1941 - 1942 El Plan Barbarroja victorioso - Luis Alfredo Andregnette Capurro
En
capitulo anterior, señalamos con documentación probatoria, la conmixtión
capitalista con la feroz tiranía de la URSS cuyos días estaban contados si no
se la auxiliaba urgentemente. En buen romance, estaba en peligro el germen del
Estado mundial. El sueño esotérico clave del masonismo. Por ello el frenesí,
del venerable “hermano masón” Delano Roosevelt, apurando la ayuda
norteamericana y su presencia en la guerra. El mismo día que comenzaba la
Cruzada Antikomintern ordenó al Subsecretario de Relaciones Mr. Welles que
hiciera conocer al mundo que los EEUU apoyaban al gobierno del Kremlin. El
respaldo era absoluto, porque el ataque Germano “se realizaba contra una
democracia”. Pocos días después, el 30 de junio, Harry Hopkins, enviado por
Roosevelt, llegaba a Moscú para ofrecer toda la ayuda necesaria… y aún más. En
su libro “Amenaza Mundial” el ex Embajador en Moscú Williams Bullit corrobora
que “Hopkins no pidió nada a cambio”.
Ello nos dice claramente que, el
“romántico fariseo” Roosevelt (enviando al que conocía como agente secreto del
soviet) seguía alimentando un ideal internacionalista el que, logrando la
victoria del socialismo a escala mundial, surgirían las condiciones para la
unificación gradual de todas las naciones.
La
Sociedad de Naciones de Wilson y sus 14 Puntos en Versalles (1918) y años con
la O.N.U. nacida de la Carta firmada en San Francisco (1945), anidaba el huevo
de la serpiente porque allí, estaba y está, toda la utopía esotérica.
En
esos días plenos de alienación e insensatez, Churchill se dirigía a la Cámara
de los Comunes ante la que declaraba a voz en cuello: “Gran Bretaña marchará
hombro con hombro con la Unión Soviética contra la agresión”… A renglón seguido
prometía a Stalin “la total ayuda del Imperio Británico”. El obeso líder
conservador no tomaba conciencia que, con la decisión de apuntalar al
bolchevismo, estaba redactando el acta de la sentencia de muerte de Imperio
Británico. En toda su carrera política, como conservador, había combatido a la izquierda
nihilista. Por eso cabe preguntarse si el Premier estaba en su sano juicio
rechazando, poco antes, las ventajosas ofertas de paz que había hecho el
Caudillo alemán.
En
tanto ese día de junio, en alocada contrapartida, se entregaba totalmente para
salvar al comunismo internacional. No podemos dejar “en el río de las sombras”,
(Seneca dixit) lo que escribiera el añoso Tory en 1935 y1937 alabando a los
Caudillos de las Revoluciones Nacionales a los que, en 1941, odiaba hasta
disparar contra su propio pueblo hundiendo de paso a Europa. Eso lo hizo en Yalta en 1945 en compañía de
Delano Roosevelt y del bestial Stalin perteneciente a una conspiración mundial
para delinquir denominada en un principio “Komintern” y luego de la guerra
“Kominform”.
