El kirchnerismo tendrá que obrar milagros.
Por Roberto Cachanosky
La destrucción de la moneda que
provocó la larga historia de confiscación del ahorro privado, en general
por parte de gobiernos populistas, llevó a que el mercado financiero
argentino sea uno los más pequeños del mundo
El populismo ha tenido efectos
devastadores sobre la economía Argentina. La maraña de regulaciones y,
en particular, los incrementos del gasto público como forma de financiar
el negocio de la política, destruyeron la moneda, el ahorro y fueron
achicando la economía hasta niveles en que hoy tenemos tasas de pobreza y
desocupación que eran inimaginables 50/60 años atrás en Argentina.
Ya en la década del 80 era infinanciable
un gasto público consolidado del orden del 30% del PBI. En esa década
tuvimos inflación, megainflación, hiperinflación, default y confiscación
de depósitos con el plan Bonex.
Hace décadas que los gobiernos no han
sido respetuosos de la propiedad privada. Ya en 1964, bajo la
presidencia del Dr. Arturo Illia y con Eugenio Blanco al frente del
ministerio de Economía, se confiscaron los depósitos en dólares que en
ese momento sumaban US$ 200 millones (equivalente a unos 1.650 millones
actuales) y se pesificaron los depósitos al tipo de cambio del mercado
libre. En ese momento la economía no estaba tan dolarizada como lo está
actualmente. El proceso de dolarización comenzó con mayor intensidad en
1975 con el rodrigazo, cuando mucha gente vio cómo perdía su patrimonio
luego de la ficción de la inflación cero de Gelbard.
Si uno observa el tamaño del mercado
financiero argentino, tomando el total de los depósitos/PBI se va a
encontrar con que es uno de los más chicos de Sudamérica e incluso que
la mayoría de los países de África.
El gráfico 1 muestra la relación
mencionada para una serie de países seleccionados. España e Italia las
elegí porque muchos argentinos somos descendientes de españoles e
italianos, y Australia la incluí porque en su momento estaba en
condiciones similares para comparar tasas de crecimiento. El resto de
los países son los de América del Sur.
El gráfico muestra claramente que
estamos en el último lugar del ranking de los países seleccionados, y
solo vamos a encontrar algunos países por debajo nuestro en África,
como, por ejemplo, Madagascar, Nigeria o Mauritania. Aunque estamos por
debajo de Botswana, Mozambique y Angola, por citar tres ejemplos al azar
de países que tienen sistemas financieros más grandes que el nuestro.
En su voracidad por financiar un nivel
de gasto público exorbitante e ineficiente, el populismo atacó no solo
las ganancias de las empresas y de las personas físicas, elevando el
nivel de presión tributaria hasta ser el país que más carga tributaria
le aplica a las empresas, luego de la isla de Comoras, en base a
mediciones del Banco Mundial, sino que también tiene una larga
trayectoria confiscando ahorros. El mencionado caso de los dólares
pesificados durante el gobierno de Arturo Illia en 1964, luego la crisis
de 1975 con el rodrigazo, la estatización de los depósitos que hizo
Perón en su tercer gobierno, el ahorro forzoso, el plan Bonex, el
corralito, el corralón, la pesificación asimétrica y la confiscación de
los ahorros que teníamos en las AFJP son algunos de los ejemplos que se
pueden citar para mostrar el continuo ataque a los ahorros por parte del
estado.
Dada
la destrucción monetaria que llevó a cabo el populismo, destruyendo 4
signos monetarios entre 1970 y 1990 y con este que está agonizando como
moneda, la gente decidió que su moneda es el dólar. Es la moneda en que
ahorra. Pero como el estado siempre está dispuesto a confiscar ahorros
en dólares, los recursos que van quedando en el sistema financiero son
los necesarios solo para hacer transacciones. Incluso de los depósitos a
plazo fijo, ya que más de uno hace depósitos a plazo fijo para ganarse
la tasa de interés postergando pago a proveedores.
¿Esto quiere decir que el argentino no
ahorra? En rigor sí ahorra pero en el exterior o atesora dólares en
cajas de seguridad o debajo del colchón.
