Sin recuerdos ni vergüenza: hablan como si supieran, como si pudieran y como si jamás hubieran estado
10:30 – (Por Rubén Lasagno)
– La Argentina del desgano, la vagancia estratificada, el “planismo
masivo”, el autoritarismo y la corrupción, está a la vuelta de la
esquina. Una porción importante de la ciudadanía les hizo creer que
pueden volver y sin memoria ni vergüenza, los kirchneristas se preparan
para hacerse del poder en el mes de octubre en las urnas y en diciembre
si es que (como dicen ellos y los medios ambivalentes) la gente los
elije para que vuelvan a poner orden y tranquilidad al país que en el 2015 se los sacudió por corruptos, mentirosos, saqueadores públicos, traidores a la patria e inoperantes.
Pero claro, la culpa de que vuelvan a soñar con el poder no es de ellos, es de Mauricio Macri y
su discurso de amor y paz que no era de tanto amor ni tanta paz, sino más bien una falacia absurda de un grupo de
soberbios afines al populismo, pero del otro lado de la reja; ese populismo
que se hace desde la despreocupación de tener la billetera llena, sus intereses
personales y capitales fuera del país, como si eso les diera suficiente valor y
entidad para jugar una aventura con la vida de 40 millones de argentinos.
Es
decir, que la multiprocesada Cristina Fernández y el bucólico Alberto,
puesto como mascarón de proa de campaña, vean corroborados sus sueños, no es por méritos propios, es por descarte y bronca de una sociedad que
no se banca ni se resigna a dejar impune la mentira oficialista y el
engaño del cultor de los globos amarillos. Ahora bien, lo que viene es
sencillamente contradictorio: ¿Pueden pensar esos argentinos, que
trayendo al poder a la misma gente que nos hundió, nos puede reflotar? ¿O, como dicen algunos periodista de buenos recursos, Alberto Fernández es “tan distinto” que le marcará la cancha a CFK y su gobierno es la única herramienta para encarrilar este “desastre?.
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En
la última aparición pública de la ex presidenta que usa su libro como
coraza y excusa para hablar sola (histórica monologuista) y no aceptar
preguntas, marca todo un pensamiento de cómo somos los argentinos. Ella,
sin duda, representa al país del chamuyo, tras la práctica del
eficiente relato K que por doce años mantuvo subyugado a gran parte de
los argentinos, mientras sin interferencias sus secretarios y
testaferros vaciaban las arcas públicas y nos robaban en la cara, en las
calles y en las rutas, las riquezas de una nación sin norte y sin
futuro; si hoy piensa que aquellos delincuentes institucionalizados,
pueden ser la salvación de la Patria, estamos en un verdadero problema.
En la Matanza (dónde si no) CFK dijo “Hay una tentación muy fuerte darle y darle a Macri. Que no les hagan
creer que esto (en referencia a la crisis económica) es por la impericia o la incapacidad
de un presidente. Que se hagan cargo los que levantaron las banderas de estas
políticas durante años y hoy tenemos estas consecuencias”, dijo
socarronamente, mientras manda a sus laderos de las villas liderados por
Grabois, Delía, Pérsico y Cia a llenar las calles todos los días y presionar
por más planes, que este gobierno autoculposo les da a más no poder, restándole
fondos a quienes sí, verdaderamente trabajan para aportar con su esfuerzo a
estos despropósitos políticos del kirchnerismo más radicalizado.
Lo más increíble vino cuando la autodidacta habló de la energía y las tarifas “Hubo
rentabilidades brutales. En dos años una empresa tuvo 345 millones de
dólares de ganancias. Si vos vendés iPhone, si vos vendés un invento que
quiere todo el mundo, está bien que tengas esa ganancia. Pero cómo
podés tener 345 millones de dólares de ganancia en un servicio que es
público y además es monopólico” dijo. Y tiene razón, la
rentabilidad de las empresas mientras ellos estuvieron 12 años en el
poder, les llegaba a través de los miles de millones de “subsidios” que
repartían para mantener “pisadas” las tarfias populistas, porque las
compañías facturaban el doble que hoy, por izquierda. De paso, una parte de ese subsidio, transformado en retorno iba a parar a los bolsillos del matrimonio K, su mano de obra ocupada y sus testaferros, como quedó demostrado en la causa de los “Cuadernos”.
Y hablando de la prensa crítica preguntó “¿Qué más hay que probar de lo que estamos
dispuestos a dar para construir un país diferente? ¿Qué más vamos a tener que
hacer para mostrar que no somos lo que les contaron a los argentinos que
éramos?”. Como si todo hubiera sido un “cuento” y no abundaran las pruebas
a mansalva que corroboran la forma en
que saquearon al país, cómo ellos y sus funcionarios se enriquecieron
ilícitamente y como si la gente se “creyó” un cuento que los medios críticos
les inculcaron como idiotas, para hacerles creer que los malos eran ellos,
cuando en realidad son los verdaderos sanadores de la nación, como quedó demostrado
en las PASO.
Y por otro lado si uno escucha a Alberto Fernández, el mismo
que la destrozó públicamente por muchos años, destapando la olla del poder,
donde se cansó de arrastrar a CFK por el piso de la crítica por su ineptitud, su terquedad y la corrupción
sistémica que desplegó en sus 8 años de gobierno y 12 junto a su marido,
hoy aparece violando sus mismas declaraciones y pretendiendo que le creamos que
es un hombre nuevo y que Cristina es un hada de luz.
Realmente si el pueblo argentino piensa que estos
especímenes de la corrupción y el fracaso, nos van a sacar del pozo, no tenemos futuro en este país. Hablan
como si supieran lo que jamás pudieron hacer, como si pudieran lo que nunca
lograron cuando por 12 años manejaron el poder absoluto y se posicionan desde
un punto distante del universo, como si jamás hubieran estado en el gobierno.
Las hicieron todas y además de mal, porque dejaron un país
fuera del mundo, sobregirado en circulante con una inflación de no se sabe
cuánto porque habían anulado el INDEC, pero se supone superior al 40%, una
pobreza cercana a la actual, negociaron cuando pudieron para quedarse con los
fondos públicos ¿O alguien olvidó los
buques fantasmas con gas que nunca llegaron y se pagaron? ¿Los cortes de luz permanentes, el
saqueo al Estado con le invento de Enargas y la emergencia energética?. Estos
mismos, hoy que la Argentina volvió al mundo a exportar energía, se elevan como críticos y alzan el dedo
acusador jugando con la memoria corta de los argentinos y la idiotez de los
crédulos.
Si esta mafia vuelve al poder en la Argentina, la culpa (vuelvo a insistir) no será de ellos, será de Mauricio Macri y
de quienes, en la sociedad, aún no han madurado lo suficiente para
distinguir entre los que quieren repetir la historia para venir por lo
que aún queda y todo lo demá que implica un cambio hacia adelante, lo
único que nos puede significar realmente una esperanza a futuro para
este país incierto, impredecible y cíclico. (Agencia OPI Santa Cruz)