martes, 24 de septiembre de 2019

Carta abierta a Fernando Moreno y a quienes les quepa el sayo

lunes, 23 de septiembre de 2019


Carta abierta a Fernando Moreno y a quienes les quepa el sayo - Antonio Caponnetto




Fernando:

                          Vengo de estar el fin de semana en la ciudad de Mendoza, donde por la gracia de Dios pasé momentos  gratísimos, disertando entre jóvenes y adultos amigos.
                           Ya en casa, y tratando de poner al día los papeles, me topo, (con una mezcla de pesadumbre y de náusea), ante una nota titulada “Los Cruzados virtuales, o el perfil de una mentalidad binaria” (aquí), que obviamente conocés.
                            Este suelto contiene tres infamias gravísimas. La primera que se me alude de un modo particularísimo e individualizante, sin el coraje de mencionárseme con nombre y apellido. Tiene un calificativo inevitable esta conducta: ignominia.

 
                            La segunda infamia es que nadie se hace responsable de esas líneas difamatorias, escudándose el repugnante escriba en el Centro de Estudios Universitarios Leonardo Castellani, con el que siempre he mantenido las mejores relaciones, y de cuyos miembros visibles no puedo sino predicar encomios; así como ellos lo hicieran conmigo, generosamente, en cada una de las oportunidades en que viajé a Santa Fe. Este modo peculiar de la infamia también tiene su calificativo. Se llama vileza.
                             La tercera infamia, claro, la más obvia cuanto gruesa, es el contenido mismo del panfleto, preñado de tantas bajezas, sofismas, contradicciones  y embustes, que temo seriamente por las almas del que lo redactó primero, y luego de quienes lo secundaron dándole difusión y respaldo. También tiene su calificativo esta actitud innoble, y se llama abyección.
                              Como en los días previos a la difusión de este mamarracho te has constituido públicamente, mitad en portavoz y mitad en defensor de las opciones político-electorales adoptadas por el Centro de Estudios Castellani. Es más, como es de público dominio tu adhesión al llamado Frente NOS, así como tu alegato en pro de que el mencionado Centro Castellani, del que eres un referente peculiar, respalde a aquél Frente en las venideras elecciones de octubre, es que te mando esta misiva con carácter directamente interpelatorio y conminativo.
                               1) Quiero saber, en síntesis, qué parte de responsabilidad y/o de aquiescencia te corresponde en el armado de esta triple infamia.  De lo que me digas, comprenderás, dependerá el curso futuro de nuestra antigua amistad.
                                2) Quiero saber asimismo (y por eso te anticipo que haré circular esta carta entre quienes considere pertinente) si están contestes en rubricar esta indignidad, aquellos miembros del Centro Castellani, que el pasado 5 y 6 de julio co-ausopiciaron, llenos de loable caridad, unas conferencias mías, presentándome entonces su Presidente, el señor Leandro Blázquez, con palabras ponderativas, confiriéndome el rango de maestro emulable y plausible. Pongo de testigo de cuanto afirmo a la calificada concurrencia que asistió a tales conferencias santafecinas.
                               No cabe en ninguna logicidad sana pensar que, en menos de dos meses, quienes me llevaron a disertar –y entre otros temas, sobre el mismísimo Padre Castellani que da nombre al Centro- considerándome públicamente un ejemplo edificante, den a luz ahora un libelo de repudio a mi persona, a mi obrar y a mi pensamiento. Con el agravante de que tal libelo es de una artería inusitada y de una melifluosidad feminoide.
                               No cabe en ninguna logicidad sana, asimismo, que quienes, en virtud del conocimiento de mi trayectoria, han tenido la magnanimidad de subrayar mi actuación de larga data a cara descubierta, me categoricen ahora entre los “fantasmas que se esconden detrás de un teclado”, librando la batalla desde “un claustro virtual”. O que se quejen de una supuesta “agresión inesperada y  traición”, cuando es exactamente esto lo que se ha cometido conmigo.
                                 Me asiste la esperanza y hasta la legítima ilusión de creer en la apocrificidad de esta canallada. Concretamente: que alguien está usando tramposamente el sello del Centro Castellani para borrar con el codo lo que hasta ayer –ayer nomás- escribieron con mano limpia y decente sus integrantes.
                                3) Quiero por último saber, en virtud de lo antedicho, y de la larga amistad que nos viene uniendo, qué papel tendrás, como referente destacado, insisto, del Centro de Estudios Castellani, en el repudio a esta abyección que se ha consumado, o si te asumirás públicamente como su mentor o cooperador. U otorgarás callando.
                                 Me he dedicado -con un esfuerzo intelectual que sólo Dios sabe- a probar la perversión de la democracia, para llevar alguna lumbre a los confusos. Pero de confirmarse la triste sospecha de que  esta declaración haya salido nomás del Centro de Estudios Leonardo Castellani, ya no necesito ahondar en ninguna prueba racional. Tengo ante mí la angustiante y aflictiva evidencia de la magnitud de esa perversión.  Por encolumnarse electoralmente tras un ex empleado del siniestro Macri y de una señorona herética que no trepida en contemporizar con aborteras y lesbianas, han sido capaces de denigrar a aquellos a quienes se tuvo siempre por amigos, camaradas y maestros.


                                 Espero en Dios que todo esto sea un disgusto pasajero y fugaz, un simple malentendido, y que vuelva a unirnos la confianza, el afecto hondo y las muchas verdades esenciales compartidas, más allá de las diferencias que siempre supimos tener con caballeresca reciprocidad.

                                 Antonio Caponnetto

                                 Domingo 22 de septiembre de 2019.

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