Veamos
esas opiniones a las que aludimos; aquí, va la primera fechada en Londres 1935
con el titular “Great Contemporaries”: “Los que se han encontrado con Herr
Hitler cara a cara en asuntos públicos o en términos sociales han podido
apreciar que se trata de un político altamente competente, ponderado, bien
informado, de modales agradables y una desarmante sonrisa”. En 1937, en la
publicación “Step by step” escribía: “Si nuestro país fuera derrotado, desearía
que encontráramos un campeón tan indomable como el señor Hitler para restaurar
nuestro coraje y conducirnos, otra vez, al lugar que nos corresponde entre las
naciones”. Referente a Mussolini, en el trabajo antes nombrado, expresaba: “El
genio romano, encarnado por Mussolini, el más grande de los legisladores
modernos, ha enseñado a muchas naciones cómo puede resistirse el asalto del
Comunismo y ha indicado la ruta que un país puede seguir cuando es
valerosamente conducido”. “Con el régimen fascista, Mussolini, ha establecido
un centro de orientación a partir del cual los países enzarzados en la lucha
con el Comunismo deben encontrar la salvación. Mussolini ha señalado a los
pueblos que sufren bajo la influencia marxista el camino para escapar la
catástrofe que los amenaza”. En la citada Yalta el contradictorio conservador y
el masón norteamericano aceptaron el chantaje de Stalin quien exigió a cambio
de declarar la guerra contra el derrotado Japón la anexión de la Polonia
oriental, la formación de un gobierno en Varsovia no hostil a la U.R.S.S., la
libertad para ejercer su poderosa influencia sobre Bulgaria, Rumania,
Checoeslovaquia y Hungría, y la cesión posiciones estratégicas importantes en
el Oriente. El 8 de agosto, la U.R.S.S. declaraba la guerra al Japón. Dos días
después, el Imperio del Sol Naciente, destruido por las bombas atómicas,
aceptaba las condiciones de Londres, Washington y Moscú, rindiéndose
incondicionalmente. Stalin había tenido tiempo para irrumpir con 750.000
hombres en Manchuria y la península de Liao- Tung, apoderándose de puerto
Arturo…
La
prensa financiada por inconfesables intereses británicos, a ocho columnas y en
primera página estampaba: “Un vuelco imprevisto se ha dado en la colosal
contienda” relatando que “en Londres hay lágrimas y júbilo”. Espectaculares
manifestaciones donde oradores, desde las tribunas, con lágrimas en los ojos,
clamaban adjetivando de “heroico al pueblo soviético…”. A este respecto, no
podemos dejar de lado el relato contado por el entonces Presidente Nardone al
señor padre del que esto escribe y al mismo autor. El asunto se refiere a cómo
fue clausurado un órgano de prensa, titulado “Libertad”, que se editaba en
Montevideo y que no ocultaba sus simpatías por el eje Roma-Berlín. El mismo era
dirigido por el ingeniero Kayel que, siendo diputado fue desaforado por haber
expresado en un discurso sus votos por la victoria de la Cruzada anti
bolchevique a la que nos estamos refiriendo.
Lo
sucedido, según el Presidente amigo, fue lo siguiente: Uno de los días que nos
ocupan, se presentó en la a redacción de “Libertad” un funcionario de la
embajada británica solicitando que el cotidiano dejara de aparecer. La negativa
del director Kayel fue cortante, a lo que el británico señaló que, entonces
iban a tomar medidas. Una de ellas, era cortar los suministros de papel. Ante
esas expresiones el ingeniero Kayel contestó que el papel, que se tenía en
lugar no revelado, alcanzaba para dos años. El empleado de la “Embassy”
abandonó su asiento y dijo para despedirse: “iremos por otro sendero más
radical. Dos días después el sumiso Presidente de la República General Alfredo
Baldomir decretó la clausura de “LIBERTAD”.
El
2 de octubre con motivo de los 100 primeros días de la Cruzada anti-komintern,
el Führer se dirigía a las tropas en el Frente Oriental. De esta manera se
expresaba en uno de los pasajes de la alocución. “Mientras tanto, camaradas,
habéis reconocido, primero, que este enemigo se había pertrechado militarmente,
para su ataque en medida tan inmensa, que aún nuestras peores aprensiones, se
vieron sobrepujadas, segundo ¡que Dios se apiadara de nuestro pueblo y de todo
el mundo europeo si este enemigo hubiese lanzado sus decenas de miles de
tanques contra nosotros…!”. A renglón seguido el Führer pasó a dar cifras
concretas: “Habéis tomado más de 2.400.000 prisioneros destruido o tomado más
de 17.500 tanques, más de 21.000 cañones y derribado o destruido en tierra
14.200 aviones”. “Ahora, camaradas, habéis visto personalmente este paraíso de
obreros y campesinos”. “En este país que,
por su extensión y feracidad, podría alimentar al mundo entero, impera una
miseria inconcebible para nosotros los alemanes. Éste es el resultado de 25
años de dominación judaica...”.