¿Por qué el argentino ahorra en el
exterior? En general se lo presenta como el anti patria que fuga
capitales. Lo que busca la gente es seguridad jurídica. Países en los
que el estado no lo confisque directamente o con cargas tributarias
extravagantes, que siempre son presentadas como proyectos de políticos
solidarios, solidaridad que es auto solidaridad porque solo buscan
confiscar el fruto del trabajo ajeno para repartirlo entre su clientela
política y así tener votos. La política se ha transformado en un negocio
de tal envergadura en Argentina, que no se limita al sueldo de los
legisladores, ministros y demás funcionarios públicos. Parte del costo
de la política es el revoleo de planes sociales y empleo público que le
permite tener un caudal electoral asegurado. Al menos hasta que se
produzca el próximo estallido económico y social.
El absurdo resultado al que hemos
llegado con este populismo desenfrenado confiscador de ahorros,
ganancias y permanentes violaciones a la propiedad privada, es que el
argentino ahorra en bancos de países desarrollados, depositando sus
ahorros en esos países y, con esos ahorros, los bancos financian el
consumo y la inversión de los países desarrollados. O sea, nosotros que
cultivamos cada vez más pobreza, terminamos financiando el consumo y la
inversión de los países con ingreso per capita más alto.
Pero no es por maldad que la gente lleva
sus ahorros al exterior (me refiero a los ahorros fruto del trabajo
honesto) sino para protegerlos de las garras de los políticos.
Encima de tener un mercado financiero
mínimo, de los escasos depósitos bancarios que quedan, al menos un 40%
de los mismos se los lleva el estado con el endeudamiento del BCRA vía
LELIQs y Pases Netos. Así que quedan monedas para financiar algún tipo
de consumo.
Pero
la imaginación de los políticos argentinos llega a tal nivel de delirio
que algunos creen que el crédito se imprime, que es lo mismo que decir
que el ahorro no hace falta para que haya crédito.
El crédito existe porque alguien no
consume parte de sus ingresos y esa parte no consumida se la presta a
otro para que invierta y consuma a cambio de pagar una tasa de interés.
Como la gente no quiere ahorrar en el sistema financiero, economistas
que asesoran a gobiernos populistas consideran que, ante la falta de
ahorro genuino (ingreso no consumido) el crédito, que es la otra cara
del ahorro, se puede emitir en forma de billetes. Creen que la emisión
monetaria sustituye el ahorro genuino, con lo cual terminamos, como de
costumbre, en otros desbande inflacionario.
Desde el 10 de diciembre hasta fines de
junio el tesoro se financió, aproximadamente con $ 2,2 billones en
impuestos y $ 1,4 billones con emisión monetaria. O sea que la emisión
para cubrir el gasto público representó el 64% de los recursos
tributarios, con meses como abril y mayo en que la principal fuente de
financiamiento del tesoro fue la emisión de moneda.
Pero no solo aumentó la base monetaria
un 37% entre el 10 de diciembre y el 30 de junio, sino que, además, el
BCRA aumentó su stock de deuda remunerada un 115%, siendo la suma de
LELIQs y Pases Netos igual a la base monetaria al momento de redactar
estas líneas.
Esos $ 2,2 billones de LELIQs y Pases
Netos juegan contra los depósitos del sector privado. Si se libera el
mercado financiero y se termina la cuarentena, esta masacre de emisión
monetaria puede pasar una factura muy cara. En efecto, se juntarían: 1)
un stock de pesos emitidos que hoy la gente no puede gastar porque está
encerrada en sus casas y además no puede ir a la ventanilla de los
bancos a retirar el dinero en cualquier momento, 2) ese stock es moneda
no deseada por la gente y 3) si el gobierno sigue creyendo que va a
reactivar la economía aumentando aún más el gasto público, al stock de
moneda no deseada se le sumará el flujo de emisión por déficit fiscal
generando un caos monetario de proporciones.
Este dilema que tiene por delante la
economía argentina es fruto del populismo que destruyó el sistema
financiero, confiscando ahorros y destruyo la moneda, con lo cual el
argentino atesora dólares o los ahorra en el exterior escapando del
estado confiscador.
El kirchnerismo va a tener que obrar un
verdadero milagro para que no caigamos en otra gran crisis monetaria de
las que estamos acostumbrados ver estallar cada tanto fruto del
populismo que supimos conseguir.
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