de la obra Schlageter del escritor alemán Hanns Johst. La línea original (traducida) es:
     “Cuando oigo [la palabra] cultura… Le quito el seguro a mi Browning!”
     Una versión de esta cita se presenta en un escenario montado en “Why We Fight”, una película de propaganda de guerra del gobierno de los EE.UU., que sugieren que el típico “nazi” era un matón sin cultura. -completamente falso-
Hitler y la Conciencia
     “Yo soy el hombre liberador de la quimera degradante conocida como conciencia”.
     Se supone que Hitler habría dicho. Esta cita aparece ampliamente repetida, por ejemplo, en “The Great Quotations”, una colección supuestamente autorizada y compilado por el periodista y escritor judío estadounidense George Seldes. Es una versión de una frase atribuida a Hitler por Hermann Rauschning en su libro, The Voice of Destruction (Conversaciones con Hitler), que es una fuente de muchas citas fraudulentas supuestamente basadas en conversaciones privadas con Hitler que, en realidad, nunca tuvieron lugar.
     El texto “original” de esta cita, presentado por Rauschning, es:
     “La providencia ha ordenado que debería ser el mayor liberador de la humanidad, estoy liberando a los hombres de las restricciones de una inteligencia que se ha robado el cargo, desde la sucias y degradantes mortificaciones de una quimera llamada conciencia y la moralidad, y de las exigencias de la libertad y la independencia personal, que sólo unos pocos pueden soportar”.
     De hecho, Hitler insistió repetidamente en la importancia de actuar con conciencia. Por ejemplo, en al menos tres discursos públicos diferentes, solo 1941, habló acerca de la actuación de acuerdo con su conciencia. Rudolf Hess, un amigo cercano y colega de confianza, dijo una vez que su devoción por Hitler se basaba en gran medida en su sentido de la firme conciencia de Hitler. En un discurso de 1934 Hess dijo:
     “La conciencia de una personalidad moral es mucho mayor protección contra el uso indebido de una oficina que es la supervisión del parlamento o de la separación de poderes, no conozco a nadie que tenga una conciencia más fuerte, o más fiel a su pueblo, que Adolf Hitler… el más alto tribunal del Führer es su conciencia y su responsabilidad con su pueblo y con la historia”.
Hitler: “Destruid por todos los medios”
     La película de propaganda del gobierno de los EE.UU., “Why We Fight”, cita a Hitler diciendo:

     “Mi lema es: Destruir por todos y cualquier medio, el nacionalsocialismo re-configurará el mundo”.
     Esta es una versión de una observación atribuida a Hitler por Hermann Rauschning en su influyente libro. El texto “original”, presentado por Rauschning, es:
     “Yo quiero la guerra. Para mí todos cualquier medio estará bien…” “!Mi lema no es: No lo hagas, cualquier cosa que hagas, molesta al enemigo!” “!Mi lema es: destrúyelo con todas y todos los medios¡” “!Yo soy el que va a hacer la guerra!”
     Otra versión de esta observación inventada aparece en el libro de Hitler and Nazism (1961), por el historiador Louis Leo Snyder, quien fue profesor en el City College de Nueva York.

Hitler sobre el terrorismo:

     Hitler a menudo ha sido citado diciendo:
     “El terrorismo es la mejor arma política ya que para las unidades nada más duro que el miedo a la muerte súbita.”
     Esta cita se basa en dos palabras inventadas en el libro de Hermann Rauschning mendaz, “The Voice of Destruction”.

Hitler: “Somos bárbaros”

     Hitler ha sido a menudo citado como diciendo:

     “Se refieren a mí como un bárbaro ignorante. Sí, somos bárbaros. Queremos ser bárbaros, es un título de honor para nosotros. Vamos a rejuvenecer al mundo. Este mundo está cerca de su fin”.
     Este es otra cita fraudulenta de Hitler de la obra de fantasía de Hermann Rauschning.

Hitler y la “juventud brutal”
     “Una juventud dominante, intrépida, brutal y violenta – eso es lo que busco… Quiero ver en sus ojos el brillo del orgullo e independencia, de la presa no tendré formación intelectual. El conocimiento es la ruina de mis jóvenes”
     Esta observación ampliamente citada se incluye, por ejemplo, en George Seldes “The Great Quotations”. La fuente citada por Seldes es un elemento de la Nación por el popular periodista y escritor estadounidense John Gunther (1901/70).
     De hecho, esta es una versión de una frase atribuida a Hitler por Hermann Rauschning, cuya obra imaginaria es una fuente de muchos falsas “citas”.
     Otra observación fraudulenta de Hitler en este mismo espíritu y de esta misma fuente, igualmente citada por los Seldes, supuestamente autorizadas, es la siguiente:
     “La educación universal es el veneno más corrosivo y desintegrador que el liberalismo se ha inventado para su propia estrucción.”
     Estas observaciones distorsionan los puntos de vista verdaderos de Hitler. De hecho, la Alemania Nacional Socialista era un líder mundial en la ciencia, la educación, la tecnología y la medicina. Hitler fue admirado por algunos de los principales intelectuales de la época, como Knut Hamsun, Ezra Pound, Louis-Ferdinand Céline y Martin Heidegger.

     Para finalizar

     Una Frase con Más de Veinte Siglos de Historia
     La expresión “Miente, miente, que algo quedará” circulaba todavía en los años '50, atribuida alternativamente a Voltaire y a Beaumarchais. El imperativo verbal no era interpretado, a la sazón, como un dictamen, sino como la cristalización de una sabiduría refranera. En refranes como “Cría cuervos...”, “Hazte amigo del juez...”, etc., el imperativo no indica de ninguna manera un mandato de criar cuervos o hacerse amigo del juez. Tampoco en este caso, el imperativo “miente” (ritualmente repetido dos veces) era interpretado más como una descripción de los efectos nefastos de la calumnia, aún después de desmentida. Dicha observación llevó a Borges en su “Arte de Injuriar”, a proponer directamente el desmentido como una de las formas más económicas de la calumnia.
     Sin embargo, los primeros indicios más o menos claros de un texto que incluya el imperativo de calumniar y la previsión de sus irreparables consecuencias se remontan al siglo I. En el capítulo 4º del libro I de sus Obras Morales, Plutarco evoca a un detestado personaje histórico, Medius de Larisa, quien cinco siglos antes había sido consejero y amigo de Alejandro Magno. Plutarco, lo consideraba un halagador mentiroso, y hasta llegó a atribuirle el envenenamiento de Alejandro. Dice de él: “En efecto, les ordenaba a sus secuaces que sembraran confiadamente la calumnia, que mordieran con ella, diciéndoles que cuando la gente hubiera curado su llaga, siempre quedaría la cicatriz” [Plutarco, Obras Morales, libro I, Biblioteca Clásica Gredos Nº 78, p. 243]. Al leer este texto, a nadie se le ocurriría atribuir a Plutarco la responsabilidad enunciativa de la orden de calumniar. Es evidente que se trata del repudio de un discurso citado como ajeno. Por consiguiente, el calificativo que cuadraría a quienes repiten una mentira hasta que quede fijada como verdad, sería el de "medionistas", en alusión a Medius, del cual tampoco se sabe si pronunció alguna vez la frase que le atribuye pérfidamente Plutarco.
     De Plutarco en adelante, la frase va rodando oscuramente durante toda la Edad Media, hasta quedar pulida, ya en el siglo XVII, como un “conocido proverbio”. Así lo atestigua Roger Bacon en su obra latina De la Dignidad y el Desarrollo de la Ciencia. En el capítulo 2 del libro VIII, hablando de la “jactancia”, dice que se puede adaptar a su propósito lo que “se suele decir” (quod dici solet) sobre la calumnia: “Como suele decirse de la calumnia: calumnien con audacia, siempre algo queda”. Como alocución proverbial, la frase latina siguió vigente por lo menos hasta el siglo XIX. Karl Marx, por ejemplo, en el capítulo 1, libro VI, de El Capital, exhuma literalmente y en latín la segunda parte de la expresión evocada por Bacon, “semper aliquid haeret”, para indicar su esperanza de que “siempre algo quede” de sus hipótesis sobre la idea del “capital”.
     En el siglo XVIII, Rousseau escenifica el proverbio en el libro I de sus Epístolas, poniendo en boca de un “famoso delator” la consigna siguiente: “Por más grosera que sea una mentira, señores, no teman, no dejen de calumniar. Aún después de que el acusado las haya echado por tierra, ya se habrá hecho la llaga, y aunque sanase, siempre quedará la cicatriz” (Epístola 1ª, “A las Musas”).
     La ya mentada atribución a Voltaire es, en cambio, apócrifa. Las prédicas de la Derecha católica en la Francia del siglo XIX pretendieron amalgamar una anécdota puntual de la vida del filósofo con la autoría de la impía consigna. En 1736 Voltaire envió una carta a su amigo Thieriot pidiéndole que le ayudara a difundir el rumor de que su propia obra L’Enfant Prodigue, representada en ese momento, pertenecía a otro autor. Por un justificado temor a represalias, Voltaire proponía endilgársela a su colega Gresset. Ruega, por lo tanto, a sus amigos que difundan la mentira salvadora, considerando que “una mentira pronunciada por una causa noble es una virtud”. Y concluye: “Mientan, mientan, amigos, y algún día les devolveré el servicio”. Como se ve, se trata de un recurso ocasional a una mentira salvadora, y no de una consigna universal, ni siquiera bajo la forma de una ironía.
     También es falsa la frecuente atribución de la frase a Beaumarchais. Como los defensores de esta posición dan referencias precisas (una réplica del organista Don Basile, en el “Le Barbier de Séville” de Beaumarchais), resulta muy fácil señalar con igual precisión su inexactitud. Si bien es cierto que en el tercer acto Basile profiere un largo discurso contra la calumnia, en ningún momento aparece la frase que se le endosa.
     En el siglo XIX el dramaturgo francés Casimir Delavigne, en su obra Les Enfants d’Édouard, reformulaba como una simple constatación la frase que había atravesado toda la Era cristiana: "Mientras más increíble es una calumnia, más memoria tienen los tontos para recordarla" (réplica de Glocester en el acto I, versos 299-300).
     Y así llegamos a Goebbels. Pero este repaso de la Historia permite ya proponer un esbozo de conclusión. La frase ha sido acuñada en la Antigüedad entre veinte (Plutarco) y veinticinco (Medius) siglos antes de Goebbels, y pronto adquirió la forma imperativa de un proverbio popular, retomada por poetas y pensadores. Pero no se registra ningún caso en el que haya sido publicada por alguien en discurso directo y en nombre propio como un mandato de mentir.

[1] Nazi es un epíteto inventado por los enemigos del Nacional Socialismo (NS), ni Hitler, ni sus hombres jamás se llamaron a sí mismos “nazis”, siempre se llamaban Nacional Socialistas.

Visto en: Taringa.net (Gusticasillas)
Fuentes:



Nacionalismo Católico San Juan Bautista