El
25 de agosto del mismo año 1941 ingleses y soviéticos invadieron y ocuparon
Irán, Nación neutral, para dejar abierta una ruta desde la cual abastecer al
Esclavismo bolchevique. La resistencia de la URSS dependía, entonces, de tres
líneas de comunicación con el capitalismo anglosajón y su elite dirigente. A
través de ellas recibía la ayuda militar del Fariseo de la Casa Blanca. Ésta es
comparable al sepulcro blanqueado del que nos habla Jesús Nuestro Señor:
brillante por fuera, pero lleno de podredumbre por dentro.
Veamos
el aspecto clave. La línea de Arkangel por el Ártico; la de Vladivostok, por el
Pacífico, que tenía que empalmar con 10.000 kilómetros de transiberiano, y la
del Golfo Pérsico, de muy difíciles comunicaciones terrestres. En los meses de
1941, las tropas de la Wermacht fueron recibidas como libertadoras. Las poblaciones de campesinos rusos los
recibían con flores y quedaban admirados al observar las iglesias, cerradas por
los bolcheviques, para ser convertidas en depósitos eran reabiertas al culto y
sus sacerdotes reintegrados a su prédica cristiana. A esta altura del artículo
demos un vistazo en bloque de la campaña victoriosa de las divisiones de la
coalición Cruzada Barbarroja leyendo como la relata el historiador-revisionista
Joaquín Bochaca: “La Wehrmacht y sus aliados se enfrentaban a un enemigo que,
numéricamente, les doblaba en efectivos. Pero mientras la moral combativa de
las tropas europeas era muy elevada, el “glorioso” Ejército rojo se movía con
escasa elasticidad… Abundaban las deserciones en masa. Treinta divisiones son
cercadas en Minsk; veintidós en Smolensk… las tropas alemanas avanzan a razón
de sesenta y setenta kilómetros diarios. La Luftwaffe destruye, solo en los dos
primeros días de guerra, casi tres mil aviones, en combates aéreos o en tierra.
Los alemanes cruzan el histórico rio Berezina y atraviesan la Línea Stalin. En
el sector Norte, las tropas de Von Leeb, partiendo de Prusia Oriental, engullen
rápidamente los países bálticos. En Kaunas, capital de Lituania, se ha formado
ya un Gobierno nacional, que proclama la independencia del país, y ofrece su
colaboración a Alemania en la lucha contra el bolchevismo; lo mismo ocurre en
Estonia y Letonia (la Legión letona llegará a ser uno de los cuerpos de élite
de la S.S.), en Ucrania polaca y en la Polonia Oriental son liberadas por las
tropas de Von Bock y Guderian. Incluso, en el Cáucaso, ocurren rebeliones
antisoviéticas ante el anuncio del rápido avance alemán. Las tropas alemanas,
al mando del Mariscal Antonescu avanzan hacia Odessa. Más al norte, Von
Rundstedt atraviesa la frontera ruso-polaca en dirección a Kiev. Pero la resistencia
se va endureciendo. La N.K.W.D. y los comisarios políticos son los autores de
este aumento de la combatividad de las tropas soviéticas. Se instala un
verdadero “apparat” policiaco dentro del Ejército rojo; la delación está a la
orden del día; las represiones alcanzaran incluso a varios generales; una
simple palabra, considerada “derrotista”, conduce directamente al pelotón de
fusilamiento. Detrás de las unidades de primera línea se instalan patrullas de
represión de los que intentan replegarse o desertar…”.
Falta
algo por decir por lo que, proseguiremos, Dios mediante, en cercana edición.
Luis
Alfredo Andregnette Capurro
Desde
la Muy Fiel y Reconquistadora Ciudad de
San
Felipe y Santiago de Montevideo.
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista