Scalfarii Gaudium - Por Fray Gerundio
A punto de
terminar el año, para que no quede ninguna duda acerca de la tremenda crisis
que padecemos y al mismo tiempo nos vayamos preparando para las nuevas
demoliciones programadas para el año entrante, el ateo Scalfari nos ha regalado
una nueva Exhortación Ateo-Apostólica, que viene a
completar la del Papa Francisco. En realidad, más que a completarla, viene a
interpretarla según la hermenéutica del ateísmo que es muy parecida a la
de la continuidad (de la que, por cierto, ya no habla nadie). He de reconocer
que esta interpretación es la que más se acerca a la realidad, pues observo una
íntima sintonía con las palabras del documento pontificio. No es extraño,
viniendo de este periférico ateoescéptico, elegido hace unos meses para
dialogar sobre esos temas, en un ambiente de cordial amistad y complicidad. Ya
tuve que escribir entonces en esta misma columna el impacto que para
Scalfari representó la formulación de la frase Dios no es católico. Era
conveniente hacer esta entrevista, dados los méritos de este periodista que ha
machacado sistemáticamente a la Iglesia Católica y a los católicos italianos en
los últimos decenios.
Ciertamente, Scalfari no tiene que
hacer los requiebros y malabarismos que han hecho todos los medios católicos
con la Evangelii Gaudium. El enfrentamiento con el disparate
teológico-pastoral, se ha solucionado en dichas publicaciones filo-pánfilas,
con las elaboradas técnicas del no-quiso-decir-lo-que-dijo y las del aquí-no-pasa-nada
o el por-fin-se-entiende-una-exhortación-papal. Técnicas todas tan
burdas, como encaramadas en la mentira voluntaria. Así que por fin –y gracias a
un declarado ateo-, creo que podemos apreciar mejor esta obra maestra de los
Documentos Pontificios.
La base de la Scalfarii Gaudium
(se puede ver traducida al español, aquí), se fundamenta en que por fin, el Papa ha abolido el
pecado, después de tantos años de reformas que no llegaron al núcleo
fundamental. Scalfari hace un recorrido histórico-bíblico para ilustrarnos
sobre lo que era el Dios del Antiguo Testamento, lo que fue Jesús de Nazareth,
y lo que luego ha hecho la Iglesia con la figura de este tipo tan humanamente
maravilloso. No entiendo por qué les ha dado ahora a los ateos y enemigos
tradicionales de la Iglesia esta manía por Jesús de Nazareth y por adoctrinar a
los católicos sobre su verdadera doctrina y personalidad, pero lo cierto es que
las palabras del papa adquieren especial resonancia entre estos ateos,
emocionadamente embobados con el Pontífice y dándose codazos por nombrarle
hombre del año. El último nombramiento –por cierto–, viene nada menos que desde
el periódico El País. No digo más, porque es el que mis novicios llevan
siempre bajo el brazo.

Estaba yo en mi celda escuchando estas palabras, cuando ví con claridad que
ésta es precisamente la clave de la cuestión. Solamente se habla del pecado
para hablar de la misericordia. Pero el pecado está ahí. No se habla del
aborto, no se habla del divorcio, no se habla de la homosexualidad… sino para
hablar de la misericordia que hay que tener con todos estos. No se habla del
pecado como grave ofensa a Dios (hasta ahora no lo he escuchado nunca en estos
nueve meses), y solamente he oído hablar de ofensa a Dios cuando se maltrata la
naturaleza, cuando no se acoge a los inmigrantes o cuando se deja que maten a
los niños de la guerra (aunque a los muertos por el aborto se les deje de lado,
y no se diga una palabra sobre ello). Me parece que esto de la misericordia es otro
gran negocio, que da mucho de sí y que como el gran negocio de la
humildad, explota muy bien los sentimientos de los oyentes, aunque por
otra parte se les esté negando la verdadera doctrina. Es mucho más bonito
hablar de la misericordia que hablar del pecado y de la responsabilidad
personal. El Señor llego a decirle a Pilato sobre los judíos: Si no les
hubiera hablado, no tendrían pecado, pero porque he hablado por eso mismo ya no
tienen excusa de su pecado (Jn. 15, 22). Claro que Jesús de Nazareth no
había leído los dos últimos documentos Gaudii.
Así que mira por dónde, y en medio de
una cantidad disparatada de disparates, Scalfari parece que tiene razón. El
pecado fue abolido del lenguaje de la Iglesia hace cuarenta años en cuanto a
gestos y costumbres (la principal de ellas quitar los confesonarios de las
iglesias y conseguir una casi total unanimidad entre los sacerdotes de que no
hace falta confesar). Pero ahora, en esta nueva y feliz etapa, el pecado
también ha sido abolido con palabras oficiales. Máxime si todo ello va
adornado con una consideración pontificia muy peculiar sobre la conciencia
libre.
No quiero ponerme triste en este final de año. Tampoco quiero celebrar con jolgorio el comienzo del próximo. Creo que habría que encerrarse a orar, porque mucho me temo que va a ser de cuidado. Si estos nueve meses han sido infernales, no sé lo que pueda ocurrir en el futuro. Y luego dicen que los expertos vaticanistas auguran nuevos cambios fundamentales en la Iglesia para el 2014. ¡¡Se deben haber tenido que tomar unas cuantas píldoras para el dolor de cabeza, después de tamaña conclusión!!
No quiero ponerme triste en este final de año. Tampoco quiero celebrar con jolgorio el comienzo del próximo. Creo que habría que encerrarse a orar, porque mucho me temo que va a ser de cuidado. Si estos nueve meses han sido infernales, no sé lo que pueda ocurrir en el futuro. Y luego dicen que los expertos vaticanistas auguran nuevos cambios fundamentales en la Iglesia para el 2014. ¡¡Se deben haber tenido que tomar unas cuantas píldoras para el dolor de cabeza, después de tamaña conclusión!!
Yo considero que los expertos
vaticanistas no saben por dónde van los tiros. Mientras los ateos y enemigos de
la Iglesia alaban al Papa (porque saben muy bien por dónde van los tiros), y
los pánfilo-católicos hacen palmas y echan globitos focolares y encienden velas
judeo-catecumenales, (porque no quieren ver por dónde van los tiros o porque
les gustan los tiros así), los pobres tradicionalistas periféricos y
neopelagianos se echan las manos a la cabeza. Veremos quién tiene razón dentro
de no mucho tiempo.
Mientras tanto, voy a decirle a mi
Provincial que escriba a Roma para proponer a Scalfari como integrante del
Grupo de los 8 Cardenales, y que de paso se le conceda en febrero un capelo
cardenalicio. Seguro que le agradará recibirlo. Sería una verdadera muestra de
amor al diálogo con otros creyentes y no creyentes. Se lo merece, porque ha
sabido interpretar la Evangelii Gaudium mejor que todos los Cardenales de la
Santa Iglesia.
Visto en: http://tradiciondigital.es
Gracias a Maite C por acercarnos el artículo
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista