lunes, 23 de septiembre de 2019
Carta abierta a Fernando Moreno y a quienes les quepa el sayo - Antonio Caponnetto
Fernando:
Vengo de estar el fin
de semana en la ciudad de Mendoza, donde por la gracia de Dios pasé
momentos gratísimos, disertando entre
jóvenes y adultos amigos.
Ya en casa, y
tratando de poner al día los papeles, me topo, (con una mezcla de pesadumbre y
de náusea), ante una nota titulada “Los Cruzados virtuales, o el perfil de una
mentalidad binaria” (aquí),
que obviamente conocés.
Este suelto contiene
tres infamias gravísimas. La primera que se me alude de un modo particularísimo
e individualizante, sin el coraje de mencionárseme con nombre y apellido. Tiene
un calificativo inevitable esta conducta:
ignominia.
La segunda infamia
es que nadie se hace responsable de esas líneas difamatorias, escudándose el
repugnante escriba en el Centro de Estudios Universitarios Leonardo Castellani,
con el que siempre he mantenido las mejores relaciones, y de cuyos miembros
visibles no puedo sino predicar encomios; así como ellos lo hicieran conmigo,
generosamente, en cada una de las oportunidades en que viajé a Santa Fe. Este
modo peculiar de la infamia también tiene su calificativo. Se llama vileza.
La tercera
infamia, claro, la más obvia cuanto gruesa, es el contenido mismo del panfleto,
preñado de tantas bajezas, sofismas, contradicciones y embustes, que temo seriamente por las almas
del que lo redactó primero, y luego de quienes lo secundaron dándole difusión y
respaldo. También tiene su calificativo esta actitud innoble, y se llama abyección.
Como en los días
previos a la difusión de este mamarracho te has constituido públicamente, mitad
en portavoz y mitad en defensor de las opciones político-electorales adoptadas
por el Centro de Estudios Castellani. Es más, como es de público dominio tu
adhesión al llamado Frente NOS, así como tu alegato en pro de que el mencionado
Centro Castellani, del que eres un referente peculiar, respalde a aquél Frente
en las venideras elecciones de octubre, es que te mando esta misiva con
carácter directamente interpelatorio y conminativo.
1) Quiero saber,
en síntesis, qué parte de responsabilidad y/o de aquiescencia te corresponde en
el armado de esta triple infamia. De lo
que me digas, comprenderás, dependerá el curso futuro de nuestra antigua
amistad.
2) Quiero saber
asimismo (y por eso te anticipo que haré circular esta carta entre quienes
considere pertinente) si están contestes en rubricar esta indignidad, aquellos
miembros del Centro Castellani, que el pasado 5 y 6 de julio co-ausopiciaron,
llenos de loable caridad, unas conferencias mías, presentándome entonces su
Presidente, el señor Leandro Blázquez, con palabras ponderativas, confiriéndome
el rango de maestro emulable y plausible. Pongo de testigo de cuanto afirmo a
la calificada concurrencia que asistió a tales conferencias santafecinas.
No cabe en
ninguna logicidad sana pensar que, en menos de dos meses, quienes me llevaron a
disertar –y entre otros temas, sobre el mismísimo Padre Castellani que da
nombre al Centro- considerándome públicamente un ejemplo edificante, den a luz
ahora un libelo de repudio a mi persona, a mi obrar y a mi pensamiento. Con el
agravante de que tal libelo es de una artería inusitada y de una melifluosidad
feminoide.
No cabe en
ninguna logicidad sana, asimismo, que quienes, en virtud del conocimiento de mi
trayectoria, han tenido la magnanimidad de subrayar mi actuación de larga data
a cara descubierta, me categoricen ahora entre los “fantasmas que se esconden
detrás de un teclado”, librando la batalla desde “un claustro virtual”. O que
se quejen de una supuesta “agresión inesperada y traición”, cuando es exactamente esto lo que
se ha cometido conmigo.
Me asiste la
esperanza y hasta la legítima ilusión de creer en la apocrificidad de esta
canallada. Concretamente: que alguien está usando tramposamente el sello del
Centro Castellani para borrar con el codo lo que hasta ayer –ayer nomás-
escribieron con mano limpia y decente sus integrantes.
3) Quiero por
último saber, en virtud de lo antedicho, y de la larga amistad que nos viene
uniendo, qué papel tendrás, como referente destacado, insisto, del Centro de
Estudios Castellani, en el repudio a esta abyección que se ha consumado, o si
te asumirás públicamente como su mentor o cooperador. U otorgarás callando.
Me he dedicado
-con un esfuerzo intelectual que sólo Dios sabe- a probar la perversión de la
democracia, para llevar alguna lumbre a los confusos. Pero de confirmarse la
triste sospecha de que esta declaración
haya salido nomás del Centro de Estudios Leonardo Castellani, ya no necesito
ahondar en ninguna prueba racional. Tengo ante mí la angustiante y aflictiva
evidencia de la magnitud de esa perversión.
Por encolumnarse electoralmente tras un ex empleado del siniestro Macri
y de una señorona herética que no trepida en contemporizar con aborteras y
lesbianas, han sido capaces de denigrar a aquellos a quienes se tuvo siempre
por amigos, camaradas y maestros.
Espero en Dios que
todo esto sea un disgusto pasajero y fugaz, un simple malentendido, y que
vuelva a unirnos la confianza, el afecto hondo y las muchas verdades esenciales
compartidas, más allá de las diferencias que siempre supimos tener con
caballeresca reciprocidad.
Antonio Caponnetto
Domingo 22 de
septiembre de 2019.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista