lunes, 23 de septiembre de 2019
IZQUIERDA Y FRIKISMO
La palabra friki, como tal, es
una adaptación al español de la voz inglesa freaky, un adjetivo empleado
coloquialmente para referirse a algo o alguien extraño o excéntrico. Un freak,
en este sentido, era el tipo de personas que participaban en los espectáculos
de fenómenos (o freak shows) de los circos o ferias, populares sobre todo entre
los siglos XIX y XX, como el enano, la mujer barbuda, los tragasables, el
hombre elefante, el gigante, etc.
Mediante
esta definición que utilizamos como descripción entre burlona y
grotesca, nos referimos a la izquierda posmo, esa que ha perdido todo lo
que quedaba en ella de espíritu revolucionario y de concesiones a la
realidad, aunque mas no sea por imperio de la mera necesidad
contingente, abrazando toda una temática cara al Poder Mundial,
especialmente a la cultura que la oligarquía financiera global apaña
y promueve de mil maneras especialmente con carradas de dolares para
tratar de caotizar y pudrir lo poco que aun queda de la sociedad
tradicional, del sentido común y de orden natural. Como dijimos alguna
vez "Los zurdos ya no son como los de antes". Los financian y les
dan letra la ONU, las multinacionales, las fundaciones norteamericanas y
europeas y los Bancos y los magnates como Soros, Gate, o Bouffet.
A
veces hasta se extraña a los enemigos de antaño. Hoy los verdaderos
enemigos están detrás de una tropa de fenómenos horribles, con ropa
horrible, modos horribles, pelos desgreñados y de variopintos colores
que se dicen llamar de izquierda y anti capitalistas aunque sean
financiadas por oligarcas de la finanzas y la explotación del hombre
por el hombre u organismos internacionales que apoyan de mil maneras
genocidios y masacres varias mientras beneficien a los amos del mundo
contra los que la izquierda dice combatir, en especial al capitalismo
global
De
las toneladas de basura que esta gente desgrana sobre nuestra aturdida
Argentina, descuellan el aborto, la ideología de género y otras cosas
igual de destructivas, pero nada tan indeciblemente idiota como el
denominado lenguaje inclusivo, ya
popularmente hablado por estudiantes de los dos primeros años de las
facultades(después se les va a olvidar) pese a que la RAE lo defenestro
absolutamente, e impulsados demagogicamente por políticos y
funcionarios políticos, no sea cosa de quedar como fachos delante de la
tropa hirsuta generalmente de féminas que odian indeciblemente tanto a
machos como a fachos.
Luego de esta disgreción subimos un articulo interesante y dos vídeos del Cda. Di Marco en
relación a este tema esperando no tenernos mas que ocupar de este tipo
de pavadas y desatinos propios de gente aburrida por falta de materia
gris cuando no de alquilones de desagradables patrones a los que por su
declamada ideología deberían despreciar En adelante queremos ocuparnos
de los dueños del circo no de los payasos que quieren cambiar el mundo
cambiándole una letra a las palabras. Gatopardismo friki.
La Pagina
"EL LENGUAJE INCLUSIVO Y OTRAS DELICIAS DEL FRACASO TOTALITARIO
En la Rusia de finales de los
años 30, el régimen comunista (en su eterno afán de arrasar y luego refundar la
sociedad a su imagen y semejanza) puso los ojos en el calendario. La excusa era
organizar la semana de forma que pudiera mejorar la productividad del país. Fue
entonces que Yuri Larin propuso la semana de trabajo continua durante la celebración
del Quinto Congreso de los Trabajadores, Soldados y Campesinos Soviéticos. El
buen Larin consiguió acceso a la oreja de Stalin e inmediatamente la prensa
comenzó a poner en agenda y ensalzar la idea.
Una vez que Stalin se pronunció a
favor de la semana continua no pararon de lloverle partidarios. En pocas
semanas el Consejo de Ministros declaraba esencial que se prepare la transición
al nuevo sistema en empresas e instituciones. Luego de un prolongado desfile de
burócratas para ver quién presentaba la idea más patética, se decreta una
semana de 6 días. Los días de la semana pierden su nombre y se les asigna un
color o un número romano. A cada trabajador se le asigna un color o número. El
nuevo calendario también racionalizó la duración de los meses, que pasaron a
ser todos de 30 días o sea tenían 6 semanas de 5 días. Los 5 días que sobraban
se consideraba que no pertenecían a ningún mes y se situaban intercalados entre
ellos. Una pinturita.
Al objetivo incrementar la
productividad y permitir que las fábricas permanecieran funcionando todos los
días del año, se sumaba el intento de que el nuevo calendario, carente de
connotaciones religiosas, borrara de la sociedad la tradición de festejos. Por
otro lado, la adopción de una semana de laboral de 5 días, en la que el día de
descanso no tenía por qué coincidir con el domingo, hacía más difícil asistir a
los oficios religiosos o de cualquier otra festividad que tradicionalmente se
celebrara el domingo. El hecho de que el día de descanso no fuera el mismo para
todos hizo que la vida familiar se empiojara bastante y lo mismo pasaba con la
vida social, ya que era muy difícil mantener el contacto con las amistades de
otro color. El intento de deconstruir la estructura familiar y social era
evidente y notará el lector que nada nuevo hay bajo del sol aunque nos vendan
ideas viejas como la vanguardia del pensamiento.
Pero la productividad no se
incrementó, y para colmo, con el nuevo ritmo de trabajo, la maquinaría se estropeaba
más rápido al no haber paradas semanales para el mantenimiento. La impopular
inutilidad de la semana continua llevó a Stalin a condenar la idea y en junio
1940, se elimina el único vestigio de la reforma que aún quedaba en el
calendario. Se abandonó la semana de 6 días y volvió la de 7 días, con el
domingo como día de descanso.
INGENIERÍA SOCIAL
Este es sólo un ejemplo de la
amplia biblioteca de fracasos que los totalitarismos generan cuando la
emprenden con el diseño de sociedades según su ideología. Sin embargo resulta
una constante el pensamiento totalitario el barrer las condiciones
antropológicas que están en la base de las necesidades fundamentales del ser
humano: raíces, identidad, lengua, tradiciones en las que poder anclarse y
reconocerse, en suma, de inscribirse en un conjunto cultural con conciencia de
sus ancestros. De ahí la reincidencia en considerar al pasado como culpable de
todo.
Una versión novedosa de este
pensamiento surge con lo que se da en llamar lenguaje inclusivo que sostiene la
idea de que somos una porquería aunque no nos demos cuenta, y que por lo tanto
hay que destruir y cambiar la forma en la que hablamos. Para dejar de ser esta
bolsa de horrores debemos deconstruirnos y no seguir siendo seres atrasados. Al
cambiar la forma en la que hablamos mágicamente se terminará con los males del
planeta.
La idea de que se puede
introducir a las piñas un nuevo lenguaje diseñado por algún iluminado se parece
mucho al pensamiento infantil según el cual si se es una persona positiva
alejada de ideas negativas, se producirá una conexión nigromántica con el
universo que logrará que se realice aquello que se desea; de la misma infantil
manera los ideólogos de “lenguaje inclusivo” consideran que a través de esta
imposición terminaremos por comprar sus formas de pensar y ver el mundo.
Ganar la batalla cultural a
través del discurso les abre las puertas del dominio político y ante nuestras
narices han emprendido una guerra de palabras. Este intento retorcido de fijar
con la fuerza de la voluntad ideológica el pensamiento de una sociedad será un
eslabón más en la cadena de estupideces dictatoriales pero hasta que fracase
habremos retrocedido. Vamos a los ejemplos:
La excusa del lenguaje inclusivo
es que busca no discriminar a ninguno de los sexos. Para esto utiliza
expresiones cercanas a la comedia burlesca como las impronunciables niñ@s,
niñxs, alumnes amigues. Se sustituye la “o” del masculino neutro por alguna
cosa que pretende abarcar a todas las sexualidades diversas dado que parece que
la letra “o” es sumamente dañina y traumática para los individuos.
En esta línea cuando quiere
referirse a ambos sexos los expresa con: todos y todas, alumnos y alumnas,
ciudadanos y ciudadanas y así hasta el sopor final. Este tipo de desdoblamiento
artificioso es insoportable de leer y mortífero de escuchar pero es además
innecesario desde el punto de vista lingüístico. Existe la posibilidad del uso
genérico del masculino para designar a todos los individuos sin distinción de
sexos.
NEGOCIOS MILLONARIO
Tengamos en cuenta que el
lenguaje inclusivo se ha convertido en un negocio millonario que mueve
suculentos subsidios pagados con nuestros impuestos para observatorios,
comisarías de género, cátedras, cursos y protocolos que son en la actualidad de
carácter obligatorio. Con la excusa de la lucha contra la letra “o” se ha
inventado un medio fabuloso para controlar y recortar libertades. Y para vivir
de arriba, digamos todo.
La pugna por fijar el lenguaje
inclusivo no es un hecho aislado ni una idea de locos sueltos. La ONU ha
comenzado a imponerlo, el gobierno lo está utilizando, las fuerzas políticas lo
toman como bandera y se ha instalado de forma institucional en la educación. El
lenguaje inclusivo inserto en ese marco, ya no es una propuesta si no un
conjunto de normas destinado a señalar a quienes no siguen sus instrucciones.
El ansia dictatorial de los comisarios del lenguaje inclusivo ya no se molesta
en discutir sus ideas, sino que descalifica a quien no lo acepta, impone
anatemas y condena al infierno. Quienes no apuesten a hablar con la e, con la x
o a repetir masculinos y femeninos hasta el hartazgo serán gente no abierta, no
plural, no global o sea señalada como pichones de fascistas.
Este construccionismo social, la
idea de que no hay vestigios de condición natural o biológica en la sociedad si
no que todo es una construcción de los aparatos de dominación y que por tanto
puede ser reemplazada por otra, tiene un lado oscuro. En principio porque nada
nos garantiza que los nuevos constructores sociales no sean tan despóticos como
los viejos. Pero en segundo lugar nos expone a la refutación de los logros
científicos, tecnológicos y sociales más importantes. Si todo es una mera
construcción, la ciencia médica, la declaración de los derechos universales o
la patria potestad son sólo una construcción viciada, mañana algún iluminado
como Stalin podría decidir “deconstruirla” según su buen entendimiento.
Camuflados tras la idea de la
lucha contra un lenguaje al que acusan de males que imaginan terroríficos, los
gerentes del lenguaje inclusivo se han hecho de pingües negocios desde los
aparatos del poder político y para sostener sus privilegios actúan como
modernos Torquemadas, persiguiendo a los que discrepan con su ideología hasta
extremos que jamás imaginamos ni creímos posibles en plena democracia.
El totalitarismo volverá a
fracasar, ya tenemos sobradas pruebas de su ferviente inutilidad pero en el
mientras tanto nos va sometiendo con estos embustes, sin prisa pero sin pausa
mediante la técnica de no tolerar discrepancias so pena de considerarse víctima
de la intolerancia que el mismo totalitarismo profesa. Está en nosotros que
fracase por nuestro rechazo o que caiga por su propio peso, la diferencia es el
tiempo...y el tener que escucharlos hablar.”
Karina Mariani
http://www.laprensa.com.ar/481046-El-lenguaje-inclusivo-y-otras-delicias-del-fracaso-totalitario.note.aspx
VÍDEOS DE "LA PATRIA DEL ALMA"